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- Buenas noches. Nos reunimos hoy 9 de noviembre para seguir con nuestro libro de Verena Kast, continuando hoy con el tema de la fuerza creativa de los sueños.
- La sesión pasada vimos cómo los sueños iniciales en casos de trastornos borderline pueden revelar el estado psíquico de la persona más que símbolos definidos, en especial cuando esta llega desorientada. En esos casos, el trabajo no es interpretar sino acompañar, ofreciendo presencia y esperanza. Analizamos luego el paso del nivel objetivo al subjetivo en la interpretación de los sueños. Y finalmente comenzamos a analizar los “sueños de análisis”, en los que la situación terapéutica aparece directamente en escena, mostrando tensiones o ajustes en la relación terapeuta – paciente.
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El niño interior ignorado en el sueño de Karl
- Y hoy continuamos con ese tema, con el ejemplo de Karl, un hombre de veintiséis años que tiene el siguiente sueño con su analista:
- «Tenía una sesión de terapia con la Sra. Kast. Su consultorio era mucho más grande de lo que yo lo recuerdo y en el sueño yo no esperaba en la sala de espera, sino dentro del consultorio, donde la analista estaba sentada en el suelo, pintando con un niño de unos diez años. Yo intentaba hacerme notar, porque al fin y al cabo era mi sesión; pero los dos estaban tan sumergidos en lo que hacían que no me veían. Me enfadé muchísimo, tanto que me desperté».
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- Ya en la sesión, Karl expresa su enfado. Al revivir el sueño, reconoce que en el fondo habría querido participar, sentándose a pintar con ellos y compartir ese momento.
- La analista observa que Karl proyecta una vivencia infantil. Y es que de niño se sintió poco visto y fácilmente ignorado, lo que le originó un complejo de abandono y de desvalorización.
- El niño del sueño representaba una parte interna de Karl. Era su niño interior, necesitado de atención, con dificultades para expresar sentimientos, que solo podía comunicarse mediante el dibujo.
- En el nivel subjetivo, el sueño mostraba que la terapeuta y el niño simbolizaban diferentes aspectos de él mismo, tanto la parte cuidada de sí mismo como la parte que se sentía excluida del proceso.
- La analista reconoció también su implicación contratransferencial, al notar que quizás había dedicado demasiada atención a esa parte infantil, reproduciendo en cierta forma la situación del sueño.
- Así que el sueño, por tanto, revelaba una dinámica relacional entre ambos, y señalaba la necesidad de equilibrar el trabajo terapéutico. ¿De qué manera? Pues cuidando al niño interior sin que la parte adulta de Karl se sintiera desplazada.
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Reconocer y equilibrar las partes internas
- Karl logró reconocer que el niño interior que aparecía en su sueño formaba parte de él mismo y que, efectivamente, necesitaba atención terapéutica.
- Aceptó que los ejercicios de dibujo hechos en terapia y que antes consideraba “una tontería”, le ayudaban a nombrar sus sentimientos con mayor precisión. Y gracias a eso, podía expresar emociones como el enojo de una manera más consciente y más amistosa.
- Y la analista, por su parte, empezó a tratar de no ver en Karl solo al niño necesitado, sino también al hombre adulto, con competencias, recursos y deseos propios.
- Así que esos llamados “sueños sobre la relación analítica”, aunque parezcan simples, aportan información esencial sobre los patrones de la relación terapeuta-paciente derivados de los complejos personales.
- Que no deben interpretarse como una falla del terapeuta, sino como una oportunidad para explorar cómo se constelan los complejos en la transferencia, revelando dinámicas inconscientes que se repiten en el vínculo terapéutico.
- Y poner nombre a estos patrones y dialogar sobre ellos es crucial para su procesamiento. Solo así puede el analista cuestionarse si el sueño le está pidiendo modificar su actitud o modificar su enfoque, ajustando el trabajo terapéutico a las necesidades reales del paciente.
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La tormenta interior y la búsqueda de protección
- Pero no siempre se sueñan los pacientes con sus analistas, pero sí con el proceso analítico. Kast presenta otro caso. Y es el de una mujer de 42 años que sueña lo siguiente:
- «Iba caminando, no sé por dónde, pero no conocía el lugar. Iba por la orilla del agua, un lago o un mar y, de repente, se levantaban olas gigantes, cada vez más grandes, y el viento casi me llevaba. La tormenta se convertía en un huracán, y me refugié en un bar de la playa, pero las olas arrancaban un poste, así que el techo se iba a caer. Salí corriendo hacia tierra adentro y me senté detrás de una piedra grande. Como pasaban toda clase de cosas volando, me protegí la cabeza e intenté acurrucarme entre las piedras de manera que mi cuerpo estuviera lo más protegido posible. Y entonces se me vino a la cabeza que todas las tormentas terminan en algún momento».
