Neumann: Mito Uroboros

1.

De nuevo, recuerden que esta lectura también hace parte de la temática general de «Kerenyi, Jung y Neumann: Mitología, arquetipo del niño y desarrollo de la consciencia.

2.

La lectura de Neumann que vamos a empezar hoy está en la primera parte de su libro “Los orígenes e historia de la consciencia”, que se titula «La etapas mitológicas en la evolución de la consciencia». Y comenzaré concretamente con la Parte A, que se llama La Unidad Original.

Considero que en esta obra, Neumann amplifica el motivo del arquetipo del niño, aplicado al nacimiento del yo consciente a partir de lo inconsciente. Y lo hace presentando una secuencia de arquetipos proyectados por la humanidad en mitos universales, en los que es posible seguir la trayectoria del desarrollo de la personalidad en el ser humano. 

3.

Y a riesgo de ser repetitivo, acá va de nuevo, un resumen de los mitos y etapas mitológicas que veremos a partir de hoy. Quisiera que tuvieran esta ruta en menta para ver la «totalidad», aprovechando que es el tema junguiano asociado con la individuación.

El Primer mito es el de la Creación, el cual tiene tres etapas, la del Uroboros, el de la Gran Madre y el de la Separación de los padres primordiales. Luego viene el mito del Héroe, cuyas etapas son el Nacimiento del héroe, el Asesinato de la madre y el Asesinato del padre. Y por último, está el mito de la Transformación, que tiene dos etapas, La cautiva y el tesoro y la Transformación de Osiris. Estas etapas mitológicas reflejan el aspecto histórico de los arquetipos, que muestran la forma en que la conciencia del Yo se desarrolla a través de «imágenes eternas» proyectadas en esos mitos. Es decir, que Neumann demuestra históricamente que la consciencia va asimilando un número cada vez mayor de contenidos inconscientes, que le permiten ampliar progresivamente sus propias fronteras. Por eso, se habla muchas veces del proceso de «ampliación de la consciencia».

(SIG)

Y en la segunda parte del libro, el autor señala la manera en que, en el curso de vida de cada ser humano, el yo debe pasar por las mismas fases arquetípicas, siguiendo el mismo camino recorrido antes de él por toda la humanidad. Y la obra completa demuestra que se trata de un proceso que se da tanto en un plano filogenético (a nivel de la humanidad) como ontogenético (a nivel individual).

4.

Algunas notas sobre Neumann. Aunque este autor planteó sus propias ideas e innovaciones, sus conceptos fundamentales se mantuvieron siempre dentro del marco teórico establecido por Jung.

Metodológicamente, aplicó, como lo hace en esta obra, el método de amplificación. O ampliación, como también se le llema.

Quisiera hablar desde ya, de un concepto suyo que utiliza a lo largo de la obra. Lo hago porque me hizo mucho ruido la primera vez que yo leí a Neumann. Se trata del concepto de «centroversión», el cual representa una evolución o expansión de las ideas de Jung. Lo menciono acá como lo entiendo, aunque Neumann lo va a definir más tarde. Pero no encontré su definición, así que lo digo en mis palabras. La centroversión describe el movimiento psíquico hacia el centro de la personalidad (o sea hacia el Sí-mismo), que como sabemos representa la totalidad y la integración de la conciencia y el inconsciente. Y añadiría que la centroversión es una función activa en las diferentes etapas del desarrollo  que vamos a ver, y que siempre está movilizando y orientando procesos tendientes a la individuación. Pero, como les digo, es un término específico de Neumann que no se encuentra en los escritos de Jung, pero que es consistente con sus ideas sobre el proceso de desarrollo de la personalidad.

Dio además sus énfasis propios a los temas junguianos. Por ejemplo, resaltó las etapas matriarcal y patriarcal, que fueron aspectos menos enfatizados por Jung.  Sabemos también sobre su profunda investigación sobre la Gran Madre. Además, a diferencia de Jung, Neumann dedicó menos atención (casi nula) a la fenomenología de la alquimia.

5.

Prólogo de Jung

Me voy a permitir leer tanto una síntesis del prólogo de Jung como de la introducción de Neumann, pues dan una excelente orientación genera sobre el contenido del libro.

