La unidad original – Erich Neumann

1.

PARTE II

Las etapas psicológicas en el desarrollo de la personalidad

A.      La unidad original

(Etapas mitológicas: el uroboros y la Gran Madre)

2.

  • Este libro creo que tiene dos dificultades. Una es la traducción, que no es la mejor. Y otra es que no presenta claramente las definiciones de los conceptos con los que trabaja, por lo que quisiera comenzar haciendo un lista de los conceptos que enuncia, así como sus definiciones, para facilitar la comprensión del capítulo.
  • Los conceptos son los siguientes:
    • Centroversión: Es la tendencia hacia la integración y la unificación de las distintas partes de la psique, que permite la evolución de la consciencia individual y colectiva, orientadas a la individuación.
    • Complejos: Son ideas con acento en el afecto (teñidas de emoción) y que a través de los años se acumulan en torno a ciertos arquetipos. Por ejemplo, el complejo materno en el bebé se constela en torno al arquetipo de la madre y se va cargando con el tiempo de emociones.
    • Complejo del Yo: Es el complejo central en el campo de la conciencia.
    • Uroboro: Como símbolo, sugiere un estado primigenio involucrando oscuridad y destrucción, así como fecundidad y creatividad potencial.
    • Gran Madre: Como imagen colectiva, revela una plenitud arquetípica, que como totalidad incluye tanto una polaridad positivo como otra negativa. En lo individual, un bebé tiende a organizar sus experiencias de vulnerabilidad y dependencia de su madre también en torno a los polos positivo y negativo.
    • Experiencia urobórica: Experiencia «fronteriza» o «borderline», tanto a nivel individual como colectivo, que implica que una fase se encuentra en los límites de la conciencia y el inconsciente.
    • Libido: Energía psíquica general que demanda la consciencia para actuar, y de cualquier naturaleza, no sólo de carácter sexual.
    • Fase pre-yoica: Es la etapa urobórica, que en el plano ontogenético es anterior al nacimiento del Yo individual, y que en el plano filogenético de la historia humana corresponde a la prehistoria, cuando no existía un yo que escribiera lo que sucedía.
    • Consciencia: es la función o actividad que mantiene la relación de los contenidos psíquicos con el yo, que es su centro. Y ojo a esto, que difiere conceptualmente de la psique, la cual abarca tanto la conciencia como el inconsciente.
    • Inconsciente: es un concepto psicológico. En el que se incluyen todos. Aquellos contenidos o procesos psíquicos que no son conscientes. Es decir, que no son percibidos por el yo.
    • Participación mística: término usado por Jung. Para referirse a una forma de relación del Yo con un objeto, en el que el sujeto no puede distinguirse de este. Se ha dicho que corresponde al concepto de identificación proyectiva.
    • Incesto Urobórico: Esto es como un retroceso que puede tener el yo, y es que luego de haberse logrado independizarse un poco del inconsciente este “incesto” es la tendencia del Yo a disolverse nuevamente en el inconsciente.

Bueno, como les digo, espero que estas defincones les ayude a Uds a tener más claro este capítulo.

3. 

 Centroversión y formación del Yo

  • Y ahora si comencemos El autor se propone en esta segunda parte evaluar las proyecciones mitológicas que describí en la primera parte y demostrar el significado del mito. Vimos las historias que cuenta la mitología universal. Neumann va a demostrar que esas historias arquetípicas reflejan la formación del Yo a partir de lo inconsciente, y cómo se orienta ese Yo hacia la individuación, orientado siempre por esa tendencia natural de la centroversión.
  • Y aunque hablo de la formación del Yo, estamos hablando también de la formación de la consciencia, porque recordemos que el Yo es el centro de la consciencia. Y para describir el proceso, el autor propone una serie de etapas arquetípicas.

4.

  • Las resumo muy rápidamente en esta secuencia: Uroboros, la gran madre, la distinción del padre y la madre, el nacimiento del héroe, el asesinato de la madre, el asesinato del padre, la lucha con el dragón para rescatar la doncella cautiva, y finalmente la transformación. Esta última lleva a la recta final de la centroversión, que llevará hacia la individuación.

5.