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- Al revivir el sueño, la paciente comprende que puede protegerse a ella misma y que el antiguo refugio —el bar de la playa donde solía relajarse— ya no le sirve. Y empieza a reconocer que la tormenta se relacionaba es con sus propios estallidos emocionales reprimidos.
- El sueño la invitaba a revisar su manejo de la ira. A no reprimirla ni dejar que la destruyera, sino tratar de encontrar modos más conscientes de canalizarla.
- Aunque la terapeuta NO aparece en el sueño, ambas (paciente y terapeuta) reconocen que las “tormentas” podían simbolizar también las tensiones y los disgustos vividos en terapia, y se permiten reír juntas al recordarlas. Mejor dicho, que los estallidos emocionales de la paciente en terapia eran tan grandes que se representaban simbólocamente como un tsunami.
- La frase final del sueño —“todas las tormentas terminan en algún momento”— expresaba confianza en la capacidad de transformar emocionalmente esos estallidos.
- La soñante, al hablar de “algunas rocas grandes detrás de mi espalda”, manifestaba también el deseo de un apoyo protector por parte de la terapeuta ante futuras crisis, lo que sugería un vínculo terapéutico consolidado, capaz de contener la intensidad afectiva, sin romperse el vínculo.
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El sueño y la colusión en la transferencia y contratransferencia
- Como vemos entonces, en la situación analítica, los complejos personales pueden reproducirse entre analista y paciente, generando una “colusión” (ojo a ese término). Es decir, una identificación mutua inconsciente entre terapeuta-paciente, con los papeles del complejo original. Entendamos acá la colusión como un pacto o un acuerdo.
- Y es que a veces el analista asume sin advertirlo el rol de la figura parental o de apego del paciente, mientras que este ocupa el lugar del niño herido. En otras ocasiones ocurre al revés, y es que el paciente encarna la figura de poder y el analista el del niño desvalido.
- Esta colusión del complejo, como la llama Kast, crea un circuito cerrado en donde ambos se ven atrapados en la repetición del patrón relacional, sin lograr ningún cambio. Y eso es un problema.
- Pero si ambos logran reconocer lo que está ocurriendo —es decir, reconocer las emociones, fantasías y conductas activadas por el complejo—, pues la situación puede transformarse.
- Es decir, que la energía vinculada al complejo se logra integrar a la conciencia, permitiendo una mayor libertad y la aparición de nuevos símbolos que amplíen la experiencia.
- Pero fíjense que este fenómeno muestra lo que es un inconsciente compartido o un “campo común” entre analista y analizado, en el que los complejos interactúan y se influyen mutuamente.
- Y cuando NO se reconoce esa colusión, esa especie de acuerdo involuntario, la terapia corre el peligro de estancarse en un clima de reproches o decepciones. Bueno, y dejamos acá la teoría y continuamos luego con un ejemplo sobre este tema. Así que no olviden lo planteado sobre la colusión.
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Pero hagamos acá el paréntesis usual para hacer el ejercicio en grupo del análisis de un sueño. Esa vez se trata del sueño de una mujer mexicana:
(Sueño de los pájaros caníbales)
«Había cinco pájaros, creo que ese era el número, posados sobre un alambre o un tendedero de ropa, era grises con el pecho rojo. De repente el cuarto se comió al último, el tercero al cuarto, el segundo al tercero…hasta que el primero de la fila escupió los huesos de todos. Yo los estaba contemplando, aterrada, desde abajo y comencé a caminar junto a mi madre, que apareció de la nada. En ese momento pasó una libélula que nos condujo hasta una cabaña de madera.»
Comentarios adicionales:
Después de encontrar recientemente un pájaro muerto, muy similar a los de mi sueño, en el techo del edificio en que vivo, se me ocurrió que este sueño era una imagen del paso del tiempo (los años son como pájaros que se devoran uno a otro y nuestro último año de vida nos enfrenta con la muerte: los huesos que vomitaba el último pájaro)
Este es un sueño corto y los comentarios que hace la soñante ya nos audan bastante a la interpretación.
