JUNG: Arquetipo del niño

Acerca de la psicología del arquetipo del niño

– C. G. Jung

1.

Recuerden que esta lectura también hace parte de la temática general de «Kerenyi, Jung y Neumann: Mitología, arquetipo del niño y desarrollo de la consiencia».

2.

En el seminario de hoy vamos a discutir este texto de Jung que se llama «Acerca de la psicología del arquetipo del niño», que está en el volumen 9/1 de la Obra Completa de Jung. Ese volumen se llama “Los arquetipos y lo inconsciente colectivo”. Pero también se encuentra en este libro que conocimos la sesión pasada de Jung y Kerenyi «Introducción a la esencia de la mitología». Que lo prefiero pues es menos pesado que el otro. Y que también está bien traducido.

Vamos entonces con la

1. Introducción.

Quiero que vean este capítulo como una continuación del texto de Kerenyi sobre los orígenes de la mitología, porque Jung mismo comienza diciendo que es Kerenyi mismo quien le ha solicitado que comente el tema del arquetipo del niño desde una mirada psicológica. 

3.

Y comenta que el hecho de que hasta ese momento, los motivos mitológicos hubieran sido tratados por separado en las diferentes disciplinas, como la etnología y las religiones comparadas, no había ayudado a comprender la universalidad del arquetipo del niño, y por eso, era imposible ver el tema como una problemática psicológica. 

Y es que con los conocimientos psicológicos de ese tiempo era imposible ver elementos psíquicos en los motivos mitológicos. Y es que la psicología de entonces sólo se centraba en  la consciencia y en sus contenidos, sin tener en cuenta para nada la existencia del inconsciente. 

4.

 Y fue el médico alemán Carl Gustav Carus el primero que llamó la atención de lo inconsciente en los procesos psicológicos. Carus había nacido en Leipzig, vivió de 1789- 1869, o sea que murió de 80 aos. Estudió en la universidad de la misma ciudad. Su especialización fue en Ginecología y obstetricia. Fue jefe del Hospital de Maternidad hasta 1827. Publicó numerosos artículos y libros en aspectos médicos, filosóficos y psicológicos. Y algo bastante atípico es que fue un artista talentoso del período romántico, especialmente en pintura de paisajes. Esta es una de sus obras. Fue además amigo de Nietzsche y Goethe.

5.

Carus influye bastante en Jung. Carus cnsideraba la presencia del inconsciente como una función creativa, autónoma y sanadora. Igualmente consideraba que los sueños tenían un papel restaurador en el equilibrio psíquico. Y considero que la mayor influencia en Jung es que Carus propuso un modelo tripartito del inconsciente (absoluto general, absoluto parcial y relativo) que inspiró a Jung a sus conceptos de lo inconsciente personal, inconsciente colectivo y consciencia.

5.

Esos planteamientos psoibilitaron enfocar de manera más clara la psicología de las neurosis y de las psicosis, imposibles de ser entendidas plenamente sin la existencia del inconsciente. También orientó a Jung en su trabajo con los sueños y relacionarlos con lo mitológico. Él observaba que los sueños de sus pacientes tenían temas típicos, que lo llevaban a pensar que se trataba de elementos que eran los mismos que formaban los mitos. Pero en los sueños no se trataba de mitos elaborados, sino de elementos de los mitos que Jung llamó “motivos”, imágenes primigenias o arquetipos. Y el arquetipo del niño es un ejemplo de tales motivos.

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Descubre luego que a la mitología le sucede lo mismo que a la psicología del sueño, y es que es una tierra intermedia entre la psicología normal y la patológica. Tanto en el sueño como en la psicosis se descubrían muchos nexos que sólo podían compararse con asociaciones de ideas mitológicas. Pero se sabía que era imposible que los individuos que tenían esa ideas mitológicas pudieran tener conocimientos de esoa mitos.  

7.

Eso me recuerda ese paciente de Jung que tuvo una alucinación en la que veía un sol con un pene erecto, del cual soplaba el viento, y que luego Jung va a descubrir que era sorprendentemente similar a un antiguo mito relacionado con el dios solar Mitra. Eso le permitió a Jung hacer conexiones entre las visiones inconscientes de su paciente y mitologías antiguas, y reforzó la teoría junguiana de los arquetipos y el inconsciente colectivo, sugiriendo que ciertos símbolos y temas tienen una universalidad y una resonancia a través de las culturas y de la historia.

Los arquetipos aparecen en sueños, mitos y cuentos, lo mismo que en fantasías psicóticas. Se vio que tanto en sueños como en psicosis se observaban asociaciones similares a las mitológicas, lo que llevó a la conclusión de que no se trataba simplemente de conocimientos olvidados, sino de resurgimientos autóctonos de motivos mitológicos.

8.

Los arquetipos que aparecen en los mitos y en los cuentos se presentan de una manera que hace que su comprensión sea inmediata, mientras que en los sueños y en las fantasías psicóticas se muestran en forma de imágenes incomprensibles, irracionales, muchas veces delirantes, pero que sabemos que tienen un sentido oculto.

Es decir, que en los individuos particulares, los arquetipos aparecen como manifestaciones involuntarias de procesos inconscientes, y su significado sólo pueden se puede deducir de modo indirecto. En el mito, por el contrario, los arquetipos provienen de formaciones tradicionales tan antiguas que se remontan al mundo primitivo.