  • Y esas etapas son importantes, no sólo teóricamente, sino también para la práctica de la psicoterapia. Un ejemplo: el hecho de que los pacientes no recuerden traumas sucedidos en su temprana niñez, p.e. antes de los 4 años, sucede porque a esa edad aún no se ha formado el yo del niño. Aun
  • Se encuentra en la fase urobórica que no le permite hacer un relato del trauma que sufrió.
  • O con un adolescente, entender que el amor que tenía al padre se convierte luego en una rebeldía, y es porque es un paso necesario “asesinar simbólicamente al padre” para lograr la autonomía de un adulto, etc.

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    • Pero este recorrido evolutivo no hubiera sido posible por ejemplo con un enfoque individualista como el de Freud. Es posible es gracias a que la Psicología Analítica trascendió la esfera personalista y se amplió al ámbito de la psicología colectiva.
    • Y el autor comienza haciendo algunas observaciones introductorias acerca de algunos conceptos, acerca de las etapas, y acerca del método de interpretación que desarrolló.

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  • Y comienza con el concepto de “Complejo” que habita el inconsciente personal, y que se vincula directamente con el concepto de “Arquetipo” que habita es en el inconsciente colectivo. Por eso dice que los complejos son “Unidades vivientes de la psique colectiva”. Eso resalta esa relación dinámica que hay entre complejo y arquetipo, pues en el núcleo de cada complejo hay un arquetipo.
  • Y destaca también que el Yo, como centro de la conciencia, conforma el complejo central de todo el sistema psíquico.
  • Y recuerda que Jung lo describe así: “El complejo del Yo es un contenido de conciencia tanto como una condición de la conciencia, ya que un elemento psíquico es consciente para mí en la medida que esté relacionado con el complejo del Pero en tanto que el Yo sólo es el centro de mi campo de conciencia, no es idéntico con la totalidad de mi psique, con lo que resulta ser otro complejo más entre muchos otros”. Es decir, insistir que la psique es algo mucho mayor que el yo y que la consciencia.

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  • Todas las historias que vimos en la 1° Parte no son más que proyecciones en forma de mitos. Se dice que los mitos no son más que historias de encuentros arquetípicos. Es decir, el Yo mira su relación con el inconsciente y lo que ve son imágenes (arquetípicas) y las proyecta en el exterior contando mitos.
  • Por eso dice Neumann: “Al rastrear en la mitología el desarrollo del Yo, nos hemos familiarizado con esa proyección mitológica. Los cambios que ocurren durante el desarrollo de la relación entre el Yo con el inconsciente fueron expresados mitológicamente en las diferentes figuras y relatos arquetípicas –Uroboros, Gran Madre, dragón, etc.- mediante los cuales el inconsciente se le presenta al Yo”.

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  • Por eso es que, al tomar las etapas arquetípicas como etapas de desarrollo de la conciencia del Yo, se pueden interpretar las figuras mitológicas del niño, del adolescente y del héroe como etapas de la propia transformación del Yo. Es como si el Yo creara espontáneamente unos mitos y luego descubriera que esas historias reflejan su propia transformación evolutiva.

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  • Acá voy a invertir el orden de dos temas en el texto. Primero voy a hablar de Fausto en la obra de Goethe y luego del Yo “en la obra de la psique”. Eso lo digo yo en mis palabras. Dice el autor que, para entender bien las cosas, se deben interpretar tanto estructural como genéticamente.
  • Primero, la interpretación estructural de la figura de Fausto tiene que considerar las características y actividades asignadas a Fausto en el drama de Goethe, mientras que la interpretación genética tiene que tomar a Fausto como parte de la personalidad de Goethe (es decir, como un complejo en su psique). Y claro que las dos interpretaciones son diferentes pero mutuamente complementarias.
  • Que así mismo, la figura del Yo en los mitos requiere tanto de una interpretación “estructural” basada en la figura misma, pero también de una interpretación “genética”, que considera a la figura como expresión de la psique de la cual surge. Es decir, como un complejo de esa psique.
  • Así que también en la mitología, todas las figuras deben someterse a esta interpretación dual. Pero hay una dificultad, ya que el argumento de que el desarrollo de la conciencia del Yo está retratado en el mito, se ve complicado por el hecho de que a la vez que tomamos el mito literalmente y describimos las experiencias p. e. del joven amante de una historia “como si” él fuera una figura real, simultáneamente debemos interpretarlo como la representación simbólica de una etapa en el desarrollo del Ese es el gran reto. Y es disfrutar la historia, pero a la vez ver que está simbolizando la evolución del Yo.