El prólogo que, como dije, es escrito por Jung a solicitud de Neumann es muy interesante. Refleja un entusiasmo y una admiración muy genuinas. Menciona que Neumann empieza a trabajar donde Jung, si tuviera la oportunidad, hubiera continuado, pero que además ordena ideas dispersas y continúa otras que le quedaron interrumpidas.

Cuenta sobre las dificultades que tiene todo trabajo pionero, como el de cometer equivocaciones o perderse por caminos no productivos. Habla de la ventaja de las segundas generaciones, que tienen una mayor claridad de visión, y para quienes el conocimiento previo resulta fundamental para explorar nuevos territorios. Que Neumann alcanzó ese objetivo con habilidad, hilvanando argumentos y creando una obra unificada.

Que la obra comienza en donde Jung llegó, sin querer, y fue el tema del simbolismo matriarcal y su símbolo del uróboros. Por eso les decía que me parece tan coherente la secuencia entre el artículo anterior y esta obra. Y que, partiendo de ese punto, logró construir una historia original del desarrollo de la consciencia, y descubrir unos mitos que comprobaban históricamente las etapas de esa evolución. Que, de esa manera, llega a conclusiones muy importantes sobre una psicología de lo inconsciente,  coherente con los conceptos de la Psicología Analítica.

6.

Y ahora sigamos conla «Introducción de Neumann»

Afirma que su trabajo es un intento de esbozar las etapas arquetípicas en el desarrollo de la consciencia, basado en la la Psicología Analítica.

Y una tentativa de amplificación de esa teoría, que lo llevó, en ocasiones a especulaciones que lo hicieron cruzar las fronteras de esa teoría junguiana. Como el de plantear el concepto de «centroversión» del que les hablé.

Su investigación se centra en arquetipos del inconsciente colectivo, los cuales determinan el curso del desarrollo.

Recuerda que los arquetipos son formas pictóricas de los instintos. Me encantó esta forma de describirlos. También los llama autorretratos, a través de los cuales el inconsciente se revela a la mente consciente mediante imágenes. Como dijimos la sesión pasada, es tan difícil hablar del núcleo de los arquetipos, que estas metáforas ayudan a aclararlos.

El libro tiene como objetivo demostrar que la mitología está formada por una serie de arquetipos interconectados unos con otros, cuya secuencia determina el crecimiento de la consciencia.

Y que el individuo, en su desarrollo personal, debe recorrer las mismas etapas arquetípicas que marcaron la evolución de la humanidad, modificándose su consciencia constantemente. Esas etapas, cuando se transitan sin problemas, son fundamentales para el desarrollo de su personalidad.

7.

Que la psicología junguiana se revela como el punto de partida esencial para la investigación de estudios en distintas disciplinas, ya que la psique humana es la fuente de todos los fenómenos culturales y religiosos.

Aclara que su método propuesto deduce e interpreta los mitos desde una perspectiva psicoterapéutica, conectando la psicología del individuo moderno con las capas más profundas de la humanidad, que están aún vivas en él.

Que la Psicología Analítica compara materiales simbólicos individuales con productos de la historia de las religiones y de la psicología de los pueblos.

Y Neumann complementa ese método con una aproximación evolutiva, considerando todo ese material desde el punto de vista del desarrollo de la consciencia.

Dice finalmente que para eso, la primera Parte está conformada por (1) La dialéctica entre la consciencia y el inconsciente, (2) Su transformación, (3) Su auto liberación, y (4) El nacimiento de la personalidad humana a partir de esta dialéctica.

8.

(Mito de la Creación)

(Etapa de El Uroboros)

Entonces, las etapas mitológicas de la evolución de la consciencia comienzan en el mito de la Creación, cuya primera etapa es la de El Uroboros.

Es una etapa en la que se describe cómo el Yo está contenido dentro del inconsciente. Este inconsciente representa la totalidad, la cual sólo puede ser descrita simbólicamente, pues es algo que escapa a toda descripción que no sea mítica. Por eso, el símbolo siempre está presente en el comienzo, pues su característica es la indeterminación.

Neumann afirma que el comienzo necesariamente debe empezar con el mundo exterior.

P: ¿Por qué dice Neumann que el comienzo del mundo necesariamente debe empezar con el mundo exterior?

