Libro Complejos Dieckmann

INDICE

Introducción

CAPITULO 1 – La compleja estructura de la psique

CAPITULO 2 – La estructura de los Complejos

CAPITULO 3 – Las relaciones del complejo del ego y los complejos individuales

CAPITULO 4 – La envoltura del complejo y la situación desencadenante

CAPITULO 5 – El núcleo del Complejo

CAPITULO 6 – Diagnóstico de los Complejos paternos positivo y negativo

CAPITULO 7 – La Patología del Complejo Materno positivo

CAPITULO 8 – La Formación y el tratamiento con símbolos en núcleo del Complejo, ejemplificado con dos casos Borderline

CAPITULO 9 – El Complejo de Edipo en Psicología Analítica

Bibliografía

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Introducción

 

Los Complejos han sido conocidos y descritos en todas las culturas, pasadas y presentes, aunque no hayan sido designados así. Los pueblos primarios, que evidentemente sucumbieron más fácilmente a la disociación psíquica, siempre han sabido de la posesión por espíritus, demonios, o incluso de dioses. Estas fuerzas, como una segunda personalidad, usurpan la posición del complejo del ego y son la causa de afectos y acciones que en realidad son ajenas a la personalidad normal de la persona afectada. Como Eliade (1964) ha descrito, el chamanismo, en gran parte consiste en remover el componente emocional extraño del cuerpo o el alma de la persona afectada de esta manera. En lenguaje contemporáneo, lo llamaríamos liberar el complejo del ego de la identificación con otro complejo, o evitar su inflación, y reprimir este último complejo de nuevo al inconsciente. En el caso de la llamada «pérdida del alma», es decir, una inconsciencia extensiva del ego, el chamán emprende un viaje bien sea hacia el mundo superior o el mundo inferior con el fin de recuperar el alma perdida. Lévy-Bruhl (1923) describe la medida en que los pueblos primarios creen que las «almas» extranjeras son capaces de invadir la propia psique:

Un nativo, que vivía a una distancia de camino de varios días, apareció en una estación de la misión y exigió la devolución de una fruta que, según él, le había sido robada por una persona en la estación. Sólo después de un cuestionamiento a fondo, surgió que había soñado el robo y estaba firmemente convencido de que una persona extraña había invadido su personalidad mientras dormía. Esta persona estaba en condiciones de actuar en la realidad externa y obviamente le había robado, aunque no faltara nada de su campo.

También en nuestra cultura se han conocido desde la antigüedad grupos de asociaciones de este tipo que surgen del inconsciente. El primero en describirlos en detalle fue Aristóteles en su Psique. Allí vinculó esta parte inconsciente de las almas con partes del cuerpo y con órganos, enumerando una larga serie de tales cotejos. En la medicina moderna, se diría que él había estado pensando «psicosomáticamente». De acuerdo con von Franz (1992), la medicina tradicional china sabe de alguna manera algo similar, asociando ciertos complejos con ciertos centros del cuerpo. Así, hay 365 dioses del cuerpo asignados, uno a cada parte del cuerpo, a cada función corporal, y a cada órgano interno o centro neurálgico.

Por propósitos prácticos, la investigación después de Aristóteles se mantuvo en este nivel hasta el siglo pasado, cuando el inglés John Stuart Mill y el alemán Wilhelm Wundt retomaron de nuevo el problema. Por supuesto que ninguno habló de complejos. El término en sí mismo no se encuentra siquiera en los mayores lexicones hasta mediados del siglo XIX, cuando se usó por primera vez en biología. Mill y Wundt estudiaron grupos de asociaciones no sujetas a la voluntad consciente, pero que, sin embargo, ejercían funciones en la psique. A finales del siglo, Janet realizó sus famosos experimentos sobre la disociación de la personalidad y la aparición de segundas personalidades en una y la misma psique. En algunos casos, pudo incluso establecer la presencia de varias partes de personalidades, ninguna de las cuales sabía o tenía relación alguna con las demás. Sin embargo, aunque débil, cada una de estas personalidades parciales, tenía un cierto grado de consciencia. Esto último llevo a Jung a hablar de la «luminosidad consciente» de los complejos (Jung 1956-1963). Es muy conocido el caso de Janet, en el que una paciente gravemente histérica fue capaz de hablarle a su médico sobre los acontecimientos en su consciencia y, en forma simultánea, escribir con la mano izquierda lo que le decían sus complejos inconscientes.

El primero en utilizar el término complejo para la las personalidades parciales inconscientes fue Breuer, de quien tanto Freud como Jung tomaron prestado el concepto. Aunque Freud habló de los complejos en su psicoanálisis -como, por ejemplo, el complejo de Edipo, el complejo de castración, los complejos de padre y madre- éstos tuvieron para él y para sus seguidores, muy poco interés. Para Freud, un científico natural de finales del siglo XIX, estos conceptos eran demasiado vagos, y siguió la tendencia original de la ciencia del momento, que era dividir los fenómenos totales en partes cada vez más pequeñas, para llegar en última instancia a los componentes básicos, los impulsos, con los que él explicó el funcionamiento psíquico de acuerdo a las leyes de la causalidad.

A través de su colaboración con Breuer y los resultados de sus propios experimentos de asociación, Jung se dedicó a la exploración intensiva de estas formaciones de complejos en la psique humana; utilizando la prueba de asociación que había desarrollado, se dedicó casi exclusivamente a ellos hasta el año 1909. Incluso, descubrió en su propia personalidad uno de tales complejos, en la forma de una «segunda personalidad», que él llamaba en sus escritos «personalidad número dos» (Jung 1906-09/73). Podría parecer que Jung perdió interés en los complejos después de su largo e intensivo estudio y de toda una serie de publicaciones sobre ellos. Después de 1914, se volvió cada vez más hacia su teoría de los arquetipos, y en la segunda mitad de su vida encontramos el concepto del complejo mencionado con poca frecuencia en sus escritos. Sin embargo, en 1934, escribía que los complejos tienen una cierta consciencia y sin embargo no tenía certeza de si esta consciencia  pertenecía por completo a ellos como lo era para el complejo del ego.

No puede concluirse de la posterior y extensiva dedicación de Jung a los arquetipos y al inconsciente colectivo -un concepto que él tenía que defender contra una comunidad científica hostil y poco comprensiva- que él se olvidara de los complejos. Su teoría de los complejos sufrió algunas alteraciones en el curso de los años. En esencia, en sus primeros escritos bajo la influencia de Freud, Jung asignó los complejos al inconsciente personal, para distinguirlos de los arquetipos del inconsciente colectivo. Más tarde modificó esto en el sentido de que, efectivamente, la envoltura del complejo, con sus ampliaciones y asociaciones a menudo reside en el inconsciente personal, pero el núcleo real del complejo nace en el inconsciente colectivo. (Discuto este tema en detalle en un capítulo posterior.)

Un problema importante en la teoría de los complejos se plantea por el hecho de que incluso la psique humana sana se compone de complejos, lo que significa que los complejos de ninguna manera desarrollan solamente características patológicas, sino que más bien son necesarios para el sano desarrollo de la psique y para todas las nuevas adquisiciones en las fases importantes de la vida del individuo. El inconsciente es, después de todo, la matriz a partir de la cual surge primero la consciencia, como lo discuto en detalle en mi libro sobre los sueños (Dieckmann 1972). De esta manera, los complejos no sólo pueden ejercer un efecto positivo sobre el polo psicosomático inferior de maduración y desarrollo de la vida que se extiende hasta los procesos de envejecimiento, sino que también son capaces de desarrollar y resolver procesos creativos, espirituales, e intelectuales. Un buen ejemplo de ello es el matemático Poincaré, a quien von Franz (1992) considera uno de los descubridores del inconsciente. Ella describe episodios en los cuales los complejos le ayudaron a resolver problemas difíciles. Poincaré, en busca de una explicación de las llamadas funciones automorfas, no podía encontrar la fórmula, pero luego vio la solución al problema en una especie de visión hipnagógica.

En este libro, intento llenar un vacío en la medida en que desarrollo una teoría general de los complejos que ofrezca tanto al estudiante como al terapeuta practicante una visión general de esta área en términos de diagnóstico y terapia. Casi todos los libros de texto de psicología analítica tienen un capítulo sobre los complejos, pero no hay un libro que presente una visión diferenciada de todas las posibilidades de la teoría del complejo. Aquí he tratado de cubrir el área de diagnóstico con esa especie de panorámica que también permite al terapeuta asirse de un hilo de Ariadna en la terapia. Esto último es especialmente difícil en los hechos confusos de un largo análisis. En las muchas horas individuales dentro de un análisis largo, no siempre se maneja, por supuesto, un solo tema particular, sino también lo que parece una maraña aparentemente inextricable de eventos actuales, imágenes de la fantasía, contenido de sueños, y recuerdos de la infancia, así como asociaciones y ampliaciones de carácter tanto subjetivo como objetivo.

Si uno observa con atención esta maraña desde cierta distancia, se descubre que, en la mayoría de los casos, se centra en uno o más complejos muy específicos. Este fenómeno me llamó la atención desde el principio en mi trabajo analítico cuando descubrí la fuerza con que los pacientes se identificaban inconscientemente con el héroe o la heroína de su cuento de hadas favorito (Dieckmann 1967). Fue después de varias décadas de actividad en el campo de la psicología analítica de C.G. Jung que avancé en el desarrollo de una teoría más general y más diferenciada de los complejos que también se les pueda enseñar a los principiantes.

He incluido todos los ejemplos clínicos que me fue posible, casos en viñetas, como se les suele llamar, algunos breves y otros en mayor detalle. Por supuesto, estos ejemplos han sido lo suficientemente encubiertos para que el individuo no pueda ser reconocido en ellos.

Para facilitar la información general, uso una serie de diagramas. Espero que los junguianos conservadores me perdonen por tomar el esquema de Jung de Aion (1959), extrayéndolo de su dominio más religioso del Self y profanándolo.

Seguramente muchos lectores se sorprenderán por el hecho de que aquí menciono el extraordinariamente importante concepto del Self como tal. Sin embargo, quienes están familiarizados con el material inmediatamente reconocerán que, de hecho, estoy constantemente hablando de este concepto y que constituye la base de toda la teoría. Como sabemos, el arquetipo de la Gran Madre y el arquetipo del Gran Padre en conjunto constituyen el Self. Si partimos de la idea, como lo hace Jung, de que la psique sana es también una estructura compleja, entonces es precisamente el concepto de este libro deconstruir los complejos patológicos individuales dominantes, y reemplazarlos con una multitud de complejos que se derivan de los dos grandes dominios arquetípicos. Estas posibilidades encubiertas y no desarrolladas del alma humana deben quedar al descubierto, y desarrollarse en el curso de una terapia cuidadosa y con frecuencia prolongada. Esto es necesario para que el complejo del ego no sólo esté disponible para una o dos posibilidades limitadas de acción y vivencia en determinadas situaciones, sino que pueda entrar en relación con una multitud de actividades complejas. Esto es precisamente lo que va a constituir la restauración del Self y un funcionamiento sano del eje ego-Self.

Concebir la mente humana como un sistema de complejos que entra en relación con otro sistema igualmente complejo, es decir, el del médico, en una relación en la que se afectan mutuamente entre sí, corresponde a las modernas teorías científicas que han utilizado desde hace mucho tiempo la física y las matemáticas. La medicina, también necesita de nuevos conceptos de percepción, como dice el bien conocido físico atómico Capra en su libro El Punto Crucial (1982): «nuestro pensamiento, nuestra forma de percibir, y nuestros conceptos de valor, deben cambiar fundamentalmente. Necesitamos una nueva manera de pensar que sea compleja y no lineal, un pensamiento que sustituya la medición cuantitativa por la valoración cualitativa». Este primer reto desafía al médico para que observe su propia psique y cree un equilibrio correspondiente de los complejos de ésta. De lo contrario, no está en condiciones de tratar a sus pacientes en términos de los complejos. Hace muchos años que encontramos una amplia confirmación de esto en nuestras investigaciones de transferencia y contratransferencia (Dieckmann 1971c, 1973; Blomeyer 1971; E. Jung 1973; Wilke 1980). El análisis de entrenamiento que Jung pedía desde muy temprano se propone alcanzar este equilibrio en la psique del médico. En consecuencia, es de gran importancia. Con excepción de casos individuales afortunados, en mi opinión personal, lo que seguramente irritará a muchas personas, no creería que ningún terapeuta de cualquiera de las muchas «escuelas» actuales de terapia sea capaz de ayudar a un paciente de forma diferenciada a menos que él mismo haya sido objeto de análisis.

Más allá de esto, creo que el análisis por sí solo no es suficiente, ya que en la situación de transferencia, un buen terapeuta una y otra vez se mete en un lío con la constelación de sus propios complejos y se ve obligado a aclararlos a través de los medios a su disposición, por ejemplo, utilizando la imaginación activa, o, a veces con la ayuda de sus colegas. En cierto sentido, tiene la misma situación que el hacedor de lluvia de quien el sinólogo Richard Wilhelm, contó esta hermosa historia:

Había una vez un pueblo donde no había llovido durante un tiempo muy largo y había una sequía terrible. Así que los aldeanos decidieron reunir todo su dinero y buscar el más famoso hacedor de lluvia de la ciudad. Entonces el alcalde se puso a buscarlo y logró convencer al hacedor de lluvia para que fuera a la aldea. Lo primero que hizo después de su llegada fue pasar un día entero caminando por todo el pueblo y los campos. Luego ordenó a los aldeanos que le construyeran una pequeña cabaña, a un kilómetro de distancia del pueblo y lo dejaran allí durante tres días y tres noches, sólo poniendo un plato de arroz una vez al día ante su puerta. Después de estos tres días, dijo, llovería. Y así efectivamente ocurrió. Desapareció durante tres días en su cabaña, y en la tarde del tercer día comenzó a llover. Al día siguiente fue a la alcaldía para recoger su premio, que se le pagó con mucho gusto. Pero el alcalde tenía curiosidad y le preguntó: «¿No puedes decirme cómo lo hiciste?» «Fue muy sencillo”-respondió el hacedor de lluvia. «Cuando vine de la ciudad a su pueblo, me di cuenta de que algo no estaba en orden, y cuanto más miraba por aquí, más desordenado me sentía. Así que tuve que construirme una choza y conseguí ordenarme de nuevo. Cuando lo logré, por supuesto, comenzó a llover. » (Jung, 1956 a 1963, p. 419N.)

Realmente, esta es una historia que suscita muchas reflexiones que deben tomarse en serio por todo terapeuta. También corresponde a lo que Nietzsche dijo: «Médico, ayúdate a ti mismo, y así podrás ayudar a tu paciente» (1965).

Con esta nota, yo concluyo la introducción de este libro. Sólo me resta una cosa, y es expresar mis más sentidos agradecimientos, en primer lugar a mi esposa, que me ha apoyado en los debates e ideas, así como en la transformación del manuscrito con las frases eternamente largas de los latinistas en un alemán legible. Un sincero y sentido agradecimiento también a la Sra. Wiegand, mi secretaria desde hace mucho tiempo, por todas las correcciones y transcripciones, y al editor de Verlag Springer, quien me ha apoyado con palabras y con hechos para escribir el manuscrito.

 

 

 

CAPITULO 1.- La compleja estructura de la psique

 

(Traducción de Ana Rico de Alonso y Juan Carlos Alonso ©, de la obra de Hans Dieckmann (1999). Complexes: Diagnosis and Therapy in Analytical Psychology, Illinois: Chiron Publications)

 

De acuerdo con la noción central de la psicología analítica, los complejos son parte de los fenómenos normales de la vida; Jung (1948/60a) llegó a decir explícitamente que estos forman la estructura de la psique inconsciente. La consciencia también tiene la estructura de un complejo, e incluso el ego debe verse como una formación de complejo, por supuesto con tareas y características especiales que lo distinguen de otros complejos, y debido a esto, podemos ver la psique humana como un sistema que se comporta en muchos aspectos como un sistema ecológico en la naturaleza. Los complejos forman los ecotipos individuales que tienen entre sí una relación relativamente clara. Normalmente, cuando el sistema es capaz de funcionar bien, el complejo del yo y el Self son responsables de la cohesión y la regulación del sistema. Debemos tener en cuenta, por supuesto, que ninguna psique humana existe por y para sí misma, sino siempre en referencia a alguno más, por lo general a las personas que están cerca de nosotros o a la naturaleza que nos rodea. Incluso el ermitaño solitario que medita en el desierto relaciona su alma con Dios o, más precisamente, con su imagen de Dios, con la cual, puesto que se expresa en su alma, necesariamente tiene un cierto carácter antropomórfico.

En nuestro caso lo que queremos estudiar en primer lugar no son estas excepciones sino más bien lo que comúnmente encontramos en nuestra vida y en nuestra práctica. En la comprensión y descripción de la estructura de la psique humana en términos de los complejos, inmediatamente encentramos una dificultad que tiene que ver con su multitud e indefinición. Si hacemos un repaso de la literatura analítica, no sólo en la psicología analítica, sino también en el psicoanálisis, nos encontramos con muchas características humanas diferentes y formas de experiencia a las que se vincula el concepto del complejo. Por ejemplo, hay un grupo de complejos generales que se apoyan en las características, actitudes o comportamientos tales como los complejos de inferioridad y de superioridad, o derivados de los anteriores; un complejo de genio, un complejo de víctima, un complejo de intimidad, y toda una lista de complejos de este tipo que podría extenderse ad infinitum. Otro grupo de complejos son aquellos que se pueden derivar de las demandas de los impulsos humanos, por ejemplo, un complejo sexual, un complejo de reconocimiento, un complejo de poder, un complejo de codicia, o un complejo de envidia. Esta lista también se puede aumentar en función del número de los impulsos humanos que diversos autores actualmente asumen que existen.

Por último, en la literatura de la psicología analítica, hay un tercer grupo de complejos basado en la noción de imágenes arquetípicas. Puesto que el complejo en la psicología analítica es siempre visto formándose en torno a un arquetipo básico, como Jacobi (1959) describe en detalle, tema al cual volveremos cuando hablemos de la formación y la estructura del complejo, el número de complejos posible, de nuevo corresponde al número de arquetipos inherentes a la psique humana. Aunque este número no es infinito, como vemos en la colorida variedad de figuras mitológicas, es un número increíblemente alto y las posibilidades realmente imposibles de enumerar. Dos complejos derivados de este ámbito, los primeros en ser descritos y sin duda los más importante hasta la fecha, son el complejo de Edipo, elaborado primero por Freud en su Interpretación de los sueños, y el complejo de Jonás y la ballena, el cual domina de manera decisiva el período pre-edípico y es descrito por Jung en La psicología de lo inconsciente (generalmente conocida como Símbolos de la transformación, 1912-1956). Posteriormente, un gran número de complejos arquetípicos han sido descritos. Citaré sólo algunos ejemplos que se han presentado en la literatura de la psicología analítica en los últimos años. Hay un libro de Perera (1986) sobre el complejo del chivo expiatorio; Wilke (1977) describe un complejo de autoridad, Rentrop (1978) un complejo de mesías, von Raffay (1981) el complejo de Salomón, Bach (1972) el complejo del » hijo del padre» y, finalmente, Aigrisse (1964) un complejo de Don Juan. Estos son sólo unos pocos, en los que la figura del complejo forma parte del título de un libro o de un estudio. He hecho caso omiso de los numerosos autores que mencionan ciertos complejos en sus escritos, en la medida que son mencionados sólo como ejemplos que se pueden aumentar a voluntad, correspondientes a las imágenes de la mitología, la etnología, religión, historia, literatura, etc.

Una categoría adicional de los complejos de la psique es el de las etapas del proceso de individuación. Aquí tenemos un número bastante manejable de complejos, tales como la persona, la sombra, el ánimus o ánima, y el complejo del Self. Esta división es utilizada por un número de psicólogos analíticos, tanto práctica como clínicamente. Sin duda, una de estas áreas de complejos aparece en un primer plano del paciente, especialmente al comienzo del tratamiento y la terapia a menudo hace círculos alrededor de éste por un largo tiempo.

Por último, podemos considerar los complejos en términos de relaciones significativas de una persona, tales como el ya mencionado complejo del hijo del hijo en Bach, o como Jung (1954-1959) lo hizo en el caso del complejo materno de la hija. Aquí tenemos primero un complejo materno y un complejo paterno, a los que podemos añadir los complejos entre hermanos en función del sexo y de la posición en la familia, los complejos de los abuelos, y luego los complejos en torno a los miembros más distantes de la familia, como tíos y tías, con quienes el paciente puede identificarse en tal grado que esta identificación adquiere el carácter de un complejo. Sucede con frecuencia, cuando hay dificultad en aceptar el padre o la madre, que se llegue a identificaciones e idealizaciones con otras personas del clan familiar. Esto puede ir muy hacia atrás en la línea ancestral, como se ilustra en el siguiente ejemplo.

No hace mucho tiempo llevé a cabo el análisis de control de un paciente que tenía un padre muy débil y poco exitoso. Por el contrario, la familia de su madre tenía una serie de hombres coloridos y con bastante éxito. Entre ellos se encontraba un famoso jefe de ladrones de siglos pasados, lejanamente emparentado, el llamado Schinderhannes, Johnny el Carnicero, que hizo sus malas acciones en los bosques de Hunsrück. La literatura, y también la película hecha sobre él, lo presentan como una especie de Robin Hood, un ladrón que, con su grande y poderosa banda, saqueó a los ricos para dar a los pobres, después de haber sido forzado a tomar este sendero por una injusticia indignante. Posteriormente, fue atacado por un gran contingente de militares, rodeado, y apresado después de una intensa batalla. Al final, fue condenado junto con sus cómplices y ahorcado. Desde su temprana infancia, la psique del paciente estaba fascinada por esta figura, y él inconscientemente se identificó con él en muchos aspectos. Característica de esta postura fueron sus protestas no convencionales contra las normas rígidas que no podía aceptar, un nivel claramente distinto de coraje, y una correspondiente astucia e inteligencia en descubrir maneras no conocidas y posibilidades de moverse en una especie de zona gris. Pero su vida, al igual que todas sus empresas, estaba inhibida, bloqueada por una ansiedad profundamente arraigada que acompañaba siempre sus acciones; en el fondo escondía el desagradable final de Schinderhannes encadenado en el extremo de la cuerda del verdugo. Por supuesto, esto era totalmente inconsciente; su ansiedad comenzó a abatirlo solamente en la medida que la consciencia gradualmente se aclaró y su identificación con esta figura de padre sustituto empezó a ceder.

Esta especie de Johnny el Carnicero pertenece al lado oscuro del arquetipo del padre, mientras que otros héroes «ligeros» del mito, los cuento de hadas, o el linaje personal con los cual los pacientes se identifican, pertenecen a la brillante esfera superior del arquetipo.

Por lo tanto, a mi juicio, todos los otros complejos se pueden derivar de estos dos grandes complejos fundamentales, el complejo materno y el complejo paterno. Esto incluye los complejos de hermano y hermana en la medida en que hermano o hermana son más o menos una edición rejuvenecida del padre o la madre. Sabemos por todos los análisis, el grado en que los complejos de los padres juegan un papel en las rivalidades entre hermanos. En su libro clásico, Análisis de niño (1930), Wickes elabora por primera vez el grado en que los niños viven, sufren, y expresan los problemas inconscientes y los complejos de sus padres.

No es difícil derivar todos los demás complejos de los dos complejos parentales. Me gustaría ilustrar esto con un ejemplo. Entre otros, el arquetipo del héroe, ya sea positivo o negativo, pertenece a los elementos básicos de complejo paterno (que voy a discutir a fondo y en detalle más adelante). Desde el punto de vista de la mitología, todas las varias figuras del héroe con las que el ego puede identificarse y que Campbell (1949) ha descrito en su Héroe de las mil caras, encuentran su lugar en un complejo de héroe. Cuando este tipo de identificación se lleva a cabo, un complejo de superioridad o inferioridad puede surgir al mismo tiempo. Por otra parte, el arquetipo del héroe puede entrar en el ego ideal o superego y desde esta posición ejercer una presión excesiva para la realización del ego, que puede llevar a un complejo de inferioridad.

Si el héroe es un Don Juan o un Casanova, complejos eróticos o sexuales pueden a su vez surgir de esta raíz. Las imágenes negativas del héroe, tal como el jefe ladrón mencionado anteriormente, pueden desencadenar complejos de ansiedad. Si un héroe exitoso se proyecta sobre el hermano como un padre rejuvenecido, las rivalidades y complejos entre hermanos surgen, de nuevo acompañados por los correspondientes complejos de inferioridad o superioridad, los cuales pueden caer bajo el dominio de un complejo de poder.

En el caso de una mujer, el arquetipo del héroe paterno puede formar el animus o parte del ánimus. Dependiendo de la identificación, puede conducir, en un sentido saludable, a opiniones, puntos de vista y comportamientos valientes y poco comunes, o, en una identificación patológica, a una agresividad excesiva o a una postura completamente inadaptada. Si un ánimus de este tipo se proyecta sobre los hombres alrededor de ella, lo más probable es que se sientan abrumados e incapaces de cumplir con los deseos y expectativas de la mujer.

Podríamos ampliar considerablemente esta lista con las ramificaciones procedentes de este tipo de elemento del núcleo de un complejo y continuar dando lugar a complejos adicionales que en realidad pertenecen al complejo original. Los ejemplos aquí mencionados pretenden solamente dar una mirada a la abundancia de formas posibles derivadas. Por supuesto, no quiero decir que los complejos generales -como por ejemplo, el de inferioridad, de poder, sexual, o agresión, se puedan derivar exclusivamente de un específico elemento central del complejo de padre. Se sobrentiende que pueden surgir, del complejo del padre o de la madre por ejemplo, del arquetipo del senex, de una deidad materna, de una bruja, y de muchas otras.

Precisamente por esta razón, es que, debido a la abundancia de posibilidades de derivación, es diagnóstica y clínicamente adecuado, dar prioridad a esta última clasificación de los complejos. Un diagnóstico que se refiera sólo a uno de los varios arquetipos puede necesariamente romper todos los límites, en la medida en que compila cada vez más complejos y más variados. Aunque esto tiene la ventaja de conceder un espacio ilimitado para la creatividad del individuo, tal abundancia crea dificultades al principiante por lo que él o ella vienen a quejarse. Asimismo, este método conduciría al caos ante el cual no podríamos hacer nada en términos de la posibilidad de comparaciones científicas, y por supuesto, la posibilidad de comparación es algo de lo que somos absolutamente dependientes.

Otra dificultad puede surgir si tuviéramos que clasificar, diagnosticar y tratar los complejos de acuerdo con las etapas en el camino de la individuación, es decir, de acuerdo a la persona, sombra, ánima, animus, o al ego. Por un período de tiempo, intenté hacer esto en mis notas clínicas, pero me lamentaba una y otra vez sobre ciertas clasificaciones y dificultades. ¿Dónde, por ejemplo, debe uno situar un complejo materno en este esquema? ¿Pertenece al Self a pesar de que sea sólo una parte del Self, puesto que el Self se forma en sintonía con los arquetipos del Gran Padre y la Gran Madre? ¿O debemos situarlo en el ánima, al menos en el caso de un hombre, y en la sombra en el caso de una mujer? Por supuesto, tanto el ánima del hombre como la sombra de la mujer se forman dentro del ámbito materno, pero ¿todavía están allí? No lo creo. Incluso si el ánima tiene elementos de la madre personal, ésta (el ánima) habrá incorporado otros elementos. No parece correcto equiparar un complejo de ánima con la madre, y se vuelve demasiado circunstancial explicar en detalle que otros elementos también están presentes en cada ocasión. Esto es válido no sólo para este ejemplo; una multitud de otros complejos son igualmente difíciles de ubicar en este esquema.

Sería por supuesto demasiado fácil para nosotros, si redujéramos toda la psicodinámica del alma humana simplemente a dos complejos, como el de la madre y el padre. Es necesario diferenciarlos. El primer paso en la diferenciación lo hizo el propio Jung cuando distinguió entre un complejo materno positivo y uno negativo en su ensayo, «Aspectos psicológicos del arquetipo de la Madre» (1954-1968). (En otros pasajes, Jung escribe por lo general sólo acerca de un complejo materno o paterno). En este ensayo, él identifica el complejo materno positivo con una identidad de largo alcance de la madre (o con el arquetipo materno), mientras que el complejo materno negativo consiste en un amplio rechazo y un alejamiento de tales elementos. Fácilmente podemos aplicar esto al complejo paterno por lo que ahora podemos hablar de cuatro categorías diferentes de estos complejos. Así que, en el paciente, podemos diagnosticar un complejo materno negativo o positivo, o un complejo paterno negativo o positivo.

Un diagnóstico de este tipo -que, dicho sea de paso, también juega un papel importante con el paciente en el manejo terapéutico del tratamiento analítico, como elaboraré más adelante en detalle- no sólo proviene del inconsciente sino que se basa en gran medida en la actitud del complejo del ego consciente. Con muchos pacientes esto se puede establecer con relativa facilidad en las primeras sesiones. El complejo negativo se manifiesta por un rechazo más o menos claro de la figura parental y contiene principalmente la libido agresiva. Una declaración típicamente consciente de esto sería: «No hay la menor posibilidad de que yo quiera ser como mi madre (o mi padre).» Por otro lado, las declaraciones de los pacientes acerca de la figura parental pueden, al comienzo, sonar totalmente positivas o neutras; sin embargo, el observador crítico puede claramente detectar un acento devaluador o negativo que se le escapa al inconsciente. Esta sutileza hace más difícil el diagnóstico, especialmente para el principiante. Aquí se vuelve menos una cuestión de la formulación de las asociaciones, que del trasfondo y asociaciones emocionales. Me acuerdo de una famosa cita de Shakespeare: «Pero César es un hombre honorable.» Lo mismo puede decirse del complejo paterno positivo, en que muchas expresiones pueden parecer críticas o negativas, y sin embargo, bajo la superficie claramente se oye la idealización. En el capítulo 8 sobre el arquetipo positivo de la madre cito la declaración de Chagall sobre su madre, que tuvo un efecto tan terrible sobre él que nadie se atrevía a hablarle a ella. Pero al final de este pasaje en su autobiografía, retorna como una reina a través de la idealización que hace de ella. Esto no siempre se expresa con tanta claridad, pero a menudo uno puede escucharlo como eco en el fondo.

En La Gran Madre (1955), Neumann hizo una mayor diferenciación, que es además aplicable en muchos casos y válida no sólo en relación con el complejo materno, sino también con el complejo paterno. La distinción tiene que ver con la diferenciación entre un «carácter elemental» y un «carácter transformador.» Neumann ilustra esto con muchos ejemplos mitológico-arquetípicos (véase el diagrama de Neumann sobre los diversos aspectos de la Gran Madre). Neumann distingue los caracteres elementales y transformadores en positivos y negativos. Dentro de los caracteres elementales positivos se encuentran características tales como dar a luz, liberarse, construir, nacer de nuevo, renacer. El aspecto negativo, por el contrario, subsume características como aferrarse, capturar, disminuirse, enfermar y morir. Por otro lado están los rasgos del carácter transformador positivo: dar, aumentar, inspiración, éxtasis, visión y sabiduría; las cualidades negativas son rechazo, evasión, disolución, locura, adicción y entumecimiento. En el fondo de los complejos parentales personales estos dos personajes a menudo se pueden diferenciar con precisión debido a que el arquetipo siempre brilla a través de lo personal y le da a este último su acento particular. Naturalmente, no es sólo un acento: rara vez encontramos un elemento puro de carácter transformador, puesto que aquí, como en cualquier aspecto de la vida, los extremos son extraordinariamente infrecuentes. Sin embargo, en mi opinión, estos componentes ofrecen un cierto indicio de pronóstico. Un componente parental extremadamente rígido (elemental) que forma el complejo dominante confronta la terapia con mucha mayor resistencia. Los elementos del superego no le permiten ningún cambio o transformación de sus patrones rígidos, a menudo moralizantes de experiencia y comportamiento; castigan las desviaciones con profundos sentimientos de culpa. Si por lo menos algunos elementos transformadores estuvieran contenidos en el complejo, sería más fácil de liberar y de transformar.

Para revisar todo lo que he dicho hasta ahora, los dos complejos original -padre y madre-han dado lugar a ocho categorías diagnósticas diferentes:

  1. Complejo de la Madre
    1) positivo
    2) negativo
    3) de carácter elemental
    4) de carácter transformador
  2. Complejo del Padre
    1) positivo
    2) negativo
    3) de carácter elemental
    4) de carácter transformador

Como se mencionó anteriormente, estas categorías no sólo son de importancia diagnóstica, sino a menudo de considerable importancia terapéutica. Como lo muestran los ejemplos siguientes, los complejos, tanto positivos como negativos, con sus idealizaciones y demonizaciones, que se remontan incluso hasta el inconsciente colectivo. Sin embargo, la postura terapéutica es prestar mucha atención para no permitir que una figura materna negativa como complejo persista en el análisis, sino más bien movilizar al mismo tiempo el polo opuesto, que de hecho aplica igualmente al complejo materno positivo. En mi experiencia, especialmente en muchos controles de caso y de mucha literatura que apunta en esta dirección, hay una tendencia a atribuir las neurosis del niño a los fracasos de los padres para socializarlo y, luego, hasta el final del análisis, considerar a los padres como imagos negativos cuya introyeccion perjudicial será sustituida por una introyección positiva del padre analista o la madre analista. Sin embargo, el complejo se conserva, no se disuelve, con todos los consiguientes peligros de una recaída. No hay padres totalmente malos, incluso entre aquellos que sufren las más graves enfermedades psíquicas. Todo ser humano es una mezcla de bien y mal, blanco y negro, positivo y negativo. Son sólo los arquetipos los que son estrictamente unilaterales, razón por la cual los llamamos tipos, y no personas. Todo análisis bueno y exitoso tiene por lo tanto la tarea de movilizar el polo opuesto y permitir que el ser humano se vea detrás del complejo proyectado, con todas sus ambivalencias. Cuando esto ya no es posible, por ejemplo, debido a la temprana muerte del progenitor que contiene la proyección idealizada o demonizada, el polo contrario, como complemento, debe ser elaborado con las personas el contexto más cercano o en el dominio arquetípico.

Más aún, el proceso de socialización es incomparablemente más complejo de lo que puede ser reducirlo a la introyección de las figuras de los padres personales. Aun sabemos muy poco acerca de los componentes genéticos que juegan un papel en el desarrollo de la psique humana y las neurosis. Sólo sabemos que su influencia es, sin duda mayor de lo que pudieron admitir los primeros analistas, quienes aunque con alguna justificación, se fueron al extremo opuesto siguiendo las enseñanzas del carácter genéticamente fijado en el siglo XIX. La investigación contemporánea sobre gemelos, por ejemplo la de Schepank (1975) sobre la tartamudez, revela un componente definitivamente genético. Si leemos cuidadosamente el trabajo sobre observación infantil, especialmente Mahler (1975), quedamos sorprendidos de cuántos niños pueden reaccionar independientes de sus madres.

En su concepción del arquetipo en sí mismo, es decir, la herencia de una estructura pura que el ambiente cultural llena con la correspondiente imaginería cultural, en parte consciente y en parte inconsciente, Jung señaló la gran influencia que ejerce la cultura que nos rodea sobre el inconsciente colectivo y por ende en el desarrollo de nuestra psique. Fromm (1936) tomó esta idea, conceptualizando padres y madres, junto con sus correspondientes ideas y conceptos, más como prototipos del campo social. Werblowsky (1987) avanzó la teoría de que una identificación inconsciente con la cultura circundante se produce pudiendo ser observada, por ejemplo, en el comportamiento lingüístico de niños chinos que en su infancia fueron colocados en familias japonesas (y de niños japoneses colocados en familias chinas) y quienes más tarde no eran capaces de aprender, y mucho menos a pronunciar, ciertos sonidos en su lengua materna. Así, los niños japoneses que crecieron con madres chinas en China no pueden pronunciar el sonido «r», que anteriormente era considerado como un rasgo genéticamente determinado del lenguaje chino. De todos estos ejemplos, podemos calibrar el rol tan esencial que desempeñan los distintos niveles del inconsciente colectivo. De acuerdo con una noción de la psicología analítica, la proyección de todos estos elementos colectivos se encuentra en los padres personales. Estos también forman los elementos esenciales de los complejos paternos, y sólo gradualmente pueden irse abandonando en el curso de la individuación.

Una vez aclarado que las distintas divisiones funcionales de los complejos pueden encontrarse en los complejos parentales, sugiero que esta clasificación sea considerada fundamental. Tanto en la práctica como en la teoría, como señaló Jung, el proceso de individuación, con sus distintas etapas y formaciones de complejos, está siempre en una interacción entre los imagos parentales personales y arquetípicos, el desarrollo del yo y la consciencia colectiva, en la que esta última, incluyendo la formación del superego, surge de la parte espiritual de los arquetipos parentales (Jacobi, 1967). El Self consiste en la combinación de la Gran Madre y el Gran Padre. Anima y animus, al igual que sombra y persona, tienen sus orígenes allí, de los cuales se preservan elementos en gran medida, incluso en una individuación bastante avanzada en el curso de la vida.