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  • Ahora, la secuencia de las etapas arquetípicas es muy relativa. ¿En qué sentido? Ya se sabe que el uroboros viene “antes” de la etapa de la Gran Madre, y que la Gran Madre viene “antes” de la etapa de la lucha contra el dragón, etc. Pero es imposible que ese orden ocurra al mismo tiempo en todas las naciones y en todas las Por eso se habla de que debe haber una la relatividad histórica.
  • Esa relatividad histórica tiene dos importantes consecuencias. La primera, es que se demuestra la estructura arquetípica, porque independiente de las naciones y de las culturas, siempre se dan las mismas etapas. Y esa universalidad muestra que existe una estructura psíquica común que funciona de manera idéntica en todos los La Segunda consecuencia es que esa relatividad histórica justifica el método de investigación que siguió el autor, que lo que hizo fue recolectar y comparar el material que ilustraba cada etapa particular en las diferentes culturas y épocas.
  • Y esa exploración histórica, llevó a Neumann precisamente a descubrir que los desarrollos más tempranos del Yo y de la conciencia ocurrieron a través de relatos mitológicos que utilizaban los arquetipos del uroboros y la Gran Madre, y que lo llevó a analizar que correspondían a las dos primeras relaciones que tuvo el Yo con cada uno de estos arquetipos. Por eso, la siguiente sección trata sobre la interpretación psicológica y el simbolismo que tienen esas dos etapas arquetípicas iniciales.

 

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El germen del Yo en la situación urobórica original

  • Recordemos que la evolución general parte de que la conciencia y el yo surgieron del uroboros inconsciente. El planteamiento del autor es que no puede haber una historia, si no existe un Yo. Y que todo lo que exista antes, es toda una prehistoria.
  • Por eso, dice el autor que, en términos psicológicos, el uroboros, como etapa arquetípica inicial y punto de partida, es una experiencia prehistórica, tanto individual como colectivamente, en el sentido de que la historia sólo comienza con el Yo de un individuo que es capaz de experimentar Y la etapa anterior que simboliza el uroboros corresponde realmente a una la etapa pre-yoica.

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  • En esta etapa psicológica de la prehistoria del hombre, el individuo y el grupo, el Yo y el inconsciente, y el hombre y el mundo, estaban tan indisolublemente unidos que prevalecía entre ellos la mutua identidad inconsciente, o como la llamó Jung la participation mystique. Estaban absolutamente conectados e indiferenciados.
  • Esa identidad inconsciente nos parece muy evidente en las culturas arcaicas cuando sabemos de indígenas que adoran un árbol sagrado, o a un dios como Bochica, o en los tiempos modernos a un gurú como Osho. Para nosotros es claro que se trata de casos de “proyección”. Sabemos que son objetos del mundo externo, sobre los cuales el hombre primitivo proyectó sus contenidos psíquicos internos.
  • Y al reconocerlo, nos es fácil anular la fusión causada por la identificación entre el ser humano y los objetos del mundo Pero otra cosa pasa en tiempos modernos cuando se trata de la maldad de las naciones enemigas, o la mala energía de personas que detestamos, a pesar de que también son proyecciones de nuestra sombra, dice el autor que nuestros poderes psicológicos de discernimiento nos fallan. En esos casos, nos hacen una mala pasada y vuelve a ocurrir una mutua identidad inconsciente, como en el pasado. Y no es fácil reconocer la proyección.

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  • Y ese mismo fenómeno de fusión entre el ser humano y el mundo externo, como son los ejemplos que vimos también se da entre el individuo y el grupo al que pertenece. Dice Neumann que la historia nos enseña que, al principio de los tiempos, el individuo no existía como entidad independiente, sino que era el grupo el que lo dominaba y no le permitía actuar como un Yo separado.
  • Aunque es absolutamente claro que el individuo moderno posee un notable desarrollo de su conciencia, superior a lo conseguido en el pasado, tenemos que aceptar que aún estamos dominados por los grupos a los que pertenecemos y a sus leyes
  • Dice el autor: “Aunque en ocasiones la posesión puede inducirse voluntariamente, a veces puede ocurrir En el último caso los miembros de la misma familia se ven afligidos frecuentemente por síntomas similares”. Ejemplo de una posesión involuntaria en una familia se me ocurre que podría ser que, en esa familia, varios miembros experimenten problemas de salud mental sin una causa aparente; que todos ellos muestren síntomas similares, como ansiedad extrema, depresión o trastornos alimentarios.

