Neumann: La Gran Madre

1.

Esta segunda etapa mitológica en el mito de la Creación luego de la del Uroboros es la de La Gran Madre. la cual tiene tres etapas:

(1) El Yo bajo el dominio de la Gran Madre,

(2) Los dominios de la Madre Terrible y

(3) Las relaciones entre el hijo-amante y la Gran Madre.

Ellas reflejan un viaje psicológico de la evolución del Yo, desde su estado primitivo hasta una conciencia más diferenciada. Cada parte representa una fase crucial en la lucha del Yo por la autonomía frente a las fuerzas del inconsciente, simbolizadas por la Gran Madre. Veremos también que el arquetipo de la Gran Madre se asocia con la naturaleza, la fertilidad y la muerte.

Comencemos con la primera parte.

2.

(1) El Yo bajo el dominio de la Gran Madre

Puede parecer algo contradictorio que lo primero que se dice en esta sección del «yo bajo el domino de la Gran Madre» sea el efecto de la separación del Uroboros. Podría uno pensar que al nacer la consciencia, se libera del dominio de Uroboros. Pero es necesario ver que en el momento en que la consciencia nace, deja la tranquilidad y sufre el golpe de realidad de enfrentarse al mundo externo, pero que eso no significa que deje de estar bajo el dominio de la Gran Madre.

Bueno, y hecho ese comentario, dice el autor que cuando el Yo comienza a separarse del uróboros en esta nueva etapa, el Yo tiene que asumir una nueva actitud ante el mundo. 

La separación del Uroboros significa nacer y caer al mundo de la realidad, llena de peligros. Que como el Yo experimenta por primera vez el dolor, al lado del placer, se acaba la sensación paradisíaca y el mundo se vuelve ambivalente.

3.

La relación entre el niño y la madre simboliza la relación entre el Yo y el inconsciente. El inconsciente, en forma de madre, deja de ser sólo protección, para mostrarse también devorador. Y es que la Gran Madre personifica la dualidad de la naturaleza: nutrición y destrucción. Ante esto, la consciencia del Yo se siente completamente indefensa.

Expuesto a las fuerzas oscuras del mundo y del inconsciente, el ser humano ancestral debió sentir que la vida estaba llena de peligros, tanto en el mundo exterior, con sus enfermedades y muerte, como en el mundo interno, con espíritus de muertos,  demonios y brujas. 

Lo mismo siente el niño, que se enfrenta también al horror que proviene de un  mundo exterior contaminado con el interior, y que es expresión de la consciencia de un Yo débil que se enfrenta al cosmos. Por esto, el temor es un fenómeno normal en la psicología del niño.

(SIG)

P: ¿Qué dice Neumann sobre el carácter masculino o femenino de la consciencia de las mujeres? 

4.

R: Afirma que en estas primeras etapas hay que dejar claro algo paradójico y es que en la mujer al igual que en el hombre, la consciencia tiene un carácter masculino, al igual que el inconsciente es femenino en los hombres. Ojo a que no menciona que las mujeres tengan un inconsciente masculino.

Añade Neumann que «más adelante considerará el contraste existente entre el desarrollo masculino y el femenino». Y en un pie de página dice que «Esto no contradice la afirmación de Jung de que el Yo de la mujer tiene carácter femenino, y su inconsciente uno masculino. Que la mujer lleva a cabo parte de su lucha heroica con la ayuda de su conciencia masculina, o sea de su “animus”, pero para ella esta lucha no es la única ni la final.  Que, sin embargo, el problema de la “conciencia matriarcal” de la que habla acá, sólo será abordado por él en otra obra, que supongo que es en la de La Gran Madre.

Entoncea. lo reitero para que quede claro: eso significaría que Neumann plantea que hombres y mujeres, en esta primera etapa, tienen una consciencia masculina. Pero que con el correr de los años, en las mujeres se llevaría a cabo un cambio, pues ellas pasarían de esta situación inicial a lo contrario: a tener una consciencia con carácter femenino y un inconsciente con carácter masculino (que sería el Animus). ¿Están de acuerdo con que el planteamiento de Neumann implica ese cambio en las mujeres, según lo leído?

Así que en esta etapa se resalta la lucha del Yo por diferenciarse y emanciparse del dominio maternal, que es algo que analiza Bachofen. 

5.

Johann Bachofen (nació en 1815 y murió en 1887) fue un jurista, antropólogo, sociólogo y filólogo suizo, teórico del matriarcado. Fue uno de los principales representantes de la antropología, sobre todo en el estudio del símbolo, específicamente en el mito. Investigó sobre antiguas religiones basadas en deidades femeninas y el culto a la fertilidad.

En su obra más célebre, El matriarcado: una investigación sobre la ginecocracia en el mundo antiguo (1861), planteó que el matriarcado fue el régimen más antiguo y que existió una mitología —de índole femenina— sobre la madre originaria. 

5.