Un ejemplo de formación de la sombra aclara esto. La madre de una paciente de treinta y dos años de edad se mudó con su esposo y cuatro hijos, de los cuales mi paciente era la mayor, del pueblo en el que vivían a una gran ciudad. La paciente tenía catorce años en ese momento. Su madre trabajaba temporalmente como prostituta en la ciudad, lo que causó un gran escándalo en el pueblo cuando se supo. Por esto el padre decidió trasladarse a otra ciudad, donde se casó de nuevo. Sobre la base de un complejo materno negativo y un rechazo total de su madre prostituta, esta paciente erigió una poderosa defensa contra la sexualidad sin vínculos. La sexualidad, idealizada por ella, sólo era permitida en una relación de puro amor personal hacia el otro, y uno nunca debe dejarse caer tan bajo que se le olvide este sentimiento personal. Con gran angustia acompañadas de considerables sentimientos de inferioridad, la paciente nunca pudo alcanzar un orgasmo en sus relaciones, y sólo después de un extenso análisis fue capaz de admitirlo. Sin embargo en sus sueños aparecían regularmente prostitutas, burdeles, bares y vida nocturna en todas sus formas, al comienzo proyectados defensivamente en otras mujeres y asociados con sentimientos de disgusto. No fue sino hasta que la paciente pudo experimentarse a sí misma en un sueño en un burdel como una prostituta que tenía sexo lujurioso con un hombre desconocido, que ella pudo comenzar a integrar el aspecto necesario de sexualidad transpersonal y la tarea del Yo y Tú en el orgasmo. En este caso, es importante señalar que, a diferencia de su madre, ella no actuó su sombra de prostituta sino más bien pudo incluir una parte de la experiencia transpersonal de la Gran Madre negativa como la Gran Ramera en su relación personal. Era precisamente esa parte la que le había obstaculizado su propia capacidad para el orgasmo, en la medida en que era una cualidad inconsciente de la sombra, que le había producido tan intensos sentimientos de inferioridad.

Para terminar, repitamos que Jung supone una estructura del complejo para toda la psique. Esto incluye tanto lo consciente como lo inconsciente, e incluso el ego tiene la estructura de un complejo. Esto corresponde con su teoría de la libido fijada cuantitativamente, pero no cualitativamente, cuyo potencial de energía surge a través de la tensión de los opuestos entre dos complejos (Jung 1948/60b). Aquí Jung adopta una postura filogenética según la cual todo aspecto saludable del alma forma un complejo. Las neurosis surgen cuando la consciencia asume una actitud errada hacia el inconsciente que puede ser evocada no sólo por defectos del ego o por el desarrollo alterado del ego sino también por una energía excesivamente fuerte de los complejos inconscientes, algo que discutiremos en mayor detalle en el capítulo sobre el fenómeno borderline.

Hasta aquí los complejos pertenecen a la estructura fundamental de la psique y nos colocan como seres humanos en conflictos que debemos sufrir y resolver. Según Jung, el sufrimiento en la vida humana no es nunca una enfermedad como tal, sino más bien presenta el polo opuesto a la felicidad, siendo el uno impensable sin el otro. Un complejo se convierte en patógeno solamente cuando es reprimido, suprimido o negado en lo que pensamos que no tenemos. Un complejo se convierte en un elemento negativo y perjudicial en la psique solamente cuando el complejo del ego no tiene la capacidad suficiente para enfrentarlo. El sacar y llegar a un acuerdo con los complejos le sirve al proceso de individuación y, en consecuencia, puede ser visto como algo positivo.

Hay complejos que nunca han entrado en la consciencia y que por tanto nunca han sido reprimidos. Estos complejos surgen principalmente del inconsciente colectivo. El inconsciente es, por supuesto, la matriz de la cual surge la consciencia en primer lugar. Así, el inconsciente colectivo representa un complejo funcional autónomo con una estructura primaria inherente, en la cual, como una semilla, el desarrollo típico y las posibilidades de maduración de la psique humana están latentes. El inconsciente colectivo tiene un carácter prospectivo, ya que, al crear las imágenes en los núcleos de los complejos, está en posición de vincularlas con las energías de los impulsos e impartirles significado y dirección. He elaborado eso con mayor detalle en mi obra sobre interpretación de los sueños (Dieckmann 1972).

 

 

 

 

CAPITULO 2.- La estructura de los Complejos

 

 

Si quisiéramos indagar por la estructura de un complejo, tenemos primero que preguntarnos por lo que realmente entendemos por el término complejo. Por medio de sus investigaciones experimentales, registradas en un grupo de ensayos colectivamente titulados «Estudios en la Asociación de Palabras» (1906-09/73), Jung descubrió los complejos con tono emocional. En sus experimentos de asociación de palabras se encontró con que algunas palabras estímulo que estaban más cargadas emocionalmente para el sujeto de la prueba, alteraban la respuesta típica del comportamiento del sujeto. Específicamente, las respuestas alteradas aparecían en tiempos de reacción, malentendidos y repeticiones de la palabra estímulo, falta de reacción, o lapsus linguae. Dado que estos «errores» ocurrían una y otra vez cuando la prueba se repitía con las mismas palabras estímulo, Jung inferió que alguna perturbación interna se activaba. La alteración interna era provocada por un grupo de elementos relacionados, cargados de emoción que él llamó «complejos».

Al principio, Jung pensó que estos elementos estaban siempre negativamente sintonizados. Pero ya en 1915, Hoffmann demostró en su disertación que los elementos placenteros podían interferir con el curso del experimento, aunque no lo hicieran con tanta fuerza como los negativos. Por lo tanto, se estableció que no sólo los complejos con un tono emocional negativo, sino también los positivos, pueden ejercer un efecto disruptivo sobre la consciencia y ser así sujetos de defensas.

Un complejo, por lo tanto, se comporta en cierto sentido como una parte escindida de la psique, comparable a la noción de ego-parte que resulta de las tensiones y conflictos entre consciente e inconsciente dentro del yo completo, una noción planteada por psicoanalistas británicos recientes. Fairbairn, Winnicott, Guntrip, y Sutherland, en particular, sonn asociados con este concepto. Los psicoanalistas británicos, sin embargo, proceden sólo desde el complejo del ego, mientras que el concepto de Jung también tiene en cuenta esos complejos que surgen del inconsciente colectivo como nuevas adquisiciones psíquicas que no contienen componentes del ego. Para estos, Jung habló de «luminosidades» (Jung 1956-1963), como él los llamó en Mysterium Coniunctionis. De otra parte, estos ego-partes de la escuela británica, como subsistemas psíquicos o como ecotipos escindidos (como les llama la ecología moderna), se corresponden plenamente con el concepto de Jung sobre el complejo, y es bastante sorprendente cómo, aún hoy en día, estos autores desesperadamente evitan cualquier mención de Jung.

Muy temprano, Jung reconoció el carácter sistemático de los procesos psíquicos, y ya en 1934 su conferencia «Una revisión de la teoría de los complejos» (1948/60a) demostró que no hay procesos psíquicos aislados. En el mismo ensayo, introdujo la idea de que los complejos se constelan, en el que «la situación externa libera un proceso psíquico en el que ciertos contenidos se reúnen y se preparan para la acción» (párr. 198, p. 94). La constelación es un proceso automático que no puede ser detenido puesto que los complejos poseen su propia energía psíquica. Jung comparó estos contenidos psíquicos constelados con la función de un imán que recoge las limaduras de hierro en una forma específica. Esta imagen es, por supuesto, bidimensional, mientras que el contenido de los complejos ha de ser considerado como estructuras tridimensionales, o cuatridimensionales, ya que hay también un componente de tiempo que a menudo no coincide con el marco temporal de la parte conciente del complejo del ego. Por lo general, el caso es que el complejo constelado es más joven que complejo del ego, derivado de los primeros tiempos y capturando en estructura formas tempranas de experiencia y comportamiento. A veces, sin embargo, se puede hablar de una personalidad más antigua, más madura, pero esto se olvida rápidamente, y no se mantenida como una actitud permanente. Este grupo también incluye los complejos que provocan fenómenos sincrónicos tal como los describe von Franz en su libro Psique y Materia (1922).

Un ejemplo sencillo a partir del análisis de una paciente mujer de treinta y dos años de edad, muestra cómo regresó a un estado psíquico claramente más joven en determinadas situaciones.

Uno de sus problemas era que, después de un período de felicidad en su relación con un hombre, entraba en violentas dificultades con él. Sentía que ya no la entendía, que la explotaba machistamente y la rechazaba. Llegaba al punto en que rompía la relación o el hombre se retiraba. Finalmente, comenzó una relación con un hombre mucho más joven, un estudiante italiano de último año de secundaria, a quien había conocido mientras trabajaba en sesiones nocturna como tutora asistente. Naturalmente, yo tuve una reacción interna de cierta preocupación y escepticismo hacia este vínculo, especialmente porque podía ver en sus relatos que el joven tenía grandes dificultades con esta relación y reacciona a ella con fuerte. Hasta este punto del análisis, yo había sido una figura paterna permisiva y constantemente benévola con ella. Pero debido a mi actitud interior y al tenor de algunas interpretaciones, la situación cambió de manera bastante abrupta. El complejo se consteló entre nosotros de manera casi imperceptible al comienzo, me convertí (a sus ojos) un hombre machista que ya no la entendía y con quien ya no podía trabajar más su problema con el joven, de lo que ella no dijo nada inicialmente. Al mismo tiempo, su voz se hizo chillona y menos diferenciada, y comenzó a colocar la mirada hacia abajo a menudo, en algunas horas, se fue convirtiendo en algo parecido a una adolescente bastante envejecida y torturada. Muchos aspectos de su enamoramiento de puer aeternus pudieron ser analizados y traidos a la consciencia, pero que no alteró la situación. La resolución del complejo vino sólo cuando finalmente ella trajo el problema a la transferencia y me explicó que sentía que yo ya no la aceptaba ni la comprendía. Al mismo tiempo, fue capaz de expresarme sentimientos de intensa ira y dolor que habían llegado tan lejos en sus fantasías como para terminar el análisis. Al principio, ninguno de los dos sabía muy bien lo que estaba sucediendo. Sólo poco a poco pude yo, mediante el uso de preguntas diferenciadas, vincular sus sentimientos a situaciones concretas y expresiones que me involucraban.

Los antecedentes que finalmente llegaron a la luz fue los siguientes: ella proyectaba en mí un padre severo que le prohibía toda sexualidad y que reaccionaba con mal humor y rechazo a cualquier joven que se acercara. En consecuencia, a pesar del mejor insight, ella entiendió cada una de mis interpretaciones de esta manera, es decir, como devaluadoras, juzgadoras y desaprobadoras. Tampoco fue capaz de preguntarme lo que significaban mis comentarios, puesto que en este sentido, su padre había sido completamente inabordable. Sólo cuando ella paulatinamente aprendió a hacer esto, y hasta que emergieron todos sus miedos profundos acerca de los hombres y la sexualidad, presentes en su pasado, fue capaz de retirar las proyecciones y disolver su complejo. Al mismo tiempo, recuperó una personalidad apropiada para su edad y gradualmente aprendió a ser más inquisidora en sus relaciones e interactuar más comprensivamente con otras personas.

Vamos a describir lo que Jung entiende con el término complejo y como lo define. Él escribe:

¿Qué es, hablando científicamente, un «complejo en tono de sentimiento»? Es la image de una cierta situación psíquica que está acentuada emocionalmente de manera muy fuerte y es, además, incompatible con la actitud habitual de la consciencia. Esta imagen tiene una profunda coherencia interna, que tiene su propia totalidad y, además, un grado relativamente alto de autonomía, por lo que está sujeta al control de la mente consciente sólo de forma limitada, y por lo tanto se comporta como un cuerpo extraño animado en la esfera de la consciencia. El complejo puede por lo general ser suprimido con un esfuerzo de la voluntad, pero no puede ser sacado argumentalmente de la existencia, y en la primera oportunidad adecuada reaparece con toda su fuerza original. (Jung, 1948, 60 bis, p. 96).

Más aún, Jung se refiere al trabajo de investigación de Janet y Prince quienes tuvieron éxito en demostrar personalidades con cuatro y cinco divisiones. En estas divisiones, cada parte de la personalidad tenía su propio carácter y memoria, a la cual la consciencia no tenía acceso o solamente lo tenía en un grado limitado de acceso.

Grof (1983) ha demostrado en su trabajo investigativo con personas bajo la influencia del LSD los mismos resultados en los que las partes de personalidades individuales podían ser rastreadas hasta la primera infancia y, en algunos casos, incluso de vuelta a través de líneas ancestrales. Tuve la oportunidad de observar este tipo de complejos, correspondiente a una » personalidad doble», en el análisis de un paciente que sufría estados patológicos de intoxicación en los que tenía una personalidad completamente diferente (Dieckmann 1978a). En su disertación temprana, Jung (1902/70) describe un caso en que un complejo de este tipo forma una parte de personalidad inconsciente con un carácter diferente, aunque en ese momento él no utilizó el término complejo, que iba más tarde a desempeñar un papel muy grande en su psicología.

Los grandes poetas han sido conscientes de estas personalidades divididas con el carácter de un complejo y los han descrito como figuras en sus obras. Tal vez el más conocido es el Fausto de Goethe, con las dos almas que deambulan en su pecho. También encontramos este tipo de proceso muy claramente en la novela de Tolstoy, Resurrección (1913). Aquí Maslova, el principal personaje femenino, se ve obligada a reprimir su entera primera personalidad como una chica alegre, cariñosa y desinteresada cuando entrar en el medio de la prostituta. Tolstoi describe poderosamente esta represión que ella intenta, con todas sus fuerzas, y con éxito, para extinguir de su memoria a la mujer que ella había sido y poder convertirse en la ramera calculadora, coqueta, explotadora de hombres. Sin embargo, la antigua personalidad se conservaba en ella, brilla una y otra vez y, finalmente, vuelve a entrar en la consciencia y se convierte en dominante en una forma más madura a través de su sacrificio y su relación con su primer seductor, el príncipe Nechludov. El poeta describe el mismo fenómeno en Nechludov, quien era probablemente en gran medida una figura autobiográfica de Tolstoi. También muestra aquí el conflicto incesante entre una persona egocéntrica, indiferente al sufrimiento de otros, y una persona servicial, idealista llena de compasión y capacidad de relación.

La psicología analítica siempre parte de la premisa de la salud y ve la patología como un excesivo énfasis unilateral de un determinado aspecto de la psique, por lo que en psicología analítica concebimos complejos como parte de la vida normal de la psique. Incluso los vemos a ellos y a su energía específica como la base de todo el funcionamiento psíquico. En analogía con la naturaleza, podemos llamar complejos » fuerza de campo» o «mapas» de la psique, para usar una expresión de Seifert´s (1981). En el macrocosmos de nuestra tierra, nos encontramos con los más variados paisajes: campos, bosques, desiertos, pantanos, mares, ríos. Todos relacionados entre sí de alguna manera, y el bienestar de la totalidad se garantiza no sólo si uno de ellos gana la partida y abruma todo lo demás. Podemos ver los complejos de forma análoga. En la psique sana, todo un sistema de complejos diferentes, cada uno con su calidad única, están relacionados entre sí. A través de una identificación parcial, el ego saludable puede hacer uso de ellos cuando sea necesario en diversas situaciones de la vida para dominar la tarea en cuestión.

Un complejo se vuelve patológico sólo en una de dos formas. En primer lugar, puede tomar demasiada energía de sí mismo, lo que podemos entender desde el desarrollo de nuestra historia (personal), ya que contiene muy tempranos, profundos sentimientos de amor u odio, también vinculados igualmente con profundos miedos e impulsos agresivos. En segundo lugar, puede llegar a ser patológico si se divide y aisla del resto de la psique, como consecuencia de estas energías abrumadoras y la excesiva acumulación de las asociaciones y ampliaciones que contienen. Entonces, como un dictador que se arroga todo el poder para sí mismo, el complejo tiende a suprimir y a reprimir todo lo que no cabe en su marco de referencia, y esto causa la consciencia del complejo del ego que actúe una y otra vez de manera dañina para sí mismo y sobrecargadas que se evitarían si se pudieran reflexionar de manera racional. Me acuerdo de un paciente relativamente joven quien, evidentemente, tenía un complejo de héroe, como Hércules, que una y otra vez le hacía asumir tareas imposibles de cumplir. Al tratar de dominarlos, se sobrecargaba totalmente, olvidando o descuidando todo lo demás en su vida, incluida su familia, y terminaba muerto de cansancio. Pero si tenía éxito en una tarea determinada, nunca estaba orgulloso ni satisfecho. Más aún, se hundía en una depresión profunda o como el antiguo Hércules, experimentaba salvajes salvajes apariciones de agresividad dirigidas hacia sí mismo.

Demos otra mirada a lo que ya discutimos en términos generales, pero centrándonos ahora en los elementos en los que el complejo está formado en realidad. En primer lugar tenemos lo que se llama la envoltura del complejo. Se compone de todas las asociaciones y ampliaciones que se acumulan alrededor del complejo, continuamente enriquecidas en el curso de la vida. Por un lado, estas asociaciones y amplificaciones consisten en las experiencias reales y de la experiencia subjetiva de ciertas realidades, un proceso que está en curso en nosotros en la medida en que las experiencias objetivas y subjetivas reales o aparentes conforman el significado del complejo. Por otra parte, todas las fantasías que desarrollamos creativamente, o que tomamos de otras personas, la literatura, las tradiciones compartidas, las expresiones artísticas, u otras fuentes, contribuyen a la envoltura del complejo. También podemos observar que los contenidos aparentemente no relacionados con el complejo, pueden extraerse y distorsionarse para ajustarse al complejo, especialmente cuando el complejo se ha vuelto patológico y lleva una carga alta de energía. Así, como veremos más adelante en un ejemplo clínico, la sonrisa amable de una persona neutral puede ser experimentada como ridícula y profundamente lesionadora en el caso de un complejo paranoide. Expresado de manera sencilla, en un gráfico de dos dimensiones, el complejo parece representado en la figura 2.1.

El punto negro en el centro representa el núcleo del complejo, mientras que las líneas rectas y curvas representan las asociaciones parcialmente subjetivas, parcialmente objetivas que el núcleo ha atraído. (Las líneas curvas representan ciertos contenidos que el complejo «dobla» o distorsiona para que no correspondan a su significado original o con la realidad consensuada.)

FIGURA 2.1 El complejo, enriquecido con las asociaciones.
Jacobi (1962) con modificaciones por el autor.

Los complejos están relacionados entre sí, particularmente en la psique sana, y un solo complejo nunca existe solitario, lo que también podemos representar en un diagrama. Debemos, por supuesto, tener en cuenta que este tipo de diagramas sólo pueden ser ayudas visuales. Como todo lo que tiene que ver con la psique, la estructura real de un complejo no puede hacerse visible. La psique es, obviamente, una estructura multidimensional, que podemos comprender sólo desde sus efectos. Toda nuestra experiencia nos lleva a inferir que los complejos, incluso en sus múltiples formas variadas, están relacionados entre sí, ya sea directa o indirectamente.

Cuando los complejos se interrelacionan directamente, cada complejo individual se conecta con otro complejo a través de asociaciones específicas que afectan a los dos (o más) complejos. Cuando los complejos se interrelacionan indirectamente, el primer complejo se vincula con el segundo, el segundo con un tercero, el tercero con un cuarto, etc. Por lo tanto podríamos hablar de una interconexión directa si el complejo de ánimus de una mujer mostrara una correspondencia con ciertas actitudes y comportamientos de su complejo paterno. Por otro lado, la interconexión sería indirecta, si el complejo de ánimus fuera completamente diferente del padre personal. Este complejo puede corresponder, por ejemplo, a la imagen idealizada de su abuelo materno, quien a su vez, corresponde a ciertos aspectos sombríos de su padre (aspectos que la mujer reprimió o ni siquiera percibió). En este caso, la mujer se hubiera relacionado inconscientemente con la sombra de su padre al hacer la elección de pareja.

Al representar una interconexión directa en la que cada complejo se conecta con el otro complejo directamente, el modelo más simple es el de la transferencia quaternio (figura 2.2).

FIGURA 2.2

Aquí los cuatro complejos están representados por cuatro puntos negros que están conectados entre sí por líneas. Cada uno de los cuatro complejos está directamente interrelacionado con los otros tres, sin la intermediación de otro complejo. Por el contrario, una interconexión «indirecta» puede ser representada en la figura 2.3.

 

Este diagrama claramente ilustra que un complejo a, situado en el centro, puede entrar en asociación con el complejo d o e sólo a través del complejo b o el complejo c, en el cual una asociación común o adecuadamente similar moviliza primero uno y luego el siguiente complejo. Es aún más difícil para el complejo a llegar a un complejo f, ya que para hacerlo, por lo menos dos complejos intermedios tendrían que ser activado. Si a está relativamente cercano a la consciencia y la consciencia es capaz de experiementarlo, entonces el complejo f está muy distante de la consciencia, y podemos suponer que es poco probable que la consciencia obtenga algún conocimiento de la existencia de este complejo distante.

Algunos complejos permanecen inconscientes, porque el desarrollo de la personalidad no ha requerido o permitido que ellos entren en la consciencia. Otros complejos «distantes» y disociados han surgido en el curso del desarrollo personal individual como se describió anteriormente. En nuestro trabajo diario con pacientes, por lo general encuentramos el primero los aspectos oscuros, negativos de las imagos de los grandes padres. Durante mucho tiempo, tenemos que trabajar muy duro para traer a la consciencia los profundos sentimientos de decepción, odio, devaluación, agresión destructiva, envidia, inferioridad, etc. Estos sentimientos son incompatibles con la personalidad moral y con las exigencias del superego, y para ambas partes, el analista y el analizado, son difíciles de tolerar en la contratransferencia. Todas las privaciones, la falta de comprensión, la arbitrariedad de los padres, el egoísmo, la empatía inadecuada y la falta de emocionalidad que se vivió en la primera infancia, como una herida profunda, debe ser trabajada primero. Y mientras se trabaja a través de todo esto, uno no puede olvidar que no sólo los complejos negativos de los padres pueden ser parcial o ampliamente inconscientes, sino que los aspectos positivos pueden también haber sido reprimidos. Linda Leonard (1982) ofrece un bello ejemplo de su propia experiencia. Ella describe un complejo de padre, conscientemente experimentado como negativo. Su padre era alcohólico; en gran medida, ella y su familia lo devaluaron y lo experimentaron como destructivo. Sólo después de un largo análisis fue ella capaz de ver el aspecto dionisíaco positivo de su padre y hacer realidad este potencial en sí misma. Me he referido a este fenómeno anteriormente en referencia a la Resurrección de Tolstoi, en donde los dos personajes principales reprimen los valores positivos, como un complejo, en una parte de la personalidad.

En conclusión, quisiera llamar la atención del lector a que la observación de los complejos no se limita únicamente a los individuales, sino puede captar grupos enteros. Seifert (1981) señala que el complejo de la grandeza nacional o de la raza superior puede suscitar cambios que mueven el mundo. Incluso cuando los complejos no son patológicos, pertenecen, como Jung lo discutió (1948/60a), al fenómeno más característico de la psique, tanto en los grupos o pueblos más primitivos como en los diferenciados. En este contexto, menciona algunos ejemplos de la literatura antigua: el poema épico de Gilgamesh representa un complejo de poder, y el Libro de Tobías en la Biblia ofrece el ejemplo de un complejo erótico y su curación. Hemos estudiado este tipo de complejos colectivos muy a fondo en un grupo de trabajo en el Instituto Jung de Berlín y editado los estudios (Dieckmann y Springer 1988), por lo que no me explayaré sobre este tema aquí.

 

 

CAPITULO 3.- Las relaciones del complejo del ego con los complejos individuales.

 

(Traducción de Ana Rico y Juan Carlos Alonso © , de la obra de Hans Dieckmann (1999). Complexes: Diagnosis and Therapy in Analytical Psychology, Illinois: Chiron Publications)

 

Anteriormente presenté dos ejemplos detallados de la evolución y estructura de la envoltura y el núcleo de un complejo, como los he conceptualizado desde mi experiencia clínica; me gustaría describir los efectos y relaciones que el complejo del ego puede tener sobre y con los diversos complejos. Puesto que la psicología, y especialmente la patología, del ego y sus alteraciones y defensas se han investigado y descrito a fondo por la escuela freudiana en las últimas décadas, podemos renunciar a discutir esto aquí. Sin duda no tiene sentido para nosotros en la psicología analítica crear nuestra propia terminología para algo para lo cual ya hay un vocabulario que nombra los fenómenos idénticos a los que hemos observado empíricamente y trabajado clínicamente. Por supuesto, tendría sentido para un analista de nuestra escuela trabajar con un esquema generalmente aceptado del desarrollo del ego y los trastornos concomitantes que pueden ocurrir, tal vez siguiendo los conceptos de Erich Neumann (1963-1973) o las ideas de Kadinsky (1964) acerca de los tipos. Esto sería un complemento valioso a los conocimientos que ahora tenemos sobre el ego y sus defensas, o podría ser una hipótesis independiente de trabajo que nos sirva mejor de lo que tenemos ahora.

En mi descripción de las diversas formas en que los complejos afectan el complejo del ego, me basaré en gran medida en las elaboraciones de Jacobi (1959) y de Whitmont (1969). También estoy adoptando una diferenciación de la identificación de Whitmont (como un proceso más cercano a la consciencia) y la identidad (como un proceso totalmente inconsciente).

Es una buena idea recordar que, por regla general, los complejos se caracterizan por tres rasgos: tienden 1) a no ser corregibles, 2) a operar automáticamente, y 3) a enriquecerse con amplificaciones arcaicas, mitológicas.

Esto significa que incluso el conocimiento puramente racional que uno tiene de un complejo, no está uno en condiciones de resolver, modificar, trabajar a través de él. No sólo tenemos complejos, sino que ellos nos tienen, y lo máximo que podemos hacer es suprimirlos o reprimirlos. Cada complejo maneja un grado relativamente alto de autonomía y sólo está sujeto en un grado limitado a la voluntad y a los deseos de la consciencia. Una vez más tenemos las personalidades particionadas dentro de la psique ya mencionadas, que por lo general se comportan completamente a voluntad. Entre más alejado esté un complejo de la consciencia y entre más fuerte la energía que contiene, más tiende a incluir imágenes mitológicas y arcaicas del inconsciente colectivo en su repertorio de imágenes activas.

Así como es verdad la descripción de todos los objetos orgánicos, también en el caso del complejo hay que tener en cuenta la dimensión histórica para comprender el proceso dinámico. Los tres tipos de tiempo siempre participan en el origen de un complejo: pasado, presente y futuro. El primero corresponde a las raíces infantiles, es decir, las influencias de los mundos interno y externo de la infancia y de la historia de la vida del individuo con todas sus experiencias subjetivas. El presente del complejo corresponde al conflicto real, actual, en que está involucrado el individuo. El futuro corresponde al componente «finalista». Todo complejo, así como cada símbolo contiene una tendencia, un movimiento hacia un punto final o condición o resolución. Una y otra vez, Jung hizo hincapié en el punto de vista finalista en contraste con el análisis puramente causal de Freud. Con todo esto en mente, podemos ahora discutir las diversas formas en que el complejo puede ejercer sus efectos sobre el complejo del ego.

1) El complejo puede ser inconsciente, pero no estar muy fuertemente cargado. En este caso, bloquea el flujo normal de los acontecimientos psíquicos sólo en unos pocos momentos y se manifiesta en pequeños errores en el comportamiento o en síntomas menores que la persona en cuestión no considera como patológico. Ejemplos típicos son el tema del famoso libro de Freud, Psicopatología de la vida cotidiana, en el que presenta una gran cantidad de este tipo de «errores» o «equivocaciones», tales como decir algo equivocado, olvidos, errores de lectura, errores de escritura, etc. Por ejemplo, un complejo que consiste en una homosexualidad algo intensificada y latente, que conlleva una cierta dificultad en las relaciones con personas del mismo sexo, puede estar demasiado o muy poco distante, o tener una frecuencia aumentada de conflictos mientras se vea sometido a este dominio. El complejo, como tal, está relativamente bien integrado en la totalidad de la psique y no causa ningún síntoma patológico serio. Aquí llegamos al cambio de frontera entre salud y enfermedad que ningún médico ha sido capaz de determinar con precisión.

2) El complejo puede ser tal que su energía afectiva sea muy elevada y se enriquece de modo que se posiciona en contra del ego consciente, como una especie de «segundo» ego. Esto amenaza con destruir al individuo en dos en la medida en que él o ella se muevan hacia un lado y otro, entre dos grupos de contradictorios de imágenes. Una imagen mitológica conocida de esta situación es el Sinis Pityocamptes, de la saga de Teseo, quien le salía al paso de los viajeros, los ataba entre dos árboles de pino inclinados, y luego liberaba los árboles, partiendo en dos a los desafortunados viajeros. Teseo lo venció y liberó a los Pelepones de este ladrón. Frecuentemente nos encontramos con un ejemplo de esta patología en determinados casos de neurosis obsesiva en las que la incapacidad del paciente para eligir es marcada.

Hace muchos años, antes de que el Muro de Berlín fuera erigido, tuve a un estudiante en tratamiento conmigo quien, durante semanas y semanas, dedicó muchas horas considerando si se debía comprar sus libros de texto en el Este o el Oeste. En el este de Berlín, eran considerablemente menos costosos, pero tenía escrúpulos de privar a la gente más pobre allí. Por otra parte, penalizar a los impíos del Oeste correspondía más a su ideología coloreada de cristianismo. Comprar sus libros en el Oeste, exigía sin embargo un sacrificio considerable para él, y todos sus compañeros de clase compraban, por supuesto, en el Este. Pero por otra parte, él condenaba el capitalismo codicioso del oeste y no se daba cuenta que mediante el pago estaba apoyando los elevados precios que se exigia a los estudiantes pobres.

3) Una forma aún más fuerte está marcada por la aparición de una «doble personalidad». Aquí, el complejo está completamente liberado del contexto psíquico y aparece como una personalidad escindida por derecho propio. (Ofrecí ejemplos de esto arriba, p. 14, en el caso del paciente con los estados patológicos de intoxicación y en el conocido tratamiento literario de este tema en el Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Stevenson).

4) En el cuarto nivel, el ego se identifica parcial o incluso totalmente con el complejo. Somos conscientes de esta condición, al menos como un fenómeno transitorio con tendencias auto-sanadoras, en personas que están «enamoradas», cuando un hombre o una mujer están totalmente poseídos por su pareja o por la correspondiente imagen interior, es decir, el ánima o el animus. La identificación parcial se acompaña de alteraciones en la adaptación, una pérdida relativa de un sentido de la realidad, así como cierto grado de vulnerabilidad emocional. En el caso de una identificación completa o de una identidad del ego y el complejo, una condición de inflación puede surgir, encontrada con más claridad y distinción en las distintas formas de psicosis en las que el individuo se funde con una imagen arquetípica y se convierte, por ejemplo, en el Emperador de China, o Juana de Arco. Tuve la experiencia una vez de un ejemplo clásico de una identificación completa, pero no psicótica, en el caso de un profesor de unos cuarenta años de edad.

El paciente se había criado en una secta muy cerrada, una secta que rechazaba la sexualidad, considerándola como pecado, y como un mal necesario solamente en la relación matrimonial. Es obvio que, como en la Iglesia Católica, la anticoncepción estaba estrictamente prohibid. En sus veinticinco años, se casó con una mujer que venía de la misma secta, y el círculo de amigos de la pareja estaba formado por hermanos y hermanas de la secta. Hasta que entró en análisis conmigo, había llevado una vida decididamente sólida y «pura» sin complicaciones, aunque con ciertos síntomas psicosomáticos, con especial involucramiento del estómago y los intestinos, síntomas que él vio como orgánico y por los cuales estaba en constante tratamiento con su internista. Antes de que él me llamara, una premonición oscura de sus síntomas pudo haber tenido algo que ver con su psique, que lo guió a una conferencia en un instituto psicoanalítico en la que la sexualidad se discutía con mayor libertad. Esto le golpeó, me dijo, como un rayo caído del cielo, una revelación.

Inmediatamente después de la conferencia, visitó un prostíbulo por primera vez en su vida, y allí vivió una experiencia sexual más satisfactoria que nunca había tenido con su esposa. Capturado por este conocimiento y disparado por la inspiración de que la sexualidad era algo totalmente natural y saludable, y que tenía que ser permitida y expresada en todas sus formas, regresó a casa. Empezó a comprar grandes cantidades de literatura sexual, películas pornográficas, y trató con insistencia desesperada de convertir a su esposa y a su círculo de amigos para que experimentaran y vivieran la sexualidad en todas sus formas, incluyendo el intercambio de esposas y el sexo en grupo. (Esto sucedió un tiempo antes de las revueltas estudiantiles de los años sesenta, y él fue, en cierto sentido, un precursor de este fenómeno que sólo años más tarde se convirtió en una especie de ideología colectiva: «Si usted se acuesta dos veces con la misma persona, ha vendido su alma al precio del establecimiento. «)

Por supuesto, sus intenciones misioneras fueron un completo fracaso, y cosechó horribles conflictos, amistades perdidas, puso en peligro su matrimonio, y se creó dificultades profesionales. Un vestigio de sentido común le impidió difundir sus ideas entre los estudiantes, pero siempre trató de llevar a algunos de sus colegas en esta dirección, sugiriendo que al menos vieran sus películas.

Cuando entró en análisis conmigo, empezó tartamudeando una frase característica de su condición: «¡Herr Doktor, he pintado un pene en mi bandera!» Con esto, creía que iba a ganar mi buena voluntad y se encontraría con un compañero de armas quien, teniendo los medios adecuados, podría ayudarle a convencer a su entorno y lo llevara a una nueva y saludable vida. Pero de alguna forma en la penumbra sentía que algo en su ideología no estaba del todo bien, y se quedó en terapia incluso cuando, para su profunda decepción, resultó que no podía ayudarlo a realizar sus metas. Durante mucho tiempo el complejo del ego de este paciente fue de hecho poseído por su complejo sexual, y pasó una larga fase inicial de su análisis hablando incesantemente al respecto y también actuando sobre el tema, tanto que a menudo temí por su existencia social. Sin embargo, hubiera sido imposible llamar a esta inflación una psicosis. En el curso del análisis posterior, resultó que el «pene en su bandera» correspondía al ánimus y que la sexualidad severamente reprimida de su vivaz y enérgica madre, era parte de un complejo materno positivo que, a través del análisis, introdujo una transformación en él, sacado de un elemental carácter rígido y sofocante de la Gran Madre. Esta última fue personificada en las reglas estrechas y en las opiniones de la secta colectiva.

5) Otra posibilidad es que el complejo sea totalmente inconsciente y, que a través del mecanismo de defensa de la proyección, se proyecte sobre el medio ambiente. Aquí el individuo lo encuentra como una característica de alguna otra persona u objeto. La más frecuente de estas proyecciones inconscientes son las proyecciones de laq sombra que Jung describe en detalle en su temprano trabajo, Las relaciones entre el ego y el inconsciente (1934-1953). Este tipo de proyecciones de la sombra juegan un gran papel en la génesis de las imágenes del enemigo, como ya he discutido en detalle en otro trabajo (Dieckmann 1986). Según Jung, las proyecciones pueden tener lugar solamente si un gancho apropiado está presente en el que uno puede colgarla. Este gancho puede ser muy pequeño, en mi experiencia, incluso tan mínimo que sea prácticamente inexistente. Sin embargo una proyección puede tener lugar, tal como lo encontramos en las ideas persecutorias del paciente paranoide. La experiencia externa aparente es en realidad una experiencia interna alucinante proyectada completamente hacia el mundo exterior. Aquí también está la no tan infrecuente aparición de espíritus y visiones que parecen tan reales, que muchas personas están tan plenamente convencidas de ellos, ya que son las características negativas de las personas en quienes proyectan su propia sombra.

6) A continuación se menciona la condición en que el complejo es conoce por la consciencia, pero sólo con una consciencia intelectual, mientras que el componente emocional sigue siendo reprimidos. Esto es, por supuesto, sólo una variación de la consciencia parcial en la que el paciente sabe, por ejemplo, que tiene un complejo materno, pero que no puede resolver y que, por otra parte, se encuentra bajo su influencia o es dominado por éste. Encontramos esta forma, especialmente en pacientes con la clásica neurosis de compulsión que los levan hacia una visión racional en sus complejos como una defensa intelectual, que, por supuesto, no es de ninguna manera suficiente ni para cambiar sus síntomas en lo más mínimo ni para iniciar un proceso de individuación. Hoy en día esta forma de defensa se ha extendido y se la puede encontrar en todas las formas de neurosis, gracias a la abundancia de la literatura psicológica y psicoanalítica que está disponible para el público lego en forma simplificada. Especialmente entre los intelectuales, las teorías de sus propias neurosis son una forma amada de defensa. A menudo están equivocados porque esas teorías están destinadas a servir como disfraz para algo más, pero sin embargo, a menudo se ajustan también a la descripción anterior, y entonces, muchos pacientes no pueden entender por qué sus insights profundamente tenidos no les hacen ningún bien. (32:12:19)

Una impresionante paciente mujer a quien tuve una vez en tratamiento era una socióloga que trabajaba con éxito en una empresa química grande y era muy inteligente. Era característicamente la hija de padre de un científico de renombre a quien ella había idealizado y a quien no encontraba la menor falla. Ella estaba vívida y decididamente interesada en los sueños y trajo uno o dos en cada sesión. Su motivación consciente para el análisis conmigo era que quería aprender más acerca de su inconsciente para llegar a ser incluso más exitosa en su desarrollo profesional. Sospeché que había un estado de ánimo considerablemente depresivo al acecho en la penumbra, escondido detrás de lo que ella creía entender era una individuación a lo Jung.

Antes de entrar en tratamiento conmigo, había estado en tratamiento con otro analista, con quien había quedado muy satisfecha y a quien había tenido que dejar momentáneamente, porque en su empresa le ofrecieron un mejor puesto en otra ciudad. Era claramente un tipo pensamiento. Su analista anterior que también se llamaba a sí mismo Junguiano, a pesar de que no se había calificado como tal, sino que él mismo se había entrenado a través del estudio independiente. Por una fase relativamente larga en el inicio del tratamiento analítico, algo notable sucedió: después de las consultas iniciales, la paciente comenzó cada hora a contarme sus sueños, y tan pronto como concluía el reporte de su sueño, ella se envolvía en un silencio expectante. Me miraba llena de expectativas por lo que me dio la impresión que esperaba que yo le diera alguna pista inicial sobre el contenido de sus sueños.