9.

Ante el mito, el miembro de una cultura ancestral no piensa, sino que siente que “algo piensa dentro de él”. En el estado mental primitivo, no se piensa conscientemente, sino que los pensamientos se presentan. El primitivo no puede afirmar que piensa, sino que “algo piensa dentro de él”. Psicológicamente, ahora se puede analizar que su consciencia estaba amenazada por un inconsciente poderoso, y como su consciencias aún no se había desarrollado (eso lo veremos ampliado por Neumann en estas estapas), muchas veces era imposible saber si solamente había soñado algo o si lo ha vivido en realidad. 

Por su lado, la psicología de los individuos modernos distingue dos categorías de productos mitológicos. Unas son fantasías personales, que se basan en lo personalmente vivido, olvidado o reprimido. Otras son fantasías impersonales, que no pueden explicarse por haberse adquirido individualmente, y que tienen analogías con motivos mitológicos y son afines a los mitos y cuentos. Por eso, Jung supone que provienen del inconsciente colectivo. Estas fantasías pueden hacerse conscientes, ya sea en forma de sueños, delirios, estados de ensoñación o visiones.

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En las primeras etapas del desarrollo, los arquetipos del inconsciente se imponían haciendo que nuestros ancestros vivieran un universo mítico, porque la consciencia aún no había hecho su aparición. Como dice Jung: «Lo que habla desde su inconsciente no es el mundo tal como lo conocemos sino el mundo desconocido de la psique». Por eso, podemos decir que esos pueblos indígenas no inventaban mitos, sino que los vivían

Pero todo ese material es de gran importancia para Neumann quien se basa en estos planteamientos de Jung de que buena parte de que esos mitos son declaraciones sobre hechos inconscientes y relatos sobre fenómenos físicos.

Los mitos tienen para las sociedades tempranas gran importancia, pues son la vida anímica del grupo, que desaparecería si perdiera el patrimonio mítico de los ancestros. Jung dice que “La mitología de una tribu es una religión viva cuya pérdida sería una catástrofe moral”.

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Por eso es muy posible que tanto los mitos y las fantasías hayan surgido en ese estado de «descenso del nivel mental» (término creado por Pierre Janet del que ya hablamos la clase pasada), en forma de sueños, delirios, estados de ensoñación, visiones, etcétera. En esos estados, se hace posible que materiales antes inconscientes, penetren en la conciencia. En otras palabras, que los arquetipos salgan a la luz consciente.

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Habla luego de los «arquetipos» como elementos de la psique inconsciente, y utiliza el arquetipo del niño como ejemplo, que es un motivo universal en muchas culturas. Reafirma que los arquetipos son incomprensibles, y que lo máximo que se consigue es tener una idea aproximada de su sentido, por lo que es mejor tratar de entenderlos como metáforas. Jung dice:

“Los contenidos arquetípicos… no se refieren a nada consciente, sino a algo inconsciente. Por eso no es posible indicar a qué se refieren”. Y da elejemplo de que lo importante ya no es si un mito se refiere al sol o a la luna, al padre o a la madre, a la sexualidad o al fuego o al agua, sino a la interpretación aproximada del núcleo de significado inconsciente. Que es el trabajo que hizo Neumann, como veremos. El sentido de ese núcleo nunca ha sido consciente y nunca lo será; sólo ha sido interpretado y seguirá siéndolo, y cada interpretación se puede acercar más o menos al sentido oculto. Ese es el trabajo de Neumann y por eso es que sus interpretaciones son a veces tan difíciles, tan variadas, tan impactantes, otras veces tan repetitivas, con tantas imágenes y metáforas. 

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Dice Jung: “Si se habla del sol y lo identifica con el león, el rey, el tesoro custodiado por el dragón y la energía vital o ‘saludable’ del hombre, no es lo uno ni lo otro, sino el desconocido tercero que se expresa a través de todas esas metáforas, sin dejar de ser, no obstante, desconocido e imposible de formular”.

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Jung dice en el texto que los arquetipos son como patrones en nuestra mente que siempre han estado ahí, desde hace mucho tiempo. Que a medida que la sociedad avanza y cambiamos, tenemos que encontrar nuevas formas de entender estos patrones antiguos para conectar nuestro pasado con lo que vivimos ahora. Que si no lo hacemos, podemos sentirnos perdidos, sin una conexión con nuestra historia, y eso nos hace vulnerables a ser influenciados fácilmente por muchas cosas. Él cree que es importante redescubrir y dar valor a esas partes antiguas de nosotros porque pueden ser la clave para superar problemas o encontrar dirección en la vida.

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Todo lo anterior se refiere a la complejidad de entender los arquetipos. Y comienza a hablar concretamente del arquetipo del niño, que representa el inicio de cosas nuevas y esperanzadoras que aparecen de formas inesperadas y en lugares sorprendentes, mostrándonos que el cambio y la renovación son posibles. Y nos recuerda que ese arquetipo del niño se manifiesta tanto personal como históricamente. En la historia lo hace en diversas formas, incluyendo símbolos como el Niño Jesús en la tradición cristiana, figuras en el folclore, visiones espontáneas en la Edad Media y la literatura contemporánea. Y en el campo de la psicopatología, se observa en alucinaciones y también en la terapia de neurosis, concretamente como parte del proceso de individuación.