Bachofen identifica varias características de estas sociedades matriarcales:

  1. Eran matrilineales, donde la herencia y la descendencia se trazaban a través de la línea materna;
  2. Eran matrilocales, con hombres mudándose a las comunidades de sus esposas tras el matrimonio;
  3. Y eran teocráticas, con la adoración de diosas que simbolizaban la fertilidad y la tierra.

(SIG)

P: ¿Creen  o saben ustedes que existieron sociedades matriarcales como Bachofen las describió?

……

R: No. La existencia de sociedades matriarcales tal como Bachofen las describió no está comprobada y es vista con escepticismo por la mayoría de los investigadores actuales. Sin embargo, lo que si hay es un reconocimiento de la importancia y el poder de las mujeres en muchas culturas antiguas a través de roles religiosos, sociales y económicos significativos.

Pero independiente de estas comprobaciones, las referencias de Neumann a Bachofen subrayan mitológicamente la importancia de los arquetipos maternos en la psique colectiva. Este autor utiliza conceptos de Bachofen para ilustrar la manera en que la figura de la Gran Madre simboliza fuerzas tanto creativas como destructivas, reflejando la complejidad de la experiencia humana y el proceso de individuación. 

7.

Neumann explica que el matriarcado de Bachofen representa mitológicamente la etapa urobórica en que la consciencia del Yo aún no está desarrollada y todavía está inmersa en el mundo, y de ahí el predominio del simbolismo de la naturaleza y la vegetación.

Esta etapa del uróboros matriarcal se caracteriza por la dependencia del Yo y de la conciencia con respecto al inconsciente. Esta etapa de desarrollo está gobernada por la imagen de la Madre Diosa con el Niño Divino, que enfatiza la naturaleza indefensa del niño y el lado protector de la madre, que en el caso de María, protege al niño Jesús huyendo de Herodes. Sin embargo, el niño termina sufriendo el mismo destino que los  adolescentes amantes de la etapa siguiente, y es que termina asesinado. Es decir, Jesus termina crucificado.

Al hablar de este niño divino, Neumann da créditos al libro que estudiamos de Introducción a la esencia de la mitología, de Jung y Kerenyi, mencionando que complementa y enriquece su investigación en aspectos importantes, aunque también señala las diferencias con Kerenyi. Por eso fue que yo propuese que leyeramos antes esas dos obras, porque están absolutamente relacionadas. Neumann resalta concretamente la orientación que para sus planteamientos tuvieron los textos junguianos sobre el arquetipo del niño, concretamente los caítulos sobre el “hermafroditismo del niño”, el “niño en el comienzo y el final” y la “invencibilidad del niño”.

8.

Se pueden diferenciar tres fases del desarrollo de la consciencia:

1) Fase embrionaria
2) Fase infantil
3) Fase adolescente

En esta última fase, la conciencia comienza a discriminarse como un Yo individual separado, pero el uróboros maternal lo eclipsa y lo absorbe. Este regreso se vuelve cada vez más difícil, en la medida que las demandas por su propia existencia independiente se hacen más presentes. Esa dificultad se manifiesta en la tristeza que domina la vida del Yo adolescente. 

En esta tercera fase, el Yo ha alcanzado ya un cierto grado de autonomía. Aunque las dos etapas anteriores han sido ya superadas, y el adolescente ya no se enfrenta al uroboros como un niño, todavía no se ha librado de su protección. El carácter urobórico de la Gran Madre se evidencia en forma andrógina, como es el caso de la diosa barbada de Chipre. Acá vemos una escultura de ella, que revela su carácter urobórico en la no diferenciación entre lo masculino y lo femenino. Sólo posteriormente este híbrido será reemplazado por figuras inequívocamente sexuales. Pero acá, como vimos en algunos mitos, el cielo y la tierra aún no se han despegado.

9.

El camino a seguir es que gradualmente se irá convirtiendo en un sistema independiente y la consciencia se convertirá en auto-conciencia. Y el Yo, emergerá como el centro de esa conciencia y se volverá un Yo que que reflexiona y que tiene conocimiento de él mismo. 

Esta temprana etapa de las relaciones conciencia-inconsciente está reflejada en la mitología de la Gran Madre y su conexión con el hijo-amante, que veremos luego. Es decir, que la figura del hijo-amante es la etapa que sigue a las etapas del embrión y del niño. Pero que aún no es lo suficientemente fuerte como para lidiar con esa Gran Madre, ya que sucumbe a ella en la muerte y es devorado. 

10.

 Un ejemplo colombiano de esta situación es el mito chibcha de Bachué. Dice así:

“Bachué o Fuachogua, que en lenguaje chibcha significa mujer buena, salió de la laguna en unión de un niño de edad de tres años. Descendieron ambos al llano de Iguaque. Allí construyeron un bohío y vivieron juntos durante algunos años. Cuando el muchacho llegó a la pubertad, Bachué lo tomó por esposo. De cada parto nacían cuatro o seis hijos. Recorrieron el mundo y lo poblaron de habitantes con los hijos que procreaban.

