La teoría de Jung sobre el sueño 15

  • Buenas noches. Nos reunimos hoy 24 de noviembre para ir terminando con nuestro libro de Verena Kast.
  • La sesión pasada vimos cómo los sueños pueden revelar el niño interior que puede haber sido ignorado. O revelar o las tormentas emocionales. O las «colusiones relacionales» que se presentan entre paciente y terapeuta. Exploramos también cómo los complejos infantiles del paciente se activan en la transferencia, generando unas dinámicas repetidas que solo se transforman cuando terapeuta y paciente las reconocen. Y comenzamos a ver también que los sueños ofrecen imágenes simbólicas —como las del halcón y el ratón— que ayudan a integrar polos opuestos como los de vulnerabilidad y fuerza.

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Hermes: figura arquetípica y transferencia

  • Y hoy vamos a continuar hablando de los sueños típicamente arquetípicos en análisis, Kast ofrece un ejemplo. Se trata de Edgar, de 35 años. Deprimido y temeroso de vincularse con los demás, sueña lo siguiente:
  • «Estaba tocando la guitarra cerca de mi casa, pero en realidad era afuera, en el campo, en una colina. Entonces, de repente, se presentó un hombre muy bello ante mí, con sandalias aladas y un bastón dorado en la mano, y me preguntó: «¿Por qué estás sentado siempre en el mismo sitio?» Yo no sabía qué responder, lo cual me intranquilizó sobremanera. Él quería una respuesta y yo no tenía ninguna. Entonces me desperté».

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  • Despierto, Edgar empieza a leer mucho sobre Hermes y lo reconoce como el dios del movimiento, de los caminos y la comunicación entre mundos, y se siente orgulloso y conmovido por su aparición.
  • Fascinado, lo pinta y le dedica música, intentando prolongar esa experiencia transformadora.
  • Sin embargo, la fascinación se comienza a proyectar en el exterior. Edgar comienza a ver la figura de Hermes en su analista, pidiéndole inconscientemente que encarne al dios. Le dice: «Si fuera usted Hermes, ¿qué me diría?»
  • Durante la sesión, la terapeuta lo que hace es recordarle la pregunta central del sueño: «¿Por qué permaneces inmóvil?», pero Edgar evita responder, refugiándose en la idea de que Hermes y la analista ya lo han transformado a él.
  • A nivel relacional, Edgar intenta que la analista sea su guía y salvadora, lo que muestra una dependencia al símbolo y resistencia a asumir su propio poder transformador.
  • Este episodio ilustra cómo un sueño arquetípico puede activar una transferencia simbólica, y cómo el trabajo analítico consiste en devolver al soñante la función del dios interior, para que la transformación provenga de su propia psique.

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La tentación de la idealización

  • La analista reconoce que Hermes ha despertado en Edgar un dinamismo nuevo, aunque todavía limitado al ámbito de la fantasía. Pero nos recuerda que los sueños arquetípicos deben traducirse en transformaciones reales de la vida cotidiana, y no quedarse en la fascinación imaginativa.
  • La identificación con el arquetipo puede resultar seductora para paciente y terapeuta, pero también riesgosa, porque el proceso analítico podría desviarse hacia una “historia fantástica”, alejada de los problemas concretos, como el miedo de Edgar al cambio y al compromiso.
  • Y le repite la pregunta esencial que le hizo Hermes al soñante: “¿Por qué estás sentado siempre en el mismo sitio?” como núcleo del proceso de transformación. Y esa pregunta seguía viva, recordando que el propósito del sueño no era idealizar al dios ni a la analista, sino impulsar el movimiento interior y el paso hacia una vida más dinámica y auténtica.