Así que este arquetipo puede aparecer en múltiples formas y símbolos. Como otros arquetipos, este es una metáfora que expresa un núcleo desconocido e indescriptible de la psique. Se menciona que aunque su interpretación ha variado históricamente, pero siempre ha requerido respeto y devoción. Representa una fuerza vital del alma que exige reconocimiento y aportan protección y salvación. En resumen, el arquetipo del niño es una manifestación poderosa y universal en la psique humana, que se encuentra en mitologías, experiencias individuales y procesos psicológicos.

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P: Un ejemplo de la aparición del arquetipo del niño en un proceso terapéutico de neurosis, manifestado en el un sueño es el siguiente:

«Un paciente sueña que se encuentra perdido en un bosque oscuro, y de repente encuentra un huevo de oro en el suelo, lo cual es inesperado en el contexto del bosque. Al abrir el huevo, descubre dentro a un pequeño niño luminoso, sonriendo». ¿Independientemente de las asociaciones que haga el paiente, qué podría estar representando este sueño?»

R: Como dije todo depende de las asociaciones del, pero este sueño podría interpretarse como un momento significativo en el proceso de individuación del paciente.

¿Qué puede representar el huevo? Podría representar el potencial no realizado, algo precioso y lleno de posibilidades, oculto dentro de la psique del paciente.

Pero el niño aparece dentro de él. ¿Qué podría simbolizar eso? Podría simbolizar el nacimiento de algo nuevo en su personalidad: una nueva fase de vida, una nueva comprensión, o una renovación de la energía vital.

¿Y la luminosidad y la sonrisa del niño? Podrían interpretarse como la promesa de la alegría y la plenitud que viene con la maduración y la integración de aspectos del sí mismo previamente desconocidos o no desarrollados.

¿Y la ubicación del sueño en un bosque oscuro? Podría reflejar el estado inicial de confusión o de enfrentamiento con lo inconsciente, mientras que el descubrimiento del niño indica la emergencia de la consciencia a partir de ese estado. La transformación del niño desde una forma potencial (el huevo de oro) a una manifestación concreta (el niño luminoso) sugiere el proceso de hacer consciente lo inconsciente.

Pero, en general, creo que se puede decir qu en un proceso de individuación, la aparición del arquetipo del niño simboliza la renovación psíquica, la esperanza de crecimiento y el inicio de un nuevo capítulo en la vida del paciente, marcando un paso crucial hacia la maduración de su personalidad.

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2. a)

La psicología del arquetipo del niño, 

«El arquetipo como estado pretérito»

Seguimos con la parte 2, de La psicología del arquetipo del niño, y concretamente con esta primera sección llamada «El arquetipo como estado pretérito».

Jung comienza insistiendo en que no puede uno caer en la ilusión de que un arquetipo puede ser aclarado, y que el mejor intento de explicación no es otra cosa que una traducción al lenguaje de imágenes. Y nos recuerda que el lenguaje no es sino una imagen, que es algo que olvidamos frecuentemente.

Que en el mejor de los casos, seguimos soñando mitos pero dándoles una forma moderna. La «explicación» del arquetipo en imágenes debe tratar de garantizar un vínculo de la consciencia con el sentido del arquetipo. Lo cual no es fácil de hacer.

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Y sigue Jung dando pistas de cómo entender un concepto tan difícil. Dice que los arquetipos representan ‘hechos instintivos de la psique primitiva’. Y estar vinculados con ellos es fundamental para nuestro equilibrio psíquico y para mantener viva la esencia de lo que él llama ‘la forma primigenia de religión’, que permanece a lo largo de todas las manifestaciones de la vida espiritual.

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Los arquetipos son tan importantes como el cerebro o los riñones, y que al igual que estos órganos no pueden ser sustituidos por algo diferente, los arquetipos tienen una función que tampoco puede ser reemplazada. Esto resalta que los arquetipos deben ser entendidos en su complejidad y significado profundo. La forma en que los entendemos debe ser similar a cómo abordamos el estudio de los órganos, preguntándonos por su finalidad.

Ydice Jung: ‘Pero el sentido de un órgano corporal proviene única y exclusivamente de su finalidad, lo que lleva a plantear la pregunta: ¿cuál es la finalidad biológica del arquetipo?’

P: Yo les hago esa misma pregunta, pues Jung la responde: ¿cuál es la finalidad biológica del arquetipo? (La respuesta tiene que ver con los instintos.)

R:  Su finalidad biológica es facilitar la adaptación y evolución del individuo a lo largo de su vida. Al personificar lo instintivo en la psique primitiva y servir como órganos anímicos, conectan psíquicamente al individuo con sus raíces universales.

Luego, al discutir el arquetipo del niño, Jung critica las explicaciones que lo reducen a recuerdos de la infancia, y menciona que esas respuestas dejan de lado la complejidad y la universalidad del arquetipo. Dice que el arquetipo del niño simboliza algo mucho más amplio y profundo, y es el aspecto preconsciente de la infancia del alma colectiva, compartido por toda la humanidad. Lo  dice textualmente: ‘El motivo del niño representa el aspecto preconsciente de la infancia del alma colectiva.’

Este enfoque invita a considerar los arquetipos (como el del niño) no solo como elementos personales, sino como partes fundamentales de la psique colectiva, que hablan de las experiencias y de los instintos compartidos por todos los seres humanos.