Sintiéndose ya viejos, volvieron a Iguaque donde permanecieron por un tiempo más tarde. Un día invitaron a los moradores de este caserío a que los acompañaran a la laguna. Una vez estuvieron los asistentes en el lago, Bachué les habló largamente. Les recomendó que guardaran paz, respetaran las leyes que les había dictado, que rindieran culto a los dioses chibchas y les predijo que sus tierras serían invadidas por hombres extranjeros.

Todos se despidieron con lamentos y lágrimas. Ambos esposos se sumergieron en las aguas y se convirtieron en dos gruesas y largas serpientes que todavía se hallan en el fondo de la laguna”.

Así que en nuestro mito, el hijo se vuelve amante pero al final no muere.

11.

Neumann se basa en Bachofen cuando afirma que en esta etapa, la madre se convierte en la terrible Diosa Muerte, que juega al gato y al ratón con su hijo. Que el principio masculino aún es juvenil y no tiene todavía un carácter paternal que equilibre el carácter femenino maternal.

Cita directamente a Bachofen cuando dice que: «La madre es anterior al hijo… la creatividad masculina sólo aparece después como un fenómeno secundario. Masculino y femenino no aparecen en simultáneo, no son de la misma categoría… La mujer es primero, el hombre es sólo lo que brota de ella…» 

«Siempre la misma Gran Madre se empareja con hombres siempre nuevos… la existencia y naturaleza del poder masculino se evidencian sólo a través del hijo. Aquí radica la subordinación del principio masculino al de la madre… La mujer primero existe como madre, y el hombre primero existe como hijo». 

«Cuando un hombre nace del vientre de una mujer, la mujer misma se maravilla ante la nueva aparición, ya que ella reconoce en la forma de su hijo la imagen del poder fecundador al que ella le debe su maternidad».

Como ven, Bachofen sostiene que la preeminencia de lo femenino sobre lo masculino es fundamental en la constitución social y cultural, argumentando que la maternidad precede y fundamenta cualquier rol o identidad masculina.

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Añade Neumann que en ese sentido los jóvenes amantes son sólo zánganos que sirven a la abeja reina, y que son eliminados tan pronto han cumplido con su deber de fecundarla. Que la Gran Madre no está en absoluto interesada en el joven, sino en el falo del cual él es portador. 

Y referencia una de las representaciones más tempranas de las fiestas de fertilidad en una pintura neolítica de Cogul, España, y es esta en la que se muestra a nueve mujeres danzando alrededor de un joven con falo. 

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Resalta luego la relación mitológica entre la madre y las serpientes. Dice que la serpiente es un símbolo del falo fertilizador, y que ese es el motivo por el que la Gran Madre  aparezca tan asociada con las serpientes. 

Que la figura humana final de la Virgen humana con el niño humano, tiene entre sus antecedentes las figuras de la madre humana acompañada de la serpiente, o del niño y la serpiente.

Así, esa Gran Madre es un símbolo del falo fertilizador, motivo por lo cual a menudo aparece asociada con las serpientes. Y eso sí ocurre en el mito de Bachue, ya que ella y su hijo-esposo volvieron a la laguna, transformados en serpientes.

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Caracteriza luego a los amantes de las Diosas Madres, los cuales tienen ciertos rasgos en común: todos ellos son jóvenes cuya belleza es tan llamativa como su narcisismo. En la tercera parte veremos más tarde el ejemplo de Narciso, precisamente. Estos muchachos contrastan mucho con las posteriores figuras de la mitología, pues estos jóvenes son carentes de fuerza y carácter, faltos de toda individualidad e iniciativa. Dice Neumann que la Madre Diosa ama a estos jóvenes únicamente por su falo. Al castrarlos, toma posesión del falo y se convierte ella misma en generadora. 

Sólo posteriormente la fertilidad con sus espantosos ritos de castración va a ser reemplazada por el motivo del amor. Entonces encontraremos historias sobre aventuras de dioses y diosas con mortales, lo que definirá arquetípicamente el momento en que el Yo adolescente logra por fín soltarse del predominio de la Gran Madre. 

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Y se pasa a otro aspecto importante. Y es que ser madre y virgen parece una contradicción, pero Neumann hace ver que no lo es mitológicamente.

P: ¿Qué simboliza mitológicamente la dualidad de la Gran Madre como madre y virgen en el contexto del arquetipo femenino? 

(SIG)

R: Esa dualidad como madre y virgen simboliza la independencia y autosuficiencia de lo femenino, libre de la dependencia de lo masculino. Esta figura arquetípica representa la plenitud y la totalidad del principio femenino, capaz de generar vida y transformación por sí misma.

La Gran Madre es una virgen, en un sentido diferente al que le asigna el patriarcado, que la malinterpretó como símbolo de castidad. Mitologicamente, ella es una virgen en el sentido de no estar relacionada ni ser dependiente de ningún hombre. Por eso, la diosa de la fertilidad es a la vez virgen y madre.