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Vamos a crear como las veces anteriores dos grupos al azar. Todos van a responder dos de estas preguntas más la pregunta general. Es decir, el Grupo 1 responde la 1, la 2, la 3 y la general. Y el Grupo 2 responde la 4, la 5, y la 6. ¿Está claro?
Bueno, voy a crear los tres grupos y les digo cómo quedan.
Listo. Los Grupos quedaron conformados así: ………….
Ya mismo les envío las preguntas por WhatsApp. Y tienen 15 minutos para responderlas.
(…)
(…)
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Grupo 1
Responde las preguntas 1, 2 y la General.
1. ¿Qué puede simbolizar la serie de pájaros que se devoran y el escupir “huesos” al final?
- Muestra cómo una parte de la vida o una parte del yo va consumiendo a la anterior. Es una imagen del paso del tiempo y de cómo unas etapas desaparecen para dar lugar a otras.
El que al final, el primer pájaro escupa los huesos puede verse como una purificación por etapas, pues lo que queda al final es lo esencial, lo que no puede destruirse, lo que forma la base de la identidad.
(…)
- ¿Qué significado tienen el alambre/tendedero y el contraste gris–rojo en el pecho de los pájaros?
- El alambre es como una línea de límite o de conexión entre dos mundos: lo cotidiano y lo interior, puede ser. Y allí “se posan” las imágenes que comunican ambos planos.
El color gris habla de lo neutro, de lo que está sin vida; el rojo, en cambio, representa el afecto, la vitalidad, el corazón que late.
El sueño parece decir que en medio de lo gris todavía hay fuego y vida.
(…)
3. ¿Cómo leer la emoción de terror y la aparición de la madre en ese punto?
- La madre llega en el momento más difícil para dar contención. Es una fuerza protectora, pero también ambivalente: puede ayudar a calmar o hacer retroceder si evita que la soñante enfrente lo que siente.
El sueño muestra ese equilibrio entre buscar apoyo y seguir creciendo, o retroceder.
(…)
Grupo 2
4. ¿Qué implica la libélula como guía y la llegada a la cabaña de madera?
- La libélula es un símbolo de transformación. Nace en el agua, pero luego vuela; así, enseña a elevarse por encima del miedo.
La cabaña de madera parece un lugar de refugio y trabajo interior, donde se puede descansar y pensar lo vivido.
La escena marca el paso del terror a una posible elaboración de ese sentimiento.
(…)
5. ¿Cómo interpretar el número cinco y el ritmo de la serie?
- El cinco suele ser un número de cambio y de transición. No es un cierre, sino un puente.
Los pájaros que se van comiendo unos a otros representan, ya lo vimos, cómo las etapas de la vida se suceden, y cómo al final todo se concentra en una sola esencia, en el “primer pájaro” que queda, lo esencial.
(…)
6. ¿Cómo entender la relación entre devoración, muerte y posibilidad de “hacer potable” el material?
- El sueño muestra una muerte simbólica: algo viejo termina. Pero también deja abierta la posibilidad de renacer desde lo esencial.
Los huesos son lo que resiste y puede ser transformado en algo nuevo, si se trabaja interiormente, como cuando en el sueño la libélula conduce hacia un lugar donde eso puede elaborarse.
General:
Si tuvieran que proponer una hipótesis integradora breve (1–2 frases) sobre lo que este sueño intenta comunicar, ¿cuál sería?
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General – Hipótesis integradora:
El sueño muestra una transformación interior profunda de la soñante, sea lo que sea el momento que está viviendo. Parece que la soñante enfrenta el paso del tiempo y la pérdida, pero también descubre que dentro de lo que muere, queda una esencia viva. Y que con ayuda de la madre y de la libélula, puede empezar a elaborar el miedo y convertirlo en sabiduría y en crecimiento.
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La fragmentación colusiva y su símbolo en el sueño
- Y ahora volvamos al ejemplo del que les ahbía hablado de lo que puede ser una colusión terapeuta paciente. La autora nos cuenta acerca de Hans, de 42 años, que recuerda la relación dolorosa con su padre, un hombre despectivo que lo hacía sentir torpe e insignificante, y que proyectaba en él su decepción.
- Una experiencia clave ocurrió de pequeño. Él lo describe así (¿alguien lo puede leer?)