(SIG)

R: En síntesis, es porque no se puede crear nada en la oscuridad. El interior del inconsciente es solo oscuridad, mientras que la luz está fuera, en el exterior. Ese es mi respuesta resumida. Dice Neumann que es porque el mundo y la psique están en ese primer momento unidos.

Que el verdadero “objeto” de estudio de la mitología de la creación es el inconsciente, el cual se caracteriza por la oscuridad. Así que hay una paradoja en ese tema del comienzo, ya que ese inicio aparece como la creación de la luz (que está fuera), en contraste con la oscuridad del inconsciente.

9.

Así que el despertar más temprano es aún anterior a ese comienzo del mundo caracterizado por el nacimiento de la luz a  partir de la oscuridad del inconsciente. La forma de representación propia del inconsciente antes del comienzo del mundo no puede ser explicada de ninguna manera por la mente consciente. Ojo a esto: Son los símbolos los que pueden dar una idea.

Son símbolos que se reúnen alrededor de eso que debe ser explicado. El acto del tratar de hacerse consciente esa oscuridad consiste en la agrupación de símbolos alrededor de ese objeto, los cuales describen lo desconocido desde muchos ángulos.

(SIG)

Dice Neumann: “La historia simbólica del comienzo, es el intento realizado por la consciencia precientífica del ser humano para resolver los enigmas que están más allá, incluso de nuestra consciencia moderna”.  

(SIG)

La pregunta acerca de esos comienzos es la pregunta “¿Dónde se origina el mundo?”. Y esta pregunta acerca del origen del mundo es al mismo tiempo la pregunta acerca del origen del hombre, del origen de la consciencia y del Yo. Es la pregunta terrible “¿De dónde venimos?” que enfrenta todo ser humano tan pronto como llega al inicio de hacerse consciente.

10.

De nuevo, las respuestas mitológicas a estas preguntas son simbólicas, como todas las respuestas que vienen del inconsciente.

Dice Neumann: “La psique mezcla, al igual que lo hacen los sueños; da vueltas y los entreteje, combinando todos y cada uno de los símbolos. El símbolo es por tanto una analogía… una equivalencia”.

(SIG)

Y dice luego Neumann que hay un símbolo de perfección que llega a ayudar a entender un poco el comienzo del mundo.

P: ¿Cuál es ese símbolo de perfección que ayuda a entender un poco el comienzo del mundo?

(SIG)

R: Sí, el círculo. Dice que un símbolo de original perfección es el círculo. Círculo, esfera y lo redondo son aspectos de algo contenido en sí mismo, que no tiene principio ni final, que en su redondez no tiene antes ni después, en el que no hay tiempo ni espacio. Neumann dice que Platón dice que: «…el demiurgo hizo el mundo con la forma de una esfera, dándole la figura que de todas es la más perfecta y la más igual a sí misma»

11.

Y acá hay una gran paradoja y es que todo aparecerá con el surgimiento de la luz, o sea con el nacimiento de la consciencia. Pero que esa luz aparecerá, como vimos en la sesión pasada con un mito chibcha y uno maorí, cuando cielo y tierra se separen, pues en los orígenes «uno descansa sobre el otro en lo redondo, unificados… debido a que nada ha aparecido entre ellos para crear la dualidad…»

Pero, por ahora, todo está bajo el control de lo que el autor llama “la  divinidad no manifiesta”. ¿No les recuerda eso el arquetipo del niño? Afirma que eso redondo es el huevo.

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Pero ojo a esto: también es el estado perfecto en donde los opuestos están unidos. Como el hermafroditismo del niño. Es el Yin-Yang chino, ese círculo que contiene lo blanco y lo negro, día y noche, cielo y tierra, masculino y femenino. O sea, que ese contenedor de los opuestos masculino y femenino es el gran hermafrodita.

12.

Neumann afirma que eso evoca también al Hombre Original de Platón,

P: ¿Recuerdan cómo era ese hombre original de Platon?

(SIG)

Platón en su obra “El banquete” cuenta que los seres humanos originales no eran como los conocemos hoy, sino que eran hermafroditas. Tenían características de ambos sexos: eran redondos, con cuatro brazos, cuatro piernas y dos caras, en una cabeza circular que podía girar en cualquier dirección. Eran tan poderosos que podían desafiar a los dioses.