Y otra pregunta:

(SIG)

P: ¿Por qué los sacerdotes y ministros de la Gran Madre son eunucos según Neumann?

16:

R: Todos los jóvenes amantes de la Gran Madre terminaban muertos. Sólo los sacerdotes escapaban de morir, porque al castrarse ellos mismos voluntariamente, se sometían a una muerte simbólica en nombre de ella. Así que los sacerdotes escogidos por la Diosa Madre son eunucos porque han sacrificado el falo, que es para ella lo más importante. Este fenómeno de la castración es asociado por primera vez, en esta etapa, con la Gran Madre. Dice Neumann que para la Gran Madre, amar, morir y ser emasculado es la misma cosa.

Pero acá Neumann dice que hay que dejar claro que cuando se habla mitológicamente de castración, se está refiriendo a una castración simbólica, y nunca a un complejo de castración personal.

Ahora, como la Gran Madre es la madre de todo lo que ha nacido o está por nacer, ella desea a un hombre que represente un medio para lograr el fin de procrear. Dice el autor que la diosa de la fertilidad es la prostituta sagrada que no pertenece a ningún hombre, pero que está lista para entregarse a cualquiera de ellos. Esto lo amplía bastante una junguiana autora del libro «La prostituta sagrada» (Nancy Quals-Corbett)

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Una característica esencial de esta etapa del Yo adolescente es que la Gran Madre tiene una doble fascinación, pero se trata de fascinaciones negativas. La primera es que es una Gran Madre sangrienta y salvaje. La segunda es su poder como hechicera y bruja.

El autor amplía lo anterior diciendo que su vínculo con la fertilidad hacía que el vientre de la tierra pidiera ser fertilizado, y que los sacrificios de sangre y cadáveres eran sus alimentos preferidos. De ahí que los ritos a ella fueran sangrientos y acompañados muchas veces de orgías.

Estos sacrificios humanos por la fertilidad ocurrían en muchos lugares. Y es que en todas partes, la sangre desempeñaba un rol fundamental en estos rituales de fertilidad, pero dice Neumann que harámos mal en considerarlos como crueles.

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P: ¿Cómo se relaciona la percepción ancestral de la conexión entre la mujer, la sangre y la fertilidad?

(SIG)

R: El fenómeno básico detrás la conexión de la mujer con la sangre y la fertilidad es el cese de flujo menstrual durante el embarazo.

Creían que la tierra necesitaba beber sangre si se deseaba que fuera fértil, y por lo tanto eran necesarias ofrendas de sangre.

Así que, según la mirada de los ancestros, el embrión se creaba mediante el cese del flujo menstrual durante el embarazo. 

La sangre significaba vida para ellos, pero igual creían que significaba muerte. 

(SIG)

Un ejemplo de este tipo de diosas era Neith. Ella a la vez que era la primera gestadora de vida, era una diosa de la guerra.

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En los tiempos antiguos, una víctima humana, ya fuera dios, rey o sacerdote, era siempre ofrecida en sacrificio para asegurar la fertilidad de la tierra.

Muerte, desmembramiento o castración era el destino del dios juvenil portador del falo. Había un ritual de fertilidad que consistía en el desmembramiento del cadáver del Rey de la Estación y el entierro de sus partes. Guardar el falo y embalsamarlo eran una garantía de que la tierra iba a ser fértil, y por eso era otro ritual de fertilidad. Eso lo vamos a ver más tarde en el mito de Isis y Osiris.

Dice Neumann que castración, muerte y desmembramiento eran todos equivalentes. Y que los tres se relacionaban con la descomposición de la vegetación.

20.

El sacrificio sacerdotal del cabello es igualmente un símbolo de la castracion. Por eso, la tonsura en los hombres es una antigua señal de sacerdocio. La ausencia de cabello siempre está asociada con abstinencia sexual y celibato, o sea, con una autocastración simbólica. Es decir, cortarse el cabello y castración son la misma cosa.

Dice Neumann que el sacerdote, al usar ropa de mujer, lo que aún se acostumbra en los sacerdotes católicos, el sacrificio era llevado al punto de la identificación. Es decir, como representante de la Gran Madre, se convertía en una mujer que usa sus vestidos.  

(SIG)

Y que el equivalente en la mujer es el sacrificio de su castidad. La devota se conviertía en propiedad de la Gran Madre y finalmente se transformaba en ella. 

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La Gran Madre no es solamente peligrosa, sino que es infinitamente deseable. Es la diosa que conduce a la locura y fascina, la seductora y la que proporciona placer, la soberana hechicera, acompañada su presencia por la fascinación del sexo y la orgía de embriaguez.

(SIG)

P: ¿Según Neumann. qué diferencia hay entre el incesto urobórico (de la etapa embrionaria) y el incesto en la etapa adolescente?