- «Yo tenía como unos seis años, poco antes de empezar el colegio. Hice un dibujo muy bonito y muy grande en el que me esforcé mucho y estaba convencido de que mi padre se iba a poner muy contento. En algún momento lo miró. Era un dibujo con muchas casas y yo, naturalmente, todavía no dominaba la perspectiva. Y mi padre dijo: «qué son esos garabatos? ¡qué pérdida de tiempo! ¡está todo mal!» Cogió un lápiz rojo y empezó a corregir mi dibujo, resoplando y quejándose. Yo me escondí debajo de la mesa y dejé de dibujar. Bueno, en el colegio naturalmente tenía que hacerlo e incluso lo hacía bien. Solo después de conocer a mi mujer, que es pintora, volví a dibujar teniendo mucho cuidado de que mi padre no vea ni un folio mio, pero naturalmente le oigo siempre cuando estoy dibujando…».
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- Así que ya adulto, Hans evitaba mostrar sus dibujos, aunque su esposa lo animaba a hacerlo. Aun así, sentía la voz crítica del padre resonando en su interior cada vez que dibujaba.
- El complejo paterno, centrado en la crítica y el desprecio, se repetía en la vida cotidiana y en la relación terapéutica, donde Hans temía ser nuevamente juzgado o invalidado.
- Esta fragmentación colusiva puede reflejarse en la transferencia. ¿De qué manera? En que el paciente reviva el vínculo con el padre, mientras la analista o el analista pueda ser empujado, inconscientemente, a desempeñar el papel del crítico o del evaluador.
- Hans reconocía sentirse frecuentemente desvalorizado por hombres que lo hacían sentirse irrelevante, repitiendo el patrón vivido con su padre.
- Al reflexionar, se dio cuenta de que había interiorizado el trato del padre, porque él mismo se descalificaba y minimizaba sus logros. Pero también podía actuar de manera crítica hacia otros.
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El halcón y el ratón: símbolo del complejo interiorizado
- En terapia tuvo este sueño:
- «Veía un paisaje seco, desolado. Podía ser España… Seguramente era en pleno verano y el aire estaba lleno de polvo. Entonces vi que un halcón daba vueltas por el cielo y se lanzaba en picada porque había visto un ratón, pero no lo cogía porque este se escondía en la ratonera antes de que lo pillara. Yo me alegraba».
- Ese paisaje árido y polvoriento, reflejaba su estado psíquico: una vida interior empobrecida por la autocrítica.
- El halcón representa al padre crítico y dominante, mientras que el ratón simboliza al propio Hans, pequeño, temeroso pero astuto, que logra salvarse.
- Aunque inicialmente se siente solamente espectador, reconoce que el sueño le afecta, Es decir, que el conflicto entre el cazador y la presa está dentro de él.
- Intelectualmente entiende que ambos —halcón y ratón— son partes de sí mismo, pero emocionalmente le cuesta integrarlas.
- El sueño permite tomar distancia del complejo paterno y comenzar a reconocer aspectos positivos del padre —como su fuerza o agudeza..
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Las imágenes en la transferencia
- Poco después, Hans retoma el sueño y proyecta su conflicto dentro de la relación analítica. ¿Cómo? Pues interpreta que la analista es el halcón que intenta “pillarle”, mientras él sería el ratón que debe protegerse.
- Esta identificación recrea la experiencia de complejo vivida con su padre, TRASLADADA ahora a la analista. Surge así una fragmentación colusiva, y es que ambos quedan atrapados en los papeles simbólicos del perseguidor y la víctima.
- Aunque la analista se siente más bien en el lugar del ratón —pues percibe que es él quien busca “atraparla” a través de su desconfianza—, ninguno de los dos logra liberarse inicialmente del patrón.
- Este tipo de dinámica refleja una contratransferencia colusiva, donde los complejos de ambos se activan y se condicionan mutuamente, repitiendo el vínculo original sin posibilidad de cambio al comienzo.
- El clima analítico se transforma cuando Hans expresa que había elegido a la terapeuta porque la consideraba buena. Ella responde con humor seco: “yo también lo pienso lo mismo y es que soy buena”. Y ese intercambio rompe la rigidez del patrón y restablece la confianza.
- La analista puede entonces concentrarse en las imágenes internas y percibe a Hans en una imagen simbólica de contratransferencia. Y es que lo ve como un niño pequeño y solo en un paisaje desolado, rodeado de figuras enormes que no lo escuchan.
- Al compartir esta visión y explorar juntos los sentimientos del niño, se produce una reconexión emocional profunda, permitiendo integrar la herida de desvalorización y avanzar en el proceso terapéutico.
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Integración de imágenes: de la caza al vuelo libre
- En una sesión posterior, Hans hace también un ejercicio de imaginación en el que puede pinchar con una aguja a las figuras gigantes que lo amenazan, gesto que expresa una nueva capacidad de defensa y autoafirmación.