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Apropiación de la imagen arquetípica

  • Por eso, la analista le recuerda a Edgar que la figura de Hermes le pertenece a él mismo. Él lo soñó, nació dentro de su psique, y se había convertido en una fuerza viva en su interior.
  • Aunque al principio él se entristece porque la terapeuta no se identifique con ese arquetipo —y siente que vuelve a “caer en la cotidianidad”—, pronto la energía de Hermes comienza a actuar en su vida concreta. Y es que inicia una relación amorosa, algo a lo que antes le tenía mucho temor.
  • Este caso muestra que el trabajo analítico puede despertar imágenes arquetípicas que, aunque se transfieren inevitablemente al analista, deben ser tratadas con cautela, porque no pueden rechazarse pero tampoco permitir que se produzca una identificación con ellas.
  • La función del terapeuta es devolver la imagen al soñante, ayudándole a que se apropie de esa imagen, hasta que pueda relacionarse con ella sin estarla proyectando.
  • Dice Kast que cuando el arquetipo se integra de esta manera, las imágenes dejan de ser fascinaciones externas para convertirse en recursos internos que fortalecen al paciente.
  • En el caso de Edgar, Hermes dejó de ser un dios idealizado y pasó a ser una presencia interior, símbolo de su libertad recién conquistada y de la flexibilidad para moverse en su vida psíquica y relacional.

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Y otro préntesis para escuchar el sueño que nos envió Lorena:

  • Estaba en una casa con un jardín lleno de plantas y una mesa  en el centro, estaba sentada con mi hermana y algunas personas más que no conozco, mi mamá estaba recostada en su cuarto y no se sentía bien, estábamos celebrando una fecha espacial para ella. Mi hermana había preparado frijoles con chicharrón y mi mamá me decía que quería un plato con pescado, le contaba a mi hermana y le traía a la casa el plato que ella quería. En la «celebración» estaba una de mis tías, hermana de ella también.
  • Qué elementos simbólicos encuentarn ustedes. Y qué preguntas harían Uds al soñate, que ella no va a responder. Pero practiquemos en las preguntas.

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La resonancia arquetípica: cuando una imagen nos “despierta”

  • Y Kast pasa luego a insistir en los símbolos arquetípicos, y a resaltar que no aparecen en abstracto, sino que llegan a través de nuestros complejos, esos núcleos emocionales en los que se concentran heridas, conflictos y temas vitales no elaborados. Como en el caso de Hans.
  • Precisamente porque coinciden con nuestras zonas más sensibles, los símbolos arquetípicos actúan como “disparadores” que reactivan lo que está estancado en nosotros y que, al mismo tiempo, señala un potencial de crecimiento.
  • Y resalta algo clave y es que en un trabajo terapeutico no se empieza nunca por lo arquetípico. Sino que primero se debe tejer la red personal del paciente, con imágenes, recuerdos, emociones y vivencias propias. Y solo después, se examina cómo esas imágenes personales resuenan con los símbolos colectivos presentes en mitos, cuentos y tradiciones.
  • Y esa resonancia no es un proceso intelectual, sino que es una experiencia afectiva. Y es que algo en el interior del soñante “se debe encender”, cambiar el estado de ánimo, aparecer sentido y surgir una motivación nueva.
  • Esa experiencia de resonancia puede abrir caminos inesperados. Uno siente que “algo lo atrapa”, que una fuerza interior lo impulsa a atender un tema que antes parecía distante. La vida pierde su tono gris y se vuelve más vivificada, y más cargada de energía y de propósito.
  • “Resonar” es literalmente volver a sonar: una frecuencia simbólica encuentra otra dentro de nosotros. Quien conoce cuentos y mitos posee un tesoro de imágenes para despertar esa resonancia, siempre que permita que dichas imágenes lo conmuevan verdaderamente.