Al principio yo también guardé silencio y esperé sus asociaciones. Esto gradualmente degeneró en un duelo de silencios del cual yo no tenía muy buena opinión, así que comencé a hacerle preguntas sobre las figuras o imágenes que aparecían en sus sueños. Esto pareció irritarla aún más que mi silencio anterior. Después de varias horas de esto me sentí completamente impotente y le pregunté qué esperaba lograr con su extraño comportamiento, ya que, gracias a su prolongado tratamiento previo, debía saber cómo funcionaba este proceso. En seguida se puso muy molesta y me dijo que yo le parecía un analista con poco entrenamiento. Con mi predecesor, el tratamiento había comenzado siempre con ella contándole los sueños. Cuando terminó, él los interpretaba y le explicaba tanto los símbolos como las personas que aparecen en ellos en el plano subjetivo, utilzando el resto de la hora para darle conferencias sobre símbolos y sus interconexiones. Ella no necesitaba decir nada más y se llevaba a casa un conocimiento muy interesante de los acontecimientos que tienen lugar en su inconsciente. Al parecer, yo no estaba a la altura de esa tarea y no había estudiado suficientemente a Jung. Dijo que estaba extraordinariamente frustrada y furiosa conmigo. En mi contratransferencia, advertí cierto enojo por la arrogancia intelectualizada de esta mujer y su defensa masiva contra un proceso de análisis real, pero caí en cuenta bastante rápido que se trataba de una agresión poderosa y latente contra su padre idealizado, a quien nunca le habían preocupado sus verdaderos sentimientos y la verdadera personalidad de su hija.

En las horas posteriores, surgió que ella tenía una visión totalmente intelectual en los problemas de su complejo paterno positivo, y que incluso había llegado al punto de expresar alguna crítica, a veces sobre lo que aparecía en sus sueños. Pero, desafortunadamente, su miedo de un odio poderoso y latente, era demasiado grande, o mis habilidades como un relativamente joven analista, no eran suficientes para aprovechar estas oportunidades. Ella decidió terminar el análisis antes de que fuéramos capaces de trabajar este complejo. Ella pudo evitar la presión de su sufrimiento a través de sus éxitos profesionales y sus buenas habilidades relacionales, y por tanto no fue lo suficientemente fuerte como para forzarla a enfrentarse con su problema. Terminamos el análisis en un entendimiento mutuo, y ella tuvo por lo menos la suficiente claridad como para no buscar otro intérprete de sueños, como su primer «analista», un empresario de quien ella ahora se esperaba ninguna ayuda. Hasta hoy en día no estoy seguro si lo suya fue una terminación prematura o si el violento conflicto que ella tuvo conmigo en ese tiempo tan relativamente corto, tal vez no hubiera sido lo suficiente para ayudarla a bajar a su padre de su pedestal y humanizarlo.

7) La última posibilidad para discutir aquí es la identidad completa, inconsciente del complejo del ego con una figura parental. Esto ocurre especialmente cuando el paciente trata de no llegar a parecerse al padre en cuestión (como Jung lo ha descrito en su discusión sobre el complejo de la madre de la hija). Esto puede parecer muy poco probable – la persona en cuestión, después de todo, conscientemente aplica toda su energía para desarrollar otras formas de vivir y de comportarse. Pero dado que el inconsciente siempre está en una relación compensatoria con la consciencia, por lo general se cancela la intención consciente. Especialmente en casos de complejos parentales negativos, este fenómeno relativamente frecuente por lo general entra en la consciencia, sólo entra en la fase final del análisis. Después de que el paciente ha trabajado a través de sus profundos sentimientos de rabia e ira hacia la figura del complejo experimentada como maliciosa u hostil, el paciente está en condiciones de diferenciar las proyecciones arquetípicas de la figura personal. Aun cuando esta última haya tenido un efecto muy negativo e inhibidor en el desarrollo del paciente, éste puede aprender a tolerar los aspectos de la sombra como introyecciones y, en el mejor de los casos, también aprender a lidiar con ellos en una manera constructiva.

Por lo general, la primera toma de consciencia de este problema es dolorosa y desagradable, pero el complejo del ego, una vez estabilizado, puede soportarlo y trabajarlo. A este respecto, recuerdo de nuevo la discusión de Linda Leonard (1982) en la que describe este proceso en términos gráficos.

En resumen, podemos reiterar que las siete actitudes del complejo del ego cara a cara (vis á vis) con el complejo patológico dominante caen en tres grupos básicos. Un grupo se caracteriza por una pérdida de consciencia del ego y su negativa a reconocer el complejo. Característica del segundo grupo es la proyección del complejo hacia el mundo exterior (teniendo en cuenta que la proyección es un proceso en gran parte inconsciente). El tercer grupo abarca los procesos de identificación del complejo del ego con los complejos, o su identidad con ellos.

Hay sin embargo otra actitud más que el complejo del ego puede asumir: la confrontación con el complejo. Sólo a través de la confrontación, en lo cual nos esforzamos en cada proceso de análisis, podemos llegar al punto de sacar al complejo y resolverlo. Cuando se disuelve un complejo, la energía psíquica que estaba atada en el campo del complejo se libera y puede fluir a otros reinos psíquicos. Puede quedar disponible para el complejo del ego como energía libre disponible, que el paciente a menudo experimenta como un aumento claro en la energía disponible con la que las nuevas actividades se pueden desarrollar. Parte de esta energía puede ir a movilizar otros núcleos de complejos. De una parte, esto le da a las partes reprimidas o hasta ahora descuidadas del alma una nueva vida y crea una variedad más saludable en la estructura compleja de la psique. (Describo este proceso particularmente en el capítulo en el que presento un paciente borderline y en los esquemas que lo acompañan.) Por otra parte, la energía liberada también puede conducir a una confrontación con otro complejo dentro del proceso analítico. Este es especialmente el caso en que un complejo paterno contiene a un complejo materno más profundamente reprimido, con una temida figura especialmente arquetípica en el centro, o viceversa.

 

 

 

CAPITULO 4.- La envoltura del complejo y la situación desencadenante.

 

(Traducción de Ana Rico y Juan Carlos Alonso © , de la obra de Hans Dieckmann (1999). Complexes: Diagnosis and Therapy in Analytical Psychology, Illinois: Chiron Publications)

 

Para comenzar este capítulo quiero examinar la envoltura del complejo usando un caso clínico. Naturalmente no puedo excluir los problemas del núcleo y por lo tanto debo tener en cuenta los elementos del núcleo que condicionan la envoltura. Sin embargo, en este contexto, pasaré por alto el tema del núcleo y sus componentes personales y arquetípicos (los abordaré en detalle en el siguiente capítulo sobre el núcleo del complejo).

Aunque la teoría de los complejos en psicología analítica dice que forman la estructura básica de la psique, en la literatura especializada no presenta ejemplos clínicos diferenciados y trabajados en profundidad, en los que se que presente el modus operandi del núcleo, la envoltura y el complejo del ego, ni tampoco de la disociación de los componentes de desarrollo temprano y los componentes arquetípicos del complejo en su estructura y en sus detalles. Los junguianos en general consideran como una regla de oro el que la envoltura del complejo está compuesta en parte de asociaciones subjetivas (personales) y en parte, de asociaciones objetivas (arquetípicas) que se estructuran en torno a un núcleo arquetipal del complejo ubicado en el inconsciente colectivo, pero lo que rara vez se discute es cómo surge esta estructura a través de las distintas fases de desarrollo que marcan el proceso de socialización y el resto de la vida, y qué, en la consciencia o en las percepciones del individuo, desencadena un complejo determinado.

Es evidente que un complejo consiste siempre de una mezcla de material colectivo y personal, y que entre más se disocien sus elementos del complejo del ego, más mitológicas son las características que asumen. Jung describió este fenómeno desde el principio y repetidamente en sus trabajos sobre las psicosis (Jung 1907/60, 1914/60, 1919/60, 1958/60).

En el siguiente caso, que es también una neurosis clásica, es fácil reconocer que los motivos mitológicos y arquetípicos se vuelven cada vez más claros a medida que se profundiza el análisis y el complejo del núcleo se penetra más intensamente.

Mi hipótesis aquí es que los elementos muy tempranos de la experiencia personal se trabajan en el núcleo del complejo –esto es, a través de un proceso de disociación progresiva del complejo del ego consciente- y debe tenerse en cuenta en la estructura del núcleo del complejo. Generalmente, estos elementos son difíciles de reconstruir clínicamente por cuanto se encuentran fuera del rango de la memoria en los primeros años de vida, pero pueden ser interpolados hipotéticamente bien sea de las experiencias tempranas específicas (por ejemplo, hospitalizaciones) o de ciertas estructuras del carácter de los padres.

Ocasionalmente sucede que este tipo de experiencias muy tempranas se pueden verificar, como lo muestra el siguiente ejemplo del análisis de una paciente de cuarenta años de edad.

Esta mujer tenía un sueño de ansiedad severa que ocurría una y otra vez. En él ella veía una persiana moviéndose por el viento lo que le generaba los estados de ansiedad más severos. También estando despierta, que apenas podía soportar ver persianas golpeándose por el viento. Por un largo tiempo, durante el análisis fuimos incapaces de explicar este tema hasta que la paciente un día tuvo una conversación con su madre. La madre le dijo que cuando ella tenía seis meses de edad, fue evacuada de Berlín al campo en un pequeño pueblo. Un día hermoso y soleado, su madre la dejó en la cuna en un balcón mientras iba a la tienda de compras. La copa de un árbol se extendía por encima del balcón, y sus hojas le daban sombra a la bebé. De repente, se desencadenó una tormenta y antes de que la madre regresara, la volcó. Su madre la encontró completamente perturbada, empapado, y gritando en la cuna. La copa del árbol con sus hojas, mecida por la tormenta, correspondía a la persiana.

En los últimos años, han aparecido cada vez más publicaciones que contradicen la noción freudiana de las experiencias sexuales simbólicas y fantásticas de la primera infancia. Pero a medida que la sensibilidad del público al maltrato infantil ha aumentado, las primeras teorías de Freud han sido rehabilitadas (al comienzo él creía que los traumas sexuales de sus pacientes histéricas eran históricamente y literalmente verdaderos) (véase, por ejemplo «La reconstrucción de una seducción temprana» de Williams, 1988). Probablemente siempre estaremos en desacuerdo sobre si el asunto es un recuerdo simbólico ó un hecho real. En diferentes momentos cualquiera de los dos puede ser el caso. En el proceso analítico, generalmente no se puede establecer, y debemos evitar inclinarnos hacia una u otra posición, como desafortunadamente lo hacen muchos autores actualmente. Lo que es esencial analíticamente es la forma en que este tipo de contenidos experimentados pueden ser trabajados y superados.

Ahora quisiera traer el ejemplo de un caso para ilustrar cómo la envoltura de un complejo se forma alrededor del núcleo en el curso del proceso de socialización, y cómo el complejo, o sus distintas partes, se activan y se expresan en acción debido a un detonante correspondiente.

El paciente era un hombre de veintiséis años que me consultó por una neurosis de ansiedad severa que le hacía casi imposible ejercer su profesión como fotógrafo. Tenía una serie de ansiedades de principalmente de carácter fóbico. Además de una ansiedad difusa de que algo desafortunado pudiera ocurrir, tenía miedo de usar el transporte público y, al menor síntoma de enfermedad, desarrollaba ansiedades hipocondríacas de que pudiera ser una enfermedad grave o letal. Cualquier granito en la piel, le disparaba los miedos a un envenenamiento mortal de la sangre, y temía estar siendo envenenado por el cianuro de potasio en su cuarto oscuro. Sus temores se habían vuelto tan fuertes que seis meses antes de comenzar el análisis, se internó en un hospital. Todos sus síntomas se habían desarrollado al poco tiempo de casado, aproximadamente unos nueve meses antes de comenzar el tratamiento, y sin duda estaban conectados con la relación con su esposa.

El paciente había nacido poco antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial y creció como hijo único. Poco después de su nacimiento, su padre fue reclutado y regresó cuando el paciente tenía cinco años; pasó su primera infancia principalmente con su madre. Su niñez fue marcada por acontecimientos turbulentos que, a primera vista, presentan un cuadro de una niñez extremadamente lastimada. Vivió algunos de los intensos bombardeos de Berlín, fue evacuado con su madre, pero luego enviado solo al campo cuando aún era muy joven. Allá se sintió tan mal que la madre fue y lo trajo de vuelta. Cuando tenía once años, su madre murió de neumonía, y su padre viudo se hizo cargo de su crianza. Su padre estaba muy involucrado en el trabajo, pero también tenía una buena relación emocional con su hijo, por lo que el paciente experimentó un período de gran libertad, con el apoyo de su padre en la escuela y en su profesión, hasta su matrimonio. Lo más sorprendente era que él no casi ningún recuerdo de su madre; su muerte, así como los años que pasó con ella desde la primera infancia hasta los once años estaban escindidos de la consciencia.

Al comienzo de su tratamiento, era claro que el paciente proyectaba un masivo complejo materno negativo sobre su esposa. Comparaba su matrimonio con la obra “A puerta cerrada” de Sartre; sentía que su esposa lo atormentaba y lo saturaba con cosas sin importancia, y él siempre desempeñaba el papel de conciliador. Si la tensión se hacía demasiado fuerte, el se evadía de la situación y a menudo se quedaba fuera de la casa durante horas y horas. Vivía a su esposa como totalmente dominante en los campos tanto intelectuales como materiales, porque ella provenía de un ambiente social mejor que mucho más dinero en su profesión. En consecuencia, renunció a todas las regulaciones financieras de la casa y le entregaba casi todo el dinero que ganaba. Toda la primera fase de su tratamiento estuvo llena de sus descripciones del matrimonio de las cuales era evidente que las asociaciones con su esposa tenían fundamentalmente un carácter negativo y siempre incluían un componente amenazante para él. Era muy claro que el paciente experimentaba un alto nivel de ansiedad, subyacente, inconsciente, totalmente irracional, en relación con esta mujer, que producía, incluso en los enfrentamientos más leves entre ellos, síntomas psicosomáticos, como temblor en las manos, aumento de la sudoración, incremento en el pulso elevado, entre otros síntomas.

Poco a poco, en el curso del análisis, logró acercarse más a la figura de su madre. Resultó que ella era una mujer intensamente compulsiva que, además de serias compulsiones con la limpieza y el orden, tenía precisamente las mismas ansiedades catastróficas que exhibía su hijo. Todas las minucias de la vida que se salían de la norma bien establecida le provocaban fuertes ansiedades fóbicas en ella que unidas a una agresión subyacente, la llevaban a aplicar severos castigos a su hijo, quien, naturalmente, se sentía extremadamente intimidado por la ansiedad de su madre y que lo llevaron a experimentarla como definitivamente rígida y cruel. Puesto que su madre de hecho había muerto de neumonía cuando él tenía once años y había sido tan fóbica frente a la enfermedad como él, la experiencia de su muerte, revivida en el análisis, intensificaron significativamente sus temores a las enfermedades.

La clave de su ansiedad predominante de ser envenenado por cianuro de potasio apareció, con mucha emoción, alrededor de la sesión 120. A la edad de tres años, el paciente y su madre se habían ido al campo con familiares que tenían una granja. Mientras jugaba en el granero, se encontró con dos huevos de gallina frescos, los abrió y se los comió. Lleno de orgullo le contó a su madre y tuvo que enfrentarse con su reacción, que para él fue absolutamente terrible y aterradora. Primero su madre le gritó y luego le dio una paliza, tras lo cual le dio una larga y dura conferencia sobre lo tremendamente peligroso que era comer huevos sin lavarlos y cómo se hubiera podido envenenar fatalmente de esa manera. Le hizo prometer solemnemente que nunca jamás se volvería a llevar a la boca algo sin lavar y mucho menos comerlo.

Después de recordar esta experiencia temprana, sus temores de envenenarse con cianuro de potasio desaparecieron, y sus otras ansiedades también mejoraron en el transcurso del tiempo en la medida en que fue trabajando su identidad con su compulsiva y excesivamente ansiosa madre. Pero el miedo a su esposa, y por extensión, a todas las demás mujeres, permanecía prácticamente sin cambios a pesar de que el paciente había tomado consciencia tanto racional como emocionalmente de que proyectaba su propio complejo materno negativo en su esposa y en otras mujeres. Sólo su identificación con la restricción al envenenamiento y la madre ansiosa, habían sido liberadas, pero no su proyección de la madre terrible hacia su esposa.
FIGURA 4.1 Madre

En el curso de las próximas horas, el paciente lucho seria e intensivamente con este problema. Finalmente decidió, por propia iniciativa, dibujar una imagen de esta madre, a pesar de que era poco experto con el dibujo. Lo que resultó fue una figura de una bruja pelirroja con grandes senos, puntiagudos y un abdomen redondo impresionante, con una falda azul muy corta (o mejor un taparrabos), que con una poderosa y enorme mano izquierda y unos amenazantes rasgos faciales cuyas cejas recordaban las de un Mefistófeles (figura 4.1).

Esta figura no tenía nada que ver con su madre y no se asemejaba a ella en lo más mínimo. Era obviamente una figura arquetípica de la Gran Madre con rasgos arcaicos prominentes como los de la Venus de Willendorf. Me recordaba las diosas madres más agresivas tales como Ishtar o la Tiamat de Babilonia, una impresión que surgía especialmente de los rasgos faciales amenazadores, la mano poderosa, y los pechos poderosos puntiagudos. En sus asociaciones también tenía algunas conexiones con la Gran Madre como prostituta, la Gran Ramera de Babilonia (debo también añadir que él estaba muy fascinado por las prostitutas, pero nunca había tenido relaciones con ninguna ni se había atrevido siquiera a hablar con una prostituta).

Sus asociaciones con esta imagen dieron un poco de material colectivo y un poco de material individual personal. Entre sus asociaciones objetivas, se destacaban las características de la Gran Madre en su carácter negativo. Se refería a la mujer como una bruja tramposa, una puta depravada, y una madre muerta opresora. Sus asociaciones subjetivas fueron con los golpes de su madre con la mano grande, que en su pintura se presenta como un guante de béisbol, y aunque su madre era en efecto diestra, en la pintura pintó la mano izquierda tan grande como la vida. Los pezones rojos le recordaban cómo su madre le corregía sus tareas con lápiz rojo, y que había sufrido miedos terribles de cometer errores.

En este contexto, volvió a mencionar la historia de los huevos de gallina y también recordó una experiencia de cuando él tenía seis años. Él había obtenido una moto como regalo, y la primera vez que la ensayó, se cayó en la calle. Al hacerlo, se lastimó el brazo, que lo llevó a un dudoso caso de envenenamiento de la sangre. Había tenido que quedarse acostado en cama durante varias semanas y su madre demasiado ansiosa lo escrutaba en exceso. Esta experiencia, que se había reprimido hasta ahora, tenía un componente subjetivo individual, pero también fue una experiencia del aspecto colectivo negativamente demoníaco del mundo que podía, de hecho, atraer tales enfermedades y envenenamientos. Esto fue destacado cuando el paciente se acordó de otra experiencia temprana: había presenciado el suicidio de un vecino que se lanzó desde el cuarto piso de su casa a la calle.

Varias horas de análisis más tarde, el paciente trajo una segunda imagen que mostraba a un gigante demoníaco con cuatro brazos de pie frente a un acantilado mirando una pequeña figura que ha trepado dos tercios del camino hacia la cumbre (figura 4.2). Este gigante tenía de nuevo una mano excesivamente grande como la de la imagen de la madre, pero esta vez en el lado derecho. El paciente lo nombró el Holländermichel, una figura del cuento de Hauff, «El corazón helado» (Hauff 1896).
FIGURA 4.2 El Holländermichel
En este cuento, la población del Bosque Negro en Suabia se divide en dos grupos. Uno está compuesto por leñadores grandes, de anchos hombros, y el otro de fabricantes de vidrio guapos, serios, y dignos. Cada grupo tiene su propio «espíritu» o «demonio»: los leñadores tienen su Holländermichel y los vidrieros su Glasmännlein (es decir, el homúnculo de vidrio). El Glasmännlein es un buen espíritu, que tiende a ser asociado con el dominio patriarcal, mientras que el Holländermichel se asemeja a un demonio del bosque arcaico del dominio de la madre naturaleza que vuelve ricos a aquellos que lo buscan, pero les exige a cambio sus corazones y los reemplaza con piedras.

En la desgracia, un carbonero pobre, Peter el cargador de carbón, acude al Glasmännlein quien le concede tres deseos. El primer deseo de Peter es ser capaz de bailar tan bien, que se convierta en el rey del baile, como segundo pide la más magnífica casa de vidrio, un caballo y un coche. El Glasmännlein se molesta por los deseos estúpidos de Peter y le deja el tercero sin cumplir. Peter ahora es rico y el rey del baile, pero derrocha su dinero y desarrolla una pasión por el juego. Finalmente, pierde todo en el juego y termina tan pobre como antes. El Glasmännlein se niega a ayudarlo nuevamente.

Peter se dirige ahora al Holländermichel y le vende su corazón viviente por 100.000 florines y un corazón de piedra. Rico de nuevo, viaja alrededor del mundo, pero pronto descubre que ya no puede experimentar ningún sentimiento. Finalmente, le solicita al Holländermichel que le devuelva su verdadero corazón, pero éste se niega. Peter se convierte en el más rico y más cruel empresario de la región. Se casa con la doncella más hermosa y virtuosa de la Selva Negra. Ella es caritativa e intenta ayudar a los pobres, lo que enfurece al desalmado Peter. La mata de un golpe cuando ella le da pan y vino a un pobre anciano que aparece en la puerta. Este hombre viejo se revela como el Glasmännlein, quien maldice a Peter y le amenaza con hacerlo añicos. Pero por el bien de la esposa caritativa de Peter, el Glasmännlein le da a Peter una semana para corregir su conducta. Una noche, en un sueño, su mujer le implora que vaya de nuevo al Glasmännlein y le pida que su tercer deseo se cumpla, y que le devuelva su corazón viviente. El Glasmännlein le revela a Peter cómo puede engañar al Holländermichel para tener de vuelta su corazón. Peter tiene éxito. Cuando regresa a casa, su costosa casa de cristal ha sido alcanzada y quemada por un rayo, y encuentra en su lugar una casa campesina corriente en la que su esposa está viva y bien. A partir de entonces, Peter ejerce su profesión sin inmutarse y con sus propios esfuerzos se convirtió en próspero y respetado en toda la selva.

En el dibujo del paciente, no es difícil distinguir que la mano demasiado grande, además de los motivos de frialdad y ausencia de sentimiento experimentados con su propia madre, que aquí estamos viendo con el ánimus de la madre o, más precisamente, con un ánimus negativo, colectivo del arquetipo de la Gran Madre.

En terapia, el paciente proyectó esta figura como una transferencia positiva (en el sentido freudiano) primero a mí y en las horas siguientes fue capaz de sacar su agresión hacia las figuras de autoridad en una confrontación personal, por primera vez. Después de trabajar varias veces con estas dos imágenes, la ansiedad del paciente desapareció por completo, y él fue capaz de experimentar una evolución interna y externa muy positiva. También logró dejar su odiado trabajo como asistente de laboratorio fotográfico para de nuevo continuar su carrera realmente deseada, y él normalizar su relación masoquista en su conflictivo matrimonio. Por casualidad tuve la oportunidad de ver a este paciente, veinte años después, y me enteré que el éxito del tratamiento había perdurado, así que en este caso, se puede hablar médicamente de una cura.

En primer lugar, quiero diagramar el complejo materno negativo con el fin de visualizar la estructura del complejo, mostrando, de una parte, las relaciones entre el núcleo del complejo y la envoltura y, de otra parte, las relaciones entre el complejo materno negativo y el complejo del ego como centro de la consciencia (figura 4.3). (He dejado fuera del diagrama el complejo paterno, que por supuesto, juega un papel, ya que en el caso de esta paciente, el complejo de la madre se manifestaba en forma tan destacada que introducir aquí el complejo del padre, queda por fuera del alcance de este capítulo. También he dejado fuera la discusión sobre la influencia paterna en el complejo materno de esta paciente.)

La línea discontinua representa el límite relativamente permeable entre la consciencia y el inconsciente personal. Como un proceso continuo, los contenidos del inconsciente pueden elevarse a la consciencia y los contenidos de la consciencia pueden hundirse en el inconsciente. Situado en el centro del campo de consciencia, el complejo del ego, representado como el círculo mayor, también se extiende hacia el inconsciente. Las partes inconscientes del complejo del ego serían, por ejemplo, el ego onírico y el ego corporal. (Por supuesto, las partes inconscientes del ego tendrían que extenderse hasta el inconsciente colectivo ya que la posibilidad de desarrollar la estructura del complejo del ego depende de las posibilidades arquetípicas que se extienden en las capas psicóides de la psique objetiva. Pero en aras de la claridad, no he tratado de representar esta extensión aquí.)

Los más pequeños círculos situados cerca de la parte consciente del complejo del ego representa las experiencias que tienen lugar en el aquí y ahora, que tienden a movilizar el complejo. Las experiencias que tienen una conexión directa con la relación personal femenina más cercana (en este caso su esposa) a quien sus emociones están teñidas por el complejo se incluyen en el grupo 1. En el grupo 2 están aquellas experiencias que se relacionan con un círculo más amplio de personas en las cuales se proyecta la madre negativa (actualmente su suegra). El grupo 3 comprende las figuras masculinas, es decir, sus ansiedades autoridad (por ejemplo, hacia su jefe) relacionadas con animus de la madre. El grupo 4 subsume su experiencia del medio ambiente peligroso (por ejemplo, la ansiedad del envenenamiento con cianuro de potasio en el laboratorio fotográfico).

En el siguiente nivel, por debajo del umbral de la consciencia y situado cerca de la parte inconsciente del ego, es decir, relativamente capaz de entrar en la consciencia, están las influencias (grupos 1′ a 4′) que se encuentran en el pasado reciente y que pueden ser reproducidas en cualquier momento.
FIGURA 4.3 El complejo negativo de la madre como un
ejemplo de la estructura de un complejo

Situaciones actuales que producen ansiedad

  1. con mujeres de la misma edad, por ejemplo, la esposa
    2. con las figuras maternas, por ejemplo, la suegra
    3. con ánimus de la madre, por ejemplo, el Holländermichel
    4. ansiedades impersonales, por ejemplo, el veneno

Situaciones recientes que producen ansiedad

1’ – 4´. Situaciones actuales que podrían hacerse conscientes en cualquier momento

Situaciones antiguas que producen ansiedad, posteriores a la represión

1″. con mujeres de la misma edad, por ejemplo, su primer amor
2″. con mujeres mayores, por ejemplo, una maestra
3″. con hombres, por ejemplo, la homosexualidad
4″. con otros, por ejemplo, ataques de ira al observar a otros comer fruta

Situaciones más antiguas que producen ansiedad

  1. con su propia madre, por ejemplo, las palizas
    II. con otras mujeres, por ejemplo, las niñeras
    III. con su padre (como delegado de la madre)
    IV. con el medio ambiente, por ejemplo, las frutas, las experiencias con el «envenenamiento»

 

La siguiente capa inferior contiene las experiencias que tuvieron lugar en este ámbito entre sus 11 y 20 años aproximadamente, que son algo más difíciles de recordar, pero que pueden ser reproducidas en su totalidad. Así, por ejemplo, la experiencia de un profundo desencanto amoroso, una chica con quien comenzó una relación en un paseo en bicicleta, pero quien, como luego él lo experimenta, lo dejó con bastante frialdad, lo que la incluiría en el grupo 1″. Una profesora intimidante o una vendedora mayor que lo habían tratado con brusquedad, entrarían en el grupo 2″. En el grupo 3″ estarían las experiencias homosexuales tempranas, parcialmente latentes, parcialmente manifiestas en las que él había desempeñado un papel pasivo, también asociado con la experiencia de estar abrumado y ansioso. Como en todos los ejemplos de un complejo materno negativo, la homosexualidad latente o manifiesta parcialmente juega también un papel importante para este paciente. Por último, el grupo 4″ representa experiencias tempranas, que provocan ansiedad del mundo. Aquí, por ejemplo, está la incapacidad del paciente a comer fruta que no hubiera sido cuidadosamente lavada. Cuando llegó a hablar sobre esto, ofreció voluntariamente la información de que aún ahora, sentía tanta envidia y rabia que podría torcerle el cuello a alguien que sacara una manzana de su bolsillo y le diera un delicioso mordisco.

A continuación tenemos la ancha línea A’ que representa la barrera represiva formada en el inconsciente personal cuando tenía once años, tras la muerte de su madre. Todas las experiencias teñidas de complejo debajo de esta línea han sido reprimidas y se hicieron conscientes de nuevo, sólo durante el proceso analítico. Estos contenidos se clasifican en los grupos I a IV.

El grupo I resume sus experiencias tempranas de ser golpeado o castigado por su madre, por ejemplo, las veces que lamió la punta de un lápiz o algo similar y su madre lo arrastró hasta el lavabo y le refregó la lengua. Él, por supuesto, recibió un azote en situaciones de este tipo. En el grupo II, encontramos experiencias como la de ser evacuado de Berlín al campo donde las mujeres cuidadoras de niños le trataron muy mal y con frecuencia lo golpeaban, hasta que finalmente le escribió a su madre pidiéndole que lo llevara de vuelta (lo cual ella hizo). En el grupo III, se clasifican otras experiencias tempranas: había roto su camión de bomberos de juguete mientras jugaba. Su madre amenazó con decirle a su padre, lo que ella hizo cuando llegó su padre esa noche a la casa, entonces también éste le dio nalgadas. En el grupo IV se incluyen, en primer lugar, su experiencia con la neumonía de su madre y luego con su muerte. Uno esperaría que él fuera capaz de recordar esto muy claramente, pero su muerte y entierro y el período inmediatamente posterior se habían extinguido por completo de su memoria voluntaria y estaban contenidos bajo una barrera de represión estable.

A continuación tenemos la segunda línea quebrada B, que representa la transición del inconsciente personal al colectivo. Centrado en el medio del inconsciente colectivo nos encontramos con el núcleo del complejo de la madre que, a diferencia del complejo del ego, permanece más en el inconsciente colectivo que en el inconsciente personal. Áreas en este núcleo del complejo han sido sombreadas diferentemente para indicar la activación de los elementos del núcleo, en este caso el complejo materno negativo. En la parte superior del núcleo del complejo se extiende hasta el inconsciente personal, a se refiere a su experiencia paranoica cuando tenía tres años en un mundo venenoso, condicionado por la ansiedad de su madre cuando él se había comido los dos huevos de la gallina. Con b designamos su caída de la moto a los seis años y el real envenenamiento de la sangre, en que él vivió la peligrosidad real de la Madre Tierra y el demoníaco envenenamiento en su propio cuerpo.

Estas tempranas experiencias personales (que podríamos, por supuesto, discutir en términos de la teoría del trauma de Freud, ya sea que hubieran ocurrido literalmente, o que representen formaciones simbólicas que muestran la situación intrapsíquica temprana del niño) son movilizadas ahora en el inconsciente colectivo en el núcleo del complejo como C y D. En el análisis, estas surgieron en forma de imágenes que representaban las figuras colectivas del entorno de este complejo: la madre bruja y la puta, así como el Holländermichel (como el animus negativo de la Gran Madre).

Otras áreas en el núcleo de este complejo han sido dejadas en blanco para indicar que son zonas en el núcleo del complejo de la madre que no se han movilizado en la historia de la vida de este paciente y por lo tanto no están pobladas con sus correspondientes imágenes arquetípicas. Debemos imaginar toda esta representación enteramente bidimensional, no sólo como tridimensional y en constante movimiento, sino incluso en cuatro dimensiones, ya que los puntos individuales tienen su propio tiempo particular. Todo el complejo está constelado por un evento que lo desencadena, ya sea un conflicto con su esposa, las diferencias con su superior, el encuentro con un policía, tocar un objeto sucio, o algo por el estilo, que se constelan en todos los niveles al mismo tiempo.

Esta simultaneidad de los distintos niveles temporales se puede observar empíricamente en la situación analítica cuando un complejo es activado. En estas situaciones, los elementos infantiles y adolescentes se mezclan con el gesto, el tono de la voz, y la forma de expresión. Otro componente interesante manifiesto en el complejo constelado es la aparición no sólo de presente y pasado, sino también de futuro (elementos prospectivos o finales). Por lo tanto, las partes aún inconscientes, «más maduras» de la personalidad pueden manifestarse. En su disertación médica, «Sobre la psicología y la patología de los llamados fenómenos ocultos» (1902-1957), Jung describe un ejemplo clásico de un complejo de este tipo que claramente contenía aspectos significativos de una personalidad potencialmente más maduro.

En relación con la fuerza del complejo en relación cara a cara con el complejo del ego, se pueden diferenciar claramente dos situaciones. En la primera, el complejo se activa, y se producen los correspondientes fenómenos, tales como tensiones, angustias, lapsus freudianos, etc, pero la función ejecutiva del ego se conserva de modo que el individuo permanezca en una posición que se comporte de una manera relativamente bien adaptada y de manera racional. En términos de nuestro paciente, éste sería el caso, por ejemplo, si se encuentra con un policía en la calle, se da cuenta de su propia tensión y ansiedad, pero todavía era capaz de pasar y seguir su camino. En el segundo caso, se activa tanta energía en el complejo que supera la función ejecutiva del ego y el individuo ya no es capaz de reaccionar sintónicamente con el ego. El ego se siente abrumado por el complejo y el complejo reacciona, en lugar del ego. Jung caracteriza esta situación adecuadamente: «Todo el mundo sabe hoy en día que la gente ‘tiene complejos’. Lo que no es tan conocido, aunque sea mucho más importante teóricamente, es que los complejos nos pueden tener a nosotros» (1948760a, párr. 200). Una paciente judía una vez me describió de forma impresionante lo fuerte que puede ser este tipo de reacción compleja:

Mientras manejaba a la sesión, se encontró con un motociclista que estaba moviéndose de acá para allá entre los coches. Ella trató de evitarlo, con cierta ansiedad, y el motociclista, obviamente, sintió que ella lo estaba bloqueando. Cuando ambos tuvieron que parar en un semáforo, y estaba sentado uno junto al otro, él le gritó algunas palabras de mal humor. Ella no podía entender el contenido puesto que su ventana estaba cerrada, pero podía ver en su expresión facial que la estaba amenazando. La paciente cayó en un marco mental excepcional: toda la calle en frente de ella casi desapareció ante sus ojos, y sufrió un poderoso ataque de ansiedad. Sólo con dificultad pudo atravesar la intersección y subirse a la acera, en donde tuvo que parquearse durante cinco a diez minutos, temblando todo el cuerpo, hasta que poco a poco recuperó un cierto grado de calma y fue capaz de seguir conduciendo.

Más tarde, pudimos reconstruir los antecedentes de esta experiencia en su sesión. La paciente tenía un complejo paterno negativo enorme. Ambos padres habían estado en campos de concentración durante la guerra, y habían sobrevivido. Su matrimonio después de la guerra había sido infeliz desde el principio, y se divorciaron cuando ella tenía cuatro años. La paciente se crió con su madre, que, por su parte, adjudicaba al padre y a toda su familia el papel de demonios. Todo lo bueno venía del lado materno, de la familia de la madre, y todo lo malo y perverso del lado del padre. Ella pasó sus primeros cuatro años de infancia, relativamente feliz, en Israel; luego se vino con su madre para Alemania, donde fue hecha prisionera en una habitación, y no se le permitía siquiera mirar por la ventana, porque su madre temía que su padre pudiera secuestrarla. La combinación de esta situación y las brutales experiencias del campo de concentración de su familia judía (de los cuales sólo unos pocos habían sobrevivido a la masacre de los nacional-socialistas), Alemania se convirtió, para esta paciente, en una “Tierra paterna” absolutamente negativa, demoníaca en el sentido arquetípico, aunque ninguno de los padres hubiera nacido en Alemania. Esta paciente también experimentó un marcado sentido de liberación cuando cruzaron la frontera alemana, y muchas de las ansiedades y sentimientos de aislamiento que experimentó en Alemania desaparecieron. Alemania en su conjunto tenía, para ella, el carácter simbólico de un campo de concentración, de estar confinado en un espacio estrecho donde siempre tenía el temor de que algo horrible iba a suceder. El motociclista se convirtió en un soldado de las SS cuyo disgusto consteló en ella un miedo mortal de su vida pasada y, en el fondo, su agresión violenta pero latente.

En la primera situación descrita, en donde la función ejecutiva del ego se mantiene, ha sido mi experiencia que se movilizan sólo aquellas formas de experiencia asociadas al estímulo concreto desencadenante, pero no todo el complejo. Es fácil observar esto en el caso del paciente que se discutió en detalle anteriormente. Cuando él trajo su segundo dibujo, el del Holländermichel, y proyectó esta figura sobre mí, sus asociaciones fueron siempre sólo de acontecimientos relacionados con autoridades masculinas, con tendencias homoeróticas y homosexuales, y recuerdos ligados a su padre y con el animus de su madre. Así, el sistema movilizado (3, 3’, 3″, y III en el diagrama) se designan en el núcleo del complejo como el ánimus de la madre. La situación fue diferente cuando la bruja se consteló, ya que las asociaciones en torno a esta imagen, que le habían causado grandes ansiedades significativamente, se relacionaban con los cuatro niveles. La intensidad de la energía que tendía a manifestarse en estos casos es, en muchos casos, sorprendente, ya que con frecuencia excede por mucho la cantidad de energía psíquica normalmente disponible para el individuo. Esto se parece a lo que a menudo observamos en circunstancias extraordinarias: el individuo puede dominar cantidad de energía por cortos períodos de tiempo, y con logros «sobrehumanos» que parecerían imposibles. Claramente tenemos a nuestra disposición en el inconsciente colectivo una reserva de energía, una especie de energía latente, que no se puede ser movilizada por actos de voluntad, sino que puede ser liberada a través de una reacción del complejo, ya sea de una manera constructiva o de manera destructiva.