- La analista y él contemplan juntos esta imagen y Hans siente alivio porque ella no le propone nuevas ideas, lo que indica un vínculo terapéutico más equilibrado y menos dominado por el control o la crítica.
- Toma conciencia de que también se había identificado con su padre. Es decir mostrarse como desvalorizador, lo que le causa vergüenza pero abre la posibilidad de integrar ese aspecto en lugar de proyectarlo.
- Y al recordar el sueño del halcón, le otorga ahora un sentido transformado: ya no se trata de cazar al ratón, sino de experimentar la libertad y la fuerza del vuelo del halcón, de ver el mundo desde una perspectiva amplia.
- Y es que el halcón pasa a simbolizar la energía vital y la visión panorámica que trasciende la antigua relación de poder. El ratón, en cambio, representa la capacidad de refugiarse y protegerse cuando es necesario.
- Hans valora del ratón su instinto de supervivencia, aunque siente más afinidad con el halcón, asociado al impulso racional de la conciencia y la libertad interior.
- La terapeuta le menciona que desde lo arquetípico, el halcón encarna a los dioses solares —como Horus o Apolo— y la capacidad humana de perseguir metas con decisión. Así, el sueño refleja la reconciliación de polos opuestos: vulnerabilidad y poder.
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(El abrazo de la niñita aparecida – Hombre Guatemala)
Sueño:
Estaba en un cuarto con mi esposa, preparándome para dormir, para lo cual buscaba con afán fósforos y lámparas suficientes. El motivo era que había en mi mesita de noche dos fotos de niñas metidas en diminutos sobres, y tenía temor porque la noche anterior había tomado en mis manos una de las fotos y al tocarla, una de esas niñas se había aparecido y me había abrazado, sin poderme yo soltar de ella, por más que lo intentaba una y otra vez. Finalmente lo lograba, luego de hacer mucha fuerza. Era una niñita blanca, de carita redonda, pelo negro y con capul largo. No me hablaba, y era igual a la foto del sobre, con uniforme azul oscuro de colegio. Como yo no quería que se me volviera a aparecer, buscaba fósforos y velas suficientes. Curiosamente, el sobrino de mi esposa ya me lo había advertido. Me había dicho que no hiciera nada con esas fotos porque a él le había sucedido exactamente lo mismo del abrazo de la niña. Decidíamos salir con mi esposa a la calle a buscar fósforos y velas. La noche era fría y había llovido. Mi esposa se adelantaba y yo la seguía. Me llamaba desde una tienda al otro lado de la calle porque había encontrado lo que buscábamos. Yo pasaba la calle para reunirme con ella.
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HASTA ACA HASTA ACA HASTA ACA HASTA ACA HASTA ACA HASTA ACA HASTA ACA HASTA ACA HASTA
Sueño de los pájaros canívales
- Este es el sueño de una mujer mexicana de 38 años, sensible y reflexiva, con un vínculo profundo con su madre. Atraviesa una etapa de cambio o transición vital, en la que empieza a confrontar el paso del tiempo y la finitud. Tiene una inclinación natural a buscar sentido simbólico en lo que vive y observa.
«Había cinco pájaros, creo que ese era el número, posados sobre un alambre o un tendedero de ropa, era grises con el pecho rojo. De repente el cuarto se comió al último, el tercero al cuarto, el segundo al tercero…hasta que el primero de la fila escupió los huesos de todos. Yo los estaba contemplando, aterrada, desde abajo y comencé a caminar junto a mi madre, que en ese momento apareció de la nada. En ese momento pasó una libélula que nos condujo hasta una cabaña de madera.»
Comentarios adicionales:
Después de encontrar recientemente un pájaro muerto, muy similar a los de mi sueño, en el techo del edificio en que vivo se me ocurrió que este sueño era una imagen del paso del tiempo (los años son como pájaros que se devoran uno a otro y nuestro último año de vida nos enfrenta con la muerte: los huesos que vomitaba el último pájaro)
Preguntas y respuestas
1. ¿Qué pueden simbolizar los cinco pájaros grises con pecho rojo, y el hecho de que se devoren entre si? Los pájaros son símbolos del alma y del pensamiento: seres que conectan cielo y tierra. El gris puede expresar pérdida de vitalidad o desgaste; el rojo, la energía vital, el pulso del corazón. La escena de autodevoración representa un proceso cíclico de transformación: las etapas de la vida o de la personalidad se suceden destruyéndose unas a otras. También puede reflejar la angustia por el paso del tiempo o el consumo de la propia energía psíquica.