(SIG)

R: Mientras que el incesto urobórico de las primeras etapas significaba disolución y extinción, porque tenía carácter total y no genital, el incesto en la etapa adolescente es sexual y restringido absolutamente a lo genital.

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En la etapa adolescente, van juntos el culto al falo, la sexualidad y con el asesinato del falo, o sea, la castración.

Se reitera la diferencia entre los dos incestos: Cuando en el incesto adolescente, el Yo se rinde y regresa al vientre de la Gran Madre, no está volviendo al incesto urobórico de la 1° etapa, sino que se trata de un incesto sexual que causa la muerte, lo cual es característico de esta nueva etapa.

Aquí la sexualidad significa la pérdida del Yo y ser dominado por la mujer, que es una experiencia arquetípica en la pubertad. El sexo es experimentado ante una Gran Madre hechicera. Además, la amenaza de muerte y castración siempre está presente. Y esa amenaza no es sólo para su hijo amante sino que cualquier hombre que la fecunde, corre el riesgo de morir.

22.

Y pasamos ahora a la segunda etapa de:

(2) Los dominios de la Madre Terrible

 

En esta segunda parte sobre la Madre Terrible, el autor toma como ejemplo el mito de Osiris e Isis, el cual permite ver las huellas de la transición del  matriarcado al patriarcado. En el mito, Osiris, Isis y Set son hermanos. En el vientre materno, Isis y Osiris habían sido inseparables. Osiris llegó a ser un rey amado en Egipto y se casó con su hermana Isis.

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Set, envidioso de Osiris, cortó su cuerpo en pedazos que luego esparció por todo Egipto. Isis, su hermana y esposa lo buscó, lo encontró, y usó su magia para lograr dar a luz a su esposo muerto. Además, dice Neumann que, al nacer Osiris de Isis, ella probaba que era, al mismo tiempo, la madre de su hermano-esposo.

24.

Hay un hecho bien particular luego, y es que Isis encuentra y rehace el cuerpo de Osiris, menos su falo.

Por eso, ella lo reemplaza por un falo de madera con el cual el fallecido Osiris la embaraza y tiene a Horus. Dice Neumann que eso implica que para Horus, era más significativo que Isis fuera su madre que Osiris su padre. Representa más una masturbación creativa que el nacimiento de una pareja.

Así que de esta fecundación nació Horus, quien creció para vengar la muerte de su padre, por lo que se enfrentó a Seth en varias batallas. 

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Veamos las distintas situaciones que manifiestan lo terrible de la Gran Madre Isis. El primer aspecto terrible de Isis se revela en que Osiris, su hijo-esposo-hermano, que renace gracias a su ayuda, permanece castrado, pues su falo nunca fue descubierto.

26.

Luego, hay una 2° muestra de ser Isis una Gran Madre terrible y que es además su primera incongruencia que contradice su rol como esposa y madre. Sucede cuando acompañando a su hijo Horus en batalla contra Set, el asesino de su padre, Isis está a punto de clavarle su lanza a Set, cuando éste clama misericordia, recordándole que es su hermano y ella lo deja vivo.

Dice el autor, que en ese momento Isis renuncia a su dominio matriarcal, marcando la transición al patriarcado. El punto de vista  patriarcal, opuesto al matriarcal, está en permitir entregar el poder a su hermano, en lugar de entregarlo a su hijo. Dice Neumann que hay en ese momento una regresión de Isis a la relación fraterna sobre la conyugal y materna, y representa la transformación de la Gran Madre en una figura materna patriarcal

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Se muestra otro aspecto terrible de Isis cuando ella interviene en la batalla  entre Horus y Set, hiriendo primero con su lanza a su hijo, error que ella repara de inmediato  

29.

Posteriormente, Horus va a terminar decapitando a la terrible Gran Madre Isis. Pero el aspecto espantoso de ella es transformado. Thoth, el dios de la sabiduría, le proporciona entonces la cabeza de vaca, símbolo de la madre buena, y ella se convierte en Hathor. Como tal, ella es la madre buena y esposa sumisa de la época patriarcal. Su poder es delegado a su hijo Horus, heredero de Osiris. Y ese es el final del proceso y es que su lado terrible ha sido reprimido en el inconsciente.

30.

Luego Neumann establece una conexión entre los mitos de Osiris y Bata resaltando temas comunes como la transformación y el renacimiento asociados con rituales de fertilidad. Osiris es encerrado en el troco de un árbol y luego llevado de regreso a Egipto; Bata, después de sufrir varias transformaciones, renace como su propio hijo y llega  ser rey de Egipto.

El árbol fue en Egipto símbolo del amante juvenil. Y el simbolismo del árbol, la castración, y la muerte, seguida de renacimiento, son cruciales en ambos relatos, reflejando el ciclo de vida, muerte y regeneración que subyace a la adoración de la Gran Madre y al culto a los muertos.

31.