En conclusión, quisiera discutir una cuestión que me parece importante como hipótesis, aunque no tenga respuesta hasta ahora. Específicamente, cuando un complejo es constelado, ¿estamos tratando con un nexo causal o con una activación sincronistica auténtica de las cualidades de la experiencia en distintos niveles?

Si este fuera el caso, de que el principio de sincronicidad desempeña un papel importante en la movilización de un complejo, esto se conecta con otro hecho significativo, a saber, que los complejos como regla se constelan no sólo «adentro» sino también «afuera», y sus energías psíquicas trascienden lo individual. Tales energías desempeñan un papel considerable cuando este tipo de complejos se movilizan en la situación de transferencia- contra-transferencia en el análisis, donde pueden llevar a la agrupación de fenómenos aparentemente parapsicológicos, como los describe el grupo de Berlín en sus estudios (Dieckmann 1971; Blomeyer 1971).

Podríamos imaginar una cadena causal de tal manera que un evento desencadenara, por ejemplo, un encuentro actual con una figura de autoridad (3), activa recientes experiencias con la misma figura de autoridad (3′), y las experiencias de adolescencia temprana hasta la edad de once años (3″) y, finalmente, las experiencias de la infancia del padre y, en el núcleo del complejo, del ánimus de la madre (III). La sincronicidad significaría que no se va a obtener ninguna relación causal; más bien, todos los campos de la experiencia en el grupo 3 o, en el caso extremo, incluso todas las cualidades enumeradas en esta lista (ya que todos están relacionados entre sí) se activan sin ninguna demora temporal.

En la física moderna, hay un fenómeno que podríamos tomar como una metáfora de este tipo de eventos: el experimento EPR y el teorema de Bell (von Franz, 1992). Los electrones tienen un «espín» de tal manera que una partícula puede «rotar» en cualquier dirección alrededor de su eje. Sólo cuando uno realiza un experimento para establecer un eje de rotación determinado puede determinar que los espines de los electrones giran en una u otra dirección. Esto significa que la partícula asume un eje específico de rotación en el instante en que uno lo mide mientras que previamente sólo tenía una tendencia o un potencial para hacerlo. En el experimento EPR, dos electrones se hacen girar en direcciones opuestas. Estos dos electrones están muy separadas uno del otro, las distancias pueden ser tan grandes como se desee, por ejemplo, de Berlín a Nueva York o a la luna. La teoría cuántica, plantea que en un sistema de dos partículas cuyo spin total sea igual a cero, el giro de las dos partículas alrededor de todos los ejes posibles debe estar siempre en direcciones opuestas, a pesar de que el giro real de las partículas anterior a la medición existan sólo como una tendencia o posibilidad. Lo paradójico en este experimento es la libertad del espectador para elegir el eje a medir. Tan pronto como lo escoge, el acto de medir transforma la tendencia de las partículas que para rotar alrededor de un determinado eje, en una certeza. El eje de medición puede escogerse cuando las dos partículas están ya están a una gran distancia la una de la otra. Pero tan pronto como se ha medido la primera partícula, la segunda partícula asumirá un espín determinado hacia arriba o hacia abajo, si elegimos un eje vertical, o a la izquierda o a la derecha si hemos elegido un eje horizontal, incluso aunque estén separadas por miles de kilómetros de distancia. Esto ocurre en el mismo instante, puesto que según Bohr, el sistema de dos partículas constituye una totalidad indivisible, incluso si las partículas están separadas por grandes distancias. Aunque ampliamente separadas en el espacio, están vinculadas en una relación inmediata, no local, fenómeno que trascienden nuestros conceptos convencionales de transmisión de información.

Metafóricamente hablando, nuestro sistema de complejos podría ser similar. Aunque los datos condensados de la experiencia pertenecen a diferentes períodos de tiempo y se encuentran en diferentes niveles de la consciencia y del inconsciente, son al mismo tiempo un todo indivisible y reaccionan en consecuencia. Por supuesto, que estoy sólo ofreciendo una hipótesis aquí, ya que no tenemos la posibilidad de monitorear o medir la transmisión de información y las cantidades de libido en los hechos psíquicos. Sin embargo, esta hipótesis aumenta la probabilidad si consideramos cómo, especialmente en condiciones muy cargadas de afecto (como sucede cuando los complejos son constelados), los eventos sincrónicos transpiran con más frecuencia y pueden ser observados en el entorno de la persona en cuestión. De acuerdo con Jung (1956-1963), los insights posteriores (en el sentido de la hipótesis unus mundus) y la concepción de Erich Neumann de la realidad unitaria (1959-1989), la activación de las energías arquetípicas crea constelaciones que van más allá del individuo.

 

 

CAPITULO 5.- El núcleo del complejo

 

(Traducción de Ana Rico y Juan Carlos Alonso © , de la obra de Hans Dieckmann (1999). Complexes: Diagnosis and Therapy in Analytical Psychology, Illinois: Chiron Publications)

 

Antes de pasar a la estructura del núcleo del complejo y sus problemas, es importante reconsiderar un tema que Jung discutió desde temprano al distinguir dos tipos diferentes de complejos: un grupo que se originaba en el inconsciente personal, y otro grupo cuyo núcleo se encontraba en el reino arquetípico. Por lo tanto, parece razonable presentar una visión general del desarrollo de las posiciones que encontramos en los escritos de Jung.

Es bien sabido que Jung se ocupó con el experimento de asociación durante muchos años después de su descubrimiento del complejo teñido de sentimiento. En este sentido, afirma en varios lugares (1902-1957, 1948/60a) que los complejos son contenidos del inconsciente personal, mientras que el contenido del inconsciente colectivo está formado por arquetipos. (Esta primera concepción todavía perdura en la literatura e incluso fue tomada en esta forma, por ejemplo, por Velikowsky (1982) en su libro Das kollektive vergessen). Sin embargo, estas declaraciones de Jung no están de acuerdo con lo que escribe en otros lugares: que hay dos diferentes categorías de complejos, de los cuales uno se crea sobre la base de las experiencias personales en la vida del individuo mientras que el otro se compone de complejos que nunca fueron antes conscientes y que por lo tanto no podrían haber sido reprimidos. Estos complejos surgen del inconsciente colectivo, y en ciertas situaciones umbrales en la vida psíquica, funcionan para facilitar una nueva y diferente actitud de la consciencia y contendrá contenidos irracionales de los que el individuo nunca antes había sido consciente. Jung menciona estos complejos colectivos en su ensayo de 1948, «Sobre energía psíquica» (1948/60b), y establece un paralelo con las creencias de la gentes primitiva en “Almas y espíritus”. Jung claramente distingue estas dos categorías de complejos en otro ensayo, «Los Fundamentos psicológicos de la creencia en los espíritus» (1948/60a), donde distingue las experiencias de la gente primitiva de la «pérdida del alma” de la «posesión por un espíritu”. Los complejos del inconsciente personal, que, entre otras cosas, surgen de experiencias traumáticas tempranas o de ciertas estructuras familiares y atmósferas en la primera infancia, están sujetos, como regla, a la represión. De hecho, el complejo del ego experimenta está escisión de un complejo del inconsciente personal como una pérdida de libido, y puesto que el complejo escindido se carga de emociones, no pierde su actividad. Esto corresponde a lo que los primitivos llaman la «pérdida del alma». Si uno tiene éxito en la disolución de este tipo de complejos, o en hacer su contenido nuevamente accesibles a la consciencia, el individuo experimenta un considerable grado de alivio y, gracias al aumento de la libido, la sensación de una mayor energía psíquica.

Esta situación es totalmente diferente a aquellos complejos que se originan en el inconsciente colectivo y que se llenan ante todo con contenidos irracionales, mitológicos. La erupción de este tipo de complejos del inconsciente colectivo es a menudo excesivamente desagradable e incluso un evento peligroso para la consciencia. Estos complejos se manifiestan cuando una amenaza externa ha causado una profunda impresión en una persona de tal manera que la actitud habitual del individuo frente a la vida amenaza con derrumbarse, o cuando los contenidos del inconsciente colectivo tienen una energía tan grande que surgen en la consciencia como un espíritu extraño o un demonio. Puesto que Jung siempre comenzó con la estructura sana de la psique y destacó la importancia prospectiva de la actividad del inconsciente humano, no consideraba los complejos originados en el inconsciente colectivo como básicamente patológicos, sino que contenían en sus símbolos mitológicos los inicios y las posibilidades de una transformación fundamental de la consciencia. Esto quedará más claro en los capítulos siguientes cuando ilustre mis puntos de vista con ejemplos de casos apropiados.

En el curso de mi práctica analítica, me han surgido progresivamente dudas sobre si la división entre los tipos de complejos (es decir, los del inconsciente personal y los del inconsciente colectivo) puede ser sostenida, aunque es algo todavía utilizado por muchos junguianos ( Seifert, 1981). Ya en el prólogo del texto de J. Jacobi en 1940, Die Psychologie von CG Jung, Jung (1939) establece una conexión entre el complejo del inconsciente personal y del inconsciente colectivo. De ahí en adelante, expresa la opinión de que los complejos permanecen como «fundamentos típicos» que corresponden a una disposición emocional o, para ser precisos, los instintos. Estos residuos de los instintos se expresan en los seres humanos de dos maneras: tienen un aspecto dinámico (es decir, una carga relativamente alta de energía pulsional) y un aspecto formal. Los aspectos formales (que se podrían llamar también «espirituales») de los instintos se expresan en los seres humanos en imágenes no reflexivas, de fantasías involuntarias que, a su vez, hacen parte sustancial de nuestro mundo interior y evocan actitudes y acciones específicas. Es aquí donde trazamos una conexión directa entre el complejo que se expresa a sí mismo en el inconsciente personal como una adquisición en la vida del individuo y una base más profunda que está anclada en los arquetipos del inconsciente colectivo. Williams (1988) expresó un pensamiento de manera más incisivo cuando ella habló de una «indivisibilidad del inconsciente colectivo y personal» y señaló que los elementos personales siempre se producen en conjunto con los del inconsciente colectivo, de donde obtienen su relación con la consciencia y, viceversa, los contenidos colectivos están contenidos en el inconsciente personal lo que nos proporciona fuertes cantidades de energía, cargados de ansiedad. Sin embargo, ella hace estas declaraciones sobre el inconsciente colectivo y personal, en términos generales y no se refiere expresamente a la diferencia entre el núcleo y la corteza del complejo.

En el trabajo de vejez de Jung, Mysterium Coniunctionis (1956-1963), esta idea de la relación del núcleo del complejo con el complejo del ego consciente aparece de nuevo. El complejo del ego es el envejecimiento, el rey Sol debilitado está en la necesidad de renovación, de una renovación repetida por siempre en el curso del proceso de individuación. Por lo general, ya existe una conexión inconsciente de un complejo con las bases arquetípicas que están en condiciones de sacar los nuevos contenidos espirituales, para llevar a cabo la renovación de las fuerzas dinámicas, y destronar al envejecimiento, en la medida en que se hace consciente. Puesto que los complejos, como estructuras extraordinariamente diferenciadas de la psique humana, presentan una especie de personalidades divididas, Jung les atribuye una cierta luminosidad que es capaz de volverse consciente, mientras expresa la idea de que los aspectos dominantes de la consciencia que se han debilitado con la edad, también pueden ser renovados y fortalecidos por estas «luces secundarias» que ya contienen una especie de consciencia o posibilidad de consciencia.

Es claro que un complejo se compone siempre de una mezcla de material colectivo y personal, y cuanto más se disocien sus partes del complejo del ego, más asumen un carácter mitológico. Aquí estoy adelantando la hipótesis de que aún en el núcleo del complejo, incluso en el caso de una disociación del complejo del ego, los elementos de experiencias personales muy tempranas se entrelazan y se deben tener en cuenta en la estructura del núcleo. En su mayor parte, es difícil reconstruirlos clínicamente ya que permanecen por fuera del ámbito del recuerdo voluntario en los períodos más tempranos de la vida. Pero pueden ser incluidos hipotéticamente con un grado de probabilidad rayano en la certeza, ya sea sobre la base de experiencias tempranas específicas (por ejemplo, el nacimiento muy temprano de un hermano menor o una hospitalización) o según la estructura del carácter de los padres.

A continuación, presentaré un ejemplo clínico. En el análisis, cuatro complejos existían uno al lado del otro, inicialmente pareciendo ser muy diferentes. Pero no es un asunto muy complicado situar estos cuatro diferentes complejos en la estructura básica del complejo que he descrito anteriormente.

En las distintas fases del análisis, uno u otro de los complejos siempre tienden a ocupar el primer plano, aunque, por supuesto, todos están presentes al mismo tiempo. En primer lugar, yo estaba tratando con el complejo de un radiante padre Dios Apolo, un Dios todopoderoso, figura muy venerada, que determinaba la vida de la paciente, una mujer, y la mantenía totalmente dependiente.

Si adaptamos el esquema piramidal de Jung a este dios padre todopoderoso (Jung 1959) en el modelo modificado que estoy proponiendo, inicialmente, el resultado sería el siguiente patrón: en el punto más alto de la primera pirámide, donde Jung colocaba la deidad apolínea, se situaría la figura positiva del padre. (Aquí debo señalar que, en su esquema piramidal, Jung trató de esbozar el Self, mientras que inicialmente yo estoy tratando de conceptualizarlo, en el sentido de una teoría general de las neurosis, basada en los complejos, los dos grandes complejos del padre arquetípico y de la madre arquetípica, que más tarde incorporaré en el esquema de Jung.)

El padre Apolo representado en un esquema piramidal, tendría que parecerse a la figura 5.1.

 

 

 

FIGURA 5.1 Estructura del arquetipo del padre

Antes de continuar con esta presentación del caso, tengo que comentar sobre la representación esquemática de las pirámides que representan los arquetipos del padre y de la madre. Ya los he alterado de acuerdo con el diagnóstico de los complejos, y no les he dado los nombres mitológicos y bíblicos que Jung utilizaba, especialmente para la pirámide superior. Del mismo modo, la tensión que existe entre Cristo y el diablo está ausente; la discutiré más adelante cuando hable del Self.

En la cúspide de la pirámide, busqué representar las diversas formas en las que se manifiesta el arquetipo del padre, vemos en la cima la imagen de Dios, que, en nuestra concepción, la psique del niño proyecta sobre el padre personal. En el caso que se debate aquí, el padre era un dios Apolo del más alto grado de pureza y de consciencia radiante. En otros casos, puede que no sea un dios Apolo el que ocupa ese puesto supremo, sino la figura de un Zeus, Dionisio, Aries, o un Hefesto. Plutón, también, como el dios del dinero tiene su lugar aquí, no con poca frecuencia. Tantas figuras diferenciadas pueblan el panteón griego que se puede normalmente encontrar en uno u otro de ellos las idealizaciones de las que un paciente es víctima cuando él (o ella) adora a una deidad. De esta manera, se puede establecer con bastante rapidez un cierto nivel de diagnóstico de los valores más altos que un paciente dado intenta seguir.

Volvamos momentáneamente a nuestra paciente con su imagen de Dios apolíneo e intentemos seguirle la pista a los otros complejos que también poblaban su psique. Un segundo complejo que existía en esta paciente tenía como elemento central la imagen arquetípica de un viejo depravado con agresión asesina, una división que también se encuentra frecuentemente en pacientes con características borderline. Esta sería el complejo negativo del senex, que situamos en el lado de la sombra de la segunda pirámide, arriba y a la izquierda.

La paciente se encontraba en perpetua huída de este senex negativo, no sólo en su vida de vigilia, sino también en sus sueños, en donde él la perseguía con instrumentos de asesinato. Con sus características de desenfreno dionisíaco, era, obviamente, el polo opuesto de lo apolíneo, una divinidad pura, noble, ordenadora. La deidad apolínea causó en mi paciente significativos rasgos compulsivos que encontraron su expresión en la limpieza exagerada, vestirse en forma inmaculada, y una escrupulosa pulcritud doméstica. En cambio el complejo negativo del senex se caracterizaba por alcoholismo, dependencia de pastillas, y vínculos impersonal con hombres.

 

 

 

 

FIGURA 5.2 Estructura del arquetipo de la Madre
Un tercer complejo corresponde a una puella, con toda la inmadurez típica que Linda Leonard (1982) describe tan profundamente en su imagen de la belleza. En este caso, se la podría designar como un complejo de persona, detrás del cual se oculta un cuarto complejo, el de una niñita indefensa.

En mis elaboraciones posteriores, trataré de resumir los cuatro complejos del primarios del paciente bajo los elementos del núcleo del complejo de padre ambivalente y, al mismo tiempo, desarrollaré mi noción de estructura del núcleo del complejo. Adicionalmente, me gustaría señalar que, tal y como ya he explicado en relación a la deidad de Apolo, el senex negativo puede aparecer en una variedad de formas distintas. Por ejemplo, puede parecerse a un gran inquisidor excesivamente severo, como E. Jung (1971) ha señalado, o puede ser un viejo compañero de juergas o un falso profeta que lo lleva a la juventud por mal camino, y cosas similares. Lo mismo puede decirse de la belleza o del niño indefenso. En todas partes hay diversas variantes de los diversos tipos, que es exactamente lo que nos lleva a la cualidad individual de cada ser humano y hace que sea imposible obligar a alguien en un esquema simple tal como a primera vista puede parecer posible en el esquema piramidal de los complejos del padre y de la madre.

Ahora me gustaría esbozar el cuadro clínico de esta paciente.
(35:23)

La paciente era una joven mujer, de 24 años, que sufría de fantasías paranoides leves de ser seguido, severos estados de ansiedad, y toda una serie de acciones compulsivas e ideas, así como síntomas psicosomáticos, sobre todo en el tracto gastrointestinal. En general, era un caso cercano al borde de una psicosis histérica.

Era característico un intenso vínculo entre padre e hija. Ella era decididamente una hija de padre, con un complejo paterno claramente positivo y medianamente erotizado. El padre mismo provenía de una familia de académicos que habían escogido la vida de un académico, en el que él tenía mucho éxito. Se había casado con la hija de un empresario acomodado y habían tenido tres hijos, de los cuales la paciente era la mayor. Después de ella, las dos hermanas nacieron muy cercanas, la una de la otra. Desde su nacimiento, ella fue la favorita de su padre, con quien tuvo una relación extremadamente estrecha y con quien realizó varios viajes, incluso cuando fue mayor. De acuerdo con la experiencia de mi paciente, su madre era muy hermosa, pero también una mujer emocionalmente fría. Le daba mucho valor a lo externo y, obviamente, tenía fuertes características compulsivas. Las dos hermanas menores se inclinaban más hacia la madre, mientras que entre mi paciente y su madre predominaba una impersonalidad fría, reservada, y, en parte, de fuerte rechazo .

En correspondencia con su fijación con su padre, a la edad temprana de diecisiete años la paciente se había casado con un hombre que tenía la edad de su padre, que era uno de los colegas académicos de él y un visitante frecuente de su hogar. El matrimonio de la joven fue infeliz. Muy temprano, mi escrupulosamente honesta paciente se vio obligada a reconocer que el marido que ella había idealizado, como lo había hecho con su padre, tenía algunas características definitivamente deshonestas: había falsificado los resultados de su trabajo científico, explotaba cruelmente a sus estudiantes para sus propias investigaciones, y otras cosas. Además, sufría una perversión sexual de una naturaleza voyerista y exhibicionista.

Puesto que, como es bien sabido, tendemos a ser permisivos con aquellos que vemos como los dioses, mi paciente resistió esta situación durante cinco años, pero se fue volviendo cada vez más depresiva, compulsiva y paranoide. Cuando finalmente se negó a continuar con sus prácticas sexuales, se divorciaron. Ella dio a luz un hijo hombre, durante el segundo año del matrimonio, que fue otorgado a ella después del divorcio. Al principio, él vivió con ella, y ella trató criarlo. Desafortunadamente, ella era totalmente dependiente de los pagos irregulares de su ex-marido, y además él intentó todo tipo de trucos, a menudo con éxito, para interrumpir los pagos. En ocasiones, ella estaba totalmente sin dinero. Tuvo que dejar la escuela secundaria antes de graduarse, no tenía entrenamiento laboral, y pronto se encontró en una posición insostenible. No conocía ningún otro recurso mejor que el de recurrir nuevamente a los hombres mayores como figuras paternas y dejarlos que la apoyaran a fin de mantener el estilo de vida relativamente costosa al que estaba acostumbrada. Como era una mujer muy atractiva, con su propio estilo particular, no le era especialmente difícil encontrar hombres con medios adecuados y empezar aventuras con ellos. Desafortunadamente, estos hombres generalmente estaban casados y no estaban dispuestos ni en condiciones de renunciar a sus matrimonios, por lo que estos asuntos nunca duraron mucho tiempo.

Con el tiempo, su familia, que vivía en otra ciudad, se enteró del cambio en la forma de vida de su hija, e inicialmente renunciaron a ella de manera brusca. En ese momento, su neurosis se había empeorado, particularmente en relación con sus fuertes ansiedades libremente flotantes, de modo que ya no fue capaz de cuidar de su hijo, que ahora tenía cinco años. En una reacción de pánico, ella voluntariamente se lo cedió a su ex marido, quien había solicitado su custodia todo el tiempo.

No mucho tiempo después de esto, el ex marido enfermó seria y crónicamente de manera que ya no podía mantener a su hijo. Mi paciente no tenía otra opción que recibir a su hijo de vuelta con ella en su apartamento de una habitación. Pero él había crecido y se había convertido en un niño físicamente activo, por lo que ella ya no era una buena compañía para él y lo envió a vivir con amigos que vivían lejos.

Por influencia de un amigo realmente paternal, decidió finalmente hacer algo con sus síntomas crecientes de ansiedad neurótica. Se dio cuenta que no podía seguir viviendo como lo había hecho. Ella había tenido una regresión tan grave que ni siquiera era capaz de buscar un terapeuta. Por lo tanto, su amigo concertó la primera cita de ella conmigo.

En la primera fase de su tratamiento, este amigo siempre la trajo a las sesiones en su auto, esperándola afuera hasta que terminaba, y luego la llevaba a casa de regreso, aunque él tenía compromisos profesionales bastante demandantes. Durante este tiempo, la paciente llegó a ser tan restringida en asuntos prácticos que no podía salir de su apartamento en absoluto, excepto cuando iba acompañada de otra persona. Cuando se aventuraba a salir, los sentimientos paranoides y las imágenes de ser lanzada a un mundo completamente hostil jugaban un papel importante.

Cuando llegó a mí por primera vez, apareció en un traje especialmente bello, simpática, y algo infantil. El elemento compulsivo era especialmente evidente: todos los colores estaban estrictamente coordinados, no había ni una arruga en la ropa, nada estaba doblado, excepto que todo estaba un poco demasiado exacto, demasiado la hijita pequeña que quería complacer a su padre.

En la transferencia, fue obvio que ella vio en mí una figura paterna, y se comportó en consecuencia. También era imposible pasar por alto el fuerte tono erótico de la transferencia y el deseo claro, al comienzo inconsciente, de seducirme. Por otra parte, esto estaba teñido por las más severas ansiedades de incesto y, probablemente, por temores de prácticas perversas, tales como ella había experimentado con su marido. Sólo mucho más tarde en el análisis me confesó los antecedentes de estos miedos. Tenían que ver con una imagen compulsiva que ella había experimentado todas las noches: poco después de mantener relaciones sexuales con su marido, y también posteriormente con todos sus amigos mayores, se despertaba regularmente en la mitad de la noche y experimentaba un impulso muy poderoso de correr a la cocina, buscar un afilado cuchillo de carnicero, y acuchillar a su pareja que dormía. A veces, este impulso había sido tan potente que no había podido volver a dormirse por un largo tiempo y permanecía despierta temblando al lado de su amante.

Era característico de esta paciente continuar la proyección del componente positivo del arquetipo del padre, sin cambios, a su padre, incluso después de que él la había rechazado, mientras que el polo negativo se desplazó hacia su marido o, más tarde, a sus amigos mayores, siguiendo la luna de miel de un nuevo amor. (35:34) Es evidente que este desplazamiento practicado estaba estrechamente vinculado con la sexualidad consumada y la agresión que la penetración de otros hombres le dejaban a ella.

Así, podemos establecer que, para esta paciente, se trataba de un complejo paterno positivo que llevaba las características más puras y compulsivas de un dios Apolo. Como consecuencia de esta compulsividad y sus siempre presentes compulsiones a la repetición, estaba cautiva de una situación que le impedía la posibilidad de desarrollar su personalidad en el sentido de la individuación. Aquí se puede hablar de encarcelamiento en el carácter elementalmente negativo del padre, paralelo a lo que Neumann (1955) llama la cautividad en el carácter elementalmente negativo de la madre.

No es raro encontrar a un padre divinizado cuando se trabaja con una paciente. Sin embargo, esta paciente era ejemplar en la exhibición de este fenómeno.

En primer lugar, el padre era idéntico a un dios en la medida posible desde el punto de vista del inconsciente, y ella estaba convencida firmemente de su inmortalidad. Lo mismo ocurrió con su marido y en su transferencia hacia mí. Ella me mostró las cartas que le había escrito a su marido, poco después de su matrimonio. En ellos, lo adoraba como a un dios todopoderoso y omnisciente. Al igual que con su padre, él correspondía a una figura apolínea de la mitología griega. Era un dios de la claridad, de conocimiento ilimitado, un dios de la verdad y la justicia, y al mismo tiempo un dios de las musas y de la creatividad artística. Sobre este hombre ella proyectaba una imagen que correspondía con las mejores cualidades de su padre, pero completamente excluida de los aspectos de la sombra.

La muy conocida ley psíquica del «todo o nada», o la división activa que Kernberg (1975) describe tan bien, se activó en ella sólo mucho tiempo después del matrimonio, cuando ella ya no podía pasar por alto los aspectos sombríos de su esposo. Desde ese momento, él se convirtió en una figura vieja, oscura, depravada y repulsiva. Al mismo tiempo, era un dictador malvado, un principio oscuro, negativo, que la perseguía en las terribles pesadillas. La única forma en que fue capaz de defenderse en contra de esta figura diabólica era hundir un cuchillo en él, como lo había hecho en sus fantasías compulsivas y fobias, una imagen del mundo de los impulsos que, por supuesto, la aterraba y la torturaba.

El primer sueño después de la revocación de su impulso compulsivo (que era, por supuesto, extraño y ego-distónico) correspondía a la imagen del senex negativo que negocia con la muerte: «Estoy en búsqueda de un anciano que me persigue con un hacha. Cuando se da cuenta que yo no puedo llevarle el ritmo, saca un arco de alguna parte y dispara una flecha hacia mí. Gracias a Dios, sólo me roza, y yo puedo encontrar seguridad detrás de un peñasco».

Este no es un sueño inusual para las mujeres que son perseguidos por el temor de lo masculino, pero en este caso está claro que en este senex nos enfrentamos en un nivel arquetípico de un anciano con las características de “un Apolo que dispara lejos”, el dios que, con sus terribles flechas de gran alcance, mata a todos los hijos de Níobe. La amable Providencia, en este caso, escondida detrás de un peñasco, que podría representar el análisis, salva a la paciente de un triste destino.

A pesar de que ella era de hecho bastante bonita, mi paciente se experimentaba como desagradable y poco atractiva. La mujer bella en la familia era su madre (también una figura Puella), que brillaba en todas las funciones sociales y siempre conseguía una multitud de admiradores a su alrededor, que le hacían la corte. El siguiente sueño muestra muy claramente la actitud del paciente hacia la madre y la experiencia de ésta. Ella trajo este sueño aproximadamente en la hora treinta de análisis:

Estoy en una ciudad extranjera y estoy visitando cierta casa, se supone que debo estar allí porque me han invitado. Finalmente la encuentro. Cuando timbro, una mujer elegante y hermosa entre los cuarenta y los cincuenta años me abre la puerta. Ella me mira, sorprendida y disgustada, y me pregunta qué quiero. Mientras tanto, me he olvidado de todo y ya no sé lo que estoy haciendo ahí y balbuceo alguna disculpa. Entonces esta mujer me cierra la puerta en la cara. Empieza a llover y hace cada vez más frío. Me siento totalmente sola y abandonada y me despierto bañada en lágrimas.

Durante la hora en la que informó de este sueño, la paciente habló sobre su relación desesperada con la madre, en la que nunca había experimentado calor, intimidad o ternura. La madre, dijo, había sido sólo un trofeo para su padre, una esposa hermosa para las responsabilidades sociales y académicas de su padre. No fue sino hasta finales del análisis que ella mencionó que sus dos hermanas menores habían vivido su madre de manera muy diferente; con ellas, su madre había sido mucho más relacionada y humana, y había jugado a menudo con las tres hijas. Para mi paciente, sin embargo, su madre permaneció impersonal, en realidad sólo una figura arquetípica, como ánima del padre. En su experiencia, ella sólo había existido para, a través de, y por encima de él.

Cuando resumimos el núcleo de este complejo paterno positivo en la fase inicial del análisis, nos encontramos con las siguientes características:

1) la imago de un positivo padre dios Apolo;
2) experiencias tempranas positivas del padre de personal (siendo ella la hija favorita, haciendo viajes juntos, el eros incestuoso, etc);
3) la proyección de la sombra arquetípica del padre, en la forma del senex negativo, hacia otros hombres;
4) la bella Puella madre como el ánima positiva del padre;
5) la madre rechazadora, no relacionada, fría y despiadada (como se describe en el sueño anterior), como ánima negativa del padre.

Si ahora volvemos al esquema piramidal, podemos diagramar la imagen positiva del padre en la cúspide de la primera pirámide, que se señaló anteriormente en detalle, incluye las tempranas experiencias personales de su padre humano. Anteriormente presente los fundamentos teóricos en detalle y por lo tanto, conceptualizo Homo, no sólo como una figura arquetípica, sino también como el padre personal y las primeras experiencias de la paciente con él, ya fueran reales o fantaseadas, en el polo inferior de la pirámide (ver figura 5.3) .
FIGURA 5.3

Los elementos del núcleo del complejo que pertenecen a la figura del padre positivo (círculos negros oscuros) se activan y en consecuencia determinan la conducta de la paciente y la calidad de la experiencia, tal como se describe en el capítulo 4. Ya hemos elaborado sobre la posición tan importante que tenía para ella el complejo apolíneo del padre. El siguiente núcleo de complejo activado es el del ánima positiva del padre, aquella que la paciente trata de hacer funcionar en el lugar de su madre. Este complejo también parece responsable de su actitud Puella, positiva, amigable y adaptable, a través de la cual atraía a los hombres, especialmente mayores, que proyectaban su ánima en la relativa vacuidad de la puella, como lo ha descrito E. Harding (1948). La última es la del padre humano. (El medio círculo negro intenta indicar que la paciente vio y experimentó sólo el lado positivo.) Aquí pertenecen todas las experiencias positivas que ella había tenido con su padre desde la más tierna infancia.

Los tres puestos restantes en la pirámide permanecen completamente no catectizadas. Ella no sabía absolutamente nada de otros antepasados y su familia no habla de ellos, así que por supuesto no podía experimentar ninguno de ellos como figuras positivas o negativas con las cuales identificarse. Ciertamente, en la experiencia de su padre nunca fue una figura positiva de senex puesto que su relación con él nunca incluyó las cualidades que corresponden a tal figura y nunca se desarrolló entre el padre y la hija una relación de confianza en la cual un padre apoyara y promoviera el desarrollo de la personalidad de la hija y su individuación. Al igual que la madre, la paciente fue más como una pieza de ornamentación (en su experiencia, por lo menos) y como subordinada que obedecía incondicionalmente al dios padre.

Del mismo modo, tenemos que dejar el complejo de héroe abierto. Por todo su éxito académico, ella describía a su padre como un hombre ansioso que nunca tuvo en cuenta opiniones poco convencionales, sino más bien, al igual que muchos profesores, se abrió camino en la carrera académica honestamente, si bien con poca imaginación, como un «hombre de compañía.» Es característico que, poco después de haber conseguido su titularidad, sus publicaciones disminuyeron notablemente, y se dedicó a la enseñanza y a las actividades burocráticas.

Ahora demos una mirada a la sombra, es decir, a la segunda parte de la pirámide, representada en la figura 5.4. Una vez más, los círculos oscuros indican los correspondientes elementos activados del núcleo.

 

 

 

FIGURA 5.4

En el lado de la sombra del complejo del padre, vemos que sólo hay un núcleo que se ha movilizado por esta paciente. Este es el senex negativo, que he descrito en detalle en su historia clínica.

Naturalmente, acá tenemos que añadir que en realidad ella siempre buscó el senex como figura positiva, pero como consecuencia de no tenerlo asociado a la sombra de su padre (que dejé sin círculo en este esquema para indicar que ni ella lo percibía ni fue un elemento activado en el núcleo del complejo), ella se sintió siempre víctima de éste.

Lo ideal sería que en una persona moderadamente sana esperar que todos los elementos del núcleo del complejo del padre sean catectizados en mayor o menor grado. En este sentido, estas pirámides también muestran un concepto terapéutico en el que uno podría aspirar a la activación de más elementos del núcleo del complejo y asociarlos con el complejo del ego. Entonces, el complejo del ego podría recurrir a diversas posibilidades en situaciones relevantes, y sólo entonces la plasticidad de la vida se vuelve una totalidad viviente.

En estos dos esquemas, he tratado de comprender todas esas grandes figuras antropomórficas que constituyen el núcleo del complejo del padre. (El animal, vegetal, y los elementos dominantes debajo de las pirámides menores; voy a tratar sobre ellos al final de este capítulo.) Ahora desearía hablar de los varios elementos del núcleo un poco más de cerca. Estoy dando por sentado que el panteón, el ánima, y los antepasados son suficientemente conocidos. Sus manifestaciones en la literatura y en la psicología analítica, así como en mitología, se han descrito con frecuencia, y se puede leer fácilmente sobre ellos.

La situación es diferente con la figura del senex. Por senex me refiero no sólo a la figura del viejo sabio en sus diversas formas. Aquí debemos incluir la figura del juez justo, el maestro experimentado, la personalidad tolerante y madura de un hombre, lo blanco, es decir, el mago positivo, o, simplemente, la figura del observador calmado. Esto no es una lista completa, pero sólo le ofrece al lector una idea de las posibilidades.

La figura del héroe ha sido ampliamente discutida en la literatura, como, por ejemplo, Campbell en El héroe de las mil caras (1949). Hay que añadir que este no es el único héroe cultural que Jung menciona, sino también el héroe de la fortaleza simple, audaz, y con capacidades como la que encontramos en los atletas modernos que a menudo son las figuras con las que los jóvenes se identifican. Por supuesto, uno puede objetar que estos héroes jóvenes no son padres. Pero al igual que el joven rey surge a partir del viejo rey que muere, el joven héroe está moldeado por el padre. (Nuestra única alternativa sería la de cambiar el nombre de los complejos básicos en términos masculinos y femeninos, pero yo no lo he hecho así por lo que prevalecen en general los términos complejo paterno y complejo materno.)

El héroe negativo subsume no sólo las figuras del padre, cuyas vidas fallan o cuyos sueños de éxito existen sólo en la fantasía (como, por ejemplo, en la Muerte de un Viajero, de Arthur Miller), sino también los hombres que se enferman o se vuelven adictos, sin enfrentar estas realidades. Del mismo modo, podemos contar a la pequeña burguesía, al marido sumiso, y al cobarde entre los suyos. Las figuras contemporáneas más jóvenes que pertenecen a esta compañía son el narcotraficante temporal exitoso y el yuppie insolente.

En las inmediaciones del senex negativo encontramos, en primer lugar, el mago oscuro, negro, el falso profeta, el dictador negativo, el tirano, o el gran inquisidor. Para todos estos ejemplos, -así como los de otras áreas-, se pueden añadir otros representantes de acuerdo con el patrón de las figuras arquetípicas, históricas, mitológicas, o etnológicas que aparecen.

Esta abundancia de posibilidades en el núcleo del complejo -o, en otras palabras, los imagos en este núcleo-, corresponde de nuevo a la individualidad del ser humano. Desde el punto de vista del principio de individuación, no implican la reducción de todos a una, o la homogeneización. Por el contrario, la diversidad transmite al individuo un destino único y una personalidad. También le permite al analista llegar a un acuerdo en la fantasía con estas imágenes y emociones en el proceso de transferencia / contra-transferencia. Por otro lado, al subsumir las abundantes posibilidades bajo conceptos supra ordinarios, he sugerido que evitemos perdernos en la vaguedad y en los cabos sueltos. Estamos en mejores condiciones para mantenernos en el hilo principal del proceso analítico. Especialmente para el principiante y el estudiante, esto tiene la ventaja de que permite establecer un diagnóstico en términos de los complejos en la fase inicial de análisis que no se basa en fantasías arbitrarias. Tal diagnóstico se fundamenta en el material psíquico del paciente, con el cual la constelación de la transferencia y la contra-transferencia se pueden relacionar. ¿Cuál es el valor, por ejemplo, de diagnosticar al paciente en el caso anterior como que tiene «un complejo erótico», algo que a menudo escuchamos a los colegas? Fundamentalmente, esto no nos dice nada en absoluto y no logra comprender por completo el fondo inconsciente, a diferencia de un diagnóstico en términos de un complejo paterno específico, como el que estamos sugiriendo. Ha sido mi experiencia, personalmente, así como con los candidatos en formación, que este tipo de diagnóstico altamente diferenciado es a menudo posible ya desde la primera entrevista (Dieckmann 1991), aunque es más valioso y más seguro conocer al paciente a lo largo de varios horas durante la fase inicial.