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Por eso, Zeus decidió dividirlos en dos, creando los seres humanos como los conocemos.  Zeus hizo esta división de tal manera que cada ser tendría sólo un conjunto de extremidades y una cara, y desde entonces los humanos están condenados a buscar su complemento (o sea a su alma gemela) con la esperanza de volver a ser completos. Esta parte me parece hermosa.

Pero Neumann se centra en el original ser humano hermafrodita (no como somos ahora), en el que lo redondo estaba presente. Y dice que ese estado de existencia, en el que los opuestos están contenidos, es perfecto, porque es autosuficiente.

13.

Y vemos por qué el Uroboros es el símbolo de esta etapa inicial de la creación. Neumann remite a Platón quien dice: Y él estableció el universo como una esfera que giraba en un círculo, una y solitaria, aunque por razones de su excelencia capaz de proporcionarse a sí misma compañía, sin necesidad de ninguna otra amistad o relación.

Que «Viviendo el ciclo de su propia vida, se encuentra la serpiente circular, el dragón que se muerde su propia cola, y lo autoprocreado».

Ese Uroboros aparece en otras partes con el nombre de Leviatán, Aión, y Alfa y Omega.

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Y que mientras el ser humano exista, la perfección va a continuar apareciendo como el círculo, la esfera y lo redondo. Por eso, el Sí-mismo, que va más allá de los opuestos, va a reaparecer luego en la imagen del mandala.

14.

En correspondencia con lo visto en el texto sobre el arquetipo del niño, se dice acá que la validez del símbolo del Uroboros descansa, no sobre una base individual sino sobre su base colectiva. El niño es realmente un factor transpersonal que estuvo presente como una etapa psíquica del ser humano desde antes de la formación del Yo.

Ya lo habíamos dicho y es que en el estado embrionario, el Yo no tiene y no puede tener experiencias propias.

P: Les pregunto ¿por qué el Yo no puede tener experiencias propias en este estado embrionario? (Ya lo habíamos menionado, pero me parece importante resaltarlo de nuevo)

(SIG) 

R: Claro, porque la consciencia aún no ha nacido. Por eso, esta etapa previa “prehistórica” no corresponde a un  tiempo determinado, sino a la eternidad. Y es que como no hay tiempo antes del nacimiento del individuo y del Yo, sino sólo eternidad, de igual modo no hay espacio, sino sólo infinito. ¿Es bastante difícil de imaginar sa etapa, no?

Y a la pregunta “¿De dónde venimos?”, la respuesta es que venimos de lo redondo. El Uroboros aparece entonces como el “contenedor” redondo y las dos interpretaciones son: (1) el vientre materno, pero también (2) la unión de los opuestos masculino y femenino, o sea el Mundo Parental unido.

Y se habla acá de este mundo parental porque el Padre Mundo está entrelazado con la Madre Mundo en esta unión urobórica, porque todavía no están divididos. Ambos está aún fundidos como el cielo y la tierra. Uno refleja al otro y no pueden ser separados. Esa es la mejor manera de representarse mitológicamente la unión de los opuestos.

Y dice Neumann que no es que el ser humano ancestral fuera un filósofo, pues las preguntas abstractas eran completamente ajenas a su consciencia, (ojo a esta explicación) sino que es la mitología la que da estas respuestas, que provienen no de la consciencia sino del inconsciente colectivo.

(SIG)

Por eso, lo “redondo” de la mitología es también llamado el vientre. Y cuando se habla de “vientre” hay una extensión simbólica a todo lo que indique profundidad, como puede ser el abismo, las fuentes, la tierra, la cueva. Todas esas imágenes hacen parte de este arquetipo.

15.

Acerca de la imagen del mar como vientre, los héroes de las primeras culturas a menudo surgen del mar, dice Neumann.

Me encanta este Mito de la Creación de la comunidad Kogi colombiana, porque es un ejemplo del origen de la creación en el mar, con una gran madre que da nacimiento al primer héroe, y hasta menciona la etapa masturbatoria de los dioses, en la que luego se va a enfocar Neumann. Estos son algunos de los apartes del mito, y tratemos, como propuso Kerenyi, de «vivir» el mito, no de escucharlo racionalmente:

“Primero estaba el mar.  Todo estaba oscuro.  No había sol, ni luna, ni gente, ni animales, ni plantas.  Sólo el mar estaba en todas partes.  El mar era la madre…

La madre no era gente, ni nada, ni cosa alguna.  Ella era alúna. Ella era espíritu de lo que iba a venir y ella era pensamiento y memoria…

“Entonces se formaron los mundos. Eran nueve mundos y se inició así: primero estaba la Madre y el agua y la noche.  No había amanecido aún.  También existía un Padre.  