Luego, la relación entre la Gran Madre y la sociedad patriarcal es examinada a través de mitos cananeos y creto-micénicos, que son más primitivos que los egipcios. Neumann presenta los mitos de otras tres diosas, Asera, Anat y Astarté, que son también otras manifestaciones del arquetipo de la Gran Madre en esta misma etapa. Al igual que Isis, las tres son madres y hermanas, destructoras y colaboradoras.

También en algunos casos de la mitología cananea, las deidades son andróginas, en que los rasgos masculinos en la mujer aún coexisten junto con los rasgos femeninos del varón. Dice el autor que eso muestra el dominio de la Gran Madre y la poca diferenciación del principio masculino.

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Se subraya luego la importancia de las representaciones pictóricas para comprender la religión Creto-egea, destacando el papel central del arquetipo de la Gran Madre como deidad dominante de la naturaleza, venerada en cuevas, y cuyos rituales eran oficiados por mujeres sacerdotisas.

Esa figura materna, señora de montañas y animales salvajes, asociada con serpientes, pájaros y especialmente el toro, destacan en su culto, revelando una profunda conexión con la fertilidad y el ciclo de vida y muerte. 

33.

Neumann interpreta el toro en la mitología cretence como símbolo del dios-amante de la Gran Madre, el cual era sacrificado con un labrys o hacha de doble filo. Que la forma primitiva de ese instrumento se conservó en los cuchillos con los que los sacerdotes galos de Asia Menor se castraban a sí mismos. Que posteriormente (afortunadamente), la castración y el desmembramiento ya no fueron ejecutados sobre víctimas humanas, sino sobre animales.

Se sugiere que los sacrificios humanos al Minotauro en Creta evolucionaron desde prácticas más antiguas de sacrificio y renovación del rey, en que inicialmente el sacrificado anualmente era el mismo, el propio rey. Con el tiempo, este acto se sustituyó primero por víctimas humanas y luego por animales. Este cambio simboliza la transición de un matriarcado centrado en la figura de la madre-diosa a un patriarcado con un poder concentrado en el rey.

34. 

Luego sigue un extenso texto en el que Neumann analiza la forma en que Heródoto rastrea los orígenes de los tardíos misterios griegos en Egipto vía Fenicia. Menciona que está comprobada la continuidad cultural que se extiende desde Libia y Egipto, vía la Fenicia cananea y Creta, hasta Grecia. Cuenta el mito de Cadmo, fundador de Tebas, y sus hijas en cuyos relatos se manifiesta también el terrible poder mitológico de la Madre Diosa. Y en el que una vez más, sucede la transformación animal, el desmembramiento y la muerte. 

35.

Bachofen muestra un punto de quiebre en las costumbres con Hipermnestra.

P: ¿Recuerdan quién fue Hipermestra y por qué fue una virgen madre emancipada según este mito griego?

(SIG)

R: La historia es que las Danaides tenían que asesinar a los maridos a los que les obligaban a aceptar. E Hipermestra fue una virgen-madre “emancipada”, pues es la única que, en contra de lo ordenado no asesina a su marido. Con ella, la relación amorosa en la mitología comienza a ser un asunto de decisión personal. Ella se convierte en la primera madre de héroes como Perseo y Heracles, que terminan con el poder negativo de la Gran Madre e instauran una cultura masculina. 

El mito completo es que Dánao y Egipto eran hermanos hostiles uno contra el otro (como Osiris y Set). Egipto tuvo 50 hijos, conocidos como los egipcios, mientras que Dánao tuvo 50 hijas, conocidas como las Danaides. Hipermestra era una de las Danaides. Egipto quizo que sus hijos se casaran con las hijas de Egipto, como una forma de extender su influencia y poder.

Según el mito, Dánao ordenó a sus hijas matar a los esposos (a los 50 hijos de su hermano Egipto), en la noche de bodas, para evitar una profecía que decía que uno de los hijos lo iba a matar a él, a Dánao. Hipermestra, sin embargo, desobedeció a su padre y no mató a su esposo, Linceo, porque se enamoró de él. Así que Linceo se convierte en el único sobreviviente de los 50 hijos de Egipto. Y más tarde, Linceo mata a Dánao como venganza por el plan de ordenar asesinar a sus hermanos. Y así se cumplió la profesía. Esa es la historia completa.

36.

Existen numerosas representaciones de estas diosas mostrando sus genitales como una forma de exhibicionismo ritual. Acá no se trata de diosas bárbaras sino estratos profundos de la adoración de la Gran Madre.

Ella es la diosa del destino, la sabiduría, la muerte y el inframundo. La Gran Madre, como figura central de los cultos de fertilidad, encarna la dualidad de la vida y la muerte, siendo venerada a través de prácticas que mezclan las orgías con los sacrificios.

37.

Entre los símbolos del abismo devorador de la Gran Madre está el vientre en su aspecto aterrador, las cabezas de la Gorgona y la Medusa, y la araña come-hombres.