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  • En ese caso, como dice el autor, “La fusión emocional barre con las aún frágiles diferencias de desarrollo de la estructura consciente en los individuos implicados y restaura la unidad original del grupo”.
  • También puede suceder que un contenido psíquico sea primero proyectado y luego introyectado. Eso significa que el individuo inicialmente lo proyectó, y en ese momento lo experimentó como algo externo, pero que luego lo introyectó, y en ese momento lo condujo nuevamente al
  • En las distintas etapas del desarrollo de la consciencia, sucede ese paso. Murray Stein da este ejemplo que también Neumann ofrece. Y es que el arquetipo de Dios fue inicialmente proyectado por el ser humano hacia el exterior, y en esa medida, el individuo actúa como él como el “Dios real del exterior”. Pero en una etapa posterior de la consciencia, lo puede introyectar. Es decir, que lo puede diagnosticar como una proyección de la imagen de Dios que está presente en la Jung va a decir que ese arquetipo es el del Sí mismo, que muchos lo describen como el Dios interior. Pero que el Yo no se identifica con él, sino que sabe que es un arquetipo de sabiduría con el que puede dialogar y que coordina su proceso de desarrollo interior. Y en general, el desarrollo de la personalidad humana consiste en “conducir al interior” –o sea, introyectar- estos contenidos antes exteriorizados.

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  • La carga de libido (o sea la carga de energía psíquica) que tienen los arquetipos es por supuesto superior a la libido de la consciencia individual. Y eso desempeña un rol importante durante la infancia, pues ya sabemos lo involucrada que está la psique del niño en la psicología inconsciente de sus Hay una identificación de la psique del niño tanto con la psique de la madre como con la del padre. Esa es la situación urobórica que sucede tanto en los mitos como en el bebé. Es decir, tanto en el plano filogenético como en el plano ontogenético.
  • Y hasta acá la etapa del uroboros, en donde el Yo y la consciencia está fusionados con el inconsciente. Pero continúa la siguiente fase de…

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El desarrollo del Yo a partir del uróboros

  • En los inicios, va a existir un período en el que la consciencia emerge del mar del inconsciente como una isla, se sumerge, vuelve a emerger y se vuelve a sumergir, una y otra vez. Y aunque a lo largo de la historia se logra mantener la consciencia cada vez más tiempo a flote, dice Neumann que todavía no hay ni en la actualidad una continuidad permanente de la conciencia.
  • Pero que es gracias a esa progresiva estabilidad de la conciencia que se ha logrado un fortalecimiento de la voluntad, y una capacidad para la acción voluntaria, que en el individuo moderno constituyen las características de su conciencia del Que mientras más fuerte sea su conciencia, más serán las cosas que pueda realizar con ella, y por el contrario, que mientras más débil sea la consciencia, menos será el individuo dueño de su vida y más sentirá que las cosas en su vida simplemente ocurren y “acontecen” sin saber cómo ni por qué. Por ese motivo es que se dice que vivir uno en manos de los arquetipos es terrible, porque uno no tiene control sobre su vida. Es el destino el que posee la vida de uno, son los designios los que lo atrapan a uno, y son también las sombras familiares las que se apoderan de nuestras vidas.

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  • ¿Cuándo regresamos al estado urobórico de la psique? Eso sucede durante el sueño en que nuestro Yo y nuestra consciencia vuelven a disolverse en el inconsciente. En nuestros sueños habitamos un mundo interior que no es consciente de lo que hace, puesto que todas las figuras oníricas son imágenes, símbolos y proyecciones de procesos internos, pero que se relacionan con nuestra vida externa. Por eso es tan fascinante el trabajo con los sueños en terapia, porque se descubre una realidad que el individuo no quiere o no puede ver.