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Y esto es bien importante: Entender este arquetipo requiere reconocer que tendemos a separar nuestra infancia de nuestro momento presente. Es decir, que cuando hay un divorcio entre quiénes somos ahora y quiénes fuimos en el pasado, eso puede llevarnos a una desconexión con nuestro ser más auténtico. Y esa deconexión produce alteraciones psicológicas. 

Jung dice: ‘Experiencias visionarias de esta índole… van unidas, como demuestra la experiencia, a la condición de que antes haya habido una disociación entre estado presente y pasado’.

Esto puede suceder, por ejemplo, cuando negamos parte de nuestro carácter original para adaptarnos a un rol que creemos que debemos cumplir, perdiendo así contacto con nuestras raíces.

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Esta situación individual se puede llevar a un nivel colectivo, sugiriendo que, así como los individuos pueden enfrentarse a conflictos entre su estado actual y su infancia, la humanidad en su conjunto puede experimentar tensiones similares entre su estado actual y sus orígenes instintivos e inconscientes. Afirma: ‘Considerando que la humanidad no ha dejado hasta hoy de hacer afirmaciones sobre el niño divino, tal vez podamos hacer extensiva la analogía individual a la vida de la humanidad…’

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Por último, habla de la importancia de las prácticas religiosas y los rituales pra mantener viva la conexión con esos orígenes instintivos, sugiriendo que repetir historias y mitos puede ayudar a mantener un vínculo con nuestros orígenes. Dice: ‘…el repetir ritualmente de palabra el acontecer mítico, tiene por tanto la finalidad de presentar siempre de nuevo a la consciencia la imagen de la infancia y todo lo relacionado con ella…’

Como ven, en esta sección, Jung invita a considerar que los arquetipos como el del niño, funcionan tanto a nivel individual como colectivo, sirviendo como puentes entre nuestro presente y nuestro pasado y cómo las prácticas culturales y religiosas juegan un rol en mantener esa conexión viva.

24.

P: ¿Qué ejemplo puede darse de la activación del arquetipo del niño en un adulto que no sea en sueños?

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R: Por ejemplo, un adulto que enfrenta una gran presión en el trabajo puede, de manera Isc, desarrollar comportamientos infantiles, como evitar responsabilidades, llamar la atención, enojarse o llorar fácilmente. Esos comportamientos pueden ser reflejo de una disociación entre su estado actual y su estado infantil, en que el estrés desencadena una regresión, en busca de seguridad. Esto puede interpretarse como una desconexión del yo adulto con su «niño interior» y el arquetipo del niño lo invita a una reintegración de esas cualidades infantiles en su vida adulta.

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2. b) La función del arquetipo.

El motivo del niño no sólo representa el pasado sino también el presente. Es decir, no solamente algo que fue, sino también algo que es, y que sigue funcionando en el hoy, destinado a compensar los unilateralismos de la conciencia.

El desarrollo de la consciencia tiene como consecuencia dejar de lado muchos otros aspectos de lado, originándose una unilateralidad consciente.   

Dice Jung al respecto:

“Con el desarrollo creciente de la voluntad, existe un peligro de… desviarse hacia la falta de raíces. Esto… es fuente de conflictos con el instinto. Por eso el hombre primitivo se caracteriza… por su fobia a la novedad… Pero la consciencia desarrollada corre siempre peligro de desarraigo, por lo que necesita como compensación lo que queda del estado infantil”.

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En ocasiones tratamos de cambiar o progresar sin prestar atención a las tradiciones. Jung advierte que moverse muy rápido sin pensar en nuestras raíces puede llevarnos a grandes problemas, ya que podemos acabar siguiendo ideas peligrosas sin cuestionarlas.

Él considera que el verdadero progreso sólo se logra cuando reconocemos y respetamos tanto las nuevas ideas como nuestras raíces. Si ignoramos por completo de dónde venimos (el «estado infantil del alma colectiva»), terminamos perdiendo de vista nuestros verdaderos objetivos y podemos incluso sabotearnos. Así que, para Jung, el mejor camino hacia el progreso es encontrar un equilibrio entre aceptar nuevos cambios y mantenernos fieles a nuestras raíces fundamentales.

Por eso es un peligro cuando uno ve que el estado infantil de un paciente ha sido reprimido hasta quedar totalmente excluido. Y que en consecuencia, el desarrollo de su personalidad se detiene. Porque un progreso viable sólo se logra con la cooperación de ambos, del presente con el pasado, del adulto con el niño.

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2. c) El carácter futuro del arquetipo.

Un niño involucra el pasado y el presente, pero también el futuro. Y a veces su carácter futuro se olvida. Y es que un aspecto fundamental del motivo del niño es su carácter de futuro, en potencia. 

Por eso, la aparición del motivo del niño en terapia suele advertir una anticipación de desarrollos futurosy futuras transformaciones de la personalidad. A veces, aparece en un proceso de individuación, anticipando la síntesis de elementos conscientes e inconscientes, lo que comprueba que es un símbolo que concilia opuestos, un mediador, un salvador y un hacedor de la totalidad. Por eso, puede expresarse también como un círculo o una esfera, símbolos de la totalidad.  