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Liberarse del complejo paterno: el caso ndode Lili

  • Y Kast presenta el ejemplo de Lili, de cuarenta y cuatro años, quien mantiene una fuerte dependencia emocional de su padre, y es que lo llama a diario para pedirle consejo, viaja con él y deja a su esposo e hijos en casa, convencida de que su padre “solo la tiene a ella”. Esta dinámica le está afecta su vida familiar, aunque ella no lo perciba.
  • Esa baconducta refleja un complejo paterno dominante, formado porque de niña fue la “princesa de papá”, y esa identidad idealizada quedó fijada en su autoestima adulta, guiando sus opiniones, elecciones y su forma de relacionarse.
  • Aunque ella reconoce que nunca mostró la genialidad que su padre le atribuía, mantienía esa autoimagen y se irritaba cuando su esposo cuestionaba su peso o sus actitudes, porque sentía que amenazaba la valoración infantil que la sostienía.
  • Su belleza, muy celebrada por el padre, había quedado integrada como parte esencial de su identidad, y ella siguía mirándose a través de sus ojos, lo que dificultaba su maduración emocional.
  • Y el complejo no se limitaba al padre real, sino que Lili proyectaba su figura en hombres mayores, buscando su guía y aprobación en el ámbito profesional, lo que era una relación que la halagaba pero que nunca la satisfacía.
  • Llega a terapia al sospechar que no vive su propia vida, sino que actúa como “una marioneta” de los hombres mayores, mientras su esposo se siente relegado y afirma que ella está simbólicamente “casada” con su padre.
  • Para Lili, sin embargo, su padre sigue siendo “el bueno”, y su esposo aparece como insuficiente, mostrando cómo el complejo aún organiza su mundo interno y limita su desarrollo.

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El inicio de la liberación: cuando Lili descubre su propio miedo

  • Aunque Lili ha vivido siempre bajo la sombra positiva de su padre, ahora se siente atrapada, cansada y sin rumbo, como si no hubiera desarrollado realmente sus propias capacidades. Envidia secretamente la libertad de sus amigas, y públicamente las critica, pero intuye que ella no posee esa autonomía interior.
  • Expresa un temor profundo, y es el de que siempre le fue bien en la vida, pero ahora “no sabe si podrá manejar lo que viene”, y sospecha que esos hombres mayores —incluido su padre— ya no pueden sostenerla como antes.
  • En terapia, se vuelve evidente el efecto del complejo paterno y la influencia de frases del padre que moldearon su mundo emocional. Por ejemplo, no tener derecho a enfadarse, no sentir miedo, ser siempre competente y controlar todo.
  • Para Lili, lo más difícil no fue comprender eso, sino actuar distinto. ¿Cómo qué? Como poner límites a su padre, escuchar sus propias emociones y diferenciar lo que ella siente de lo que él le diría que debía sentir.
  • Con el paso del tiempo, percibe cómo su padre usa su presencia como defensa contra sus propios miedos de envejecimiento. Él la “mima” e la invita a viajes soñados, pero ella siente que con eso la está comprando, reforzando una dependencia que ya no desea.
  • Lili comienza a notar que, si acepta esos “regalos”, se convierte nuevamente en la hija que debe sostener al padre, y le da temor quedar atrapada para siempre en ese vínculo que le impide crecer.

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  • En la sesión 36, sueña.
  • «Estaba en una caja, como en un ataúd, a la orilla de un rio, y no me podía mover ni tenía permiso para hacerlo. Fuera había muchos hombres buscándome. Es peligroso, pero tampoco puedo quedarme eterna- mente en la caja. Me preguntaba sorprendida si se trataba de un ataúd. Como no viniera nadie a abrir la caja me iba a quedar para siempre allí, y era un sentimiento ambiguo, porque no estaba tan mal estar allí, pero aun así tenía el sentimiento de que no iba a ningún sitio».
  • Lili añadió: «En realidad tenía la esperanza de que la terapeuta llegara y abriera la caja». Es decir, Lili comprendió que era una mujer la que debía abrir la caja para salvarla de los hombres que la perseguían.