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  • Y acá el autor regresa a hablar de la fase anterior, para recordar que cuando el Yo todavía no ha hecho su aparición como complejo consciente, es la fase que él llama urobórica y pleromática. Urobórica, porque está dominada por el símbolo de la serpiente circular que se muerde la cola, que representa la no diferenciación, en que todo es indiferenciado, mezclado, en donde todo depende de todo y donde todo está conectado con todo. Pero también es Pleromática, porque el germen del Yo aún habita en el pleroma, en la “plenitud” del Sí mismo, en la dicha del paraíso. Por eso, el Yo posterior considera esta existencia pleromática como la primera felicidad del hombre, porque en esta etapa no hay sufrimiento, el cual sólo aparecerá en el mundo con el nacimiento del Yo. A la tendencia del Yo a disolverse en el inconsciente se la llama “incesto urobórico”.

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  • Esta etapa del incesto urobórico es entonces la fase inferior y más temprana de la historia del Yo. Y aunque uno podría creer que regresar a esta primera fase es negativa, todo depende de en qué circunstancias se presente esa regresión. Por ejemplo, será algo negativo si se presenta en una persona neurótica que no puede enfrentar su vida presente, pero tendrá un carácter positivo si se presenta en la vida de un hombre creativo, para quien ponerse de nuevo en contacto con el inconsciente puede ser fuente de ricas imágenes. Esta segunda es una foto del pintor Pollock creando una de sus obras. Así que dependerá de la estabilidad de la conciencia y de la fase de desarrollo alcanzada por el Yo que ese incesto urobórico resulte regresivo y destructivo, o por el contrario progresivo y creativo.
  • Como el mundo del uroboros es el lugar del origen y de la regeneración, del cual la vida y el Yo renacen eternamente, es natural que el uroboros tenga ese valor creativo. Y es por eso que muchos mitos de creación contienen la imagen del uroboros, y es que como todo símbolo, ese uroboros tiene dos caras: mientras que el incesto urobórico es el símbolo de la muerte, el uroboros maternal es el símbolo del nacimiento del Yo, del amanecer de la conciencia, y del advenimiento de la luz.

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  • Pero aclara el autor que “A pesar del aspecto de muerte que conlleva el incesto urobórico, no se lo debe considerar como la base de una tendencia instintiva que podría denominarse “instinto de muerte”. El cual recordemos que es un concepto eminentemente freudiano.
  • Explica las razones de no verlo así, diciendo que a pesar de que se hable de lo inconsciente, esa inconsciencia no se trata de un estado de muerte sino de un estado de vida. Y que el hecho de que el Yo experimente este estado como una muerte simbólica se debe simplemente a la particular etapa arquetípica en que se encuentre su desarrollo consciente. En clínica, es muy común que el paciente que va a llevar a cabo un cambio trascendental en su vida sueñe con una muerte simbólica. Por eso, el autor critica a Freud, diciendo que ninguna teoría científica puede partir de ese estado para postular un instinto de
  • Es un hecho que nuestro estado de estar conscientes varía mucho durante nuestro estado de vigilia, pues podemos ir desde el ensimismamiento absoluto, pasando por una atención parcial, una gran concentración y llegar hasta un estado de alerta absoluta.
  • Y el gasto de energía psíquica o libido dependerá de la intensidad de la concentración. Ahora, mientras dormimos, nuestra consciencia estará casi que completamente vaciado de libido. También la enfermedad, la tensión, y los trastornos psíquicos le restan carga a la consciencia. Dice Neumann además que las personas mayores gastamos menos energía que las jóvenes y también que el hombre primitivo requería de una concentración de la consciencia mucho mayor que el hombre moderno.