“Así fue como nació Sintána, el primer hombre: la Madre se arrancó un pelo del pubis y lo untó con la sangre de su mes.  Así formó al primer hombre.  Soplando le dio vida… Nació en el mar, en la oscuridad, en el agua.  Sintana tenía miedo de nacer.  No había tierra aún y todo estaba oscuro. Cuando nació Sintána, la madre no tenía marido, era un bastón de madera y con éste ella se masturbaba.  Un día la Madre resultó embarazada y 9 meses después parió nueve Padres y Dueños del Mundo”. 

Bueno y leo sólo estos segmentos. El mito es muy extenso y es la entrada más visitada en la página de ADEPAC (no en el Blog de Mitos Latinoamerica del que les había hablado, sino en la web de ADEPAC). De nuevo, eso resalta la magia de los mitos.

16.

P: Luego el autor hace una pregunta, que se las hago yo a ustedes: ¿En qué se equivocó Freud cuando observó que todo lo hueco era interpretable como genitales femeninos? ¿Recuerdan la respuesta?

(SIG)

Dice Neumann que habría estado en lo correcto si sólo hubiese tomado el hueco como símbolo femenino, pero al interpretarlo como los “genitales femeninos” lo que hizo fue malinterpretarlo. Porque los genitales femeninos sólo son una muy pequeña parte del arquetipo de la Madre Primordial.

(SIG)

Bueno, pero sigamos. Más adelante repite el autor que la consciencia humana se ve a sí misma como un embrión contenido en este símbolo primordial del Uroboros. Y resalta que en esta etapa inicial, hay un predominio del lado «maternal» bueno del Uróboros.

El individuo ancestral al igual que el Yo infantil de un bebé, se sienten descansando en el inconsciente, con todas sus necesidades satisfechas  por la Gran Madre nutricia, sin tener que hacer ningún esfuerzo. Por eso, el Uroboros de este mundo maternal es paradisíaco, y el individuo nunca volverá a sentir algo parecido en el resto de su vida.

Veremos que esta es una diferencia grande con la siguiente etapa de la Gran Madre, en que se termina el paraíso y el ser humano experimentará no sólo el lado positivo de la Gran Madre, sino también su lado terrible.

17.

Un concepto portante en este capítulo es el de «incesto urobórico» que dice el autor que es una forma de entrar en la madre, de unirse con ella, pero más que un énfasis en el amor, es más un deseo de ser absorbido y capturado por ella. Y la Gran Madre lo acepta, pues recupera al niño pequeño y lo reconduce a su interior. Comenta Neumann que muchas formas de nostalgias y añoranzas no significan otra cosa que un regreso a este incesto urobórico y a la autodisolución, y que se puede ver por ejemplo en desde la unión mística del santo hasta el deseo de inconciencia del borracho.

18.

Hay un tema que me impactó bastante y es el de la fuerza creativa contenida en el Uroboros. Se trata, como dice el autor de un profundo conocimiento que “está más allá de las palabras”. Dice Neumann que ese conocimieto iluminado está en la mitología proyectado usualmente «en un conocimiento adquirido antes del nacimiento o después de la muerte». 

Que antes del nacimiento, el ser humano que aún existe en lo redondo del vientre y del Uroboros, está disuelto en un océano de la sabiduría. Y ese es el motivo por el que los héroes de las primeras culturas surjan a menudo del mar y brinden a la humanidad su sabiduría como revelación. Este es el Dios Oannes de la mitología mesopotámica. Y la próxima sesión hablaré de Bachué y su hijo que surgieron un día del agua y fueron los padres de toda la raza muisca y les enseñaron las artes de la civilización. 

Afirma que la existencia en el tiempo antes del comienzo está relacionado con las predicciones y que por eso, la teoría mitológica de la adivinación consiste en recordar con la mente consciente lo que era el conocimiento antes del surgimiento de la consciencia. 

19.