Dice Jung:

A esa totalidad que trasciende la conciencia, yo la he denominado el «sí-mismo». La meta del proceso de individuación es la síntesis del sí-mismo. La meta del proceso de individuación es la síntesis del sí-mismo. Observado desde otro punto de vista, quizá sea aconsejable en lugar del término «síntesis», el de «entelequia».

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P: ¿Recuerdan ustedes el motivo para preferir Jung el término «entelequia» al de síntesis en este caso?

R: En filosofía, «entelequia» es un concepto utilizado por Aristóteles para describir la condición de «algo cuya esencia es tener un fin o propósito dentro de sí mismo». Jung toma ese concepto y lo adapta al proceso de individuación porque entelequia abarca la idea de una totalidad que ya existe dentro del individuo como una potencialidad desde el principio. La entelequia implica que hay un propósito intrínseco en el proceso de individuación que está dirigido hacia la realización plena de sí mismo. Argumenta es un término más adecuado porque símbolos como el arquetipo del niño, aparecen al inicio del proceso de individuación, e incluso pueden ser observados en los sueños de la más remota infancia. Y eso sugiere que la potencialidad de la totalidad ya existe a priori, antes de cualquier desarrollo o realización consciente.

Pero luego va a decir que a medida que el proceso de individuación avanza, también es aplicable el término «síntesis».

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2. d) Unidad y pluralidad del motivo del niño.

Esta sección es muy corta. Se refiere a que hay múltiples formas en las que se presenta la fenomenología del «niño». Que hay que diferenciar si se presenta en forma de unidad o en forma múltiple.

Si el motivo del niño aparece en forma de unidad, constituye la posibilidad de una síntesis inconsciente de la personalidad, y según entendí, que puede referirse a un hecho ya realizado o a una posibilidad.

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Por el contrario, si aparece en forma de muchos niños, (homúnculos o enanos) existen dos posibilidades. Una, la probabilidad de que esté indicando una disociación, por ejemplo en un caso de esquizofrenia, que se caracteriza por una fragmentación de la pesonalidad. Dos, que si aparece en personas normales, puede representar que la persona todavía se encuentra en el estado en el que su Yo está aun identificado inconsciente con lo colectivo (ya sea la familia, el grupo o la nación).

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2. e) Dios-niño y niño-héroe.

También hay que diferenciar si el niño se presenta como un dios infantil  o como un héroe juvenil.

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Como divinidad (por ejemplo el niño Dios), personifica lo inconsciente colectivo…

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mientras que si es en forma de héroe (por ejemplo el héroe Heracles), está incluyendo la naturaleza humana, y suele representar entonces una síntesis de la consciencia y de lo inconsciente, lo cual es anticipación de una individuación.

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En algunos casos, el niño puede estar en peligro (como Perseo cuando fue lanzado al mar, junto con su madre Dánae), lo cual representa los obstáculos que el ambiente pueda estar poniendo a la autorrealización. Como veremos también en Neumann, suele representar el riesgo de que la consciencia pueda ser nuevamente reabsorbida por lo inconsciente.

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Y la hazaña principal del héroe es el triunfo sobre el monstruo, dragón o ballena (como San Jorge matando al dragón), y esa es la victoria esperada de la consciencia sobre lo inconsciente, preludio de una individuación cercana a la totalidad.

Por lo tanto, las dificultades del niño pueden ser consideradas como representaciones de esos hechos psíquicos que suceden en los orígenes. Esos hechos psíquicos serán los narrados por Neumann al contar las dificultades que tiene la consciencia del Yo que, como un niño, debe tratar de independizarse de su madre, el inconsciente.

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Dice Jung que como se trata de un origen psíquico, todo tiene que suceder de manera no sexual y es lo que narra Neumann en muchos casos y es el nacimiento por un acto masturbatorio de la diosa. Por ejemplo, en el mito colombiano Kogi de la creación, luego de que nace Sintana, el primer hombre, el resto nace por la masturbación de la madre.  

32.

También vamos a ver con Neumann muchos casos en los que el motivo de estar en manos del enemigo, representa la precaria posibilidad psíquica de desarrollo hacia la totalidad. Dice Jung que en esos casos hay un continuo desfallecimiento de la consciencia ante la cantidad de obstáculos que el ambiente le pone al logro de la individuación.

En especial el riesgo de perder la singularidad amenazada por dragones y serpientes, remite al peligro de que la adquisición de la consciencia pueda ser otra vez absorbida por lo inconsciente. (Dice Jung que los vertebrados inferiores han sido siempre símbolos muy comunes del inconsciente colectivo). Neumann aclarará además que las victorias de la consciencia nunca es una victoria definitiva, pues aparecen muchos momentos en que vuelve a sentirse en riesgo de ser tragada por lo inconsciente.

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La hazaña principal del héroe es el triunfo sobre el monstruo: es la victoria esperada de la consciencia sobre lo inconsciente. La toma de consciencia es la vivencia más fuerte de los tiempos más remotos. Jung trae la expresión «Y dijo Dios: Hágase la luz» que aparece en la Biblia, como parte de la narración de la creación, donde se describe cómo se creó el mundo. Y esa expresión es la proyección de esa vivencia del estado de consciencia que por fin logra disociarse de lo inconsciente. Esa es la victoria de la luz del niño sobre la oscuridad.