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  • E insiste en que la conciencia aún se encuentra en una etapa temprana de su desarrollo y que por eso es relativamente inestable. Y por eso, se puede alterar tan fácilmente y provocar trastornos psíquicos. Porque nació hace muy poco tiempo en la historia de la humanidad.
  • Nos dice también que el lenguaje simbólico es paradójico, sobre todo para hablar del significado de un arquetipo. Por ejemplo, veamos que el uroboros no sólo es la “figura perfecta”, en tanto círculo, sino también el símbolo del caos.
  • Y es que recordemos que es el símbolo de la época pre-yoica en lo personal y de la prehistoria en lo colectivo. Y ¿qué pasó antes del comienzo de la historia? Nadie lo sabe. Y qué pasa en la mente del bebé antes de nacer? Sabemos muy poco porque es el período en el que “reinó” el inconsciente, y por eso puede haber mucha confusión y mucho desorden racional. En la medida que no exista un Yo que perciba pues no puede haber historia, porque la historia necesita de una conciencia que reflexione sobre lo que está sucediendo. De ahí el tiempo anterior a la historia sea el caos indeterminado y la indiferenciación.
  • Y en el plano religioso, el equivalente de esa psique amorfa es el numen indeterminado, “lo Divino” en general, de donde van a salir dioses concretos posteriormente. La psique aún no existe, y por lo tanto tampoco está asociada con un “alma” individual sino con un alma general. Esa es una fuerza vaga en la que puede operar la magia, porque es una dimensión en la que los contrarios están unidos en la participation mystique. Ahí no hay división entre lo divino y lo humano.

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  • Este débil Yo individual en esta etapa corresponde ontogenéticamente a la fase de infancia, que es una fase dependiente, en la que el bebé busca en esa bruma que lo rodea la seguridad y protección que no se puede dar a sí mismo. Por eso, el uroboros es experimentado como la Gran Madre. Pero aunque luego va a cambiar, en estos inicios se trata de una Gran Madre “buena” de la cual no se tiene miedo.
  • Esa Gran Madre tiene una sabiduría infinitamente superior a la del Yo. ¿Por qué? Porque los arquetipos que hablan a través del inconsciente colectivo representan la “sabiduría y la voluntad no de una persona sino de toda la especie”.
  • De nuevo, ese es la riqueza en la mirada explicativa que tiene la psicología analítica, al considerar lo colectivo y no quedarse sólo en lo individual, como otros enfoques. Acá, Jung afirma que los arquetipos colectivos están mucho más adaptados a la realidad y al mundo externo que una conciencia que acaba de nacer y que se encuentra en sus primeras

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  • Luego, el autor hace, en mi concepto, una nueva crítica a Freud porque este plantea los opuestos entre el principio del Placer vs el principio de Realidad. Neumann dice que la adaptación del arquetipo y el instinto al entorno es inconsciente, pero absolutamente “real”, y en ningún sentido están determinados por algún tipo de “deseo” ni de placer. Concretamente afirma que nunca el arquetipo de la Gran madre representa el placer. Que la fuente real de conflictos entre el individuo y el inconsciente está es en que el inconsciente representa la voluntad de la especie (como ya dijimos) vs la voluntad del individuo y no en la oposición entre placer y

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  • Y vuelve al tema de la sabiduría de la Gran Madre urobórica vs la poca sabiduría de la conciencia del Yo. La consciencia en esas primeras etapas no tiene una existencia Y repite que las primeras manifestaciones del surgimiento de la conciencia del Yo se pueden imaginar haciendo la analogía de lo que pasa cuando el pico de una isla atraviesa la superficie del mar del inconsciente y emerge. En esos casos aún hoy en día sentirá el individuo un momento de exaltación emocional, y puede llegar a vivir un momento de “iluminación”. En ese instante, los arquetipos se estarán abriendo paso entre la conciencia. Dice el autor que la persona podrá sentir “un chispazo de revelación” que interrumpe el monótono discurrir de la existencia.
  • Que esos fenómenos cuando son más frecuentes siempre han sido considerados como características de personas especiales, como curandero, videntes, profetas, o genios. Son personas que tienen una forma de conciencia diferente a la del
  • Y Neumann finaliza esta sección, mencionando que, salvo esos casos excepcionales, la existencia humana durante esta Urobórica está dirigida por lo inconsciente.
  • Y al final, el autor dice algo que me parece super importante y es que la “unidad” de la psique, que la Psicología Analítica ha definido como el Sí mismo, funciona de una manera no reflexiva. No es un Dios interno que decide cómo desarrollarse el ser humano, sino algo biológico a través de la centroversión se autoregula y se

Y el siguiente tema ya le corresponde a Heber que es el de…

26.

 la Centroversión en Organismos a Nivel Urobórico

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