Luego, se habla de la imagen del dios primordial que se autofecunda. Esa es una experiencia fundamental del espíritu autogenerador y “autoincubador” de la introversión, que se expresa con claridad en el siguiente texto, sobre una deidad de la India:

Él, Prajapati, comenzó a rezar y ayunar, porque decidió reproducirse, y se hizo a sí mismo fecundo. Y más adelante dice: Él se introdujo en la tierra. Cuando encontró un punto de apoyo firme allí, él pensó: me propagaré. Él emitió calor y quedó embarazado.

Dice Neumann que así como el lado maternal del Uróboros da a luz sin procreación, de igual modo el lado paternal procrea sin el vientre materno. Los dos lados son complementarios y permanecen juntos.

20.

Igualmente se habla de una contención en el interior del uróboros. Platón describe esta contención de esta manera:

«…no necesitaba de ningún órgano mediante el cual se proporcionara alimento o se deshiciera de éste después de digerirlo… Estaba hecho de este modo a propósito, sus propios desechos le proporcionaban alimento… porque su creador consideró que un ser que fuera autosuficiente sería de lejos mucho mejor que otro que dependiera de cualquier cosa».

Una vez más nos encontramos con el ciclo urobórico de la autopropagación en el nivel alimentario. Al igual que el uróboros se fertiliza a sí mismo en la boca al morderse la cola, “sus propios desechos le proporcionan alimento”, un símbolo siempre recurrente de la autonomía y la autosuficiencia. 

21.

Luego pasa a hablar del carácter fálico de los pechos de la diosa, y es que esa acentuación de los pechos de la Madre y su carácter fálico, constituye una fase de transición. Se trata de un signo de unos avances en que el Yo comienza a diferenciarse del Uróboros.

Hasta ese momento, el Uróboros representa un estado de ausencia de tensiones contrarias, como la sexualidad, y el individuo experimenta una unidad perfecta con la madre. Sin embargo, cuando se acentúan los pechos de la Madre y surgen símbolos fálicos, este cambio simboliza el reconocimiento de la dualidad y la separación del entorno maternal.  

22.

Por eso, vemos que el Uróboros también se asocia con el concepto de autarquía, la idea de ser autosuficiente, autónomo y autoformador. Aunque ya hablamos de ellos, podemos resumir entonces tres diferentes etapas de la autarquía urobórica, relacionadas con el desarrollo psicológico y simbólico:

(1) La etapa pleromática de la perfección paradisíaca: Es la fase inicial, donde el Yo no nacido se encuentra en un estado de perfección y contención total dentro del uróboros. 

(2) La del Uroboros alimentario: En esta fase, el ciclo cerrado de autopropagación se manifiesta en que el sujeto se nutre de sus propios desechos, simbolizando una autonomía y autosuficiencia. Esto supone una mayor diferenciación, en que se empiezan a reconocer y diferenciar necesidades básicas como alimentación y evacuación, marcando el inicio de la diferenciación del Yo respecto al uróboros.

(3) La fase genital-masturbatoria: Representa un estado más avanzado de autodiferenciación, simbolizado por el dios copulando en su propia mano. Esta etapa refleja el reconocimiento y la aceptación de la sexualidad y la creatividad como medios de autoexpresión, marcando una transición hacia la separación de los opuestos.

Se hace además la advertencia de que la autarquía no debe ser reducida al autoerotismo o al narcisismo, que son sólo válidas en casos de mal desarrollo.

En general, se puede decir que el proceso de autarquía urobórica simboliza la evolución desde una fase de dependencia hacia una de mayor autonomía.

23.

Y cuando hablamos de autoformación, estamos también hablando del concepto propuesto por Neumann de “Centroversión”, del que les hablé al comienzo. Esta Centroversión es una tendencia al desarrollo de la personalidad. En esta etapa consiste en una reorientación desde la adaptación externa hacia la adaptación interna y la formación de una personalidad única e integrada. Ese, creo yo, es el origen del concepto, pues concilia la mirada tanto de la introversión como de la extraversión. O sea, una búsqueda de la totalidad conciliando el mundo interno con el mundo externo.

24.

Y es que la autoformación (o centroversión) no se da sólo durante la “individuación”, característica de la 2° mitad de la vida, sino que está presente desde la infancia. Esto significa que la tendencia hacia la  expansión de la consciencia está presente desde ese primer momento.