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 3. a)

La especial fenomenología del arquetipo del niño

a) El desvalimiento del niño

Y llegamos a la Parte 3 de este capítulo, sobre «La especial fenomenología del arquetipo del niño», o sea la descripción y la esencia de ese niño; y comienza con la sección (a) que se llama «El desvalimiento del niño».

Y es que es el desvalimiento, el abandono y el peligro son situaciones comunes luego del nacimiento milagroso del Yo. Y acá se trata de una vivecia psíquica creativa que tiene por meta la aparición de un contenido nuevo aún no reconocido por la consciencia.

Se vive como una situación conflictiva que parece no tener salida. Y de ese choque de los opuestos que significa el conflicto, surge un tercero de naturaleza irracional, que la consciencia ni espera ni comprende.

P: ¿Se imaginan ustedes cuál puede ser ese tercero irracional que aparece fruto del choque de opuestos? No lo dice explícitamente Jung acá, pero creo que lo podemos deducir.

Yo creo que simboliza acá de la función trascendente. Pero es o que creo, y se presta para el debate.

Es que se dice acá que la consciencia nunca sabe salir de los opuestos y por eso tampoco reconoce lo que une a estos. Pero que va surgiendo a través del niño la idea de una creación significativa. Y de ahí nace el carácter numinoso del niño. 

35.

Miren como se define la Función Trascendente: Como el proceso psicológico que facilita la transición entre los opuestos conscientes e inconscientes, promoviendo su integración y generando un nuevo nivel de conciencia, proceso que lleva a un desarrollo y una maduración de la personalidad.

Bueno, lo dejo como hipótesis y es que la función trascendente puede estar simbolizada por el niño milagroso en este momento de conflicto.

36.

Habíamos quedado en mi propuesta de ver que el concepto de la Función trascendente podría estar representada simbólicamente por la imagen del niño divino.

Pero, antes estabamos hablando del desvalimiento del niño, que se puede activar en situaciones conflictivas que parecen no tener salida. Y es que en esos casos el conflicto no se supera si la consciencia sigue ligada a los opuestos, y esa es la razón de que necesite un símbolo que le muestre la necesidad de separarse de esa situación original vinculada a los opuestos. Y el símbolo del niño le ofrece a la consciencia el efecto liberador y le permite llevar a cabo esa separación del conflicto que la consciencia era incapaz de realizar.

Mientras no se haya constelado ese estado, el niño sigue siendo una proyección mitológica que exige una renovación ritual.

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Ante los confictos que producen situaciones difíciles y peligrosas, no es raro que la imagen del niño liberador se presente una y otra vez en la vida individual como «posibilidades de liberación» que adoptan mitológicamente la forma de proyecciones religiosas. Y el gran peligro es que el individuo no logre renovarse, sino que proyecte la imagen del niño en doctrinas salvadoras.

En general, podemos ver que la situacion conflictiva de la que surge el «niño», es una fórmula liberadora que sólo se presenta en un estado psicológico avanzado del desarrollo. Que muchas de las figuras infantiles que aparecen en los mitos son portadoras de cultura e «iluminadoras», que permiten ampliar la consciencia y vencer la oscuridad. 

Pero que esta iluminación va acompañada de soledad ante el mundo. Es la soledad que da la iluminación. Dice Jung: «La soledad expresa la oposicion entre…  un grado de consciencia mas elevado y el mundo que le rodea»

Y siempre está presente la anterior falta de consciencia, de donde proviene el temor «irracional» a la oscuridad. Eso explica el miedo a la oscuridad de los actuales hombres «primitivos». Dice Jung en algunas de esas comunidades, no hay temores durante el día, pero surgen durante la noche, «porque por la noche, anda suelta toda la mitología».

38.

3.

b) La invencibilidad del niño.

La siguiente sección trata de «La invencibilidad del niño». Dice que el motivo del niño está lleno de paradojas. Una de ellas es que ese niño por una parte, parece impotente,  a merced de enemigos; pero por otra parte, que ese niño tiene fuerzas sobrehumanas. El niño es “sólo un niño”… pero es «un niño divino». Desde la mirada de la conciencia, no se piensa que ese niño que parece tan frágil pueda resolver nada. Pero el mito insiste en que no es así, sino que el niño está en posesión de una fuerza superior. Y de manera inesperada, acaba venciendo.

Acá está una escultura de Heracles estrangulando a las dos serpientes. Según el mito, Heracles era hijo del dios Zeus y de Alcmena, una mortal. Zeus había engañando a Alcmena al tomar la forma de su esposo. Y Hera, la esposa de Zeus, como era usual, celosa por la infidelidad, no atacaba a su marido sino a la mujer seducida, o en este caso al hijo, producto de la seducción.

Así que buscó venganza contra Heracles y para matarlo, Hera puso dos serpientes gigantes en su cuna cuando él era sólo un bebé. Sin embargo, en lugar de ser mordido por las serpientes, el niño, dotado de una fuerza divina, las agarró, una en cada mano, y las estranguló. Sus padres adoptivos se despertaron por el ruido, y al llegar, encontraron al bebé jugando tranquilamente con los cuerpos de las serpientes como si fueran juguetes.

P: ¿Se les ocurre un cuento de hadas en que se pueda dar un ejemplo del arquetipo del niño que refleje lo débil y a la vez invencible?