El vientre abierto es el símbolo de la madre urobórica, especialmente cuando está conectado con símbolos fálicos. El vientre que se cierra y que castra y las serpientes que se retuercen alrededor de la cabeza de la Medusa constituyen elementos agresivos fálicos que caracterizan el temible aspecto del vientre urobórico. Este peligroso aspecto se ve también resaltado por el tejido, de las Moiras, que tejen el tapiz del destino.

Dondequiera que el aspecto dañino de la Gran Madre predomine y donde su falo destructivo aparezca junto a su vientre, el uróboros se encuentra presente. En todos estos casos, la etapa adolescente del Yo todavía no ha sido superada, y tampoco el Yo se ha vuelto independiente del inconsciente.

 

38.

Y pasamos ahora a la tercera etapa, que es la de

(3) Las relaciones entre el hijo-amante y la Gran Madre

P: “¿Cómo evoluciona la relación entre el Yo y la Gran Madre en esta nueva etapa de convertirse el Yo en hijo-amante?

(SIG)

R:

En resumen: A medida que el Yo se diferencia más del Isc, ese Yo transforma su relación con la Gran Madre hacia una dinámica de hijo-amante.

Este cambio refleja un avance hacia una mayor diferenciación y una conciencia más compleja.

Pero esta nueva relación también presenta sus propios desafíos, como la lucha del Yo por no ser consumido ni dominado por el poder del Isc maternal.

39.

Pero analicémoslo más en detalle…

…porque podemos distinguir dos etapas en el vínculo del amante juvenil con respecto a la Gran Madre.

(a) La etapa más temprana está marcada por una rendición al poder de la madre urobórica, por lo que es una etapa en que los dioses juveniles están condenados a morir. Esta etapa se caracteriza por la completa impotencia frente a esta madre, y es porque la masculinidad y la consciencia aún no han alcanzado la independencia suficiente.

(SIG)

(b) Y la transición a la siguiente etapa está conformada por los llamados  «luchadores». En ellos, aparece un primer momento de temor a la Gran Madre (que es el primer signo de centroversión del Yo), temor que se traduce en huidas y resistencias. Y dice Neumann que la principal huida es la autocastración y el suicidio. Esa resistencia conduce a lo que más desea la Gran Madre, que es el sacrificio del falo. Mitológicamente, esta huida de ella puede verse en figuras como Narciso, Penteo, e Hipólito:

40.

P: ¿Por qué ese enamoramiento de sí mismo puede verse como un progreso en el desarrollo de la consciencia?

(SIG)

R: Narciso, que resiste los amores de la diosa Némesis, es castigado por ella. En otras versiones, el castigo viene de la ninfa Eco y en otra es la diosa Afrodita. El castigo es encapricharse con su propio reflejo. En el fondo, ese gusto por sí mismo representa algo positivo pues es la tendencia de una consciencia del Yo a darse cuenta de sí misma. Es el primer paso para la autorealización y la autoconsciencia. Esa autoreflexión es una característica tanto de la fase histórica de la pubertad de la humanidad como de la pubertad del individuo.

Neumann dice que las ninfas que persiguen a Narciso tratando de enamorarlo no son más que Afrodita en forma personalizada, y que resistirse a ellas es resistirse a la Gran Madre. Acá simplemente está fragmentándose el arquetipo de Afrodita en las ninfas.

En la segunda parte del libro se profundizará en esta importante fase psicológica de la fragmentación de los arquetipos en su relación con la  consciencia. Pero en el caso de Narciso, el hecho de que la Gran Madre se valga del capricho de él por su propio reflejo la convierte en una madre peligrosa.

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Otro ejemplo de jóvenes «luchadores» es Penteo, quien tampoco puede cumplir el acto heroico de liberarse. Él intenta con la ayuda de su madre, que era pariente de Dionisos, oponerse a las orgías dionisíacas, pero ambos son arrollados por este dios. (Esto ya lo había mencionado yo hace un par de sesiones)

Presa de la locura, Penteo se viste con ropas de mujer y se une a las orgías, en donde su madre, completamente loca, lo confunde con un león y lo destroza  en pedazos. Después ella lleva su cabeza ensangrentada a casa. De este modo, su madre, se convierte en la Gran Madre y el destino arquetípico se ve cumplido.

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El tercer ejemplo es el del casto Hipólito, que era un gran amante de la caza y veneraba a Artemisa, la diosa virgen de la caza. Y como era tan casto, detestaba a Afrodita, diosa del amor. Ella, en venganza, hizo que Fedra, su madrastra, se enamorara locamente de él. Pero cuando la mujer se le ofreció a Hipólito, este la despreció. La madrastra se quejó ante su padre Teseo y luego se suicidó. Por eso, Teseo maldijo a su hijo. Entra en escena otro Dios que es Poseidón quien le hace una promesa a Teseo, y es que llevará a Hipólito a la muerte.