No es necesario decir mucho más sobre los antepasados en el lado derecho de la pirámide. Son figuras de la sombra o chivos expiatorios en la historia de la familia, que llevan todo el material negativo que no corresponde a las normas éticas colectivas y a las imágenes de la familia. En muchos casos, sin embargo, pueden ejercer una fascinación decidida sobre el paciente, como fue el caso con el Schinderhannes que describí en el capítulo 1. Las identificaciones que con frecuencia suceden aquí no siempre tienen que ser negativa, ya que, como sabemos, la sombra también contiene valores que pueden ayudar a la persona a obtener una mayor vitalidad y riqueza en la vida. Un impedimento a menudo se encuentra en el temor latente incluso manifiesto en la familia, de que el niño podría ser el heredero de un antepasado inferior y llegar a parecerse a él, o ella. Este podría ser un ancestro con una personalidad defectuosa física o psicológica, de carácter inferior, o incluso un criminal. Por supuesto que casi todas las familias tienen un esqueleto en el armario. Como regla general, hay tantos materiales arquetípicos adicionales tejidos en torno a esta persona en las leyendas de la familia que los elementos inconsciente personales y colectivos están estrechamente entrelazados.

Naturalmente, lo mismo aplica para los ancestros positivos (en la primera pirámide). Encontramos las personalidades líderes, por ejemplo un hombre especialmente erudito, un famoso académico, o un artista, un político de éxito, o similares. Aquí nos encontramos de nuevo con el fenómeno que Jung describió en tantos lugares como los «padres divinos», es decir, una segunda pareja parental, «superior», de la que el niño (en la fantasía), realmente desciende y quien, como en el caso de los semidioses griegos, determinan el destino del niño. (He descrito este fenómeno en detalle en mis trabajos sobre Rainer Maria Rilke (Dieckmann 1981a) y Gauguin (Dieckmann, 1981b.)

En cuanto al ánima negativa del padre, ya he señalado que ella también apareció como un complejo con el cual se identifica el complejo del ego. En el caso de nuestra paciente, no era tanto una figura negativa, sino más bien una figura de una Puella muy infantil, una esposa trofeo, la belleza, que sólo servía para impartir un brillo adicional a los éxitos de su padre.

El padre de la paciente también trató de moldear a la madre en la forma de este complejo. Esta forma de ánima no es capaz de jugar ni un papel de liderazgo espiritual o emocionalmente estimulante, sino que sigue siendo como un cascarón vacío que sólo sirve como contenedor para las proyecciones del sexo masculino. Por supuesto, este tipo de ánima negativa del padre puede manifestarse en otras formas y disfraces. Las formas masculinas en las que se devalúa lo femenino y es declarado inferior, varían en un rango muy amplio de posibilidades. En Mannerphantasieno (1977), Theweleit da buenos ejemplos de la división de estas imágenes de anima, que describen la división de la cultura patriarcal de la imagen de la mujer en la figura blanca, ideal y moral (la cual, como se muestra en nuestro ejemplo, es a menudo vacías) y la otra roja, carnal, y demoníaco. Desde el punto de vista de la psicología analítica, sin embargo, debemos evitar idealizar la «mujer blanca» (o la «mujer bella», otra idealización) como una ánima positiva, pues, por un lado, puede ser una muñeca vacío, carente de ego y, por el otro, una bruja fría.

Ahora llegamos a la segunda pirámide doble. Al igual que en el Aion de Jung (1959), he situado a la culebra o serpiente en el polo superior. Es ambos, el polo inferior del cuaternio de la sombra y el guardián de este tercer cuaternio, el que contiene los precursores animal y vegetal de los dos cuaternios más altos. En referencia al complejo de padre, este cuaternio toma la forma dibujada en la figura 5.5:

 

 

FIGURA 5.5

La serpiente es un gran símbolo que jugó un papel fundamental en alquimia como en el non vulgi de Mercurio. Simboliza la massa confusa primaria que contiene toda la actividad pre-edípica, del proceso primario en el reino inconsciente de impulsos e instintos.(36:23) La serpiente no muestra ninguna categoría moral, ni deseos humanos, consideraciones o calor compasivo. Por lo tanto, puede pasar por alto todas estas dimensiones humanas, con total falta de relación. Pero al mismo tiempo, también puede tener una estrecha relación con el dominio vegetal, ya que, como sabemos por el mito del paraíso, hay un numen del árbol que es tradicionalmente representado en un árbol o incluso funcionando como su tronco. Como un dragón, que es el guardián de los tesoros contenidos en este reino de impulsos e instintos. En el sentido positivo, con esta doble valencia de serpiente de salvación (como en el cuento de Grimm de la «Serpiente blanca»), como la voz de la naturaleza, que encarna muchos valores que se encuentran dentro de este reino. Este reino está muy lejos de la consciencia y contiene mucho de lo que es capaz de hacerse consciente. Pero la serpiente también parece poseer una sabiduría única y peculiar que es sentir que es sobrenatural.

Una palabra debe decirse sobre la asignación de la serpiente al arquetipo del padre y aquí (como explicaré más adelante) al arquetipo de la madre. Una y otra vez, nos olvidamos de que el mundo animal, así como el mundo vegetal, tienen ambos sexos, y que los experimentamos en el sueño y la fantasía como teniendo los dos sexos. En consecuencia, todos tendemos demasiado fácilmente a asignar la serpiente, por ejemplo, a la mujer, sobre todo en el idioma alemán en el que gramaticalmente tiene género femenino, y porque en los tiempos de Eva también se le asoció con la mujer. La consciencia colectiva casi siempre dirige la palabra serpiente como un insulto a las mujeres. Por otro lado, animales como el león o el águila son casi siempre asignados al género masculino, aunque hay, por supuesto, águilas y leonas hembras. Creo que este tipo de discriminación puede desempeñar un papel importante en la interpretación de los sueños. Cuando los símbolos de este tipo aparecen, debemos prestar atención a si son masculinos o femeninos, y si es necesario, preguntarlo al paciente. Por supuesto, esto es a menudo difícil con ciertos animales. ¿Quién puede decir si una serpiente es macho o hembra en un sueño, a menos que el soñador sea un zoólogo? Sin embargo, las asociaciones, tanto subjetivas como objetivas, que el paciente trae al símbolo pueden aclarar el género.

A modo de ejemplo, me gustaría citar el sueño de un paciente de sexo masculino, a quien una serpiente masculina y una femenina se le aparecían. En ese momento, este hombre estaba luchando con su sentido de la masculinidad. Soñó: «Una pequeña serpiente, muy venenosa estaba en una habitación, y yo observaba cómo una segunda serpiente, más grande se le acercaba a la primera y comenzaba a tragársela. Esto me llenaba de una gran sensación de alivio.».

Sus asociaciones de este sueño, que no es necesario informar aquí en detalle, indican que la pequeña serpiente, venenosa, se asociaba de manera inequívoca a los elementos femeninos peligrosos y agresivos, mientras que experimentaba la serpiente más grande como un símbolo de la fuerza masculina, el poder y la dignidad. Aquí este principio masculino fue capaz de dominar el elemento negativo de lo femenino mediante su incorporación, nutriéndose de él y apropiándose de su capacidad agresiva en forma transmutada, todo lo cual comenzó pronto a mostrarse en la experiencia y la conducta del paciente.

En el lado izquierdo del cuaternio dibujado arriba, en el que la serpiente preside la cúspide, he situado formas animales asignadas al arquetipo del padre, dividiéndolas en el animal mitológico y en el animal paternal real. Mientras que el animal mitológico muestra las características de un mitologema, el animal real paterno son esas formas que un niño asigna al padre como un animal real, por ejemplo, «Mi padre es tan fuerte como un elefante». Aquí, el significado simbólico y el alcance son generalmente inconscientes. Kos y Giermann (1973) ofrecen un ejemplo clásico de este tipo de animales reales paternos en su libro Die verzauberte Familie, en el que encontramos tanto las imágenes de animales reales como mitológicas de los padres; estas figuras animales tienen casi siempre tanta variedad como todo el reino animal mismo. Pero es casi siempre un animal real en el cual el niño ve ciertas cualidades del padre personificados, y es por eso que, en este contexto, yo lo llamo el «verdadero» animal del padre o el padre animal.

En contraste con el animal personal que representa al padre, también tenemos al animal mitológico, que siempre ha tenido ciertas cualidades numinosas, como, por ejemplo, el toro de Poseidón, a cargo de rey Minos para poder conquistar Creta y asegurar su regencia de un sistema unificado de la isla. Estos animales híbridos y fabulosos de los que sabemos por la gran variedad de mitologías también pertenecen a esta categoría. Bien sea que esta clase de animal mitológico pueda ser asignado al arquetipo del padre o al de la madre, puede ser decidido por el sexo de los animales o por las asociaciones del paciente y ampliaciones o por el material constelado en el análisis y en función de si el problema del paciente es más con la imago del padre o de la madre en la actual fase del análisis.

A continuación, en el lado derecho de la pirámide, tenemos las representaciones de los animales como precursores o pre-imagos del padre. Aquí he renunciado diferenciar entre lo mitológico y lo real. Para todos los pacientes, estas imágenes se refieren a material profundamente inconsciente que por lo general surge sólo después de un largo análisis. Para poder hacer frente a esto, que no de ninguna manera el caso, el paciente debe diferenciar entre los lados masculinos y femeninos, no sólo del padre sino también del arquetipo del padre. De ahí que, incluso cuando aparece por primera vez, este material contiene una gran proporción de imagos colectivos.

Al final, en este cuaternio, como cuarto punto, llegamos a un nivel más profundo que representa el reino vegetal de las plantas. El mundo de las plantas no es tan estrictamente dividido en masculino y femenino en nuestra consciencia. Por lo tanto, aquí también debemos discernir con cuidado desde la situación analítica si una determinada planta tiene un simbolismo bisexual, un árbol, por ejemplo, se le debe asignar más al dominio del arquetipo del padre o al complejo del padre o de la madre, en la situación analítica de un paciente específico. Un ejemplo típico es una paciente que sentía entretejida y sofocada en un sueño donde su padre era un árbol abeto y su madre y hermanas eran viñas florecientes.

El polo inferior de la pirámide conduce a la naturaleza inanimada. Una vez más tomando prestado de Jung, he tomado como exponente principal el lapis. Surge del polo superior de la última y más baja pirámide, que he dejado en el ámbito elemental con los mismos símbolos que Jung describió y al cual no le hice modificaciones, como hice en las otras pirámides. La Figura 5.6 representa esta pirámide.

FIGURA 5.6

Continúo en la premisa de que en este nivel profundo hay una confluencia extensiva de los arquetipos de la madre y del padre. Aún así, el lapis puede ser asignado bien al arquetipo del padre o del de la madre. Los elementos que se colocan en esta pirámide pueden también ser experimentados al mismo tiempo como masculino o femenino. El fuego del amor es más femenino, mientras que la forma masculina está más cerca de los rayos lanzados por Zeus. Lo mismo es cierto para el aire, el agua y la tierra. No en vano la mayoría de las mitologías tienen las dos deidades, masculinas y femeninas, para estos cuatro elementos, y pueden aparecer en estas formas en el inconsciente. Sin embargo, hago una importante distinción en la parte inferior de la pirámide, la parte redonda, en la cual Jung no hace distinción alguna: asigno el sol al arquetipo del padre y la luna al arquetipo de la madre. Por lo tanto, en los polos inferiores de los núcleos de los grandes complejos, Sol y Luna se enfrentan entre sí, como en las imágenes del Rosarium y en la Psicología de la transferencia (Jung 1946/54b).

Dado que todos los dioses masculinos están relacionados con el sol y las diosas femeninas con la luna, estas cuatro pirámides pueden unirse en una estructura circular en la cual la más alta y la más baja se unen y son idénticas, como Jung lo describió también (ver figura 5.7).

 

 

FIGURA 5.7 Resumen de las cuatro pirámides
Para cerrar este capítulo, me gustaría presentar un sueño de una etapa muy posterior en el tratamiento de la paciente mencionada anteriormente. Me he encontrado con el motivo de este sueño, con variaciones menores o mayores, en muchos análisis; discuto otra versión en Träume ais Sprache der Seele (Dieckmann 1972). Así que lo mismo que han hecho otros sueños, este sueño precede o se acompaña de cambios importantes y decisivos en la vida de esta paciente. En la primera fase de su tratamiento, sólo se constelaron imagos del padre y aparecieron en sus sueños desde de la parte superior de las dos pirámides, y entonces este sueño reveló que las dos pirámides inferiores habían sido movilizados y por consiguiente había producido procesos importantes de cambio.

Estoy junto a uno de mis más viejos amigos en su apartamento y estoy a punto de dejarlo. Su aspecto es muy vago. Dejo su apartamento y de repente me encuentro en un denso bosque que tiene una calidad primaveral. Me siento muy feliz y tengo una conexión profunda con toda la naturaleza que me rodea. De repente, me sorprendo al ver una gran serpiente enroscada alrededor del tronco de un árbol. Al comienzo, tengo el impulso de huir, pero luego me detengo a mirar a la serpiente más de cerca. Progresivamente me voy llenando de un creciente entusiasmo por la belleza de esta serpiente. Cuanto más la observo, más me gusta y más tengo un sentimiento de relacionamiento con este animal. Incluso puedo entender su lenguaje, y me dice que es el rey de las serpientes en este bosque y que tal vez podría ayudarme. Me despierto de este sueño con un profundo sentimiento de felicidad.

Después de este sueño, la paciente parecía mucho más madura y menos hija. No pasó mucho tiempo, en que ella fue capaz de establecer relaciones con hombres de su misma edad con los cuales ella experimentó verdaderos sentimientos de placer en la actividad sexual y después pudo dormir tranquila.

Este sueño es una reminiscencia de la bella y la bestia o de un cuento mediterráneo de una serpiente en la que el amor y el afecto de una joven mujer liberan a un príncipe de encantamiento en un cuerpo de serpiente. Psicodinámicamente, este sueño en el tratamiento de esta paciente correspondía a una fase en la que ella fue capaz de abrirse más afectivamente al mundo de sus propios impulsos e instintos, que había experimentado anteriormente como aterradores y sombríos. El núcleo del complejo se expandió y, por así decirlo, se abrió hacia abajo. A través de la serpiente en este sueño, ella encontró su primer acceso a los deseos y necesidades de su propia personalidad.

Además de la serpiente, Reina de la Selva y de la Naturaleza y símbolo central de este sueño, ella posteriormente experimentó el reino vegetal de los árboles, arbustos y plantas, por primera vez tan llenos de vida. El amor de la niña por su padre divinizado se extendió hacia y se catectiza con otros ámbitos tales como la tierra sobre la que ella caminaba y el aire que respiraba, que es el aliento de la naturaleza y no la contaminación de la metrópoli. Creo que este ejemplo ilustra a la perfección cómo un proceso de individuación esencial fue introducido a través de ampliar y enriquecer el núcleo de un complejo que originalmente se limitaba a cuatro fijaciones.

 

 

CAPÍTULO 6

Diagnóstico de Complejos Parentales positivos y negativos

Como ya he descrito en los capítulos anteriores la forma en la que pueden ser diagnosticados los caracteres elementales y transformadores de los complejos parentales, me limitaré en este capítulo al diagnóstico de los complejos positivos y negativos. Con el fin de establecer una mayor continuidad con la discusión de Jung, me voy a referir al complejo de la madre en la discusión de los problemas de diagnóstico.

Es sorprendente lo difícil que es, no sólo para principiantes sino también para los analistas experimentados de la escuela junguiana, distinguir un complejo materno negativo de uno positivo. Lo mismo es cierto para el complejo padre. En parte, esto es debido al hecho de que el arquetipo, que forma el núcleo del complejo, siempre tiene dos polos y al hecho de que la madre personal nunca es algo totalmente blanco o negro, sino que es, como cualquier ser humano, una mezcla de características positivas y negativas. En la práctica, por supuesto, nosotros a menudo encontramos estos dos polos disociados. La mayoría de nuestros pacientes, y probablemente la mayoría de la gente en general, tiende a considerar a sus madres, como buenas o malas. Cuando hacen esto, el polo opuesto es reprimido en el inconsciente, y el individuo ya no puede experimentarlo adecuadamente. En el caso de una paciente para quien el amor, el cariño, el respeto, el honor, y la relación con la madre ocupa el lugar prominente, esto significa que la decepción, la aversión, incluso el odio, la envidia, la agresión, y a menudo la crítica justificada hacia la madre, son reprimidos. Estaría plenamente justificado decir que, a los ojos de los niños, las madres y por supuesto los padres también, son rara vez seres humanos completos, considerados con todas sus ambivalencias, sino que más bien son, por regla general, portadores del arquetipo proyectado de la Gran Madre o el Gran Padre. Estas proyecciones con frecuencia demuestran ser tan obstinadas que una vida entera es escasamente suficiente, salvo raras excepciones, para retirarlas o trabajar con ellas.

De otra parte, y esta es la segunda dificultad diagnóstica que repetidamente causa confusión, Jung mismo nunca definió con precisión o claridad lo que quería decir con complejos maternos «positivo» y «negativo». Como regla general, siempre escribe de forma muy general sobre el complejo materno o paterno. Hay sólo unos pocos pasajes en sus obras a partir de las cuales podemos asegurar que se basa en un diagnóstico positivo o negativo en la parte más consciente del complejo. Me refiero en particular a su artículo «Aspectos psicológicos del arquetipo de la Madre» (1954/59). En este ensayo, habla muy claramente de los efectos positivos y negativos del complejo de la madre en la hija, de tal manera que podemos suponer que el término de complejo materno positivo significa la parte del complejo que influye en el ego consciente y en su experiencia y comportamiento. Esta parte del complejo puede operar de una forma total o parcialmente consciente, o en gran medida inconsciente. El polo negativo, que contiene los celos intensos de la madre, el vínculo incestuoso con el padre, y el intento de superar a la madre, a menudo permanece profundamente reprimido. Más tarde, en el mismo ensayo, Jung expresa con claridad su punto de vista: como el ejemplo perfecto, describe el complejo materno negativo de una hija que no quiere ser como su madre a ningún precio.

En la discusión que sigue, voy a mantener esta forma de diagnóstico y, en consecuencia designo un complejo materno positivo como aquel en el cual el sujeto, sea hombre o mujer, experimenta a la madre predominantemente como amorosa, buena y positiva, con los sentimientos negativos hacia la madre por lo general profundamente reprimidos. Lo inverso también sucede para el complejo materno negativo, y, por supuesto, ambas designaciones se aplican también al complejo paterno.

Otro problema de diagnóstico surge en lo que algunos autores (Kast, 1980, por ejemplo) entienden como un complejo positivo saludable, que se sitúa entre aquellos que forman la estructura del complejo en la psique normal. Más adelante, en el mismo libro, que trata sobre la experimento de asociación en la práctica clínica, Kast describe un complejo paterno obviamente positivo; sin embargo, ella no lo etiqueta como positivo, sino como dominante y negativo. Esta óptica no carece de justificación; el propio Jung en su ensayo sobre el complejo materno en la hija describe los aspectos positivos del complejo como rasgos de carácter saludable, y ve solamente su exageración como negativo y patológica. Sin embargo, Kast también dice sobre el complejo positivo que «no tiene por qué ser conflictivo», y afirmando esto, incluye la posibilidad de que los complejos positivos puedan causar conflictos.

Ahora tengo que discutir por qué utilizo las denominaciones «positivo» y «negativo» en el diagnóstico, ya que son obviamente problemáticas, en lugar de hablar de «consciente» e «inconsciente», «dominante» y «escindido» o una oposición semejante. Esto nos confronta con algunas consideraciones y ayudas diagnósticas importantes. Jung consideró importante hablar de «complejos teñidos de sentimiento». Esto significa que el acento decisivo se coloca en el tono del sentimiento y no en las palabras o en el contenido hablado que presenta el paciente. Sin embargo, cuando se habla de sentimientos, podemos distinguir entre grupos de sentimientos de tono positivo y negativo, activados sobre otra persona, o cosa, o sobre nosotros mismos. No hay motivo para discrepar aquí de este uso.

Reconocer el tono emocional independiente del contenido del léxico, presenta a veces dificultades, especialmente cuando un paciente, por ejemplo, elogia y reconoce a la madre mientras uno percibe la crítica negativa y el rechazo detrás de las palabras. Shakespeare ofrece un ejemplo clásico en Julio César, en el discurso fúnebre de Bruto cuando oímos repetir a Antonio una y otra vez «¡pero Bruto era un hombre de honor!». A menudo se necesita la empatía entrenada del analista para detectar esos matices en un discurso que alaba a la madre, ya que la querida madre de la primera escuela primaria sigue siendo una imagen sagrada para muchos. Lo mismo puede decirse de la situación contraria: no es raro que al comienzo de un análisis, el paciente devalúe o critique a la madre, mientras que detrás de las palabras el analista siente un amor profundo. Un paciente hombre de veinticinco años de edad ofrece un buen ejemplo de esto.

Al principio, él habló en términos despectivos sobre sus «viejos» conservadores tejidos-en-lana. Pero a través de sus palabras se dio cuenta de que esto sonaba muy artificial, y pronto desarrolló una fuerte transferencia positiva materna al analista mujer a quien yo le había remitido. También salió a la luz que había llevado a cabo el estudio de la teología, por haber sido el ardiente deseo de su madre ver a su hijo en el púlpito. También se identificó en tal medida con su madre que había buscado un trabajo de medio tiempo como asistente de enfermería, que cuidaba devotamente de los ancianos frágiles. Contrario a las apariencias, el tono de sentimiento negativo del complejo, uno podría decir que el «complejo materno negativo» estaba profundamente reprimido y se manifestaba sólo en sus síntomas, como suele ser la norma con el polo opuesto reprimido de un complejo. Tenía toda una serie de sueños de brujas que emergían a la superficie después de estar en análisis por un período de tiempo, y lo atacaban sentimientos atormentados de odio hacia las personas que estaba cuidando, todo lo cual fue inicialmente oculto bajo un manto de depresión e interrupciones en su trabajo.

En el capítulo 4 di un ejemplo de un complejo materno negativo al cual se puede acceder de manera indirecta. En ese caso, la madre de la paciente había muerto cuando él tenía doce años, y había reprimido todos los recuerdos de ella. Este tipo de laguna es, por supuesto, siempre sospechosa en relación con algo negativo y desagradable. Sin embargo, también puede ocurrir en el caso de un complejo positivo cuando la intención es evitar despertar el profundo dolor en torno a una pérdida inadecuadamente resuelta de un ser querido. En el caso de la paciente en el capítulo 4, la represión de los recuerdos maternos sólo permite la inferencia indirecta de un complejo negativo materno que encontró su expresión en el odio salvaje hacia su suegra y profundas ansiedades en relación con su esposa. Al mismo tiempo, era característico de la presencia de un complejo materno negativo proyectado no solamente en su suegra, sino también en su esposa, y poco después de la boda, el conflicto entre los cónyuges estalló y sus síntomas se hicieron considerablemente peores. Uno nota pronto por la forma en la que hablaba de su mujer que en realidad la rechazaba y bajo la superficie, incluso la odiaba, aunque desplazaba todo su odio a su perversa suegra.

Un problema adicional de diagnóstico surge cuando un paciente presenta una ambivalencia equilibrada hacia ambas figuras parentales. Entonces es a menudo difícil decidir qué polo del arquetipo informa al núcleo dominante del complejo. En estos casos, uno no debe dudar en abandonar el diagnóstico provisional, a la espera de ver qué complejo se constela en el análisis y qué complejo se puede trabajar de manera más significativa en un tiempo dado.

Aquí es importante repetir lo obvio: todo ser humano y por lo tanto todo paciente tiene complejos materno y paterno. En el curso de un análisis, ambos deben elaborarse, hacerse conscientes, y trabajarse en todas sus sutilezas, en la medida posible. Nunca ocurre que sólo uno esté presente sin el otro, ni el complejo materno sin el complejo paterno, ni el polo negativo sin el positivo. Pero es característico de todas las neurosis que en un momento dado un complejo específico predomine y se disocie de los otros complejos. Naturalmente, esto tiende a cambiar en el curso de un análisis. Entre más completo y exhaustivo sea inicialmente el trabajo del complejo dominante, más aparecerán otros complejos a través de él. En mi opinión, se puede hablar de un análisis exitoso, como demostraré más adelante en mi discusión de un caso bordeline, cuando al final del tratamiento, el paciente emerge de la monotonía de un complejo dominante y la psique de nuevo tiene acceso a una red de varios complejos en relación a los otros.

La significación de diagnóstico en el tratamiento terapéutico y si tiene o no sentido para diagnosticar permanece abierto para la discusión. Hay analistas que sostienen la opinión de que el diagnóstico, así como anamnesis no es mejor hacerlo al comienzo de la terapia analítica, sino más bien al final. En mi opinión, sin embargo, un diagnóstico de los complejos es completamente la pena en el comienzo del tratamiento y debe repetirse una y otra vez en el curso de la terapia. Esfuerzos terapéuticos entonces puede ser guiado por los diagnósticos.

Sería lo más sencillo si pudiéramos decir, por ejemplo, que cuando hay un complejo materno negativo con el carácter elemental de la intervención terapéutica adecuada sería hacer hincapié en nuestras interpretaciones de los núcleos complejos del polo positivo del arquetipo de la madre con el carácter transformador. Entonces tendría sentido, si este fuera el caso, para trabajar hacia una triangulación, donde la movilización de un complejo paterno positivo ofrecía protección contra la madre negativa.

Lamentablemente, el proceso analítico no es tan racional y evidente, un compromiso. En uno u otro caso, lo que se acaba de describir puede ser absolutamente correcto. Pero más a menudo se da el caso de que el constelado dominante, complejo no es plenamente consciente, sino más bien, en el mejor de los casos, sólo parcialmente o incluso completamente inconsciente (como se ha descrito anteriormente en el caso de la estudiante de teología). Por lo tanto, por regla general, en la primera fase de análisis que deben trabajar durante mucho tiempo en este complejo dominante con el fin de que sea consciente en todos sus tonos de tono de sentimiento. Como se discutió en el capítulo 4, no es suficiente que, al final del tratamiento, el paciente vuelve a ser consciente de su experiencia negativa de la madre, más bien, sanando a los síntomas severos de este paciente demuestra lo importante que era para llegar a los núcleos arquetípicos de la madre complejo negativo en las figuras de la bruja y el Michel Hollander. Tampoco es suficiente sólo para hacer que el paciente se dé cuenta de estas cifras, que debe entrar en la constelación transferencia-contratransferencia de manera que puedan ser trabajados allí.

En todos los tratamientos, los problemas nuevos y diferentes y maneras de lidiar con el complejo constelado surgir, y los mejores asistentes disponibles para el analista son siempre los sueños del paciente y las fantasías y los contenidos y sentimientos constelada en la transferencia. Y no debemos olvidar los sueños del analista de la paciente, así como sus reacciones contra-transferenciales. Pero el requisito previo para poder tratar empáticamente con el complejo es haberlo reconocido. Entonces podemos evitar tomar previsiones demasiado personalmente. Será mejor que nos puede entender y cumplir con la objetividad necesaria.

Esto nos lleva a un hecho final que siempre juega un papel importante en el diagnóstico psi-chotherapeutic y psicoanalítica, y que he discutido en otra parte con mayor detalle (Dieckmann 1991). Me refiero a la influencia de la situación de transferencia en el diagnóstico. Analistas de control y maestros con experiencia de muchos años han encontrado que el tiempo se encuentra con un segundo paciente que ha tenido una primera entrevista o una anamnesis con un candidato-intraining, un complejo diferente de la que se diagnostica en la primera entrevista se constelada gracias a la influencia de la personalidad de un analista diferente. Muchos aspectos externos también juegan un papel importante, por ejemplo, las diferencias de edad, cambiar de una mujer a un analista analista masculino, diferentes valores analíticos o el mobiliario de la sala de consulta, y similares. Pero, ciertamente, las influencias más importantes que operan en el fondo son las diferentes estructuras de personalidad y carácter, así como las tipologías diferentes de los dos analistas participantes. En función de estas diferencias, los diferentes complejos pueden constelada en las dos entrevistas en la medida en complejo dominante del paciente no está rígidamente fijado en gran medida y el ego investido por él (que tiende a ser la excepción). Por consiguiente, es difícil decir que el candidato ha hecho un diagnóstico de error si él o ella llega a un punto de vista diferente que el analista de formación. Por desgracia, o quizás afortunadamente, nuestra disciplina rompe los límites de la objetividad: como Pauli (1955) ha dicho de la física, el objeto observado es directamente dependiente del sujeto observador. También podríamos decir que con Heisenberg en la psicología moderna al igual que en la física moderna hay una especie de «principio de incertidumbre» que permite a ningún resultado fijas. Pero esto no juega un papel perjudicial en la situación terapéutica, sino que puede ser un soporte adicional para el médico que esté así alertado de la presencia de otros núcleos complejos. En el análisis, el terapeuta debe dejar que el paciente tome la iniciativa y debe lidiar con el complejo que está constelada en cada momento del tratamiento.

Al discutir este capítulo con los colegas después de su presentación en el Instituto CG Jung de Berlín, HJ Wilke hizo algunas observaciones sobre el conocimiento científico de la formación de complejos. Él declaró:

La división clásica en simples y complejos en la ciencia aplicada a los dominios de la física y las ciencias biológicas. La física es simple y predecible en el ámbito de la mecánica, y accesible a cualquier persona. La matemática del cálculo de la posición de un planeta sin descubrir puede ser complicado, pero su calculabilidad demuestra su sencillez como un determinismo ambiguo. Todos los procesos de la vida son complejos, es decir, el colector e impredecible. En contraste con el determinismo físico, todos los seres vivos tienen grados de libertad que pueden confundir todos los cálculos y predicciones, y, como mínimo, relativizarlos. El comportamiento futuro del virus del SIDA es tan poco fiable como es la economía o el comportamiento social del individuo o del grupo humano.

Esta frontera entre lo simple y lo complejo está cambiando de manera significativa en la ciencia contemporánea y parece casi estar disolviéndose.

Cuando la energía se produce, tal vez en varios niveles, simples procesos físicos crear estructuras y desarrollar estados estables que pueden oscilar rítmicamente con precisión y regularidad entre estos niveles. Un ejemplo sencillo de este tipo de estructuras complejas de la organización de la convección se produce en los flujos de agua de calefacción en las células de Bénard llamados. Aproximadamente 1021 moléculas de agua forman una célula tal y girar alternativamente una a la derecha y otro a la izquierda. La dirección de rotación y el orden de las células no pueden ser calculados de antemano. Otro ejemplo digno de mención es la prueba de combinaciones químicas en el cosmos que forman parte de los pilares fundamentales de la vida, junto con las estructuras de anillo polimoleculares de carbono que no se producen en la Tierra bajo condiciones normales.

Este revisa fundamentalmente nuestra comprensión de la naturaleza física. La ley de la entropía se relativiza, y tomando como punto de partida se infiere que existe en la naturaleza física, además de la entropía, la tendencia hacia la formación de condiciones estables y no homeostáticos. De ahí el origen de la vida como una condición sumamente compleja y no homeostáticos extremadamente ya no pueden ser contados entre casualidades, sino que debe ser entendida como un proceso inherente a la naturaleza de la materia y la energía. En nuestra comprensión contemporánea de la ciencia, un arco muy amplio se está llevando a forma que une las complejidades e indeterminaciones de los procesos que van desde el origen del cosmos, el origen de la vida, a los procesos sociales y los desarrollos intelectuales y corrientes en un paradigma evolutivo. En el marco de este tipo de hipótesis evolutiva, incluso Jung teoría de los complejos, la noción de homeostáticos condiciones neuróticas y las estabilidades diferentes en las neurosis, así como la unión de la energía en dichas estructuras psíquicas, encuentra las necesidades de las habitaciones y no ya a estar más en contra de los métodos e hipótesis de trabajo de la investigación moderna en las ciencias naturales.

Por último, debemos mencionar brevemente que podemos diagnosticar los complejos por medio de experimentos de Jung asociación de palabras, que Meier (1968) los valores y Kast (1980) describe en detalle. Beebe también se ha ocupado en detalle de la relación de los diversos complejos y funciones de tipo. Aquí me gustaría mencionar sólo un breve comentario sobre el papel de Beebe Eckstrom’S (Beebe 1988).

Según Beebe, la función principal se caracteriza típicamente por la figura arquetípica del héroe. La función inferior, por otro lado, se realiza por el arquetipo contrasexual, el ánima en el hombre y los animus en la mujer. La función auxiliar se orienta hacia el padre en el hombre y hacia la madre en la mujer. El segundo auxiliar, de pie más cercano a la función inferior, tiene cualidades del puer aeternus en el hombre y de la puella aeterna en la mujer. Beebe es de la opinión de que estos cuatro complejos pivotar hacia adelante y hacia atrás entre la extraversión y la introversión, y que las personas que pueden experimentar los cuatro de estas funciones pueden experimentar una condición de totalidad, o al menos una muestra de ello.

Al mismo tiempo, Beebe establece al lado de esta estructura las funciones de cuatro sombras con su comportamiento frente a extrovertidos e introvertidos. Estos cuatro complejos de sombra son mucho más difíciles de experimentar como parte de la propia personalidad. Son ya sea proyectada o funcionar de forma completamente independiente de la conciencia. Corresponden a la personalidad demoníaca: al senex negativo o embaucador en el hombre y para la madre negativa en la mujer. Es de esperar que, en combinación con observaciones muy intuitivas de Jung sobre la patología de los tipos que sin embargo se encuentra a menudo a ser sorprendentemente aptos, de los seguidores de la obra de Jung y de ideas muy interesantes Beebe, algún día pueden desarrollar una doctrina más especializada de las neurosis. Pero ese no es nuestro foco aquí.

 

 

 

 

 

 

CAPÍTULO 7

La patología del Complejo Positivo de Madre

Dado que los complejos negativos y complejos de madre y de padre, positivos y negativos, han sido discutidos en otros capítulos, me gustaría presentar un ejemplo de la patología de un complejo de madre positiva con más detalle aquí.

En su ensayo tantas veces citado en el complejo de la madre, Jung (1954/59) indirectamente dio las definiciones de los complejos de madre positiva y la negativa. Quiero repetir que en un complejo materno positivo, se está refiriendo a una identificación profunda con la madre o con el arquetipo de la madre en sus diversas variantes. Como podemos ver cuando miramos a través de opus Jung, esta definición se aplica igualmente a la descripción del complejo de la madre con el hijo. Tanto en la entrevista inicial y en las primeras etapas de la terapia, es relativamente fácil en un gran número de casos de discernir si este leitmotiv evoca un beneficioso, seductor, melodía agradable, feliz y entrañable o sentimientos en el oyente, o bien si lo opuesto aparece en desarmonías, ira, rabia, enojo, o el rechazo. Fundido en nuestra terminología, diríamos que el complejo en cuestión se alimenta con cualquier libido positivo o emociones agresivas.

Este diagnóstico se sugiere desde un complejo y se caracteriza típicamente por lo general muy notable por su tono de sentimiento particular. Jung se lo compara con los leitmotivs de la música wagneriana que se escuchan siempre cuando una figura importante hace una aparición. Una madre complejo leitmotiv siempre es relativamente fácil de reconocer cuando un paciente comienza a hablar de su madre. Sólo pocas veces se habla de un paciente de su madre como un ser humano medio, con sus defectos y debilidades, así como sus fortalezas y virtudes al inicio de la terapia. Un tema arquetípico siempre se hace eco a través de las palabras que se pronuncian sobre la madre, con la sensación de ya sea una idealización o demonización a. Cuanto más claramente el complejo está desarrollado y fuerte es el de su dominio en la psique, más unilateral y notable el motivo tiende a ser. Puesto que el complejo en sí no significa nada patológico, por supuesto, nos encontramos con este fenómeno también entre personas que no son pacientes.

El pintor Marc Chagall ofrece un ejemplo particularmente claro y hermoso de un complejo de madre muy positivo en su autobiografía en la que describe a su madre con las siguientes palabras:

La madre se sentó frente a la estufa grande, con una mano sobre la mesa, y la otra sobre su regazo. Su cabeza bien erguida rígidamente bajo su moño coronado con una aguja. Golpeó con el dedo sobre la mesa, varias veces, y luego dijo: «Todo el mundo está dormido. ¿Qué clase de hijos tengo? ¿No hay nadie que te charlar conmigo?» A ella le encantaba charlar. .. . Pero ella no tenía a nadie. Yo solo la escuchaba desde lejos. Ella me llamó: «Hijo mío, ven a hablar conmigo!» Pero yo no soy más que un niño de la calle, y mi madre una reina. ¿Qué se supone que tengo que hablar con ella? (1960)

Es claro como positiva, amorosa y respetuosamente Chagall como adulto relata sus recuerdos de su madre. En otro pasaje de su autobiografía, dice de ella: «Cuando trato de hablar de ella, a veces no puedo hablar, pero tiene que llorar.»

Todo lo contrario es el caso del poeta Rainer Mana Rilke. Aquí nos encontramos con un complejo negativo madre muy distinta en la que rechaza por completo la madre personal. Su leitmotiv es «ser cualquier cosa, pero no como mi madre!»

El 15 de abril de 1904, Rilke escribió a Lou:

Madre vino a Roma. Cada encuentro con ella es una especie de recaída.