R: Podría ser Pulgarcito, que a pesar de su tamaño diminuto y la aparente debilidad, demuestra ser extraordinariamente ingenioso y valiente, superando obstáculos y desafíos que parecerían insuperables para alguien tan niño y de su estatura. 

39.

El «niño», fruto de lo inconsciente, personifica poderes que están más allá de la limitada consciencia, de los que la consciencia, en su unilateralidad, no sabe nada. Dice Jung que «(El arquetipo del niño) representa el impulso mas fuerte y mas inevitable del ser: es el que lo lleva a uno a desarrollarse a sí mismo». 

Para mí, acá este arquetipo del niño está también simbolizando la «centroversión» de Neumann, que como veremos en un rato, es para ese autor, la función que busca en las diferentes etapas, el desarrollo de la consciencia.

Añade Jung que ese impulso es una ley natural y por eso tiene una gran fuerza, aunque el comienzo de su acción parezca insignificante. La fuerza se manifiesta en las hazañas de niños-héroes de la mitología, o de los cuentos de hadas. 

40. 

Jung compara la historia del ‘niño invencible‘ con el proceso de transformación en la alquimia. En alquimia, esa piedra llamada ‘lapis‘ que al principio parece pequeña e insignificante, a través de varios cambios, se convierte en algo poderoso y sabio, conocido como ‘la piedra filosofal‘, capaz de transformar cualquier metal en oro y de otorgar la inmortalidad.

41.

En la filosofía india, que es más introspectiva que la occidental, la invencibilidad del niño se relaciona con la naturaleza de ‘Atman‘, que significa el alma o el verdadero sí-mismo, que «es más pequeño que lo más pequeño pero también más grande que lo más grande».

Dice Jung que el sí-mismo es un ser inconsciente, diferente de la consciencia. Y que la consciencia sólo puede existir, si se logra separar del inconsciente. Que la introspección india logró entender esto. Pero que, aún hoy en día, para Occidente sigue siendo difícil ver la necesidad psicológica de un ser trascendente, opuesto al mundo externo. Sin embargo, a pesar de ese rechazo, hay en nuestro inconsciente una compensación, al constelarse formas arquetípicas del mito del héroe, en los procesos de individuación. 

 

42.

Se habla igualmente sobre cómo el nacimiento del ‘niño’ remite siempre a un estado psicológico primigenio de oscuridad, y de no distinguir entre sujeto y objeto, y de identificación del ser humano con el mundo.

Y que de ese estado de lo «indistinto» nace el ‘huevo de oro’, «que es tanto ser humano como mundo, pero que no es ninguno de los dos, sino un tercero irracional». A los ancestros, les parecía un suceso «cósmico», mientras que a la consciencia desarrollada le resulta obvio que ese huevo es un símbolo salido de la psique.

43.

La psicología médica actual piensa que esas ‘fantasías’ son las manifestaciones naturales de lo inconsciente, y que son de una importancia causal que no hay que subestimar.

Que entrando al terreno de la psicopatología del proceso de individuación, se acepta que muchos de estos símbolos pueden tener efectos muy reales en nuestro cuerpo y en nuestras emociones. Y clinicamente, esas imágenes internas son elementos reales que el psicoterapeuta debe tener siempre en cuenta.

Que los símbolos del sí-mismo se originan en lo profundo del cuerpo y el tema del «niño» es un símbolo muy apropiado, pues no está a un nivel demasiado profundo de la psique.

Menciona Jung que le da la razón a Kerenyi, cuando afirma que en el símbolo habla «el propio mundo». 

 

44.

c) El hermafroditismo del niño.

Pasa luego Jung a hablar del hermafroditismo del niño.

P: ¿Qué representa el hermafroditismo del niño en la mitología?

(SIG)

R: Es un hecho que la mayoría de los dioses cosmogónicos son de naturaleza bisexual, y el niño divino no es la excepción. Lo hermafrodita simboliza la fusión de los opuestos contrarios, fusión que remite inicialmente a una actitud en que los opuestos están poco separados.

Pero con el nacimiento de la consciencia discriminadora, esta comienza a apartar unos opuestos de otros. Y esta es una actitud que no ha desaparecido con el progreso de la civilización. Esto muestra que la idea de la conciliación de opuestos es un concepto muy poderoso y útil.

45.

El símbolo del niño hermafrodita ya no remite a algo pasado, sino hacia el futuro, o sea hacia una meta por alcanzar. Y en ese sentido, el niño  hermafrodita se convierte en un salvador, un superador de conflictos. Al conciliar los opuestos, actúa como mediador entre consciencia e inconsciente. A medida que se desarrolla la civilización, el hermafrodita se va convirtiendo en un símbolo de unidad del sí-mismo, en el cual ya no existe el conflicto de los opuestos. 

Y afirma luego algo que les pido que reflexionen, y es que el ser primigenio, que fue desde el principio una proyección de la totalidad inconsciente, se convierte en meta lejana de la autorrealización del ser humano. ¿Por qué?

Por que la finalidad del proceso de individuación es la totalidad humana, o sea la conciliación de la personalidad consciente e inconsciente. Pero ya de una manera en que la consciencia está separada del inconsciente.

46.