En otras plabras, el objetivo de la vida en las fases tempranas es tender a llegar a ser independiente del mundo, separarse de él y apoyarse en uno mismo. Pero el uroboros representa tanto este estado inicial de indiferenciación y unidad perfecta como también el objetivo final de la psique en su búsqueda de totalidad.

25.

Y en lo que sigue está, creo yo, lo más importante del simbolismo del Uroboros y es que aparece tanto en el comienzo como en el final de TODO el proceso de desarrollo de la personalidad. Recordemos la última sección que vimos del arquetipo del niño que se llama «El niño como ser inicial y final» y que expresa la totalidad del ser humano.

Pues acá, la serpiente que se come la cola muestra que el inicio y el final son semejantes. El Uroboros aparece en los inicios, antes de que empiece el desarrollo del Yo, pero reaparecerá al final, cuando el principio universal de los opuestos ya no tenga el predominio. Y cuando el desarrollo del Yo sea reemplazado por el desarrollo del sí-mismo. En ese momento, el Uroboros reaparecerá como mandala en la psicología del adulto.

La figura del Uroboros simboliza ese objetivo, abarcando un arco sobre la vida del ser humano, desde la primera infancia hasta su madurez, y simbolizando tanto el origen como el destino final en el proceso de desarrollo de la consciencia.

26.

El autor reintera el proceso con otras palabras. Este proceso de autorrealización es simbolizado por el Uroboros como un movimiento de retorno a la totalidad original, pero en un nivel superior de consciencia y comprensión.

Al inicio existe una inmersión inicial del Yo en el inconsciente colectivo donde la experiencia de uno mismo y del mundo es indistinta, pero como veremos, luego emergerá como una entidad autoconsciente, y finalmente…

…retornará a una forma de unidad que incluye y trasciende tanto la consciencia como el inconsciente.

27.

En este sentido, el Uróboros no es solo un símbolo del comienzo y el final, sino también de la continuidad y la transformación perpetua de la consciencia humana. Esta figura simbólica juega un papel crucial en la psicología del individuo a lo largo de su vida, desde la infancia, donde domina el inconsciente colectivo, hasta la madurez, donde emerge como símbolo de la totalidad de la vida y la perfección recuperada.

Bueno, y hasta acá llega la etapa del Uroboros del Mito de Creación. El próximo seminario será sobre la segunda etapa de este mito, llamado etapa de la Gran Madre.

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28. (SI QUEDA TIEMPO):

Considerando el objetivo de la psique de tender hacia la independencia del mundo externo, ¿cuáles crees que son las etapas clave en el proceso de desarrollo de la relación del ser humano con el mundo externo, desde una perspectiva junguiana?

  1. Indiferenciación Inicial: En esta primera etapa, el individuo no distingue entre sí mismo y el mundo externo. Existe el estado urobórico en el que el Yo y la consciencia se encuentran en una fase de totalidad indiferenciada en el inconsciente.
  2. Emergencia del Yo y Conciencia de Separación: Gradualmente, el Yo comienza a diferenciarse del mundo externo, y el individuo empieza a reconocerse como una entidad distinta, que tiene sus propios pensamientos, emociones y necesidades, diferentes de los demás.
  3. Confrontación con el Inconsciente Colectivo: A medida que el individuo se separa del mundo externo, también se enfrenta a los contenidos del inconsciente colectivo, lo que implica una lucha para no quedar identificado con estas fuerzas colectivas. Pero busca, en cambio, integrarlas de manera que contribuyan a su proceso de individuación.
  4. Adaptación al Mundo Interno y Externo: El individuo trata de encontrar un equilibrio entre la adaptación al mundo externo y la fidelidad a su mundo interno. Esto incluye el desarrollo de una relación más consciente con los arquetipos, de modo que puedan ser integrados en la psique sin perder la autonomía del Yo. La adaptación al mundo externo no implica conformidad, sino una interacción que respeta la singularidad del individuo y su camino de individuación.
  5. Realización de la Totalidad: La etapa final, aunque sea un ideal, es la realización de la totalidad, donde el individuo logra un equilibrio dinámico entre el mundo interno y externo, integrando los opuestos dentro de sí mismo. Esto significa la capacidad de vivir de acuerdo con los propios valores internos, al tiempo que se participa activamente en el mundo. 

FIN

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