Cada vez que tengo que ver esto irreal, pierde mujer que no tiene ninguna conexión con nada y que no puede envejecer, me siento como que ya de niño luchaba por alejarse de ella, y me temo que después de años de funcionamiento todavía no estoy lejos lo suficientemente lejos de ella, que dentro de algún lugar que todavía tienen movimientos que son la otra mitad de sus gestos empobrecidos. . . Y luego me da miedo su piedad distraído, su creencia obstinada, todas estas distorsiones y engaños que cuelga en el, y ella misma, vacía como un vestido, espectral y horrible, y que sigo siendo su hijo, que en algún lugar de esta pared en blanco adjunta para nada era una trampa apenas reconocible que era mi portal al mundo. (Citado en Dieckmann 1981a)

Un verso que escribió a principios testimonio de la misma actitud:

Pero mi madre vino

para dar flores.

Mi madre se llevó las flores de mi vida.

Por supuesto, no se encuentran a menudo la diferencia entre un positivo y un complejo materno negativo en nuestros pacientes expresan tan claramente como el poeta y el pintor hacer. Hay algunos casos extremos en los que la idealización o demonización es muy clara. Entre estos dos extremos, encontramos todas las gradaciones y los pasos intermedios en el caso particular en el que ciertamente no es siempre fácil decidir si una más positiva o más negativa complejo de la madre está presente. Pero por lo general tenemos éxito en la primera entrevista, o si todavía hay dudas, tienden a aclararse en las primeras sesiones.

En la hipótesis de la función compensatoria del inconsciente, es de esperar que cuando una madre positiva complejo es conocido por qr bien establecido en la conciencia del aspecto negativo aparecería en el inconsciente. Aquí la imago de la madre incluso personal tendría que aparecer en un negativo, rechazando con frialdad, frustrante forma hiriente, moralmente inferior, o similar. Esto es muy raro el caso en la terapia actual, ya pesar de una intensa búsqueda, no he encontrado un paciente de mi práctica a lo largo de los años a quien podría presentar como un ejemplo. Este fenómeno me parece ser característico del complejo de madre positiva. En contraste con esto, podría ofrecer algunos ejemplos de el complejo materno negativo. Y, por supuesto, esto no puede ser un científico «objetivo» declaración, sino que debe ser tomado con un grano de sal, ya que siempre hay que tener en cuenta la transferencia y la contratransferencia nuestro.

En el diagnóstico y el tratamiento de los complejos, la relación entre la conciencia y el inconsciente parece ser algo más complejo que un simple principio de compensación nos llevaría a creer. Complejos, aun cuando se sabe que la conciencia, penetrar profundamente en el inconsciente y más allá, en el inconsciente colectivo. Cuanto más poderosamente activa un complejo, y cuanto más se domina la psique en forma patológica, las asociaciones más y amplificaciones se dibuja a sí mismo en el inconsciente y la más estas asociaciones y amplificaciones deben permanecer inconsciente. A través de estas imágenes centrales de los complejos se llega a una especie de palsaje del alma, con todas sus costuras, las conexiones, las ramas, las transiciones y las zonas fronterizas. La ventaja de los complejos de formación de imágenes se encuentra en la posibilidad de visualizar las innumerables posiciones individuales ocupados por la variedad y multiplicidad de la experiencia neurótica y normal, así como las características generales del complejo. Pero los factores esenciales que configuran el palsaje del alma son las dinámicas de la energía y la estructura de los complejos y arquetipos que les subyacen.

De esta manera se establece una relación entre la imagen concreta y nuestra teoría.

He descrito un fenómeno similar en una serie de ensayos sobre el yo del sueño (Dieckmann 1965, 1977a, 1978a, 1985). El yo del sueño no piensa nunca de asumir un modo diferente de vivir y de comportarse que el ego consciente. Sólo cuando surgen cambios y transformaciones en el proceso analítico qué modos el yo del sueño de vivir y de comportarse comenzar a cambiar. Algo similar parece ser el caso con los complejos patológicamente sobre determinado. Debido a sus ramificaciones iii el inconsciente y sus raíces en el núcleo arquetípico del complejo, los sueños y las fantasías siempre produce una imagen positiva de la madre se extiende a la esfera de lo inconsciente colectivo hasta bien entrada la primera fase de la terapia analítica cuando hay una madre positiva complejo. Como ya he ilustrado con dos ejemplos clínicos en mi tratamiento de simbolismo límite, la carga libidinal de un núcleo específico en el nivel de complejo arquetípico es tan alta que durante mucho tiempo nada puede surgir (Dieckmann 1988). Superficialmente, se podría decir que un paciente con un complejo materno positivo no se atreve a soñar que la madre también tiene aspectos negativos y destructivos.

Aquí me gustaría compartir una más, ejemplo muy hermoso de Chagall que muestra claramente en una imagen de las profundidades y dimensiones para que la imago madre poseída por un complejo positivo puede dominar la psique de una persona.

En 1917, Chagall pintó un retrato conocido de su primera esposa, se llama «Bella con el Ladrón de guante blanco». Su esposa era la hija de un rico joyero de Vitebsk, a partir de un mayor estrato social de Chagall, el hijo de un simple obrero en una fábrica de arenque. Se había casado en 1914, en condiciones igualmente difíciles como las del cortejo. Una figura femenina, una diosa Demeter / grano que se inclina sobre el mundo como una divinidad gigante, domina todo el cuadro. En el primer plano hay dos figuras que representan a minuto Chagall sí mismo y su pequeña hija, Ida. La proyección arquetípica de la madre dominante y poderosa imago ha migrado a su joven esposa. Como regla general, es cierto que la imagen inconsciente de la madre se proyecta sobre la novia o la esposa, y la intensidad de la proyección sin duda depende del grado en que el complejo materno positivo era todavía dominante y poderoso a la vez. La Chagall verdadera madre era una mujer muy pequeña y, a menudo comparado con un Napoleón femenino. Hubiera estado más cerca de la realidad para pintar pequeñas figuras vitales, sobre todo desde que Bella no era grande pero bastante delicado (Dieckmann 1981 c).

Mientras que el retrato tiene las características personales de Bella Chagall, sin embargo es evidente que lo que tenemos aquí es una diosa del grano a la que los seres humanos mortales son sólo criaturas diminutas e insignificantes. Pero esta especie de diosa de la fertilidad también tiene un significado completamente positiva y prospectiva cuando está constelado en el inconsciente de una persona creativa. Ella simboliza no sólo la nostalgia regresiva para volver al vientre de la Gran Madre, sino también el potencial creativo de una persona de genio. Se podría decir que obra de Chagall corresponde a este gigantesco Demeter que permite al pequeño ser humano a crecer más allá de sí mismo. Estamos involuntariamente recordó complejo de Goethe madre igualmente positivo y sus versos de Dichtung und Wahrheit (Poesía y Verdad)

Vom Vater hab ich die Statur

des Lebens ernstes Fuhren,

vom Mutterchen die Frohnatur

Lust zu morir fabulieren *.

Una vez definido y descrito el complejo materno positivo, no quiero limitar mis observaciones al aspecto prospectivo. Su patología impide a nuestros pacientes de vivir su propia vida y los mantiene encerrados en este complejo o, como explicaré más adelante, les descarrila por su influencia. Esto corresponde a dos formas diferentes en que el complejo de la madre positiva puede encontrar expresión en un paciente. En una forma, se puede restringir, impedir y sofocar la iniciativa, actividad, capacidad de expansión y desarrollo del yo del complejo y de la auto-realización, y en la segunda forma, se puede exagerar narcisista, inflar, y seducir al paciente ego- complejo y auto-actualización en las actividades que son en última instancia destructivo. Dos imágenes características de la introyección madre están detrás de estas dos formas, podemos designar como una constricción y el otro como seductor. Corresponden a los dos personajes fundamentales de la Femenina Grande que Neumann (1955) designadas como primaria y de transformación. Podemos ilustrar esto con dos ejemplos clínicos típicos.

Pedro era un trabajador social pequeño, menudo que entró en el análisis debido a su asma bronquial. Todo había empezado cuando su esposa se separaron de él después de cinco años de matrimonio, al mismo tiempo que su madre murió. Su madre había sido una ama de casa, y él la había idealizado y caracterizada ella como muy cariñoso, demasiado cariñoso, afectuoso, sacrificado, pero también ansioso y pasivo sin mucha iniciativa propia.

Llevó una vida constreñida. Aunque lleva muy bien con sus colegas tuvo poco éxito en su profesión porque era incapaz de establecer límites contra las demandas excesivas de personas que buscan su ayuda. En su vida privada, tenía pocos intereses. Como una pareja, él y su esposa no había tenido un círculo de amigos, pero sólo unos pocos conocidos fugaces. Por su parte, prefirió quedarse en casa en su tiempo libre, la lectura de periódicos y revistas o ver la televisión. Las pocas actividades que él y su esposa habían realizado eran en su iniciativa. También era característico de él que tenía apenas ningún sueño hasta mucho después del comienzo del análisis, y su acceso a su mundo interior y la vida de fantasía era difícil.

Helmuth, en comparación, era de cuarenta y seis años de edad, comerciante completamente activo y exitoso. Después de completar un título en negocios, se había unido a una gran empresa, se puso en marcha en breve en su carrera, y logró una gran división que exigía viajar mucho. Buscó análisis debido a estados de ánimo depresivos cada vez más, arhythmia y sentimientos de vacío y sin sentido. Cuando tenía ocho años, el matrimonio de sus padres violentamente conflictiva había fallado, y su padre había abandonado a la familia. Helmuth, que tenía un hermano menor, era el favorito de su madre. La suya era una relación íntima, y ​​en sus fantasías a su madre esperaba grandes cosas de él y especiales, de los cuales, en parte, le dijo. Él la describe como una mujer activa, vivaz, lleno de ideas e imaginativo. Tenía una pequeña tienda de papelería y continuamente tenía ideas inusuales para ampliarla. Desafortunadamente, la mayoría de sus intentos falló, ya excepción de una pequeña biblioteca, préstamo adyacente, que para mi libro amante de los pacientes fue de gran importancia, todos sus intentos terminaron en bancarrota. La familia vivía en constante deuda y obligaciones, combinado con el miedo a la caída de su sustento.

Helmuth, sin embargo, tuvo éxito en su carrera y cumplido muchas de las expectativas de su madre. Él era un gerente típico con un gran poder de persuasión que se llevaba muy bien con sus socios comerciales. Él también tenía una vida de fantasía animada, y con frecuencia tenía ideas nuevas y rentables.

También fue inquieto en su vida doméstica. Tenía una esposa y tres hijos, y tenía una vida social activa con un gran círculo de amigos. Además, él estaba interesado en la música y el teatro y asistido al menos a un rendimiento de cada semana, cuando su viaje de negocios permitidos. Enlaces fugaces con otras mujeres también eran la regla con él. En contraste con Peter Helmuth me ofreció una serie de sueños muy coloridos e interesantes desde el comienzo mismo de su análisis. Era característico de los que durante mucho tiempo la figura de su madre estaba ausente, aunque en sus asociaciones dijo mucho sobre ella. Cuando ella finalmente se hará una aparición en los sueños, era inicialmente una cifra positiva o neutral.

Estos ejemplos muestran claramente que el paciente primero, Peter, tenía un complejo de madre positiva con carácter elemental. Las consecuencias negativas de un complejo de la madre con el carácter elemental, como Neumann ha descrito, se puede ver claramente en la personalidad de Pedro y su forma de vida. Expansividad de Pedro fue sofocada y restringida totalmente a la prestación de cuidados y elemento protector de la imago materna. En cierto sentido, fue contenida todavía en el vientre de la madre, que había experimentado como algo positivo y que había tenido la esperanza de volver a encontrar a su esposa. Del mismo modo, en su profesión, había buscado una protección, cuidados, y así apaciguar actividad que ofrecía el elemento de un espacio positivo y protector. Visto simbólicamente, su casa era el hueco caliente, el cuerpo materno en el que podía retirarse de todos los peligros y las decepciones de la vida. Casi nada penetrado este desde el exterior. Allí se sentía completamente cómodo, cayó enfermo sólo cuando su esposa no podía tolerar una vida limitada y se liberó.

Por el contrario, la imagen interior de Helmuth de su madre movilizó el carácter transformador de la Magna Mater en el plano arquetípico. La madre seductora le llevó a buscar una confirmación más narcisista en una vida agitada, activa y expansiva. Su talento y diligencia le trajo el éxito que se corresponden con las que otra persona hubiera estado satisfecho y orgulloso. Pero una y otra vez que él mismo vive como un fracaso, al igual que su madre había estado con sus planes. En última instancia, nada puede satisfacer la demanda de sus ideales demasiado elevados, y por eso, en el ir y cambiando siempre, incansablemente perseguido de una tarea a otra y, en sus relaciones, de una mujer a otra. No podemos llamar a su mujeriego donjuanismo, como Jung (1954/59) hace en su ensayo sobre el complejo de la madre del hombre. Poco a poco sus relaciones, al igual que sus compromisos profesionales, han perdido su significado y vitalidad. Ya no estaba satisfecho por las demandas excesivas que pongan en sí mismo y, por tanto, en movimiento perpetuo, tuvo que pasar al siguiente objeto.

Su enfermedad comenzó en el umbral de la mediana edad cuando comenzó a sentir que su camino no siempre podía seguir hacia arriba y que profesionalmente y en su familia sólo unas pocas modificaciones seguían siendo posible entonces. externamente, había logrado de hecho todo lo posible. Su enfermedad no aparecen de repente, como era el caso de Pedro, sino más bien sigilosamente a él gradualmente durante un período de varios años.

Ahora quiero explorar las figuras arquetípicas que forman el núcleo de los complejos de estos dos pacientes. Ya nos hemos reunido esta figura en la pintura de Chagall. El arquetipo de la Magna Mater, la Gran Madre, que brillaba a través de las fantasías y los sueños, en parte en forma directa y en parte simbólica, era una diosa del grano y de la fertilidad, principalmente de carácter nutrir a nivel oral. Esto corresponde a Deméter en la mitología griega, y Ceres en la mitología romana, que es en gran parte idéntica a Deméter.

Gracias a la intuición de los griegos con respecto a este magnífico fenómeno complejo, es característico de esta diosa que siempre está representada en dos formas. Demeter es siempre acompañada por su hija, Kore, que se convierte Perséfone, coruler del mundo subterráneo, después de haber sido secuestrado por y casada con Hades. Para una tercera parte del año desciende a los infiernos reino, y para los restantes dos tercios, vuelve a la superficie de la tierra, hay que vivir con su madre como Kore. Mitología Romana adoptó este secuestro de la hija de Ceres y Plutón Liberia por su ascenso y descenso prácticamente inalterado (Roscher 1978).

En el arte griego, la hija y la madre se representan en estos evita que son prácticamente indistinguibles en la mayoría de las representaciones que los muestran juntos. Tanto Deméter y Perséfone se caracterizan como diosas del grano en el arte antiguo de coronas de flores y hojas de granos que llevan en sus manos. Según el mito, es que Deméter reveló por primera vez el secreto de grano a los atenienses.

FIGURE 7.1 Demeter, Triptolemus,

and Persephone

 

Enseñaron a este descubrimiento a Triptólemo y le había difundirla como una especie de predicador itinerante (Sauerland 1941) (figura 7.1).

Aquí se puede ver claramente la identidad virtual de madre e hija. Entre ellos destaca la figura de Triptólemo, Príncipe de Eleusis, como una pequeña figura humana entre las dos diosas poderosas y grandes.

Frazer (1913) está en desacuerdo con la idea de que las dos diosas eran realizaciones míticos de dos aspectos diferentes de lo más fácil de distinguir como la tierra y la vegetación de la que procede de ella. Propone que la madre y la hija de personificar el grano en su doble forma, una vez que el grano maduro del año en curso y el otro como la semilla de maíz del año que viene, que desciende a la tierra para elevarse de nuevo como un nuevo crecimiento. Los precursores de esta diosa doble, altamente desarrollado, a quien magníficos templos fueron erigidos, son las costumbres populares de todo el mundo pertenecientes a la Madre y la Hija Grain Grain, de la que Frazer ha recogido numerosos ejemplos y convincente. En este sentido, Demeter siempre sería en parte el espíritu del grano y Kore / Perséfone el espíritu joven o nuevo.

Si ahora transferir hipótesis de Frazer a nivel intrapsíquico relevante para nuestra discusión, encontramos en forma muy convincente la personificación del carácter fundamental de la Femenina Grande que Neumann ha descrito. Demeter corresponde al carácter preservar, contener y dar atención primaria-, mientras Kore / Perséfone es una cifra en constante cambio, descendiendo a la tierra (Hades) y se transforma desde la semilla hasta el brote y en última instancia en el grano maduro. Por lo tanto se convierte en la imagen de la eterna auto-transformación, el carácter transformador de la Gran Madre.

Ambas diosas tienen aspectos positivos, productivos y benéficos, así como los destructivos y devastadores. Básicamente, Deméter era un carácter amable, pero podía ser malicioso (Ranke-Graves 1960). Ella maldito Erysichthon, que se había atrevido a talar árboles en su bosque sagrado, al hambre eterna. Sin importar lo que comía, su hambre voraz no se pudo callar, y tuvo que ir a mendigar en las calles por sobras de la mesa. Lanzó Askalaphos, el traidor, en un pozo que selló con una roca gigantesca, y después de Heracles lo había liberado, ella lo convirtió en una lechuza. También se negó a proporcionar a la humanidad con los frutos de la tierra después de Hades había secuestrado a su hija. Toda la tierra se convirtió en residuo, el suelo reseco y sediento, en el que ninguna semilla brotaría. Incluso la llanura de Eleusis Raris a poner en barbecho estéril y donde por lo general los campos de trigo dorado saludó.

El nombre en sí Perséfone alude a algo destructivo (Roscher 1978). Se deriva de phero o fonos, la que causa la destrucción. En Roma, fue llamada también Proserpina, la temible. En un principio, al parecer, éste era el nombre de una ninfa sacrificado al rey año sagrado. Como sabemos de la Odisea, en el inframundo ella (al igual que Atenea) ordenó la cabeza de Medusa, que envió al encuentro de los que penetraron a Hades. Ellos se convirtieron en piedra a la vista.

Podemos aplicar estos aspectos oscuros del carácter elemental y de transformación de nuestros dos pacientes y encontrar de nuevo sus síntomas. Para Pedro, el mundo se había convertido en un páramo en el que nada podía crecer y donde no había aire suficiente para respirar siquiera. Por el contrario, Helmuth fue paralizado en su depresión, y el esplendor narcisista de sus logros fue asesinado por su enfermedad. Aunque el complejo materno positivo en ambos aparecieron a investir el reino psíquico completo, que aún encontrar el arquetipo de la madre en el simbolismo negativo y los síntomas.

Una vez más, esto plantea la cuestión de la función compensatoria del inconsciente y con las imágenes y símbolos de la madre negativa.

 Aquí parecen estar completamente cubierta y oscurecida por el complejo. Peter se separó de la oscuridad, el mal femenino, negativo en forma de fantasías pornográficas y su colección de revistas, en secreto acumuladas; como en casa durante su matrimonio seguía intacta. Como Theweleit (1977) ha descrito, se había dividido la buena mujer, blanco de la maldad, mujer humilde, rojo. Helmuth caso no fue tan clara. Como ya he descrito, era característico de él que las mujeres le vació emocional. Incluso en el comienzo de su análisis, los sueños contenía muchos símbolos femeninos se distinguen por este vacío, por ejemplo, maletas, maletines vacíos de los que el contenido había sido robado, o una cáscara de huevo vacía. A pesar de sus muchos sueños, sin embargo, nunca fue una figura claramente negativo o amenazador madre o ánima se encuentra en la primera fase de su análisis. En la medida en que las mujeres apareció, fueron ya sea amigable hacia él o neutral. Entonces tuvo un sueño que le impresionó grandemente en la que conoció a una reina poderosa que amablemente lo protegió. Al trabajar en este sueño, se hizo evidente para él que figura fondo arquetípico que había experimentado en su madre y se dio cuenta de que seguía proyectar esta cifra a las mujeres a su alrededor. Sólo después de este sueño me negativos aparecen figuras femeninas, y su idealización prematura de su madre empezó a disolverse. Él fue capaz de aclarar las cosas con los aspectos negativos, witchy de lo femenino seductor.

He descrito esta dinámica en otra viñeta caso de un complejo materno negativo (Dieckmann 1987b). En primer lugar el fondo arquetípico de la dinámica del complejo tenía que ser clara y consciente antes de que el otro lado, es decir, la madre negativa en el caso de un complejo de la madre positiva, podría aparecer en absoluto. Ciertamente, esto no siempre tiene que ser el caso.

En mi experiencia, sin embargo, más de un solo lado del complejo con sus idealizaciones de lo positivo y de sus demonizaciones de la negativa, la más probable es que esto se producirá. Cuanto más fuerte estas idealizaciones y demonización, más poderosamente el polo opuesto está reprimido en el inconsciente, y acceder a ella sólo a modo de toma de conciencia de las raíces arquetípicas.

En este capítulo, se han preocupado por hacer que el lector consciente de que en el diagnóstico de los complejos no basta para diagnosticar un cierto complejo, sino que debemos diferenciarlos. El diagnóstico de un complejo de la madre dice muy poco a menos que sepamos si es positivo o negativo y si se determina más por la primaria o por el carácter transformativo de lo femenino. Por supuesto, lo mismo es cierto para el complejo paterno, donde las figuras arquetípicas del padre puede tender más hacia una gravedad apolíneo y rigidez o una experiencia dionisíaca, intoxicante, y deductivo. Del mismo modo, también es necesario en el proceso terapéutico para dirigir la atención de nuevo y de nuevo al complejo psíquico específico. Debemos esforzarnos para que el derecho consciente complejo hasta sus raíces arquetípicas. Al mismo tiempo o posteriormente, es importante para activar otro, compensatorios núcleos complejos de las imágenes parentales grandes con el fin de restablecer una compleja estructura sana y normal en la psique. Sólo cuando este tiene éxito los síntomas pueden ceder a otros posibles modos de experimentar. Experimentamos la otra persona como una persona real sólo cuando podemos retirar las proyecciones arquetípicas y demonizar ni idealizar ni él o ella.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

* Padre le dio un carácter / para llevar una vida seria, / de la Madre Tengo un carácter alegre / y alegría en los cuentos de spinning

 

CAPÍTULO 8

La formación de y tratar con símbolos en el Core Complex, ejemplificado en dos casos límite

 

Desde el comienzo de mi trabajo analítico, he estado especialmente interesado y conmovido por los símbolos de gran carga emocional que surgen del inconsciente de los pacientes borderline y psicóticos. En este capítulo, no quiero hacer una presentación puramente teórica, sino más bien subrayar y aclarar mis reflexiones con ejemplos clínicos más extensos. Pero antes de describir esos casos, me gustaría presentar las principales hipótesis en que baso mis reflexiones.

  1. 1. En mi experiencia con pacientes que muestran los primeros disturbios si los pacientes borderline o con psicosis-a menudo nos encontramos muchos símbolos arquetípicos al comienzo de la terapia. Jung (1952) describe esta experiencia y lo utilizaron como criterio diagnóstico.
  2. 2. Jacobi (1959) establece que, siempre que es arquetípico, el símbolo es una imagen que se presenta a la conciencia, o, como yo prefiero decir, la imagen que se presenta a la conciencia representa el proceso de la estructura arquetípica per se, que se determina en parte por el contexto cultural y en parte por la experiencia de vida de los individuos Me gustaría llamar la atención sobre William conclusión de que el personal y el inconsciente colectivo son indivisibles: «Nada en la experiencia personal tiene que ser reprimido a menos que el ego se siente amenazado por su poder arquetípico» y «la actividad que constituye el arquetipo del mito individual dependen de los materiales suministrados por el inconsciente personal» (William, 1963). Ambos puntos subrayar mi tesis.
  3. Siempre se comienza por asumir una parte diferenciada del complejo personificada en los símbolos arquetípicos de los dos complejos, el gran complejas y fundamentales madre y el padre complejo-el símbolo arquetípico presentado a la conciencia se corresponde con el centro de una parte del núcleo de la complejo.1 En gran medida podemos, en mi opinión, se derivan todos los otros complejos de estos dos complejos básicos.
  4. Este núcleo complejo domina tanto la psique y un ego más o menos inestable y conduce, como Whitmont (1969) se describe, a los mecanismos fundamentales de la proyección y de la identidad. La identidad es de distinguirse de identificación ya que la identidad es una condición completamente inconsciente de que llega a mayor profundidad. Reducido a una fórmula simple, podemos decir que el paciente está inconsciente, a merced del complejo constelado, que corresponde a las partes de que el padre o madre inclusive compleja de sus componentes arquetípicos y colectivos. Me gustaría hacer hincapié en que esto no excluye los otros mecanismos de defensa, como la división activa (Kernberg 1975) y la identificación proyectiva (Klein 1946), que son característicos de estos pacientes.
    5. Mientras yo seguía muy de cerca después de la concepción de Jung (uno similar se puede encontrar en Freud, por cierto) en mi libro de cuentos de hadas y símbolos (Dieckmann 1977b) que el símbolo sueño era un vehículo de sentido que surge espontáneamente del inconsciente, En los últimos años he llegado a dudar de esta base de mi trabajo analítico práctico. Todavía de acuerdo con Jung que el símbolo hace que sea posible visualizar el contenido que no se pueden representar en forma otro o mejor que a través de dicha imagen. Traduce el mundo abstracto de los instintos en una imagen vívida y lo convierte en un evento psíquico que proporciona el instinto de sentido y dirección. Creo, sin embargo, que hay símbolos que se someten desarrollo y que-como Kreitler (1965) describe la creación consciente de símbolos, hay procesos creativos en el inconsciente que tienen un desarrollo mucho antes de emerger a la conciencia. En el curso ulterior del análisis, los símbolos siguen siendo trabajado a través de una parte consciente, en parte inconsciente, la manera en la que, creo yo, pensar, sentir, sentir, y los procesos intuitivos jugar un papel. Yo difiero en este sentido a partir del examen experimental Kreitler en el que ella, que se supone sólo los procesos racionales del pensamiento estaban involucrados en la formación de símbolos.

Por lo tanto, sugiero no hablar del símbolo «surge espontáneamente», como vehículo de significado, sino más bien como una forma espontánea «venida» en la conciencia. En mi viñeta primer caso, voy a tratar de ilustrar esto con un ejemplo en el que rastrear los primeros intentos para formar un símbolo arquetípico central en la parte de atrás sueño inicial a la historia personal de la infancia.
6. I de la hipótesis de que, en la situación analítica específica, transferencia y contratransferencia jugar un papel importante en la formación de los símbolos. No de otra manera podría explicar cómo los pacientes que cambian de analistas, especialmente cuando cambian de analistas de una escuela a otra, a menudo reaccionan con alteración considerable en sus símbolos oníricos. Pacientes diferenciados en particular, suelen hablar de esta diferencia con asombro. Dejando de lado la hipótesis de los sueños que obliguen, que me parece muy superficial, me imagino que el inconsciente de los recursos de los analistas diferentes para diferentes ámbitos de la psique del paciente. Tampoco puedo imaginar que este tipo de «utilidad» del inconsciente de las dos partes, analista y analizante, podría mantenerse a lo largo de un análisis completo. El examen de la transferencia y la contratransferencia a cabo en Berlín, y especialmente las obras de Blomeyer (1971) y yo (1971c), que describen la fuerza con el inconsciente del analista afecta el proceso en la psique pacientes, hablar decididamente en contra de la hipótesis de los sueños que obliguen.

Ahora me gustaría aclarar y discutir estas hipótesis teóricas sobre los símbolos mediante el examen de un ejemplo de un caso, el de una paciente de treinta y cinco años mujer que empezó la terapia analítica debido a trastornos en la formación de apego a los demás, estados de ánimo depresivos y síntomas de despersonalización. No fue sino hasta la hora centésima qué me escribe una larga carta confesando que ella también sufría de una ilusión importante y sensible de referencia, y me había convertido en una parte de ella. Sin embargo, nunca se había descompensado a tal punto que tuvo que ser ingresado en un hospital psiquiátrico o que ya no podía hacer su trabajo como secretaria en una oficina.
Como puede verse a partir de su trabajo en la demencia precoz, Jung (1907/60) se han clasificado su sufrimiento como una psicosis funcional, sobre todo porque era claramente una situación de disparo a la que me referiré más adelante. En su última obra sobre la esquizofrenia, Jung (1958/60) informó que cuando se mudó de la clínica a la práctica privada se quedó asombrado al encontrar tales psicosis compensadas o latente mucho más a menudo de lo que esperaba, en una proporción de aproximadamente uno a diez, de hecho. Hoy en día, llamamos síntomas «borderline», pero vale la pena preguntarse si los diagnósticos psiquiátricos antiguos, como «psicosis funcional» (un término que Jung sugerido) o las diversas neurosis graves alteraciones del desarrollo arraigados en principios que se han incluido en el grupo engorroso de los casos límite, no se describe mejor con la terminología antigua. Un examen cuidadoso de las obras de Jung sobre la esquizofrenia revela que él siempre se tratan estos casos, algunos de ellos con bastante éxito. Pero sólo a partir de los freudianos arriesgó a gran escala de tratamiento de estos trastornos, así como las neurosis clásicas tienen la terminología y los problemas llamados borderline vuelto tan popular. Sin duda ha sido un grave incumplimiento por parte de los analistas junguianos no han asumido y desarrollado trabajos clínicos de Jung en esta área.
Pero volvamos al paciente, Karin. Durante todo el período de la primera terapia, un complejo negativo seria padre ocupó el primer plano.
Su padre era albañil y un bebedor empedernido que vinieron de una familia de bebedores (su abuelo y su bisabuelo eran también alcohólicos). Era el segundo hijo, nacido después de un hermano que era tres años mayor que ella, y no deseados porque su madre tenía la intención de dejar a su padre antes de que ella había quedado embarazada de nuevo. Desde el principio, su madre le había recordado al paciente de este lugar brutalmente y la trataba con frialdad y rejectingly. Por lo tanto, Karin había tenido una relación más estrecha con su padre, que tenía que ir a buscarlo a casa desde el bar todos los viernes o por lo menos ir allí para tomar el dinero de la casa de él.
Cuando estaba completamente borracho, el padre tenía erupciones de agresividad en casa y golpeó a la madre y el hermano. Poco Karin era el único que podía calmarlo un poco haciéndole patatas fritas y llevarlo a la cama. Durante la pubertad, hizo alusiones sexuales con ella, que le hacía cada vez más amenazante y desagradable para Karin. Como la mayoría de los alcohólicos, cuando estaba sobrio que, por supuesto, exhibió una suave, lado emocional, cariño. Pero esto se hizo evidente sólo en el curso ulterior del análisis, cuando ella había llegado a una cierta reconciliación con él. Al principio, sólo era horrible, repugnante, espantoso y muy inmediatamente después de la primera entrevista, ella trajo el sueño inicial siguiente análisis:

Un tigre ha escapado de su jaula a través de una puerta abierta. Detlef, mi hijo y yo estamos huyendo de él. De pronto nos encontramos frente a la jaula vacía, una habitación larga. Hay una puerta en las barras. Está abierto y nosotros pasamos a   través ella. Impulsada por el miedo terrible que el tigre podría regresar, nosotros corremos a lo largo de la jaula, hasta el otro extremo, donde lo dejamos por otra puerta pequeña. Cerramos la puerta de la jaula con una clave que tenemos en nuestras manos. Ahora vamos a una pequeña antesala y miramos por la ventana. Todavía estamos terriblemente asustados. De repente, el tigre está ahí. Él es muy grande, terrible y fascinante. Él no toma el mismo camino de nosotros, sino directamente se acerca a la puerta. Él quiere entrar en su jaula, pero hemos cerrado la puerta de atrás y mantenga la llave en nuestras manos. ¿Y ahora qué? De repente, el portero sale y grita: «¿Quién tiene la llave?» Lanzo la clave para él. Ahora el tigre va más allá de nosotros y desaparece tras la puerta.
El encargado habla con él de una manera que inspire confianza, y le oímos cerrar la puerta de la jaula.

En su monografía, «El síndrome de Borderline» (1972), Christa Rhode Dachser señaló que los sueños iniciales de estos pacientes a menudo contienen motivos y símbolos que son severamente auto-destructivo y en el mundo-, una observación aplicable a Karin, ya que el tigre no se vea amenazada sólo con su completa destrucción, sino también su único hijo. Estos motivos oníricos iniciales son, por supuesto, relacionada con la destrucción enorme agresivo que está en las mentes de estos pacientes y que ellos no pueden controlar. En la mayoría de los casos-como lo fue con mi paciente, también-ni siquiera está directamente reprimidos o inconscientes por completo, pero está enfrentado con el mecanismo de defensa más arcaica de división activa.

Así también, en el primer período del análisis, podría cambiar de un momento a otro, de un buen guardián, protegiendo y ayudando a un tigre malvado amenazando con destruirlo. Yo no quiero entrar en estos problemas en detalle aquí, pero a su vez en lugar del símbolo del tigre que, según Karin descripción, tenía rasgos claramente mitológicos. Me gustaría tratar este símbolo en cuanto a su estado en la situación actual, así como a su génesis, su desarrollo durante el tratamiento, y su relación con la contratransferencia.

Sus asociaciones con respecto a la carne de tigre sólo de manera muy dubitativa, pero todos ellos relacionados con el alcoholismo de su padre, de la que habló la mayor parte del tiempo durante las primeras sesiones. Que el tigre se refirió a su padre también fue demostrado por un sueño más tarde en el primer periodo de tratamiento en el que ella estaba en casa de sus padres junto a su hijo y su madre, y los tres esperaron ansiosamente el tigre de volver mientras trataba de protegerse de él.

La gran energía que se encuentra en este arcaico poderoso animal que espontáneamente me recordó el tigre de dientes de sable de la era paleozoica-ciertamente tiene otros componentes. En el sueño, él está encerrado en la jaula después de una escapada corta a la libertad, esto apunta al engaño sistematizado Karin había retenido hasta la hora centésimas y que contenía esas energías destructivas fuertes. El delirio sistematizado derivado a otro campo: su propia sexualidad. Una vez más, hay una cierta relación con el padre desde la erotización primera hija, en la pubertad, como ya hemos señalado, vino de él.
El delirio sistematizado tenido el estímulo siguiente liberación: Karin marido era un holandés que había ofrecido como voluntario para trabajar en el antiguo Reich alemán durante la guerra y se había quedado después. En los primeros años posteriores a la guerra, trabajó como instructor de tenis,: pero después de casarse, él dejó de funcionar por completo debido a un caso menor de la tuberculosis. Mi paciente muy eficiente proporcionada por la familia, y además tengo un poco de dinero del bienestar. Después de un breve periodo de tiempo, el marido se volvió impotente, y Karin aliviado sus impulsos sexuales urgentes por masturbarse en el baño.

Un día, mientras se masturban, se sorprendió por su marido, que se llegó moralmente muy indignado con ella. A partir de entonces, él vigilaba continuamente en ella, incluso la perforación de un agujero en la pared del baño con el fin de observarla. (Estos eventos son reales y no delirante. Desde que su marido se había aplicado para el análisis a través de la asistencia pública, los documentos de su anamnesis existía lo que indicaba que él mismo había informado de estos acontecimientos.)

Shortiy después, Karin ilusión sensible de referencia estalló en su lugar de trabajo. Como ella no se atrevía a masturbarse en su casa, empezó a masturbarse en el baño de su compañía cuando el deseo se hizo demasiado fuerte. Cuando salió del baño, se encontró con un trabajador que sonrió cordialmente a ella. Ella experimentó esto como una sonrisa maliciosa: «Sabía que me había masturbado y se estaba burlando de mí.» Poco a poco se desarrolló un sistema paranoico en el que todos sus colegas y su jefe sabía de su práctica y la continua alusión a ella. Llegó a ser tan extrema que interpretó algunas huellas en el polvo en el stairweil como pistas que revelaban sus faltas.

En el momento en que ella me habló de su engaño sistematizado, ya era parte de ella. Ella creía que había hablado con su jefe, le pidió a su entender, y prometió mejorar. Desde entonces, la atmósfera en la que la compañía había mejorado un poco, y ella ya no estaba expuesto a tantos tormentos. Pero, por supuesto, esta mejora no duró. El buen padre cambió de nuevo en el maligno, y ella me reprochaba por haber dicho a sus sueños-especialmente los sexuales-a todos sus compañeros de trabajo en la empresa.

Así, en el símbolo del tigre dos grandes campos se dibujan juntos: el potencial de agresión fuerte inherentes al alcoholismo de su padre y de su sexualidad. En sus Símbolos de transformación (1912/56), Jung señaló que las imágenes femeninas de animales salvajes, ​​como los leones y los tigres, a menudo apuntan hacia la dinámica de las pulsiones sexuales que no pueden ser controlados y están fuera del control del ego. A este respecto, una amplificación histórico es apropiado. En la época del emperador Augusto, los tigres se sabía y se transportaron a Europa por primera vez. Ellos fueron utilizados para las peleas de gladiadores en el circo romano antiguo y más tarde incorporados en las representaciones artísticas, especialmente en jarrones, donde fueron enjaezados al carro del Amor o Dioniso. Así fueron considerados como los animales de compañía de los dos dioses que simbolizan precisamente aquellos campos que crean las mayores dificultades para mi paciente.

Ahora surge una pregunta: ¿Qué papel jugó la situación de transferencia en el comienzo del análisis jugar en constellating este símbolo? Todos los análisis se dirige hacia el inconsciente y trata de movilizar. Debido a que esta es la parte desconocida de la personalidad y debido a que el paciente se siente expuesto a un procedimiento misterioso médico que es en gran medida desconocido grande, no es de extrañar que los sueños teñidos con los temores y ansiedades aparecen. Por otra parte, Karin se enfrentó a un analista masculino en esta situación. Con él, las experiencias negativas padre severamente complejas y muy negativas, en especial con su padre y su marido, no es de extrañar que, a pesar de la conscientemente ambiente agradable, experimentó el analista como dividida en un tigre amenazante y un encargado de ayudar.