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El significado profundo de la caja en el proceso de Lili

  • Y desde ese momento, la caja se convirtió para Lili en un símbolo central. Una defensa frente a los hombres que la dominaban, pero también un encierro que la volvía más rígida, especialmente con su padre.
  • La idea de que la caja pudiera ser un ataúd la angustió, pues su madre murió joven y Lili temía “morir antes de haber vivido”.
  • El sueño la llevó a recordar a su madre real, que cuando no era eclipsada por el “padre maravilloso”, era una mujer confiable, silenciosa, que sostenía a la familia.
  • Y ese recuerdo permitió a Lili darle a su madre un reconocimiento tardío, y dejar de verla como una “mujer descolorida”.
  • Pero aún así, la caja seguía siendo enigmática. La terapeuta fantaseó con dejarla flotar río abajo para permitir movimiento y apertura.
  • Y esa imagen quiso amplificarla mediante un cuento, invitando a Lili a visualizarlo vivamente como parte del trabajo simbólico.

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Y fue el Cuento de: María la de madera, que acá resumo:

María, hija de un rey viudo, encuentra un anillo que solo debía encajar en la futura esposa del rey. El anillo queda atrapado en su dedo, y al descubrirlo, el padre exige casarse con ella. Horrorizada, pide ayuda a su ama de cría, quien le aconseja pedir vestidos imposibles: uno de oro con todas las flores, otro de plata con los peces del mar y otro de terciopelo rojo con las estrellas. El rey, gracias a un fiel sirviente, consigue los tres vestidos, y la boda se aproxima. El ama le confecciona entonces un vestido de madera para huir.

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María engaña al rey simulando que se baña, se viste con los tres trajes y el de madera encima, y escapa nadando hasta otro reino. Allí un príncipe la encuentra y ella se presenta como “María la de madera”. Él la emplea como pastora, sin saber quién es. En tres bailes consecutivos, María aparece con cada uno de sus vestidos magníficos y el príncipe se enamora sin reconocerla; ella huye siempre, dejando objetos que él guarda. Enfermo de amor, prueba comidas preparadas por María, quien introduce en ellas los regalos recibidos. Al descubrir la verdad, el príncipe la busca, ella revela su historia y finalmente se casan, viviendo felices.

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La caja que flota y el símbolo de “María la de madera” en el proceso de Lili

  • Al finalizar el cuento, Lili se preguntaba: “¿Y será que mi caja también flota?”. Y esa pregunta abrió la puerta para trabajar la historia de María la de madera como imagen paralela a su propio proceso.
  • La terapeuta le recordó que las imágenes de los cuentos son polisémicas. Es decir, que no tienen una lectura única y que cada persona crea la versión que necesita emocionalmente.
  • Lili imaginó que María había crecido dentro del vestido de madera, adaptándose a él como protección, igual que Jonás en el vientre de la ballena. Y que esa madera le permitía flotar, alejarse del padre incestuoso y remitirse a sí misma.
  • Y cuando el príncipe la pesca, el vestido de madera se puede abrir y eliminar, porque ya no lo necesita. Porque en un entorno seguro, ella puede mostrarse en todo su esplendor.
  • Lili admira la inteligencia de María y también de su ama que la crióa, que en su imaginación se transforma en una figura interna de apoyo, una mujer sabia que la guía desde dentro.
  • Así que el consejo esencial del cuento emerge con claridad: y es que reciba del padre lo que él le puede dar, pero sin entregar a cambio la propia identidad.

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El cuento como mapa de individuación: el camino de María y el de Lili