2. ¿Qué significado puede tener que al final el primero escupa los huesos de todos?. Los huesos son lo que permanece: el núcleo esencial tras la disolución de las formas. Sugieren una purificación del espíritu o el reconocimiento de lo inmutable en medio del cambio.. El «escupir» introduce una liberación: lo que antes devoraba ahora expulsa lo muerto, permitiendo quizás una renovación.
3. ¿Qué implica que la soñante contemple la escena «aterrada desde abajo»? Desde abajo desde la perspectiva del yo consciente, aún identificado con lo terrenal y separado del proceso interior.. El terror expresa la irrupción de un contenido arquetípico numinoso, demasiado grande para el yo.. También indica pasividad ante un proceso inconsciente: observa sin intervenir, como testigo de algo que la sobrepasa.
4. ¿Qué función simbólica cumple la aparición repentina de la madre en medio de la escena? La madre representa el principio de amparo y contención que surge cuando el yo se enfrenta a la destrucción, Puede ser una manifestación del arquetipo materno o del linaje femenino ancestra que sostiene la transformacion. Su presencia mitiga el miedo, introduciendo el instinto de pertenencia y continuidad frente al horror de la finitud.
5. ¿Qué puede representar la libelula que guia a la soñante y a su madre? La libélula es simbolo de metamorfosis (de larva acuatica a criatura aérea); representa el paso a una conciencia mas sutil.. Funciona como psicopompo o guia del alma, que conduce desde el terror inicial hacia un espacio sentido. También puede aludir a la ligereza y transitoriedad de la vida, pero como algo luminoso liberador.
6. ¿Qué sentido puede tener que la libélula las conduzca a una cabaña de madera? La cabaña evoca regreso a lo natural y esencial, el refugio interior donde puede elaborarse la experiencia. La mader simboliza lo organico, lo vivo: un material que proviene de la tierra y al mismo tiempo puede transformarse en abrigo. Es una imagen de integración, donde lo que parecia muerte o terror se reconcilia con la vida y con la naturaleza.
Respuesta orientativa:El sueño parece representar un proceso de transformación interior en el que la soñante contempla la destrucción de formas anteriores de vida (los pájaros que se devoran) como una revelación de la impermanencia y la renovación constante. Guiada por la madre y la libélula, pasa miedo ante la muerte psiquica a una comprensión más profunda de la continuidad de la vida, simbolizada por la cabaña como refugio de integración y retorno a lo esencial.
Hombre Colombia
El accidente aéreo
Sueño:
«Volamos en un avión muy alto, y voy con mi hijo y mi hija, pequeños. Es de noche. Alguno de nosotros esta herido. Creo que soy yo. Pero no logro recordar en donde es la herida, pero es c significativa. Tratamos de curarla moviendo una serie de varas y conexiones pero no lo logramo advierto una y otra vez an mis hijos sobre el peligro de tocar los cables de alta tensión. Luego, e cuarto estamos escuchando que el avión está fallando. Es un ruido especial. Vemos que hay un posibilidad de repararlo y es bajando una palanca, Con gran tensión lo hago, pero vemos que ruido continua. Y sentimos que el avión se va a pique. Hay mucha confusión. Me abrazo an mis sabiendo que es muy posible que muramos todos. Les digo cosas. Vemos por las ventanas que avión va rosando las puntas de los arboles en medio de la noche y que ya se va a estrellar. Escu el ruido del barrigazo. Cierro los ojos y siento el fuerte impacto. Y luego viene la felicidad de est vivos los tres. Nos abrazamos y besamos. Nos falta mi esposa. Luego, es la salida del avión, pero s omos ríos de gente. Nos conducen por senderos, puertas y escaleras. Nos llevan a camas comunales y somos atendidos por enfermeras que no dan abasto. Sigue siendo de noche. Me preocupo por mantenernos cerca. Pasa una enfermera y le pido que me atienda, pero ella está en el límite de sus fuerzas y se desgonza para descansar. Está agotada. Pasa otra enfermera y ella sí me atiende, quitándome todos los vidrios que puede. De pronto veo a mi esposa y la alegría de verla es enorme. La abrazo y la beso. Se ha logrado encontrar a casi toda la gente. Pero faltan algunas personas, y yo trato de rehacer mentalmente un espacio en forma de cuna, para guiar la búsqueda de ellas.»