Y efectivamente, cuando Hipólito va con sus caballos, Poseidón envía un toro monstruoso que sale el mar y que asusta a los caballos de Hipólito, y hace que arrastren y maten a Hipólito. Así, con ayuda de Poseidón, Afrodita logra vengarse de él por haberla rechazado. Es decir, por el creciente orgullo de la consciencia del Yo ante el inconsciente. Dice Numann que existe un simbolismo importante en esta historia: La «castidad» de Hipólito significa la aparición, en la consciencia, de una masculinidad «superior», y opuesta a la masculinidad inferior «fálica».

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En estos tres casos se ve que la centroversión se manifiesta en sus inicios de modo negativo, en la forma de huida y resistencia. Y es que esta actitud negativa del Yo todavía no está dirigida en contra de la Gran Madre, como veremos que sucede más adelante con el héroe, sino que se vuelve en contra del Yo mismo como autodestrucción, automutilación y suicidio.

Así que esta etapa de los luchadores marca el inicio de esa etapa tan importante de la separación del Yo consciente del inconsciente. Pero es apenas el inicio, pues este Yo aún no es lo suficientemente estable como para alcanzar la separación de los Primeros Padres, ni la victoriosa lucha del héroe.

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Reiterando el relato que vimos antes de los hermanos Osiris y Set, que son hostiles uno contra el otro, este tema pertenece también al simbolismo de la Gran Madre. Otro ejemplo semejante es el de Caín y Abel.

Esta temática mitológica aparece cuando el hombre conquista la autoconsciencia, al dividirse en dos elementos opuestos: uno destructivo y el otro creativo. Esta aparición del conflicto entre los hermanos gemelos marca una importante etapa en el camino hacia la disolución final del uróboros, hacia la separación de los Primeros Padres y hacia la consolidación de la consciencia del Yo.

Y como los arquetipos operan en el pasado y en la actualidad, Neumann da el ejemplo de la obra de Robert Louis Stevenson, Dr. Jekyll y Mr. Hyde, que es una representación moderna de la lucha mitológica entre los hermanos gemelos Set y Osiris.

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Pero a mí no me cuadró mucho el caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde porque no son hermanos. Pensé más en Edgar y Edmundo en la obra «El rey Lear» de Shakespeare. En esa obra, Edmundo es el hijo ilegítimo (bastardo) del conde de Gloucester, mientras que Edgar es su hijo legítimo. Edmundo, resentido por su estatus de bastardo y buscando reconocimiento, arma un engaño contra Edgar para desacreditarlo ante el padre, y poder tomar la posición del otro. Edmundo manipula al padre haciéndole creer que Edgar planeaba matarlo, lo que hace que Edgar tenga que huir y vivir como un proscrito. Esa rivalidad entre hermanos muestra que la temática de conflictos filiales son universales y atemporales.

¿De qué manera esa rivalidad representa un avance de la consciencia? Pues que como  el hombre ya no se ve confrontado con el poder superior de la Gran Madre, sino con otro hombre que le es hostil, esta situación conflictiva se convierte en una situación en la que la autodefensa contra la Gran Madre se hace posible por primera vez.

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Pero hemos visto que este desarrollo psicológico corresponde también a un cambio mitológico en los rituales de fertilidad, que es el telón de fondo de estos mitos. El proceso es el siguiente:

1.Inicialmente, el joven rey de la fertilidad era asesinado, su cadáver cortado en pedazos y esparcido por los campos, y su falo era momificado.

2. Con el surgimiento de la deidad madre, la Reina Tierra celebraba su matrimonio anual con el joven rey.

3. Luego, el sacrificio del rey fue reemplazado por un combate, en el que al rey se le permitía luchar por su vida: si era vencido, era sacrificado, pero si vencía, su oponente moría en lugar de él.

… Posteriormente, cuando el matriarcado se transformó en patriarcado, se celebraba anualmente un rito de renovación, y el rey conservaba la vida gracias a los sacrificios de humanos o animales.

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Y esta es la reflexión final en este capítulo. La lucha entre la consciencia del Yo y el inconsciente termina cuando, en una fase posterior, lo femenino queda relegado por el patriarcado como mero recipiente, y lo masculino, al reproducirse él mismo, se convierte en agente de su propio renacimiento.

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Pero miremos la etapa de transición que lleva a este último final del renacimieto de lo masculino.  

La fuerza regeneradora de la madre coexiste al lado del principio masculino. Ella produce lo nuevo, pero el núcleo de la personalidad masculina no es afectado por la fuerza regeneradora de la madre. En contraste con el terrible incesto urobórico, donde el Yo se disolvía, ahora, el Yo fortalecido se lanza adelante hacia una vida que trasciende la muerte y la atraviesa hasta llegar a una nueva vida. De ahí ese renacimiento final de lo masculino.

Con esto llegamos a la siguiente etapa en la evolución de la consciencia, concretamente, la etapa de la Separación del Mundo Parental, que veremos en la próxima sesión

 

 

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