Pero ¿por qué un animal? En ese momento, yo no era mucho mayor que Karin, ya su inconsciente lo tanto, debe haber aparecido como una posible pareja sexual. La parte impulso instintivo de su sexualidad era especialmente fuertemente reprimido y muy bajo gracias morales tabú para su educación decididamente mojigata, que encontró expresión descarada en su síntoma delirante.

Pero también debe haber sentido de la contratransferencia una actitud mucho más permisiva y la atmósfera con respecto a estas areas que aquella a la que estaban acostumbrados. Por otra parte, en nuestra casa teníamos un gato que se relacionó bien con toda la familia, se movían libremente sobre nuestro apartamento, y no particularmente respeto a mi sala de consulta. La propia paciente nunca había tenido ningún animal, y su actitud hacia ellos tienden a ser temerosos y negativos. Estos hechos pueden haber jugado un papel en su inconsciente haber elegido un gato grande peligroso con el que hacer una primera aparición.

En su examen de la formación consciente de símbolos, Kreitler demuestra que se forman en un proceso gradual con la ayuda de otros elementos. Se distingue diez elementos, que no es necesario examinar aquí, pero en orden decreciente de ocurrencia (con la primera y segunda casi iguales), son las secuencias más frecuentes:

  1. escena, metáfora, símbolo
  2. metáfora, símbolo
  3. interpretación, metáfora, símbolo
  4. escena, símbolo

En este sentido, es interesante señalar que hubo una experiencia en la historia de la infancia de Karin que estaba conectado obviamente con la formación del símbolo. Fue, por supuesto, trajo más adelante en el análisis, aunque no directamente reprimidos, que tenía más o menos caído en el olvido. Cuando tenía entre cinco y siete años de edad, se había llevado a cabo un baile en una fiesta de jardín junto con otros niños. Tuvo el papel principal y bailó la parte de un girasol, vestido como un girasol y sostiene un girasol grande en la mano. Con este baile que tuvo mucho éxito con todos los adultos y los niños, y por un tiempo después la gente comentaba con ella sobre eso. Fue una experiencia muy orgulloso y especial en su infancia. El girasol tiene exactamente los mismos colores que el tigre, y en la danza feliz de la fiesta está el elemento dionisíaco encuentra también en el uso romano del tigre para tirar de carros de Dioniso. Aquí tenemos un lado positivo de la energía simbolizada por el tigre: expansividad, el movimiento, el juego creativo, y una representación feliz éxito en la danza. Qué lástima, se podría, por ejemplo, que Karin no podía desarrollar estas posibilidades, que fueron suprimidas y se había consumido y se vuelven rígidas. Fue sólo en el análisis que recuperó una pequeña parte de ellos.

Tomando estudios Kreitler en consideración, la escena de la infancia fue la precursora de la que el símbolo del sueño inicial surgió. Es, por supuesto, sólo una hipótesis de que los ingresos inconscientes al igual que la mente consciente cuando se forma un símbolo, pero creo que es probable. En Karin caso, la serie de elementos serían:

  1. escena: el baile de girasol desde la infancia;
  2. metáfora: el padre vive como un tigre;
  3. símbolo: más allá de su interpretación como el padre, el tigre adquiere el significado más profundo de un poder animal, elemental que une los aspectos positivos y negativos.

Esto se demostró aún más claramente en el curso ulterior del análisis.

Como se describió anteriormente, una participación suficiente (Winnicott 1958) se estableció en torno a la centésima sesión después de un sueño de transferencia positiva en la que fue recibido cordialmente como huésped en nuestra casa. Entonces encontró la suficiente confianza en mí para decirme en una larga carta sobre su sistema delirante. Poco tiempo después de esta confesión, ella espontáneamente comenzaron a expresar su mundo interior a través de una serie de fotografías cuya producción abarca un período de dos años.

La primera imagen de esta serie estaba estrechamente relacionada con el símbolo central del sueño inicial. Demostró Karin sí misma en el primer plano como bailarín convertido veneración hacia un sol amarillo, rodeadas por oleadas de niebla. En el fondo, en el mismo escenario había un hombre vestido como un mago que se abrió una cortina. Detrás de la cortina, un mundo se podía ver, a lo que el mago estaba señalando. En el cielo eran la luna y las estrellas, brillando sobre el palsaje.

La danza del girasol de su infancia era claramente reconocible en esta imagen, con un sol real en el cielo esta vez. La figura masculina paterna ya no era un portero que tuvo que encerrar algo amenazante, sino más bien a un mago al que asocian con el analista apunta a otro mundo. Los símbolos de la luna, las estrellas, y el paisaje prestado este mundo los rasgos distintivos de una Gran Madre positivo. En ese momento, dos cosas que había pasado obviamente:

los símbolos del arquetipo padre había constelado positiva y apareció el sol como la positiva antigua, y da vida símbolo de la divinidad que se venera en una danza ritual. El senex estuvo presente en la figura del mago sabio que señaló un mundo y una posibilidad de la experiencia que había sido, hasta entonces, negó a Karin ya que de lo psíquico «no existencia» de su madre personal. El símbolo del tigre se había ido choza, como veremos, se volvería a aparecer.

Poco antes de esto, ella tuvo otro sueño en el que el tigre se movían libremente en la sala de estar de la casa de sus padres. Karin, su madre, y su hijo, trató desesperadamente de encontrar un refugio de él en otra habitación. El tigre parecía aún tener características del padre, pero ya no apareció en un lugar anónimo, sino que había irrumpido en su esfera personal. Dado que este sueño se produjo poco antes de su confesión, se puede suponer que el símbolo se había perdido algo de su carácter amenazante. En el sueño, por lo menos, podía admitir en el mismo espacio con ella, y en ese momento ya no se podrían haber formado una vaga sospecha de que este símbolo y las energías vitales que tenía en otros lados que los de la desmembración y desmembrado Dionisio Zagreo.

Cerca de un año después, ella tuvo un sueño que fue decisiva en el desarrollo posterior de este símbolo en el análisis. En este sueño, el paciente bailó a través de toda una serie de jaulas de animales salvajes bajo la supervisión y la protección de un hombre mayor que sólo miraba. Todos estos animales son gatos grandes y la mayoría de ellos eran tigres. Cada vez que bailaba en una jaula, fue dolorosamente se abalanzó sobre el animal en él, y cada vez que tenía un orgasmo. Por último, después de salir de la última jaula, se hundió en el suelo, completamente agotado, pero también feliz. Todavía había un poco de miedo en el sueño, pero mucho menos que en las anteriores, y el aspecto agradable de la experiencia predominó claramente.

Aquí podemos ver claramente cómo el yo del sueño puede aceptar el lado positivo, dionisíaca de la experiencia sexual erótica. También es importante que una vez más había jaulas, es decir, cerrados y lugares protegidos para la experiencia orgiástica. La figura del senex pertenece, en este contexto, ya que, obviamente, bajo la supervisión de todo el evento y parecía capaz de intervenir en cualquier momento de una manera útil si las cosas hubieran ido de las manos. En los casos dudosos y las psicosis de la que hablaré más adelante-los símbolos del núcleo complejo tiene una carga de energía muy alta, y siempre amenaza con inflar el ego consciente a menudo inestable. Yo creo que este peligro fue evitado por el lugar protegido en el que la acción instintiva se llevó a cabo. En Psicología y Alquimia (1952), Jung describió un sueño en el que un reptil tocó el soñador en el curso de su intento de «llegar a ser». Jung asocia esta forma de vida animal con la totalidad del inconsciente innata, que es unirse con la conciencia. Para llevar a cabo esta transformación, hay que dejarse mordidos por animales salvajes sin huir de ellos. Esto significa ser capaces de exponerse a los impulsos instintivos del inconsciente sin identificarse con ellos o hacerlos huir de nuevo en el inconsciente.

Es importante e interesante que los delirios en Karin conciencia cambiado de una manera exactamente paralela con el desarrollo de los símbolos. Después de su confesión, y después de haber pintado el primer cuadro con el sol y símbolos de la luna, el paciente provocó una discusión con su jefe en la empresa, tras lo cual fue despedido. Desde que era un eficiente y diligente trabajador, no tenía problemas para encontrar un nuevo empleo inmediatamente donde fue incluso mejor pagados. De esta manera, ella salió de la atmósfera masturbatoria delirante y dejó atrás la ilusión de que todo a su alrededor podría decir mirando a ella que se había masturbado y la persiguen por ello. En su lugar, desarrolló un delirio sistematizado que se había convertido en homosexual. Se reprochaba al analista por haberla convertido en un homosexual. Ella tenía algunos sueños de un personaje homosexual, y desde el sueño y la realidad no eran lo suficientemente separadas unas de otras en su experiencia, para ella esto significaba que era realmente un homosexual manifiesto, por la que se despreciaba por completo. (Debo hacer hincapié en que esto sucedió en un momento en que la homosexualidad masculina era todavía penado por la ley en Alemania Occidental y el lesbianismo era mucho más tabú de lo que es hoy en día.)

Entonces, por primera vez en el análisis, Karin manifiesta agresiones contra su madre y experimentaron profundos sentimientos de envidia hacia su hermano, a quien su madre había preferido siempre. Ella encontró su expresión de profunda indignación y también por el hecho de que su madre le había dicho con tanta crueldad que había sido un niño totalmente indeseado. Al mismo tiempo, su padre adquirió rasgos más positivos. Recordó los tiempos en que había llevado bien con él.

La siguiente fase se inició después de su sueño de las jaulas. Ella había llegado a aceptar su sexualidad entonces, y los delirios pasivos que se refiere desapareció casi por completo. Pero ahora se descubrió que todo el mundo miraba, en la calle, en el metro, en su lugar de trabajo o en una tienda-se sonrojó. Cuando le pregunté por qué sucedió eso, dijo, «Creen que soy una mujer que se lanza a ellos.» Al mismo tiempo, comenzó por primera vez a dudar de la realidad de la ilusión. Oyó una voz interior que le decía: «No puede ser así. Cualquiera de todo el mundo está loco, o yo estoy loco. Dado que no todo el mundo puede ser una locura, probablemente estoy loco.» Este último síntoma es erythrophobia, proyectada sobre otras personas. Detrás de estos síntomas son predominantemente latente agresivos y tendencias auto-abandono. Me parecía que una nueva relación con la gente alrededor de ella se abrió y ahora se incluyen los hombres. El otro ciclo de tratamiento confirmado.

En cuanto a Karin delirios sistematizados diferentes desde la perspectiva de su capacidad para tomar contacto y relacionarse con otras personas, se podría esbozar la secuencia en la que los delirios varios seguidos unos de otros:

  1. Masturbación: Yo sólo se refieren a mí mismo, estoy totalmente solo y no quiere ningún contacto excepto conmigo mismo.
  2. Homosexualidad: trato de establecer una relación con otra mujer.
  3. Erythrophobia: Yo también incluir a los hombres en el círculo de personas a las que quiero relatar.

Este esquema no está destinado a ser una fórmula explicativa para estos tres términos, que son, por supuesto, mucho más inclusiva en sus contenidos. Es sólo un intento de ver la secuencia de símbolos en este paciente desde un punto de vista particular.

El símbolo del tigre reapareció en una forma muy cambiado sólo después de varios años y al final de su terapia. En contraste con su anterior retirada en silencio desafiante, Karin había discutido con mi agresividad. La agresión fuerte me recordó de nuevo del tigre desmembramiento, y su agresión a menudo era difícil de soportar en la contratransferencia. Pintó-o, mejor, vamos a nacer en el papel-una flor de loto rodeada de rayos de luz amarilla. En su centro eran la luna y las estrellas rodeadas por un círculo rojo. En sus palabras, las vigas amarillas representan la puesta del sol.

El delirio sistematizado había desaparecido en el ínterin. Con el símbolo de la flor de loto, el auto había constelado también como un símbolo de totalidad, una totalidad psíquica en la que se incluyó el animal salvaje obviamente.

En contraste con Kernberg (1975), nunca he sido capaz de decidir, cuando se trabaja con pacientes borderline o pacientes con psicosis, si es necesario introducir una regla analítica que prohíbe los ataques verbales muy agresivas en la persona del analista. Kernberg está en lo cierto al afirmar que en estos casos aumenta la probabilidad de agresión contratransferencia, sobre todo porque estos pacientes suelen mandar intuición muy bien lo que les permite comprender y explotar las vulnerabilidades en el analista. En mi experiencia, creo que es mejor soportar la agresión y luego utilizar la agresión contratransferencia en el momento adecuado para mostrar mi molestia o dolor, pero al mismo tiempo transmitir al paciente que no puede destruir por completo nuestra relación con su incontrolada agresividad. Creo que el paciente límite tiene que encontrar por lo menos una persona que no sólo puede comprenderlo, pero también aceptar su tigre.

Antes de volver al problema del núcleo complejo y sus símbolos, me gustaría decir unas palabras finales sobre Karin terapia. Más o menos por casualidad, la volví a ver después de veinte años, cuando ella necesitaba una breve consulta porque su hijo estaba en la fase de separación de ella. En todos estos años, no se había desarrollado ninguna delirios sistematizados y lo había hecho sin ninguna terapia adicional, algo que, en mi experiencia, sólo ocurre en raras ocasiones. Pero sería presuntuoso decir que había sido curada.

Permaneció una personalidad bastante paranoico. Después de la separación de su marido, del que nunca tuvo éxito en romper todo contacto, ella no se establece ningún otro tipo de relación pareja estable. Sin embargo, creo que la terapia le dio mucho y que sin tratamiento que probablemente habría terminado en un hospital psiquiátrico o habría completamente a sí misma alslada del mundo. Tampoco habría podido con éxito para criar a su hijo sin tener que caiga víctima de una grave neurosis.

Me gustaría tratar ahora con una pregunta que se refiere a la libidinización de los símbolos centrales de un núcleo complejo. Por supuesto, estoy usando la libido en el sentido de la psicología analítica que hace del término, como una energía no especificada. La mayoría de los analistas de la escuela freudiana comienzo de la idea de influencia por los nuevos hallazgos sobre la psicología del yo-que el síndrome borderline pueden ser etiológicamente atribuirse a un trastorno específico del ego que ha afectado a todo el sistema de lo psíquico «aparato». Junto con otros, autores como Kernberg (1975), Oreen (1975), Jacobson (1964), y Modell (1963) son preeminentes. Otros, como Woliberg (1968), por ejemplo, se oponen a esta concepción de la deficiencia de ego, ya que discrimina a la frontera tal como lo hace en contra de la psicosis orgánica y podría apoyar un nihilismo terapéutico. En contraste con este punto de vista, se puede suponer la presencia de un ego relativamente estable que se ve perturbado por un patrón muy diferenciado de reacciones de defensa, con las funciones cognitivas y de percepción especialmente afectados. Pero la concepción Wollberg, también, se centra principalmente en los trastornos de la estructura del ego que adquirió en la primera infancia y de paso hace referencia a la posibilidad de que ciertas deficiencias constitucionales de la estructura del ego también podría desempeñar un papel.

Siguiendo el ejemplo de Jung, vuelvo a un concepto que he mencionado al principio. Creo que el poder energético del complejo que aparece en el símbolo domina «un ego más o menos inestables.» En todo su trabajo en este campo, Jung trataba de un problema al que los freudianos pagado prácticamente ninguna atención. Una y otra vez se planteó la pregunta: «¿Hay una toxina desconocida para nosotros en la codificación genética que provoca una intensificación de la actividad del inconsciente?» (En el principio, Jung presume que hubo una influencia química y hormonal.) En tal situación, un ego que en realidad es «normal» y suficientemente desarrolladas se verían desbordados y se infla por la poderosa energía de un complejo inconsciente. Creo que es esencial que los psicólogos analíticos de nuevo inicio y desarrollo de esta idea. Como cualquier analista experimentado sabe, esta pregunta es tanto. Más importante teniendo en cuenta que conocer a un montón de pacientes que no reaccionan a los trastornos tempranos graves o muy graves con síntomas borderline o una psicosis en absoluto Hay muchos casos de neurosis simples en un análisis largo y diferenciado revela alteraciones tempranas que igualan o superan a los de pacientes con trastorno límite de su calidad y cantidad. Incluso me atrevería a suponer que hay un gran número de los llamados «sanos» personas en nuestra sociedad que sufren exactamente los mismos trastornos tempranos, pero nunca han caído clínicamente enfermos o mostrado síntomas visibles o terapia necesaria.

Ya en 1907, en su obra sobre la demencia precoz, Jung (1907/60) hizo hincapié en que estos complejos emocionales tienen un enorme poder. Se señaló que tales complejos tienen el mismo efecto constellating en las actividades remanentes psíquicos como efecto agudo. Todo lo que se adapte el complejo es aceptada y todo el resto está excluido, o al menos inhibe. Como demostración de este mecanismo, cita el ejemplo familiar de las ideas religiosas.

Hoy reconocemos que este mecanismo se puede encontrar no sólo en la religión sino en la política, la ciencia, la tecnología y la economía también. ¿Somos acaso todos fronteras, o que todos tenemos una persona borderline en nosotros, que aparece una y otra vez en nuestra conciencia con ideas complejas obsesionados? (He tratado en detalle con esta idea muy ofensivo en otro lugar (Dieckmann 1987b).)

En el mismo ensayo de 1907, Jung habla de la posibilidad de que las voces de corrección que se pueden encontrar en algunos de estos pacientes podrían representar a los «restos reprimidos normales del complejo del yo» Rompiendo Barreras a la conciencia. Del mismo modo, existe evidencia clínica de que las personas con demencia prematura puedan volver a funcionar con normalidad suficiente cuando tienen una enfermedad física grave. En todos estos casos, no debe haber existido una suficientemente estructurados ego-complejo. Hoy, por supuesto, sabemos por la psicosomática que estas enfermedades físicas graves represiones representar en la somática. En este punto, la teoría se contradice: si el paciente borderline es capaz de reprimir con tanta fuerza que se puede trabajar con un mecanismo de defensa más maduro que el que debe haber desarrollado, tiene que haber algo mal con la teoría.

En este sentido, la voz de Karin le dice a ella que los demás no todos podrían estar loco y que debe haber algo mal con sus propias percepciones parece apoyar el argumento de que las partes más maduras del egocomplex pueden surgir en ciertas situaciones. Se podría, por supuesto, plantear la objeción de que la voz que oyó fue un resultado del éxito de la terapia en la facilitación de un poco de ego formación o maduración. Pero se puede con la misma facilidad sostienen lo contrario y adelantar la hipótesis de que el éxito de la terapia reside en el hecho de que el paciente había sido activado para seguir esta voz y que la energía del complejo patógeno había disminuido. Volveré a esto más adelante, ya que la energía invertida en los complejos y sus símbolos son una parte importante de mis pensamientos.

En el prefacio a la segunda edición de «El contenido de las psicosis» (1914/60), Jung escribió de nuevo de una predisposición hereditaria o una toxina de naturaleza desconocida que podría traer a la existencia de una función no ajustado psicológico que podría convertirse en una enfermedad con la correspondiente liberación de estímulo. Pero ya en 1911, en su ensayo «Una crítica a la teoría de Bleuler de negativismo esquizofrénico» (1911/60, p. 245), Jung explica en gran detalle por qué este problema no debe ser tratado como si se deriva de una sola fuente, ya sea orgánica o psíquica, sino más bien por referencia a un multifactorial «condicionalismo». En su opinión, la mayoría de las personas que sufren de demencia precoz tenían una tendencia innata hacia los conflictos psíquicos. Tienen una irritabilidad anormal (hoy diríamos una sensibilidad extrema), y su intensidad emocional. Sus conflictos ponerlas en un estado de pánico, un caos de emociones y pensamientos extraños. En este punto, tenemos que ser consciente del hecho de que muchos de los casos que se describen Jung con la demencia precoz término hoy sería clasificado como límite.

En su última obra sobre la esquizofrenia, Jung describió este dilema, como él la llamaba, en una forma más moderna:

[A] de nuevo hemos de asumir, como un factor causal, una debilidad del ego-personalidad, o un efecto particularmente fuerte? Considero que la última hipótesis como la más prometedora, y por la siguiente razón. La debilidad notoria de conciencia del yo en el estado de sueño significa casi nada hasta ahora como una comprensión psicológica de los oníricos contenidos se refiere. Es el complejo sentimiento de tono que determina el significado del sueño, tanto de forma dinámica y también en cuanto a su contenido. Estamos, sin duda, debe aplicar este criterio a la esquizofrenia, ya que, hasta ahora, como podemos ver en la actualidad,

la fenomenología conjunto de esta enfermedad se convierte en el complejo patógeno. En nuestros intentos de explicación es probable que se hacen mejor si partimos de este punto y considerar el debilitamiento del ego-personalidad como algo secundario, como uno de los concomitantes destructivos de un complejo sentimiento de tono que surgió en condiciones normales, pero después rompió la unidad de la personalidad por su intensidad. (Jung 1958/60, p. 269)

Aquí claramente Jung considera que existe una fuerza excesiva de afecto y no una excesiva debilidad del ego. Tomé el mismo punto de vista en el comienzo de este ensayo, especialmente en mi cuarta tesis sobre el nivel de energía de los símbolos arquetípicos. Cuando consideramos Karin caso, creo que se puede hablar ni de una excesiva debilidad del ego ni de un predominio de las formaciones de defensa arcaicos como división activa (Kernberg 1975) y la identificación proyectiva (Klein 1946). Ambos de estos mecanismos de defensa sin duda se puede encontrar en este paciente, también, pero no eran más fuertes que en los casos de neurosis. Incluso me atrevería a decir que la división y la identificación proyectiva seguir existiendo como formas arcaicas de defensa, incluso en personas sanas y que se hacen visibles en situaciones especialmente coloreadas por afectar. En un ensayo sobre las imágenes enemigas (Dieckmann 1984), demostró que es muy común el uso de estas defensas a nivel colectivo como una especie casi maliciosa de juego del partido.

Aparte de estas defensas arcaicas, mi paciente tenía formaciones de defensa mucho más maduros a su disposición, y la extensión de su represión fue sin duda más grande y más extensa. Por otra parte, yo no diría que tenía un ego muy inestable complejo. Es realmente un gran logro para retener un delirio sistematizado por cien sesiones de análisis. Además, ella fue capaz de reaccionar discretamente a la gente sobre ella, ya pesar de sus temores paranoicos nunca completamente destruido sus relaciones con sus colegas. Por supuesto, ella warded de un montón por medio de evasión, pero esto, también, es visto como un madura en lugar de como un mecanismo de defensa arcaico. No me atribuyo al paciente un ego maduro y funcionando adecuadamente, sino que cuestiona la teoría de la debilidad del yo adquirida en la primera infancia en favor de una fuerza especial intensidad de complejo en los pacientes borderline.

La intensidad libidinal de Karin símbolos fue especialmente impresionante, pero también es difícil de describir. Había tanta energía que viene de los que me sentía como si el tigre era en realidad en la habitación. También a veces encontrar tal intensidad cuando se trata de los sueños arquetípicos o la imaginación activo en la terapia de una neurosis. Pero esto es una excepción, y las fuertes tensiones energéticas que provienen del inconsciente y los períodos prolongados de terapia característicamente en casos extremos diferir considerablemente de la terapia con un promedio neurosis.

En 1965, Rosemary Gordon tratado con la idea de que la identificación proyectiva en ningún caso tiene solamente efectos negativos, pero es capaz de romper los límites dentro de la persona en cuestión, así como en el mundo de los objetos, que puede ser esencial para los cambios cualitativos en la estructura de la personalidad (Gordon 1965, p. 145). En el mismo ensayo, afirmó que lo que Jung entiende por participación mística («identidad inconsciente, infección psíquica y las inducciones») eran sinónimo de identificación proyectiva (ibid., p. 128). Tengo que confesar que tengo una cierta aversión por la identificación proyectiva término y prefieren el término participación mística. Me parece que la primera es demasiado fuertemente conectado con el ego heroico patriarcal de la cultura Occidental y enfatiza demasiado la distinción (que también es una división activa) entre el analista y el neurótico sano deplorablemente mal. Casi todos los freudianos autores lo describen como una operación de un solo lado en el que el paciente invierte en el analista. Cuando se produce la identificación proyectiva contratransferencia del analista con el paciente, es casi siempre vista como un proceso patológico inquietante. Yo prefiero el modelo de matrimonio entre primos cruzados de transferencia que Jung desarrolló en «La psicología de la transferencia» (1946/54b). Según este modelo, dichos procesos en el nivel inferior de la transferencia inconsciente entre el ánima del analista (macho) y el ánimo de la paciente (mujer) se consideran normales e importantes para la terapia. (En mis libros Métodos en Psicología Analítica (1991), yo también hizo hincapié en la importancia terapéutica de este eje.)

Me gustaría dar un ejemplo claro de la terapia de un paciente límite de treinta y dos años de edad. Él era un estudiante eterno que había estudiado matemáticas durante veinticuatro semestres sin tomar exámenes de calificación. Él había estado en hospitales psiquiátricos en varias ocasiones y había sido tratado allí con la terapia de choque, aunque su diagnóstico fue de neurosis obsesiva grave con ideación paranoide moderado. Vivió casi por completo en una dimensión entre la realidad exterior y la fantasía mística fuertemente en su orientación. Yo diría que es un imaginalis deformado mundus según lo descrito por Corbin (1979). En muchos sueños arquetípicos, altamente cargados por la emoción, este imaginalis mundus también tenía el carácter de una realidad psíquica absoluta, con las identificaciones proyectivas correspondientes al mundo a su alrededor.

A una de sus sesiones, el paciente trajo el siguiente sueño:

Resulta que Hitler no ha muerto y tiene poder en Alemania de nuevo.

Como tengo el pelo oscuro y una nariz ganchuda, las SS me considera como un Judio, y me tiro en la cárcel. Estoy completamente desesperado y trata de afirmar mi inocencia. No tengo éxito. Algunos días más tarde, un oficial de las SS viene a mi calabozo y me dice que ahora va a matarme de un tiro en la nuca. Él saca su pistola, y me despierto temblando.

El paciente tenía veinte minutos tarde, y cuando me saludó, con las manos estaban mojadas de sudor. Temblando, se dejó caer en el sofá y me dijo que yo era el oficial de las SS en el encubrimiento y que realmente me esperaba sacar una pistola y dispararle. Para mí, era un milagro que había tenido el valor de venir para nada. Él había proyectado obviamente su masculinidad agresiva propio en mí y ahora se espera que actúe en consecuencia y liberarlo de sus sentimientos de culpa graves causadas por su desprecio narcisista excesivo para otros.

Al principio, me sorprendió y en una pérdida para saber qué hacer, tanto más cuanto que yo sabía que el paciente no responde en absoluto al control de la realidad. Pero entonces sucedió algo extraordinario en mí. Tenía la fuerte sensación de que yo era una madre sosteniendo a mi propio pequeño bebé en mis brazos, yo mismo, y no el paciente, que estaba aterrorizado hasta la médula. Empecé a hacer movimientos de balanceo con la parte superior de mi cuerpo y de pronunciar los sonidos no verbales, calmantes. Por identificación proyectiva mostrador, había desplazado mi propio bebé sobre el paciente. Y fue precisamente este proceso que el paciente se calmó abajo poco a poco para que al final de la hora de que pudiera decir con un suspiro de alivio: «Debe haber sido un sueño.»

En tales situaciones, me pregunto si realmente tenemos que adoptar todas nuestras condiciones clínicas de los freudianos. ¿No sería mucho más apropiado utilizar el término participación mística, que es mucho más de acuerdo con nuestra teoría de las constelaciones complejas en las que tanto el analista y el paciente participan? Sobre la base de mi experiencia, yo simplemente no creo que no puede haber una identificación proyectiva unilateral excepto con analistas muy esquizoides, aunque la contribución del analista puede variar mucho de un analista a otro. El gancho en el que una proyección cuelga puede ser grande o pequeño, pero siempre hay un gancho.

Antes de tratar de nuevo con símbolos, debo hacer algunos comentarios adicionales con respecto a mi concepto básico. En mi opinión, la teoría clínica de los complejos no se ha desarrollado desde la época de Jung, al menos no de una forma integrada y no en relación con los síndromes clínicos diferentes.

Complejos están, por supuesto, a menudo mencionado por junguianos, y nuevos complejos son muy a menudo encontrado y descrito, pero normalmente no en sus interconexiones clínica. En la mayoría de los casos, se amplifican y se examinaron con respecto a la variedad de sus símbolos. Estos estudios son ciertamente valiosa, y no tengo ninguna intención de restar importancia a ellos. Pero creo que hay una laguna en la psicología analítica con respecto a una teoría más moderna de complejos que se pueden utilizar en el diagnóstico clínico, así como en la terapia por los analistas individuales. Todos necesitamos un instrumento básico que nos permite entender las líneas esenciales de las formaciones y los patrones intrincados y muy variables de experiencia en la psique de nuestros pacientes. Una y otra vez, vemos que tanto en general y las teorías específicas de las neurosis, junguianos tener que recurrir a las posiciones del psicoanálisis freudiano, sobre todo cuando se trata de la terapia del inconsciente personal. Me parece lamentable e innecesario, ya que la teoría complejo pone a nuestra disposición algo más moderno que el concepto de «aparato psíquico», con su dominio de la actual psicología del yo donde el inconsciente se pone corto cambiado. Agradezco las posiciones freudianas y su desarrollo ulterior y no quieren atacarlos, y no tengo la menor objeción a la inclusión y la utilización de ellos. Creo único que debemos hacer un mayor uso cuatro posibilidades propias en este ámbito.

En el marco de un seminario celebrado por muchos años en el Instituto CG Jung de Berlín, en el que hemos estado tratando intensamente con los urgentes problemas ecológicos que hoy amenazan la supervivencia de la humanidad en su conjunto, he notado ciertos paralelismos entre el microcosmos y el macrocosmos . A mi juicio, la compleja estructura de la psique humana se parece a la autorregulación ecológica en la naturaleza que nos rodea. Por lo tanto, debería ser posible desarrollar una teoría de sistemas complejos psíquicos. Con base en el caso que hemos estado discutiendo, voy a tratar de hacer comentarios sobre las interconexiones entre los complejos. Los dos grandes complejos parentales, así como su núcleo elementos-por ejemplo, el senex, el héroe, la anciana sabia, la bruja, y así sucesivamente-son centros reguladores en relación con los otros y experimentar un libre intercambio de la libido en un suficientemente funcional psyche.3

Puede parecer un poco confuso que hablo de un gran complejo por un lado y de varios núcleos complejos, por otro. Pero empírico clínico experiencia con tal esquema de pirámides muestra que, en el caso de una alteración psíquica, por ejemplo, del complejo de padre, sólo unos pocos de los puntos arquetípicas son movilizados o energizado. En caso de Karin, sólo había el padre mitológico depredador a nivel animal y el senex violento a nivel humano. Además, son parcial o totalmente disociado de la. Ego complejo y por lo tanto formar núcleos complejos propios que son, por así decirlo, se separó del contexto más amplio del complejo paterno ‘

Estos dos grandes complejos básicos deben ser yuxtapuestos por el tercer elemento, el ego-complejo con todas sus funciones, así como sus componentes conscientes e inconscientes. Es, por supuesto, conectado a los depósitos, así como el o los núcleos de los complejos. Esto se traduce en una triangulación que pueden formar un puente entre las escuelas, ya que hoy en día los freudianos se conocen para hacer frente con mayor frecuencia con los procesos de pre-edípicas que Jung señaló desde el principio.

Este es un breve resumen y muy incompleta de lo que tengo en mente.

Dentro de nuestro grupo de trabajo ecología, nos hemos ocupado sobre todo con la naturaleza de la confrontación colectiva en términos de la mitología, la historia y los acontecimientos contemporáneos. En cierto sentido, este trabajo ha sido la base para una teoría de los sistemas de los complejos.

En primer lugar, sin embargo, me gustaría dar un ejemplo más de la formación de símbolos, también de una paciente borderline cuyo caso he presentado en otros lugares (Dieckmann 1971b). La paciente es una mujer de cuarenta y cinco años de edad, con períodos de depresión grave, estados de confusión mental y una serie de intentos de suicidio. Durante el primer período de análisis, que estaba dominado por un complejo materno negativo pronunciado. Sus fuertes sentimientos de odio hacia su madre fueron acompañados por igual sentimientos violentos de culpa. Se había criado en el extranjero donde ambos padres hicieron el trabajo misionero de una secta severa y restrictiva. La madre era la segunda esposa de su padre, que ya tenía dos hijas de su primer matrimonio, pero después de la muerte de su primera esposa, él había confiado a las niñas a los padres de crianza. En este segundo matrimonio, mi paciente Ruth fue el segundo de cinco hijos. Como ambos padres siempre estaban viajando por su trabajo misionero, ella y una hermana dos años mayor se quedaron casi en su totalidad con los sirvientes nativos. Cuando Ruth tenía seis años de edad, la familia se fue a Europa en un día festivo, en el que la madre no se quedó con los niños, pero viajó por varios países dando conferencias sobre su trabajo misionero. «El servicio a Dios», le dijeron a sus dos hijas, «es más importante que cuidar de sus propios hijos.»

Cuando fueron al extranjero otra vez, las dos hijas se consideraban una carga y dado que sin más preámbulos a un miembro de su secta con la que iban a permanecer durante los próximos ocho años. Para empeorar las cosas, este hombre era un conocido de casualidad. La hermana mayor de Ruth no sobrevivió a este tratamiento.

Poco antes de la salida de los padres, desarrolló un caso grave de neumonía y murió. Infantil que queda de Ruth y la adolescencia eran más pero el sufrimiento. Su madre adoptiva no era mejor que la suya y debe haber tenido rasgos severamente sádicos. Ella pudo finalmente escapar de esta situación sólo por casarse muy temprano contra de los deseos de su madre. Pero, mientras tanto, se había introyectado la negativa imago madre y fue identificada en parte con ella, teniendo cinco hijos como a su propia madre tenía. En parte, desarrolló una posición en contra de llevar una existencia verdadera Cenicienta en su matrimonio.

Cuando la conocí, parecía un ratón gris, iglesia evangélica y un símbolo viviente del niño abandonado e ignorado. Pero ella había, y esto sin duda le había salvado la vida una gran vitalidad. Además, fue dotado de una inteligencia media claramente por encima y una capacidad de creatividad, que había sido latente en gran medida. Desde el comienzo del análisis, trató de expresar a sí misma ya sus problemas de una manera creativa. Al principio, ella lo hizo en forma de largas composiciones escritas y poemas, a continuación, en dibujos y pinturas, así como obras esculpidas en arcilla. Esto último dio lugar a las formaciones de primer símbolo decisivos en el análisis.

En uno de sus sueños iniciales, pasó por una cocina sucia a una habitación en una casa abandonada donde muchos abandonados, enfermos y famélicos niños estaban mintiendo. Como ya he señalado en referencia a este tipo de pacientes, no experimentó este sueño como un evento en el imaginalis mundus, sino como una realidad externa que exigió su ayuda inmediata. En consecuencia, decidió adoptar un niño negro a pesar de que tres de sus cinco hijos eran todavía poco y tenía que cuidar de ellos. Por supuesto, la familia no tenía mucho dinero. Fue muy difícil para mí, para disuadirla de que actúe en su plan, y por fin pude hacerlo sólo con referencia a la regla de terreno analítico que los proyectos decisivos para la vida de un paciente puede llevarse a cabo sólo cuando ambas partes las aceptan y cuando estén debidamente trabajado a través analíticamente.

Apenas medio año después del análisis de inicio, la siguiente fantasía desarrollado y regresó una y otra vez: Yo siento que se lleva en los brazos de un hombre grande, fuerte y primitivo.

A veces, él es negro! No presta ninguna atención a mí personalmente, pero sólo quiere que yo como mujer. Después de una larga batalla, él me supera, porque la verdad es que quiero que me vencer, también. En este momento mi feminidad todo de repente se despierta. Necesito esta fuerza masculina y tengo que ser superado por el masculino para ser capaz de tener un orgasmo en absoluto. Si esto no sucede, que literalmente se mantienen secas.

Me sorprendió bastante por este informe gráfico de un paciente que, hasta ese momento, había sido bastante mojigata y no había hablado en absoluto sobre la sexualidad. A pesar de la carga libidinal, experimentó esta fantasía por primera vez en el espacio de su propio proceso interno, creativo, y poco después de la Ward, ella comenzó a modelar en arcilla. Por supuesto, ella quería hacer el hombre negro, pero sucedió algo más. Ella me habló de ello en la siguiente sesión con estas palabras:

Mi depresión de los últimos días no se ha ido del todo. Pero ha hecho más que mejorar. Me siento como si estuviera atrapado en una tela de araña. Tuve la necesidad de dar forma a algo en arcilla. Tuve que vencer una fuerte resistencia a hacer lo que quería y lo que me ayudaría. Yo no tenía ni idea de cómo empezar. Por supuesto, pensé todo el tiempo acerca de mi hombre hermoso negro y como me lo podía formarse. Pero yo simplemente estaba bloqueado. Así que sólo se amasa el barro húmedo durante media hora con mis dedos y observa las formas que aparecían. Vi cabezas de animales, sentí la arcilla fresca, y finalmente dejé de pensar por completo. Entonces de repente vi cómo la forma de un niño se levantó como si fuera de la tierra. Este niño tenía un dolor de muelas. Corrió a su madre y hundió su cabeza entre sus pechos doloridos. Este niño que sufre es todavía muy vivo en mí hoy.