Y luego Jung afirma que, así como cada sexo viene determinado por la prevalencia de genes masculinos o femeninos, para que la persona sea hombre o mujer, así también en la psique del hombre la conciencia tiene signo masculino  y lo inconsciente tiene signo femenino. Y que en la mujer sucede al revés: la conciencia tiene signo femenino y lo inconsciente tiene signo masculino. Que en esto se basa precisamente su teoría del ánima masculina y el animus femenino.

47.

3. d) El niño como ser inicial y final

En esta última sección de «El niño como ser inicial y final» se explora la idea del ‘niño’ como un símbolo que representa la totalidad, tanto el principio como el fin de la vida humana. Que les recomiedo que tengamos muy en cuenta porque se relaciona con la lectura de Neumann que vamos luego a estudiar, pues este es un símbolo del niño que representa la totalidad. 

El niño es a la vez ese ser inicial que era antes del ser humano y también el ser final que es después del ser humano. Eso significa psicológicamente que el niño simboliza tanto la naturaleza preconsciente como la postconsciente del ser humano. Su naturaleza preconsciente es el estado inconsciente de la más tierna infancia, mientras que la naturaleza posconsciente es una anticipación del más allá de la muerte.

48.

Que la totalidad no reside jamás en lo consciente, sino que incluye también lo inconsciente. En la práctica vemos que la totalidad es más vieja y joven que la conciencia, conteniéndola en el tiempo y en el espacio.

Dice algo en lo que yo nunca había pensado, y es un tema del que  hablamos la sesión pasada, y es que el adulto moderno tiene miedos, caprichos, deseos, y esperanzas que lo toman por sorpresa, sin que sepamos la causa. Ya sea provenientes de un sueño o una intuición. 

Y compara estas sorpresas del individuo moderno con el hombre de pueblos ancestrales, para quien esas experiencias (¿por qué? porque aún no había nacido la consciencia), porque le llegaban directamente del inconsciente y por eso no le producían ningún miedo, sino que eran algo absolutamente normal para él. No había contradicciones en él.

Veremos con Neumann que esa consciencia tan amenazada pero tan buscada, es un acontecimiento que aparece con dificultad en los albores de la humanidad. Y la experiencia se proyecta en el arquetipo del niño, que, reitera Jung, expresa la totalidad del ser humano. Finaliza diciendo: «Es lo desvalido y abandonado y a la vez lo divino poderoso; es el comienzo insignificante y el final triunfante».

Y luego Jung hace un resumen en el que recoge los puntos principales de lo que he expuesto, pero que como tenemos pendiente el inicio del otro libro, pienso que podemos dejarlo acá.

¿Comentarios hasta este momento? ¿Algo general acerca de esta lectura de Jung? ¿Algo acerca de esa conexión que yo esperaba que se diera entre la lectura de Kerenyi y la de Jung?

Entonces pasemos a la otra lectura…

FIN

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Resumen

Para concluir su texto, Jung comienza destacando la complejidad de comentar sobre el arquetipo del niño sin una documentación detallada, reconociendo que su trabajo es un primer acercamiento a un área poco explorada en psicología. ‘Pero como se trata de terreno virgen en el ámbito de la psicología, me interesaba ante todo delimitar las posibles dimensiones de la problemática planteada por nuestro arquetipo y describir, al menos someramente, sus diferentes aspectos.’

50.

Él admite la dificultad de definir los arquetipos debido a su naturaleza fluida y su capacidad para cambiar de forma. ‘Ningún arquetipo es reductible a una fórmula sencilla. Es un vaso que nunca se puede vaciar y nunca llenar.’

Jung explica que, aunque es desafiante, los arquetipos pueden ser comprendidos intuitivamente como unidades dentro del entramado psíquico. La psicología convierte el lenguaje arcaico del mito en ‘un mitologema moderno’, actuando como un mito ‘ciencia’ que es vivido y puede ser curativo para aquellos desvinculados de las bases del alma.

51.

El arquetipo del ‘niño’ emerge en procesos de individuación, comenzando inconscientemente y evolucionando bajo terapia hacia una manifestación más diferenciada y simbólica, siguiendo el mito del héroe. ‘Empíricamente, el arquetipo «niño» se encuentra en procesos de individuación espontáneos y provocados terapéuticamente.’

Jung describe el viaje desde el infantilismo personal hacia la identificación con el ‘niño abandonado’ y luego hacia la ‘epifanía del héroe’, que puede llevar a una inflación del Yo o a una percepción de inferioridad. La superación de estas identificaciones permite la transición del centro de la personalidad del yo al sí-mismo, favoreciendo la integración de los aspectos conscientes e inconscientes del ser.

‘En este marco psicológico se situan los motivos del desvalimiento, la invencibilidad, el hermafroditismo y el ser inicial y final, como categorías diferenciables del vivir y del conocer.’ Este camino refleja la evolución del arquetipo del niño en la psique, subrayando su importancia en el proceso de individuación y la búsqueda de la totalidad.

52.

La superación de estas identificaciones permite la transición del centro de la personalidad del yo al sí-mismo, favoreciendo la integración de los aspectos conscientes e inconscientes del ser.

´‘En este marco psicológico se sitúan los motivos del desvalimiento, la invencibilidad, el hermafroditismo y el ser inicial y final, como categorías diferenciables del vivir y del conocer.’

Este camino refleja la evolución del arquetipo del niño en la psique, subrayando su importancia en el proceso de individuación y la búsqueda de la totalidad.

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