  • Y vemos que el cuento muestra un camino de crecimiento. El de la liberación de una joven del vínculo excesivo de su padre, para poder dirigirse hacia una relación con un hombre de su generación. En términos intrapsíquicos, eso simboliza el paso del complejo paterno hacia la formación de una identidad propia.
  • Y para lograrlo, la protagonista debe marchar hacia lo desconocido, llevándose con ella todo lo que ha recibido del padre. Los vestidos simbolizan dones, recursos pero también cargas. Y entrar con todo eso en el vestido de madera señala la necesidad de no despreciar la herencia, pero sí transformarla.
  • Y la única que puede ayudarle a huir es el ama, esa figura maternal interna, que le permite separarse, sin destruir los vínculos.
  • La palabra madera resonó en Lili porque su padre le decía que siempre estaba “como un palo”. Y al contar el cuento al padre, pudo explicarle que su nueva “rigidez” era un intento del desapego necesario para restablecer la relación en un nivel más sano.
  • María oculta su belleza y su potencial bajo el vestido de madera para poder estar en paz. Este vestido simboliza protección, pero también transformación.
  • Dentro de ese vestido, María puede centrarse en ella misma, dependiendo solo de su fuerza interna y avanzando hacia una vida propia.

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María la de madera como catalizador de transformación en Lili

  • Lo que más fascinaba a Lili del cuento era la decisión de María de marcharse, nadando sin que nadie pudiera alcanzarla. Esa imagen se volvió un motor interno de cambio y permitió una verdadera transformación psíquica.
  • En su proceso interior, la caja del sueño y el vestido de madera del cuento terminaron fusionándose, creando un símbolo poderoso de protección y movimiento.
  • Lili oscilaba entre identificarse con María y tomar distancia. Esa resonancia con el cuento movilizó su mundo interno: imágenes nuevas, emociones profundas y cambios reales en su comportamiento.
  • A veces le impresionaba la valentía de María al apartarse por completo; otras, la presencia del ama, símbolo materno interno; y otras, la fuerza de nadar hacia lo desconocido.
  • Lili imaginaba cómo sería ser arrojada al río dentro de un vestido-barco. A veces sentía esperanza y, otras, miedo a quedar atrapada en las piedras: así emergían sus propios temores sobre avanzar o estancarse.
  • Cobró importancia la pregunta del príncipe: “¿Quién sois y de dónde venís?”, que apunta al tema de identidad. María responde con acertijos porque está en transición: se protege mientras revela poco a poco su esencia.
  • El verso donde María afirma haber sido lo que los hombres querían que fuera, pero haber perdido su propio centro, fue crucial para Lili. En él encontró un posicionamiento interno a favor de sí misma.
  • Este trabajo muestra cómo los cuentos funcionan como objetos de transición, ofreciendo estructuras simbólicas que el alma puede “probar” para transformar su propia vida.

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Cómo los símbolos y los cuentos reactivan el movimiento interior

  • Nuestros sueños actuales, junto con las emociones y crisis del momento, nos conducen hacia historias específicas que ofrecen el símbolo preciso que necesitamos.
  • En la psique, los símbolos antiguos y los que emergen ahora se fusionan, creando un movimiento nuevo, y es que la vida interior vuelve a fluir con ellos.
  • Y vimos cómo las imágenes de un cuento deben relacionarse con la situación personal del soñante, porque solo así pueden orientar su vida cotidiana.
  • Los cuentos despiertan ideas, fantasías y anhelos, y la imaginación recibe un impulso, casi sin esfuerzo, gracias a esas imágenes simbólicas.
  • Y aunque todos seguimos teniendo la responsabilidad de nuestra vida concreta, los símbolos ofrecen una ayuda, un impulso vital, permitiendo encontrar nuevas formas de expresar lo que sentimos.
  • Y en ese proceso creativo se superponen la imaginación, el sueño y la realidad, dando lugar a comportamientos nuevos.
  • Y el analista lo que hace es acompañar el proceso, preguntando y subrayando. Pero vimo que también es movilizado por esas imágenes, porque la resonancia ocurre mutuamente.
  • Y la aparición de un cuento en la mente del terapeuta suele ser, como vimos con el ejemplo de Kast con Maria la de madera, efecto de una contratransferencia arquetípica. Es decir, que el sueño del paciente despertó símbolos en élla, que le hicieron pensar en ese cuento.