Comentario del soñante:
«Cuando me desperté pensé que lo más extraño era la sensación de alivio después del choque, como si morir y sobrevivir fueran casi lo mismo. Me quedé con la imagen de mis hijos abrazados a mí: sentía que lo esencial era no soltarlos, protegerlos. Luego me vino la idea de que la herida podía ser algo más profundo, algo que arrastro desde hace tiempo. También me impresionó que mi esposa no estuviera durante la caída, pero que al final sí apareciera. Sentí que el sueño me hablaba de una pérdida que estoy tratando de reparar, como si tuviera que rehacer algo que se rompió, algo parecido a esa cuna que imaginaba al final.»
1. ¿Qué puede simbolizar el avión y el vuelo noctumo en la vida psíquica del soñante? El avión representa una elevación de la conciencia o una posición del yo que busca mantenerse «por encim de lo emocional Volar tan alto puede reflejar una exigencia espiritual o racional excesiva, alejada c la tierra La noche introduce el dominio del inconsciente el soñante viaja dentro de lo desconocic de sí mismo. El riesgo del vuelo expresa la inestabilidad del yo: algo que ha alcanzado mucha altu (estatus, control, ideales) amenaza con caer.
2. ¿Qué sentido podria tener la herida que no logra recordar y que intenta reparar con ‘varas y conexiones» La herida sin ubicación sugiere un dolor psíquico profundo pero no consciente, quiz ligado a una pérdida afectiva, una culpa o un fracaso vital. Las varas y conexiones representan intentos racionales o técnicos de curar algo que pertenece al alma, no al cuerpo la lógica y el control no bastan. La herida puede ser el sintoma de un proceso de transformación, donde el yo empieza a percibir su vulnerabilidad.
3. ¿Qué representan los hijos pequeños y el abrazo durante la caida? Los hijos encaman aspectos del sofiante que son tienos, espontáneos o aún en desarrollo sus partes más vivas y vulnerables. El abrazo en le caide es una imagen de integración y amor: ante la destrucción, el soñante se une con sus aspectos más inocentes, recuperando el vinculo emocional que el vuelo racional había descuidado. También puede representar el instinto patemo y protector, que lo conecta con la vida incluso en el umbral de la muerte simbólica.
4. ¿Qué significado simbólico podrían tener los cables de alta tensión y la palanca que no resuelve el problema?. Los cables de alta tensión son imágenes de energías inconscientes poderosas (emocionales, instintivas) que el soñante teme tocar, por miedo a ser sobrecargado o herido.. La palanca es el intento de control voluntario: el yo quiere «arreglar» el conflicto desde el poder y la acción, pero no lo logra.. En conjunto, simbolizan la impotencia del yo frente a fuerzas psíquicas mayores, lo que exige un cambio de actitud: del control a la entrega.
5. ¿Qué función cumple la esposa que aparece solo al final, después del accidente?. La esposa ausente durante la caída y presente al final señala el retorno del principio femenino (ánima, eros) tras la crisis: el amor y el vínculo afectivo reaparecen como factores de integración. Podría representar la reconciliación con lo emocional o con la pareja real tras un período de distancia.. Su presencia al final indica que el proceso ha permitido restablecer la conexión con lo vivo, con el sentimiento y la capacidad de ternura.
6. ¿Qué podría expresar la imagen de la cuna mental que el soñante intenta reconstruir? La cuna es un símbolo de origen, de renacimiento psíquico, del deseo de recomenzar.. Es también una imagen del Sí-mismo que guía el proceso de integración: el soñante imagina un espacio donde lo perdido puede ser reencontrado.. Al «rehacerla mentalmente», no se trata de un objeto externo, sino de una reconstrucción interior del vínculo con la vida y con lo materno.
Orientación para la pregunta general
El sueño podría estar comunicando una experiencia de transformación profunda: el yo que intenta sostener el control (el avión, la palanca) se ve forzado a caer y a enfrentarse con su vulnerabilidad (la herida), para renacer en una forma más afectiva y unida (el abrazo con los hijos, el reencuentro con la esposa). La cuna final sugiere el deseo de recomenzar desde un nuevo lugar psíquico, más íntimo y reparador.
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Pero hagamos acá el paréntesis usual para hacer el ejercicio en grupo del análisis de un sueño. Esa vez se trata del sueño de un hombre guatemalteco:
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Comentario al despertar
- “Desperté agitado, pero no con miedo, sino con una sensación de misterio. Sentí que esa niña no era solo algo externo o fantasmal, sino algo mío que no sé si quiero volver a tocar. Me impresionó su abrazo: al principio me asustó, pero ahora me pregunto si lo que temía era precisamente sentirlo.”