Ella trajo a esta cifra con la de la sesión, y debo admitir que me sorprendió en la forma artística y la expresión de gran alcance que tenía. Fue la primera obra escultórica que había hecho nunca. En contraste con el sueño-dijo ella-esta vez que experimentó el niño enfermo como su figura interior. La madre reconfortante que puede llevar al niño enfermo y abandonado dentro de consuelo en sus brazos y que ya no tiene «secas» pechos se había desarrollado en su propio mundo interior y ahora se experimentó conscientemente como un símbolo importante.

El proceso por el cual este símbolo se plantea de ninguna manera espontánea. Una hora y media de intenso trabajo psíquico que se necesitaba para hacer a un lado la figura del hombre negro que dominaba su conciencia. Sólo entonces el proceso en el que poco a poco comienzan el símbolo del arquetipo de madre positiva con el niño desarrolló a partir del material. Al igual que en el caso de Karin, para Ruth, el símbolo tomaron una experiencia de la primera infancia, sin la cual no puedo imaginar lo originario. La figura de la madre tipo corresponde a una enfermera asiática mojada en cuyo cuidado Ruth había pasado sus primeros seis años de vida. Ella se convirtió claramente reconocible en las figuras formadas Ruth tarde. Para su asombro, estas figuras tenían rasgos asiáticos, pero tuve que llamar su atención. Sólo relativamente tarde en el análisis hizo la figura de este nodriza, que había sido reprimida, vuelve a la consciencia. Aquí tenemos un proceso de formación de símbolos similares, de hecho casi idéntica, a la que se observa en el caso de Karin.

Hay innumerables definiciones del símbolo en la literatura. Hay antropológicos, teológicos, mitológicos, filosóficos, así como místico, artístico, y las definiciones psicológicas. Las definiciones psicológicas, en particular, difieren enormemente y derivar ciertos elementos de todos los otras áreas enumeradas. Pero me gustaría seguir con la definición de CG Jung, que he modificado un poco, pero lo que plantea una cuestión de importancia clínica: ¿Tiene (él símbolo convertido en un símbolo cuando se reconoce o experimenta como tal por la conciencia de que es en realidad-como Lo descrito en Karin caso, primero escena, entonces la metáfora? ¿El tigre convertido en un símbolo sólo cuando aparece en la foto como el sol y senex y cuando Karin pasa por las jaulas? Más bien, ¿no es cierto que el tigre es ya un símbolo en el sueño inicial, así como el baile de girasol ya fue? No todas estas experiencias interiores, imaginales producir efectos considerables sobre la conciencia y la psique, como puede ser causada sólo por un símbolo genuino? Probablemente podamos responder a todas estas preguntas en forma afirmativa , y tal vez es mejor no hablar del origen o la creación de símbolos, sino más bien del proceso por el cual se convierte en un símbolo consciente o se reconoce conscientemente. Pero esto me parece ser de importancia decisiva terapéutico, sobre todo en el límite o psicótica casos. Vamos a mirar de nuevo lo que sucedió cuando los pacientes conscientemente entendido como el símbolo o metáfora casi como una señal. Por Karin, el tigre era el potencialmente muy agresivo, borracho padre de quien era enormemente miedo. Cuando era niño tenía que manejar él y ser su guardián. Ahora su yo del sueño se le permite huir de él, y se retira en secreto, el miedo, la desconfianza y el silencio desafiante. Aunque ciertamente necesitaba este período, me resisto a considerarla como una regresión positiva. Más bien, tengo la sensación de que la movilización del complejo en la fase inicial fortalecido sus resistencias.

Con Ruth, la situación era muy similar. La metáfora del niño enfermo en el sueño casi llevó a la adopción de un niño negro y por lo tanto a una intensificación de su masoquismo que habría sido irremediable. Su resistencia se expresó en su deseo absoluto a actuar. Llenó sesiones enteras tratando de convencerme.

Pero en el momento en que cada uno de ellos se dio cuenta del reino de los símbolos internos y fueron capaces de entender el tigre y el niño, como tal, las condiciones cambiaron. Karin delirio sistematizado, un rígido hasta ese momento, comenzó a romperse, y Ruth pudo dar vuelta a su mundo interior y en cierta medida evitar actuar fuera. Sobre la base de nuestro conocimiento analítico, no podemos decir que los símbolos que ejercen su efecto curativo, independientemente de si o no se los entiende. Tal actitud, que sólo ve las caras posibles de los símbolos que provienen del inconsciente, puede ser más peligrosa que útil para los pacientes severamente perturbados. Los símbolos tienen un carácter no sólo la curación, pero puede, cuando incomprendido, impedir el tratamiento o empeorar significativamente una condición. De hecho, no hay nada que las defensas y resistencias no puede hacer mal uso de sus propósitos.

Los símbolos pueden ser activos dentro de la función trascendente sólo cuando los sistemas de defensa se aflojan hasta la medida en que permiten la comprensión simbólica y experiencia en la conciencia. Podríamos poner más con cautela y hablan de la autorización para otras posibilidades de experimentar y entender que hasta ahora han correspondido a los esquemas complejos fijadas. Esto facilita el aumento de la libido a disposición del complejo del yo y la conciencia. Pero no toda la libido ligado en un complejo se transfiere a conciencia por el proceso analítico-en la medida en que es exitoso-a estar a disposición de la ego-complejo. Si tomamos Karin tigre en serio como un tigre de verdad interior con toda la fuerza y ​​energía que le es inherente, como Hillman (1979) hace fenomenológicamente en su libro sobre los sueños, el resultado de la terapia sería una especie de superhombre, cuya conciencia tendría un energía potencial gigantesco a su disposición. Los pacientes borderline y psicóticos en particular nos puede enseñar que hay enormes energías en los complejos. En exitosos procesos analíticos, otra cosa sucede en el inconsciente que yo llamaría una distribución de la energía. Como Verena Kast (1986) lo expresa, cada símbolo conserva siempre un excedente de sentido.

Un último sueño que Karin tuvo poco antes de concluir su análisis puede aclarar esto. En este momento, después de cuatro años de terapia y más de quinientas horas de tratamiento, se sentía relativamente bien, y en general la estaba pasando bastante bien con su vida por su cuenta. En este sueño, ella estaba de pie en una arena de circo que tenía una cerca a su alrededor, como es habitual cuando los animales silvestres están siendo entrenados. A través de un pasillo tres tigres entrado en esta arena. Ella tiene miedo de ellos y se contrae de nuevo hacia la salida. El domador entra en la arena a través de esta salida e indica que ella debe dejarlo mientras sostiene la parte posterior tigres.

No hay cambios importantes siguieron este sueño, pero se hizo más y más evidente que su análisis se movía hacia el final. El símbolo tenía de ninguna manera disueltas sino que se conserva tal y como había aparecido en el sueño inicial. Ahora, sin embargo, un hombre experimentado en el espacio protegido manejan estos animales y sabía cómo tratarlos. Con el debido respeto y la distancia apropiada en el sueño y del inconsciente, que ahora era capaz de experimentar los elementos positivos y negativos, destructivos y creativos de este animal mitológico padre. Aunque Karin no entendía este sueño y no podía ni quería traducir, significaba mucho para ella, y ella lo recordó con frecuencia durante el resto de su terapia. Mientras tanto, su conciencia se había desarrollado una comprensión y respeto por la experiencia simbólica.

Si revisamos estos dos ejemplos de casos desde el punto de vista del desarrollo del simbolismo, me parece a mí que algo pasa aquí que podríamos comparar con la regeneración de un ecotipo que ha sido descuidado y envenenado por una especie. Tanto Karin y Ruth fueron dominados inicialmente por un solo complejo. En caso de Karin, era el complejo paterno negativo, y en el caso de Ruth el complejo materno negativo. En gran medida, estos dos complejos determinado todos modos experienciales y de comportamiento de la psique entera, no sólo de la conciencia del ego complejo. Un cambio de en energía, y por lo tanto una movilización de otros núcleos complejos, se produjo en el curso de la terapia. Si revisamos de nuevo en caso de Karin, obtenemos la siguiente imagen.

En un primer momento, el inconsciente movilizado un animal mitológico padre que también es potencialmente contenida elementos positivos del arquetipo del padre, pero que aún no ha podido ser aceptado por la conciencia. Luego, a través de la imagen que pintó, el mago blanco o positivo entra en el drama como un arquetipo y con ella el dios padre como el sol, el portador de la luz, la Ronda Grande. Por su parte, el mago blanco obviamente apunta a través de su ánima hacia la tierra arquetipo de la Gran Madre y hacia la Ronda de Gran femenino, la luna en el cielo nocturno estrellado. En el siguiente paso, que de nuevo está acompañada por una figura positiva paternal senex, un contacto directo con el animal desmembrar ocurre. Esto lleva a una aceptación de la sexualidad y de la experiencia dionisíaca, así como un aumento gradual en los recuerdos personales de su padre, entre los cuales hay muchos positivos. El padre de personal ya no es sólo negro, pero se ha convertido en blanco y negro. Por último, al final, la figura del domador parece que, en mi opinión, debe ser clasificado con el arquetipo del héroe de la cultura, ya que es capaz de domar a los poderes animales y utilizarlos de manera creativa.

He seguido esta línea para ciertos núcleos complejos que pertenecen al arquetipo padre y sólo se insinúa en el puente con el arquetipo de la madre. Por supuesto, el arquetipo de la madre en Karin caso fue tratado tan ampliamente, y el uso de este puente a otros sueños y los cambios en la experiencia del paciente, se podría demostrar cómo los núcleos de varios complejos en el arquetipo de la madre se llenaron también fuera o mejor dicho, eran incluido en este ciclo. A pesar de que han pasado más en la formación del símbolo en el caso de Rut, podemos reconocer el mismo proceso en el trabajo. Aquí la dominante, la madre de personal negativa se complementa simbólicamente por una cifra positiva, la madre arquetípica, un símbolo de Deméter-Kore, en la que la madre y la hija de la fusión. El evento que desencadena la formación de este símbolo era la búsqueda de su propia feminidad en la sexualidad transpersonal, con el cual el inconsciente, aparentemente, no quería tener nada que hacer y más bien buscó su propio camino. Sólo mucho más tarde en la terapia de Ruth, cuando se acordó de su nodriza asiática, hizo un afloramiento de positivas experiencias personales con las madres producen. Su madre siguió siendo negativa durante todo el tratamiento completo, aunque al final Ruth ya no la odiaba, pero fue capaz de entender hasta cierto punto. No voy a entrar en detalles aquí, pero en esta terapia de las diversas simbolizaciones o personificaciones de los núcleos arquetípicos de la madre y los complejos padre se llenaron también fuera y movilizó libidinalmente. En este caso, también, se produjo una división y distribución de energía a los diversos complejos con los que el ego-complejo fue capaz de establecer contacto.

En su esquema de pirámides en Aion, Jung (1959) esboza una estructura del arquetipo mismo, finalmente trayendo las cuatro pirámides en un círculo. Este círculo se podría entender como el gran sistema circular que abarca toda la psique. En mi opinión, podríamos dibujar modelos piramidales similares o equivalentes a los núcleos del padre y de los complejos de la madre. En la medida en que no es traidor, uno tendría que incluir elementos personales.

Considero que tales modelos piramidales como la auto-regulación de los sistemas, significativas y útiles en la medida en que, aplicado al padre ya la madre de los arquetipos, nos pueden dar un mapa que muestra lo que personificaciones específicas del núcleo complejo se activan y qué componentes son excluidos y no experimentado en la primera entrevista y al comienzo de la terapia. Luego, en el curso de y al final del tratamiento, estos esquemas pueden mostrar lo que podría ser llenado, animada, o revivificados durante la terapia. Un esquema para el caso de Karin se muestra en las figuras 8,1 y 8,2. En su caso, al principio sólo existía el padre negativo y el hombre, es decir, el punto más bajo de la transición entre la primera y la segunda pirámides. Como el animal mitológico padre de la tercera pirámide (situada relativamente profundo en el inconsciente) y un senex más negativo de la segunda pirámide (el arquero), el dios padre (sol) y el positivo senex (mago) fueron movilizados. Entonces ánima del padre condujo a la activación del arquetipo de la madre, y, finalmente, una figura de héroe positivo apareció en el extremo. Por lo que puedo observar en este caso, no tiene relación con el nivel de la cuarta (elemental) pirámide fue establecido. Tal vez por eso un elemento paranoico bastante fuerte en la personalidad de Karin no desapareció.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CITAS:

Este capítulo apareció originalmente en una forma diferente en Stein y Schwartz-Salant, el límite de la personalidad en el análisis (Barcelona: Chiron Publications, 1988). Tr.

1Erich Neumann hablado de esto en detalle en La Gran Madre (1955).

2 Aquí me gustaría hablar de la genial obra de Nathan Schwartz-Salant, «Fundamentos arquetípicos de la identificación proyectiva» (198o). que me ha dado muchas ideas valiosas.

3 Ilustraré esto utilizando dos diagramas de Karin complejos que se movilizaron al principio y al final de la terapia (ver figs. 8,1 y 8,2 al final del capítulo)

4I descansar la vista en (1963) Mary Williams la declaración con respecto a la indivisibilidad del personal y el inconsciente colectivo. En otra parte (Dieckmann 1986) discutir en detalle lo útil que es para incluir en nuestra teoría ciertos elementos personales de la primera infancia en el elemento central del complejo y no limitarlos sólo a la cáscara del complejo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

CAPÍTULO 9

El complejo de Edipo en Psicología Analítica

 

Seguramente ningún libro sobre complejos puede escribirse sin discutir el complejo de Edipo de fama mundial, que la psicología analítica acepta y reconoce, aunque no como el único complejo en la psique humana, el de la superación de lo que constituye la base de todo el funcionamiento psíquico saludable. En la psicología analítica, el complejo de Edipo es uno entre muchos, uno importante, por supuesto, y tiene además un significado adicional en la medida que se basa en toda la mitología, así como los orígenes de la mitología enraizada en la transición del matriarcado al patriarcado, Gracias a Freud, probablemente no es un mito griego otro es tan conocido en nuestra cultura como la versión de Sófocles del mito de Edipo. Se podría decir que el Edipo de Sófocles se ha convertido en una especie de núcleo complejo para la civilización occidental. Psicodinámicamente, debemos inferir que un complejo que tan rápidamente invade una cultura dada con tal afecto violento positivo o negativo tiene que estar en contacto con un problema central y por lo tanto un arquetipo constelado en la cultura. Al menos en el triple significado de parricidio, incesto madre-hijo, y la subsiguiente auto-castración como castigo, el propio Freud elevó el complejo de Edipo con el nivel de significación para todos los seres humanos y la convirtió en el complejo central de todo desarrollo humano. Es sólo en contra de esta última afirmación de que la psicología analítica ralses objeciones que cristalizan en torno a tres puntos:

1) No es admisible para acentuar el mito sólo en términos de la libido sexual en cestuous, ya que la historia trata principalmente de un complejo de poder que, en su forma más antigua, se remonta a la época de transición del matriarcado al patriarcado . En los antiguos mitos, la figura de Edipo pertenece a los reyes años cuyos ancestros fueron asesinados a finales de año, y cuyos sucesores se casó con la suma sacerdotisa de la diosa madre (Ranke-Graves 1960).

2) Incluso en nuestra cultura, el complejo de Edipo es sólo uno de los muchos complejos que pueden ser constelada en el curso del desarrollo psíquización de la persona. Incluso al principio, después de haber investigado intensamente las mitologías de diferentes pueblos, Jung (1912/56) reconoce que el pasado de la libido sexual de las funciones nutritivas como la regresión más profunda, y que el lenguaje de símil y la metáfora también sufrió una transformación en las imágenes de las funciones alimenticias tales que el complejo de Jonás-y-la-ballena tomó el lugar del complejo de Edipo. En esta transformación, la ansiedad incesto transformó en miedo de ser comido o devorado.

3) El complejo de Edipo no es válida para todas las culturas, sino más bien específico de nuestra cultura. Stein (1974) ha señalado que hay muchos pueblos primitivos que no cuentan con el tabú del incesto vis á vis los padres pero sólo en lo que se refiere a los hermanos. Ya no podemos denigrar esto como algo primitivo y pre-edípica, como se hizo en los siglos XIX y XX, sino que sabemos hoy en día, gracias a extensos estudios etnológicos, que los llamados pueblos «primitivos» no eran en absoluto primitivo, pero había desarrollado otras áreas de las ciencias naturales y la tecnología. En estas zonas, que eran tan diferenciada y, en parte, superior a nosotros, como Lévi-Strauss (1966) ha demostrado.

Voy a tratar de elaborar estos tres puntos más. Con el fin de hacer hincapié en que el complejo de Edipo no es más que un trauma incesto inspirado por el único deseo de casarse con la madre y matar al padre y ser castrado por este crimen, primero vamos a recurrir al origen de la historia real. Según Willamowitz-Moellendorf (1919), el dios Apolo reveló a Layo, rey de Tebas, que iba a tener un hijo con su esposa locasta, y este hijo le matará. Según Ranke-Graves (1960), Layo consultar el oráculo de Delfos, que le anunció que el niño locasta llevaría él sería su asesino. Al oír esto, rechazó locasta sin darle ninguna razón para su decisión. Esto enfureció tanto, que ella lo emborrachó y tan pronto como cayó la noche lo atrajo a sus brazos. Cuando un hijo nació nueve meses después, Layo lo secuestraron de su nodriza, hizo un agujero a través de cada uno de sus pies con un clavo, y los ataron juntos. Luego lo abandonó en el monte Citerón. Según Willamowitz-Moellendorf (1919), sus padres tomaron parte en el abandono después de que había perforado los tobillos y los ataron juntos (al igual que se hace un hueco entre la tibia y el tendón de Aquiles y cadenas juntas las patas traseras de un conejo para que sea más fácil de llevar). Por lo tanto, en la primera incesto posterior no es el punto en absoluto. Se encuentra totalmente en segundo plano, la figura de la madre en cuenta Ranke-Graves no participa en absoluto, sino que forma un fondo intangible, lo que conlleva un significado importante para la teoría de que el rey años que fue sacrificada por la Gran Madre. La acción central es una lucha por el poder puro entre los dos hombres, padre e hijo, por la gobernación del reino. Sófocles hace hincapié en esto en su drama. En la primera escena, se dice que Edipo envía a Creonte a la oráculo de Delfos para saber los medios que Tebas podrían salvarse de la plaga. Vuelve Creonte, con lo que la palabra de Dios:

El Dios mandó claramente: que alguien

castigar con fuerza asesinos esta muerto.

(Edipo Rey, línea 106 septies)

También en este caso no se habla en absoluto de incesto o de castigo por la trasgresión terrible de este tabú, sino que la ira del dios Apolo patriarcal se dirige contra los asesinos del padre, un acto que debe ser vengado en ningún caso. La ira de Dios y la importancia que se atribuye al parricidio es comprensible cuando nos damos cuenta de que, sin saberlo, Edipo ha retrocedido en el reino matriarcal en un momento en el que el patriarcado griego comenzaba a asegurar su posición.

En las antiguas culturas matriarcales como se les conoce, por ejemplo, de la Afrodita Urania o el triple diosa lunar Artemisa, los reyes sagrados que copularon con las deidades gran madre murieron y tom a ‘piezas ya sea inmediatamente después o después de un período específico de regencia.

Al mismo tiempo, estos reyes sagrados eran siempre hijos de la Gran Madre.

En el caso de los reyes años de Oriente Medio, partes de su cuerpo fueron realizados luego en los campos para fertilizar. Los reyes cambian cada año o cada llamada «gran año» (aproximadamente cada tres años), mientras que las deidades Gran Madre o sus realizaciones en las grandes sacerdotisas permanecieron y estaban comprensiblemente intocable. La costumbre en el antiguo sistema que el nuevo rey, a pesar de un extraño, siempre estaba el hijo del viejo rey a quien mató con el fin de casarse con su viuda, porque ambos eran, después de todo, siempre hijos de la gran Madre-Diosa fue malinterpretado en el patriarcado tarde y mal interpretado como el parricidio y el incesto.

Ciertamente, en la época de Sófocles, cuando el patriarcado se instaló este malentendido era actual. Sin embargo, hay un anillo notablemente matriarcal cuando, justo antes de que todo se revela en el drama, Yocasta le dice a Edipo:

¿Por qué debería el hombre temer ya que el azar es todo en todo

para él, y claramente se puede conocer de antemano nada?

Mejor vivir a la ligera, como se puede, sin pensar.

En cuanto al lecho matrimonial de su madre,-no le temen.

Antes de esto, en los sueños también, así como los oráculos,

muchos hombres han yacido con su propia madre.

Pero aquel a quien tales cosas son osos nada

su vida más fácil.

(Edipo Rey, líneas 977-984)

Sabemos muy poco sobre el auténtico mito del rey Edipo. La historia de Layo, locasta, y Edipo se deriva de una serie de imágenes sagradas, según Ranke-Graves (1960). Un mito que podría explicar los Labdakos nombre («ayudante con antorchas») se ha perdido. Ranke-Graves es de la opinión de que esto podría referirse a la llegada de un niño divino que fue proclamado como el hijo de la Gran Diosa. En el momento de Sófocles, debe haber habido una historia que el poeta podría asumir era bien conocida. Por otra parte, se podría proceder con licencia poética, además de que el texto transmitido a nosotros es de una fecha posterior y no sabemos hasta qué punto se aparta de la original. Existen varios manuscritos de Edipo que, según Willamowitz-Moellendorf, todos se remontan a un manuscrito encontrado en Bizancio a principios del siglo IX. Este manuscrito se supone que no contenía unas pocas lecturas alternativas en las que hubo muchos errores e interpretaciones arbitrarias.

Del mismo modo, el fin de Edipo-el cuadro conmovedor del mendigo ciego a quien Atenea recibe ya quien los habitantes del mundo subterráneo en busca de su reino-es sin duda una invención poética. En la Odisea y la Ilíada, Homero afirma que Edipo siguió gobernando en Tebas hasta que cayó con honor en la batalla. Según Apolodoro e Higinio, fue desterrado por el hermano de Yocasta, un miembro de la casa de Cadmo, y perseguido por las Furias. Según otros relatos, Creonte, hermano Iocasata, le desterró después de que se había puesto la maldición sobre sus hijos, Eteocles y Polinices, que se matasen unos a otros, que más tarde hizo transpirar. Del mismo modo, la muerte de sus hijos fue la consecuencia de una lucha de poder mutua para la regencia, que continuó en la siguiente generación del complejo poder destructivo que ocupa el primer plano del mito entero.

Por lo tanto me parece totalmente legítimo para centrar el mito de Edipo no sólo ni principalmente en el complejo incesto sexual y sus consecuencias, como tal vez convenía a la actitud del siglo XIX menguante, con sus tabúes sexuales, sino que por primera vez en una lucha de poder. En el antiguo nivel, ni siquiera toca la sexualidad, pero está preocupado con la sustitución del rey legítimo de un año por otro, y sólo con el comienzo del patriarcado llegó a ser una lucha de reyes rivales de regencia, una rivalidad sangrienta que duró tres generaciones. Podríamos hacer una pausa para reflexionar sobre el grado en que se constelada este complejo en un grado mucho mayor que el deseo de incesto y temor en nuestra cultura. Yo no lo consideraría legítimo para obtener la una de la otra, sobre la base de las raíces históricas mencionadas aquí, aunque según la teoría freudiana, esto sería una posibilidad fundamental.

El complejo de energía no es sólo externa, la rivalidad entre padre e hijo o un niño indefenso y padres poderosos, sino también-y más importante para los analistas —- una realidad interior con la misma valencia. La conciencia patriarcal estructurado de nuestra cultura lleva a cabo esta lucha de poder contra el inconsciente compensatorio matriarcal, que se devalúa como un absoluto caos de las unidades de puros y deseos que obedecen sólo el principio del placer. Si nuestra naturaleza violada interior no se vengará por enfermedad, entonces por lo menos sufrimos una pérdida de alma y una rigidez amortiguamiento de la personalidad, y en gran medida, nuestro ego se identifica con los aspectos de la personalidad colectiva. Desde el principio, y con cierto grado de éxito, la psicología analítica de Jung se esforzó por señalar las posibilidades potenciales, creativo y constructivo compensatoria contenidas en las estructuras arquetípicas del inconsciente.

Consideremos ahora el segundo punto. Una y otra vez, en los análisis contemporáneos, tenemos la experiencia de que no es tanto el temor del padre que castiga, que ocupa el primer plano de los procesos psicodinámicos, sino más bien la angustia más profunda y más profundamente perturbador de ser devorado por el lado negativo de el arquetipo materno. Esto es independiente del flujo momentáneo de eventos y se aplica tanto a hombres y mujeres.

En nuestra cultura patriarcal, el ego-complejo, ya sea un hombre o una mujer, se identificó inicialmente con el arquetipo del héroe que, luchando contra las tendencias posesivas, desintegrador, y regresivo del inconsciente, debe prevalecer y ser estable. Erich Neumann (1949) señaló que este miedo de ser devorado o asesinado por la madre, que se expresa en muchas mitologías y en la más amplia gama de variaciones, es una ansiedad más profunda de lo masculino que los temores constelada de Edipo. Según Neumann, este miedo que había debajo del nivel edípico y se descubrió sólo en el curso de una mayor envergadura análisis.

Puesto que, como es bien sabido, el inconsciente se relaciona de forma compensatoria a la conciencia, el desarrollo de la conciencia debe tener también una influencia en las formas de neurosis. Vivimos en una época en la que estamos cada vez más tecnologizada a un ritmo fantástico y convirtiéndose así alejados de la naturaleza, tanto interior como exterior. Cómo enorme estos cambios se hace evidente cuando reflexionamos sólo en los años de nuestra vida: en la infancia, un hombre que había viajado a África era una sensación para todo el barrio, y sólo unos pocos bien-a-hacer la gente tenía teléfono , y mucho menos un coche, y del transporte aéreo civil era tanto en su infancia que sólo unos pocos locos o medio locos-viajó por avión. En aquellos días, un viaje de Berlín a Leipzig fue un evento más memorable de las vacaciones en Tahití en el Club Med hoy. Todos estos procesos no puede estar sin influencia en la psique humana, si tenemos en cuenta que los seres humanos son casi siempre desarraigados de la estabilidad de nuestro lugar de nacimiento (que hoy sigue viviendo donde él o ella nació?) Y también, fundamentalmente, abandonado a un aislamiento cada vez mayor. Parece que cuanto mayor es la masa de personas que ocupan este planeta, mucho más fragmentado y no vinculante de las relaciones entre los individuos se convierten. En el coche después de carro o tren, que todavía viajaban juntos y pudo y conversar, mientras que hoy en nuestros automóviles cada uno de nosotros se sienta solo y aislado, por lo que el contacto con los demás sólo a través de gestos con las manos detrás de paneles de vidrio. Tampoco el jet jumbo moderno un lugar adecuado para las relaciones humanas y la comunicación. Cuanto más fuerte es este aislamiento, tanto más intensamente el deseo compensatorio, regresivo en el inconsciente debe convertirse para escapar de esta enajenación y de encontrar nuestro camino de vuelta al regazo de la madre naturaleza genial.

Como he demostrado en mi libro sobre el cuento de hadas favorito (Dieckmann 1983), una neurosis tiene una estrecha relación con el fallido o no-todavía superar mito individual. Esto es válido para el complejo de Edipo en el psicoanálisis en la medida en que la salud emocional de un individuo depende cada vez más de la situación infantil de este mito y su superación a fin de no quedar atrapado en una de las numerosas variaciones de este complejo. En mis estudios sobre el cuento de hadas favorito, se hizo evidente dos cosas: en primer lugar, hubo una gran variedad individual de los diferentes cuentos de hadas motivos que los pacientes identificados como su cuento favorito de la infancia y que representa el complejo central de cada paciente neurótico como así como los paralelos correspondientes en su desarrollo psíquico y estructura de carácter con una precisión absolutamente incisivo. En segundo lugar, me encontré con que estos pacientes eran sólo las clases de héroes que no habían logrado resolver la tarea simbólica del cuento de hadas ajustarlos. En cierto sentido, ellos estaban tratando (inconscientemente, por supuesto) para vivir la vida de sus personajes favoritos de cuentos de hadas héroe, pero a menudo mal entendido el simbolismo y tratar de vivir lo simbólico concreto. En este contexto, también se persigue la cuestión del grado en que un individuo es en absoluto capaz de liberarse a sí mismo de un mito personal o superarla, o en qué medida el mito individual sigue siendo eficaz como un antecedente importante dinámica en la psique , conscientemente reconocida en su significado simbólico, que me parece ser el caso de muchas personas.

Como regla general, el tipo de complejo que una persona haya tiende a ser menos importante para la salud psíquica de los individuos si el individuo es capaz de hacer frente a la compleja, para experimentarlo conscientemente, y emplear sus energías arquetípicas y dominantes en el momentos adecuados y sensatos y lugares. No quiero seguir esta cuestión aquí, sino dirigir nuestra atención a la gran individualidad y la variabilidad de los núcleos mitológicos del complejo.

En mi trabajo, «Die libidinöse Wiederbesetzung des Körpers in der Psychosomatik» * 1 (Dieckmann 1981d), se describen dos pacientes con los mismos síntomas. Sufrieron ansiedades principales de una parte fóbica, en parte carácter hipocondríaco, acciones compulsivas y reflexiones, así como los estados de ánimo depresivos y sentimientos de vacío interior y sin sentido.

* «Los recathexis libidinal del cuerpo en la enfermedad psicosomática».

Sus síntomas psicosomáticos sólo diferían en el que el único paciente sufría de taquicardia paroxística, mientras que el otro paciente experimentó sudor excesivo de las manos. Ambos pacientes tenían idénticas compulsivos depresivo estructuras y, teóricamente, podían incluirse en la situación edípica idénticos, si dejamos de lado el hecho de que se trataba de un hombre y la otra mujer a. Pero si procedemos desde el punto de vista de la psicología analítica de Jung, que exige que buscamos el mito fondo individual de cada paciente, se hace evidente muy rápidamente que estos dos pacientes eran fundamentalmente diferentes.

En el primer plano de la conciencia tanto de los pacientes fue un complejo de madre experimentada como algo positivo, es decir, tanto a los pacientes a sus madres idealizadas personales y conscientemente tenía una actitud muy positiva hacia ellos. El fondo mitológico de la paciente de sexo masculino correspondió, sin embargo, a la Cibeles Attis o tipo Adgystis-Mythe, mientras que en el caso de la paciente mujer un problema Kore-Demeter ocupado el fondo. Como consecuencia de su estrecho vínculo simbiótico con la madre, esta mujer no podía casarse con ella Hades-animus.

Adgystis o Cibeles es una diosa gran madre del Cercano Oriente. Attis es su hijo, a quien le enseña el arte de la caza y que, después de que él se crece, se convierte en su amante. Un día, Attis se enamora de la hija del Midas, rey de Pesino, y decide casarse con ella. Durante la celebración de la boda, Adgystis, enfurecido, aparece con una lira cuya música mueve el conjunto entero de la boda al frenesí salvaje y la locura. Attis se castra debajo de un pino y luego se suicida. La figura de Attis es uno de esos dioses jóvenes que aún no poseen la capacidad de separarse de la Gran Madre, a seguir su propio camino, y, sobre todo, no son capaces de hacerse valer en contra de la madre furiosa o negativo. Hay una serie de dioses juveniles de esta especie, entre las más conocidas se encuentran Jacinto, Adonis y Narciso. Representan una etapa temprana del desarrollo del ego-complejo en el que todavía no es capaz de imponerse a la matriz inconsciente de impulsos e instintos y aún no ha logrado la estabilidad ego suficiente para rechazar los impulsos que surgen del inconsciente. Attis pertenece al tipo que Neumann (1949) llamó «los luchadores» que intentan desobedecer los deseos de la gran madre, pero todavía no son capaces de luchar y seguir su propio camino, pero son destruidos por ella en su ira.

Si se estudian estos mitos más detenidamente y con mayor profundidad y aplica sus imágenes, así como sus psicodinámica a la situación interna de un paciente, es a menudo sorprendentemente convincente con qué grado de detalle se descubre la psicodinámica pacientes en la estructura del mito. Los mitos no son sólo el principio, pre-racional explicación y comprensión del mundo exterior que rodea los seres humanos, sino una explicación de los procesos psicodinámicos del mundo interno se expresa en el lenguaje universal de las imágenes.

El pensamiento imaginal en el núcleo arquetípico del complejo de hecho no se corresponde con el pensamiento de proceso secundario que es generalmente muy valorado y domina en las ciencias de nuestro tiempo. Esta primacía en última instancia conduce al empobrecimiento ya la desecación y la falta de creatividad real, ya que las ideas nuevas y diferentes y conceptos siempre puede surgir de las profundidades mágico-mitológico en la conciencia. Precisamente en el ámbito de la psique, nos privamos de una multitud de posibilidades fructíferas cuando estamos dispuestos a renunciar pensamiento análogo, imaginal. Si el psicoanálisis estaban preparados para incluir los mitologemas otros grandes que siguen viviendo en el inconsciente de nuestra cultura y que podría renunciar a la conceptualización de la psique exclusivamente bajo la primacía del complejo de Edipo, que sería capaz, en combinación con las estructuras del psicoanálisis, para hacer declaraciones relativas fundamentalmente mejores del mundo interior de nuestros pacientes y las enfermedades psíquicas de los que sufren.

Es el mérito del psicoanálisis que ha demostrado hasta qué punto el desarrollo del individuo personaje depende del proceso de socialización que él o ella debe experimentar. En los primeros días, el psicoanálisis puso el acento principalmente en el padre de personal tríada madre-hijo en este proceso de formación del carácter y dejado fuera de consideración la constelación sociológica de la cultura que nos rodea. Ya en 1936, Fromm señala que el padre y la madre eran cada únicas copias o representantes de los grupos civilizados que rodean a la medida en que inconscientemente y sin examen incorporado las estructuras colectivas de la conciencia y los valores correspondientes y de las ideologías y las aplicó en la crianza de su hijo. Las investigaciones que utilizan ideas psicoanalíticas que se llevaron a cabo más tarde, sobre todo por los etnólogos, mostraron diferencias significativas en lo que carácter sociológico de una población a otra puede aparecer en la base de los diferentes enfoques para la crianza de la primera infancia. Aquí podríamos mencionar por lo menos (1935) estudios fundamentales Margaret Mead.

El complejo de Edipo está basado en el modelo de la familia nuclear europea, y en especial sobre el tabú del incesto que prohíbe popa sexualidad entre padres e hijos en nuestra cultura patriarcal europea. Injustificadamente, Freud generalizó este modelo a todos los seres humanos. Por supuesto, esto es comprensible, ya que cada niño en cada cultura tiene una madre y un padre, y por cada hijo a la madre, o la persona maternal, es el primer objeto de amor existencialmente importante. Lo que Freud no tomó en consideración el hecho de que la constelación triangular típico del padre, la madre y el niño en otras culturas no es efectiva en la forma que lo experimentamos en nuestra cultura y que, en combinación con otro tipo de situaciones, ¿hay un desplazamiento del tabú del incesto. Stein (1974) describe las tribus de los pueblos primitivos que, en los procesos de desarrollo y maduración, experimentar la natural diferencia de edad entre los padres y los niños, más que suficiente para excluir la atracción sexual entre las generaciones. Para todos los propósitos prácticos, no existe en estos pueblos primitivos ninguna prohibición o tabú del incesto entre las generaciones desde que la madre o el padre se experimentan como demasiado viejo para tener alguna atracción sexual para el niño. Aquí, la nutrición, la libido oral es el único poder que los bonos de la madre y el niño, y la fantasía de que «voy a casar con mi madre cuando yo estoy crecido» simplemente no aparece entre estos pueblos, en contraste con nuestra cultura.

Estas culturas, sin embargo, lidiar con el tabú del incesto entre hermanos mucho más severamente que nosotros. A una edad muy temprana, los hermanos y hermanas se separan y se crían en grupos mutuamente excluyentes. Por mucho que la sexualidad entre los jóvenes es, en cierta medida, sin inhibiciones, es muy tabú entre hermanos, algo que se maneja mucho más libremente en nuestra cultura y llega a pasar con más frecuencia de lo que generalmente se conoce, como sabemos por nuestro material analítico. Entre estos pueblos primitivos, pues, el elemento psíquico decisivo y dominante en el desarrollo no es la de trabajar a través del complejo de Edipo, sino más bien un complejo que se relaciona con el tabú de la libido, naturalmente, mucho más cerca hermano endógeno que superar para el beneficio de una libidinalmente orientación exogámico. Por lo tanto, parece apropiado aplicar conocimientos psicoanalíticos a los casos patológicos en estas sociedades, ya que los contenidos psíquicos son culturalmente específicas en el trabajo y otros complejos se constelado en el inconsciente étnico. Con su curso de desarrollo diferente, estaríamos imponiendo contenido desconocido para él en una cultura extranjera.

De la literatura muy amplia sobre este tema, que constituye la tercera y última de nuestras objeciones al complejo de Edipo, he mencionado sólo un ejemplo. Hoy en día, hay extensas analítico, etnológicos e investigaciones filosóficas que claramente cuestionan la validez general del complejo de Edipo, especialmente en relación con otras culturas. No hace mucho, un libro que apareció en París con el título de El Anti-Edipo (Deleuze y Guattari, 1974), en la que-concedió, de nuevo desde el punto de vista ideológico, éste marxista-una gran cantidad de este tipo de ejemplos etnográficos fueron recogidos que, por En su mayoría, hablan muy convincente en contra de nuestro estar en condiciones de transferir esta muy específico, complejo central familia europea a otras culturas.

Si el mito de Edipo Rey es uno de los complejos determinantes de nuestra cultura o, podríamos decir, quimeras, pues, a una mejor comprensión de los mitos de poder, debemos conceptualizar como una advertencia. La persona que cree que puede llegar a ser rey sobre todo mediante la resolución de un enigma en última instancia, pone fin a un mendigo ciego, mientras que sus hijos se matasen unos a otros.

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