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Pero hagamos acá el paréntesis usual para hacer el ejercicio en grupo del análisis de un sueño. Esa vez se trata del sueño de una mujer venezolana:

(Las olas gigantes y amenazantes)

«Soy adolescente y vamos papá, mamá y yo en el auto Malibú que tenía mi padre, color blanco. Circulamos por la costa, y se escucha el mar rugir con muchas olas. En un momento, el auto se detiene y papá constata una avería que no nos permitirá avanzar. Deciden él y mamá salir a buscar ayuda dejándome dentro del auto. El mar comienza a elevarse y rugir más alto. Decido bajarme del auto, cuando diviso en la vía venir a mi abuelo materno Eloy (ya fallecido) en su auto Renault vinotinto y se detiene sonriendo para saludarme. Yo me alegro mucho al verlo. Él baja de su auto llevando una olla grande con comida; me estrecha fuertemente las manos y se marcha.

Mis padres no regresan y el mar comienza a agitarse más y más, al punto que se elevan las olas, acercándose a la playa, tornándose de color negro, pero transparentes, dejando ver que arrastran con ellas muchos objetos y muebles. Decido correr. En ningún momento siento miedo. Corro buscando un lugar alto al cual treparme para que no me alcancen las olas. El sonido del mar se va haciendo magnánimo, envolvente, avasallador. Lo escucho con intensidad, in crescendo.

Me dirijo hacia una colina con edificios, que están vacíos. En ellos busco incesante a tía Alfonsina (uno de los vínculos más importantes de mi vida) pero no la encuentro.»

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Continuo hacia lo más alto de la colina mientras anochece y decido dirigirme a una de las terrazas de los edificios en donde se refugia gran cantidad de gente. Entre la multitud reconozco a papá, ya no con la fisonomía de cuando era adolescente al inicio del sueño y a tío Carlos, hermano de papá, otro de mis vínculos afectivos, guía inspiradora puntual de mi historia personal (ambos fallecidos actualmente). Me sonríen, pero solo se acerca a mí, el tío Carlos trayendo en manos una ventana grande rectangular. Me toma de la mano y me la entrega, diciéndome que me asome a ella para que vea que la luna está llena. Para ese momento, ya es de noche y todo se vuelve oscuro y gris. Las olas han tomado a la isla y todo comienza a estar bajo las aguas. Yo corro de nuevo y me dirijo hacia la parte más alta de la isla, buscando refugio en el estadio y subo a las gradas más altas. Ya no puedo correr más; me resigno entonces a mirar como empieza a inundarse todo a mi alrededor.

Finalmente, se me presenta una ola gigante, poderosa, amenazante; ya no hay escapatoria para mí. Me siento en las gradas a esperar que me arrase, sin oponer resistencia. Todo está oscuro. En mi mano tengo una cantimplora, pero está vacía y en ese momento solo me preocupa que después de que todo pase, no tendré agua para beber.»

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Vamos a crear como las veces anteriores dos grupos al azar. Todos van a responder dos de estas preguntas. Es decir, el Grupo 1 responde la 1, la 2. El Grupo 2 responde la 3 y la 4. Y el Grupo 3 responde la 5 y la 6. ¿Está claro? La pregunta general sobre la posible interpretación general del sueño la discutimos luego todos.

Bueno, voy a crear los tres grupos y les digo cómo quedan.

Listo. Los Grupos quedaron conformados así: ………….

Ya mismo les envío las preguntas por WhatsApp. Y tienen 15 minutos para responderlas.

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Grupo 1

Responde las preguntas 1 y la 2.

1. ¿Qué significa que los padres abandonen a la soñante dentro del auto mientras la amenaza crece?

La avería del auto indica que la función paterna y materna —en su forma antigua— ya no puede llevarla más lejos. El abandono simboliza una necesaria separación del complejo parental. No es un abandono afectivo, sino psíquico: el yo adolescente debe empezar a sostenerse con recursos internos y no con figuras protectoras externas.

Es un rito de paso: la vida la obliga a salir del lugar infantil protegido, incluso antes de sentirse preparada.