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Vamos a crear como las veces anteriores tres grupos al azar. Todos van a responder dos de estas preguntas más la pregunta general. Es decir, el Grupo 1 responde la 1, la 2 y la general. El Grupo 2 responde la 3, la 4 y la general. Y el Grupo 3 responde la 5, la 6 y la general. ¿Está claro?
Bueno, voy a crear los tres grupos y les digo cómo quedan.
Listo. Los Grupos quedaron conformados así: ………….
Ya mismo les envío las preguntas por WhatsApp. Y tienen 15 minutos para responderlas.
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Grupo 1
Responde las preguntas 1, 2 y la General.
- ¿Qué puede simbolizar la niña que sale de la foto y el abrazo del que el soñante no puede soltarse?
- Representa una imagen autónoma del inconsciente, posiblemente un complejo infantil o una figura anímica que busca ser reconocida.
- El abrazo expresa la irrupción de un vínculo emocional reprimido que exige ser sentido.
- La imposibilidad de soltarse muestra el conflicto entre el deseo de contacto y el temor a lo desconocido o lo afectivo.
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2. ¿Qué podría representar el acto de buscar fósforos y lámparas antes de dormir?
- Simboliza el intento de iluminar la oscuridad interior, de prepararse con conciencia frente a lo inconsciente.
- Indica una defensa racional frente a lo numinoso: el soñante busca controlar con “luz” lo que teme del alma.
- Las velas y fósforos aluden también al fuego del espíritu, energía que puede transformar el miedo en comprensión.
General:
Si tuvieran que proponer una hipótesis integradora breve (1–2 frases) sobre lo que este sueño intenta comunicar, ¿cuál sería?
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Grupo 2
Responde las preguntas 3, 4 y la General.
3. ¿Qué sentido puede tener la advertencia del sobrino y la repetición del motivo del “abrazo que atrapa”?
- El sobrino representa una figura intermedia: una parte joven del soñante que ya conoce el peligro de contactar con el inconsciente.
- Su advertencia encarna la voz del miedo ancestral frente a lo femenino y lo afectivo.
- La repetición del abrazo muestra la insistencia del contenido reprimido: lo que no se integra vuelve a aparecer.
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4. ¿Qué significado simbólico puede tener la salida a la calle con la esposa en busca de luz y el encuentro al otro lado?
- Representa un movimiento hacia la conciencia compartida: salir de la oscuridad hacia un espacio de relación.
- La esposa simboliza el principio femenino consciente que acompaña y equilibra el proceso.
- Cruzar la calle es un tránsito: pasar del inconsciente al mundo real, del miedo a la acción.
General:
Si tuvieran que proponer una hipótesis integradora breve (1–2 frases) sobre lo que este sueño intenta comunicar, ¿cuál sería?
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Grupo 3
Responde las preguntas 5, 6 y la General.
5. Desde un punto de vista junguiano, ¿cómo podría entenderse el paso del miedo al misterio en la vivencia del soñante?
- El miedo es la defensa del yo ante lo numinoso; el misterio, la apertura a lo simbólico.
- Este cambio indica un avance en la individuación: el soñante ya no rechaza lo desconocido, lo contempla.
- La curiosidad que aparece al final señala que el inconsciente empieza a ser reconocido como fuente de sentido y no de amenaza.
(…)
6. ¿Qué papel cumple la esposa dentro del sueño y cómo podría relacionarse con el proceso de integración de lo femenino interior?
- La esposa funciona como mediadora entre el mundo interno y el externo, acompañando la búsqueda de luz.
- Representa el aspecto femenino consciente que ayuda al soñante a enfrentar lo numinoso sin ser sobrepasado.
- Su figura equilibra el vínculo con la niña inconsciente: una forma madura de lo femenino que sostiene el proceso de integración.
General:
Si tuvieran que proponer una hipótesis integradora breve (1–2 frases) sobre lo que este sueño intenta comunicar, ¿cuál sería?
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General – Hipótesis integradora:
El sueño parece expresar el encuentro del soñante con una parte infantil y afectiva reprimida que busca ser reconocida. La niña que emerge del sobre encarna lo sensible y vulnerable que el yo intenta evitar, pero cuyo contacto puede transformar el miedo en una apertura hacia el misterio interior, representado por la búsqueda de luz junto a la esposa.