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2. ¿Cuál es el sentido arquetípico de la llegada del abuelo con comida?

El abuelo Eloy aparece como anciano sabio y figura masculina protectora que no invade, sino que nutre. Trae comida: alimento psíquico, sostén emocional, linaje afectivo confiable. Representa un paterno bueno que no exige, no abandona y no proyecta autoridad, sino presencia y cuidado.

Es la aparición de un nuevo principio paterno interno, más libre y más amoroso.

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Grupo 2

3. ¿Qué representa el mar oscuro, creciente y avasallador?

El mar rugiente es el inconsciente colectivo emergiendo con fuerza. No es miedo, sino magnanimidad: fuerzas interiores que se vuelven inevitables. El color negro y la transparencia muestran que la soñante está viendo contenidos inconscientes profundos, antiguos y cargados de sentido.

La falta de miedo indica que está lista para una transformación mayor: un cambio de identidad emocional.

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4. ¿Por qué busca a tía Alfonsina y no la encuentra?

Tía Alfonsina —vínculo vital— encarna una función materna sabia, la que cobija, orienta y calma. No encontrarla muestra que esa función no está disponible internamente en este momento: no hay refugio materno, no hay consuelo externo.

Es una llamada a desarrollar dentro de sí su propia madre interna, una autonomía afectiva que no dependa de figuras históricas.

(…)

Grupo 3

5. ¿Qué simboliza la ventana y la luna llena entregadas por el tío Carlos?

La ventana es un marco de percepción, una nueva manera de mirar la vida. El tío Carlos —guía afectivo y espiritual— le ofrece visión, perspectiva y claridad.

La luna llena representa:

  • conciencia emocional ampliada,
  • intuición madura,
  • iluminación nocturna,
  • plenitud femenina.

Es un llamado a ver lo que antes no veía, especialmente en el ámbito afectivo y en los ciclos internos de transformación.

(…)

6. ¿Cuál es el significado de la ola final, la resignación y la cantimplora vacía?

La ola gigantesca es una imagen numinosa de transformación total: muerte simbólica del yo antiguo. La soñante ya no huye: acepta. Esta rendición indica que un ciclo psíquico ha terminado y otro necesita nacer.

La cantimplora vacía señala que ya no puede depender de recursos antiguos: deberá encontrar agua nueva, es decir, una nueva forma de vida emocional, más profunda y más auténtica.

La experiencia entera es una iniciación: una muerte y un renacimiento psicológico.

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Significado general del sueño

El sueño muestra un paso desde una posición infantil sostenida por figuras parentales hacia una maduración emocional guiada por ancestrales internos. La soñante atraviesa una inundación simbólica —un desborde afectivo y vital— sin miedo, revelando una psique que ya no colapsa ante lo inconsciente, sino que lo atraviesa buscando altura, visión y refugio.

Las figuras fallecidas (abuelo, tío) actúan como arquetipos de guía que reemplazan la insuficiencia de los padres reales y le entregan recursos simbólicos: alimento, visión (la ventana) y conciencia cíclica (la luna). El ascenso por la isla indica una búsqueda de individuación, mientras que la ola final representa un cambio ineludible: una transformación profunda que debe ser aceptada y no resistida.

La cantimplora vacía revela la pregunta esencial del sueño:
¿De dónde tomará ahora su propio “agua viva”, su fuente de sentido?

El sueño señala, en conjunto, una transición psíquica mayor: la muerte de un modo antiguo de sostenerse en la vida y el surgimiento de una autonomía más profunda, nacida del vínculo con su linaje interno y no de los padres externos.

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Soñar: una vía natural hacia nosotros mismos

  • Y llegamos al apartado final, que es más como resumen y una lista de consejos.
  • Por ejemplo, que en terapia, los sueños orientan sobre el camino interior, mostrando conflictos de la personalidad que han sido descuidadas y por eso están listos para trabajarse.
  • Advierte que todos soñamos, incluso fuera del terapia. Que los sueños pertenecen a nuestra vida psíquica igual que los pensamientos o los sentimientos.
  • Que pueden ser misteriosos, bellos o perturbadores. Que algunos se olvidan, mientras otros regresan cuando atravesamos situaciones similares.
  • Y que cuando un sueño es intenso y nos preguntamos “¿qué intenta decirme?”, esa curiosidad ya activa el trabajo interior.
  • Explorar los sueños es apasionante para quien desea profundizar en el conocimiento de sí mismo. Y las ideas del libro pueden aplicarse al trabajo personal cotidiano.
  • E insiste en algo que ya mencionó y es los sueños cobran vida al contarlos, Al contarlos, se afina su forma, se vuelven más nítidos emocionalmente y emergen nuevas asociaciones. Y nos facilita la interpretación.
  • Así, se vuelve casi como un juego y es preguntarnos qué aspecto de nuestra existencia subraya cada sueño.

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El impulso final del sueño: cómo nos orientan las imágenes nocturnas

  • Algunos descubrimos que los sueños aparecen justo cuando una decisión importante la hemos postergado durante demasiado tiempo. Y el sueño funciona como el empujón final, o la señal simbólica que nos impulsa a actuar.
  • Es decir, que tomar una decisión es un proceso largo, y el sueño ofrece ese “último empujón” que surge desde adentro de nosotros.
  • Y llegamos a la conclusión de que en el fondo, cada persona es la experta en sus propios sueños, porque conoce el contexto vital que les da sentido. Que contarlos o tener la interpretación externa ayuda, pero que la comprensión profunda es siempre personal.
  • Curiosamente, a veces entendemos mejor los sueños ajenos que los propios, y es porque los nuestros nos tocan más directamente de manera afectiva.
  • Algunos sueños se repiten una y otra vez. Volver a imaginar estos sueños con detalle, activa una red emocional y simbólica que enriquece su comprensión. Por eso debemos aprovecharlos.
  • Dibujar el sueño también transforma la experiencia. Kast cuenta que una mujer que dibujó un demonio descubrió con sorpresa que se convertía en un ángel, revelando que lo temido podía transformarse.
  • Que algunos sueños irrumpen con fuerza y funcionan como advertencia simbólica, como el hombre que soñó con un alud antes de casarse, y solo que sólo lo pudo hacer años después, cuando su actitud interior había cambiado.

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Soñar como vía de autocuidado y creatividad interior

  • Que los sueños que aparecen en momentos de crisis son frecuentes, y cuando lo hacen ofrecen una señal de esperanza cuando la vida exterior se vuelve difícil.
  • Y se recomienda algo que también yo aconsejo y es el trabajo cotidiano con los sueños. Y consiste en registrar lo que surge cada noche y relacionarlo con la vida actual, anotando los conflictos, deseos, y decisiones pendientes. Y lo debemos hacer de manera lúdica y flexible, recordando que los sueños nos recuerdan que siempre hay múltiples posibilidades.
  • Pero aprender el lenguaje simbólico no requiere técnicas sofisticadas, comohemos visto. Dice Kast que basta con escuchar las imágenes y dejar que resuenen.
  • Que soñar es inherente a lo humano. Que los sueños no son mensajes sobrenaturales ni descargas cerebrales sin sentido, sino que son diálogos internos, donde emoción y pensamiento se entrelazan para mostrarnos dimensiones ocultas de nosotros mismos.
  • Y algo importante y es ver que los sueños son parte esencial del autocuidado y la auto-creación. Que nos muestran otras formas posibles de ser, que reorganizan nuestra experiencia interior y nos preparan para manejar mejor la vida exterior.
  • Y que a veces son numinosos, mostrandonos imágenes que actúan como hitos en encontrar seignificado en nuestras vidas, recordándonos que la psique establece conexiones más amplias que nuestra identidad consciente.
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